Este escrito en defensa del derecho de los habitantes de Trebiñu a decidir su identidad política ha sido publicada en Gara:
Una traición más del PNV.
Karmele Berasategi | parlamentaria de Ezker Abertzalea
¿Rebelión por Trebiñu?
Emilio Olabarria, a la sazón portavoz oficial del PNV para cuestiones relacionadas con Trebiñu, llamó a la rebelión... ¿En serio?
Todo tiene un límite, incluso la tomadura de pelo, cuando supera un límite, se convierte en insulto. Que el mismo PNV que ha mantenido congelada la Ponencia sobre Trebiñu casi tres años, hasta llegar la precampaña electoral, llame a la rebelión es un insulto para todas y todos los alaveses, y en especial para quienes viven en Trebiñu.
Durante 30 años en el poder el PNV ha enredado la solución al contencioso de Trebiñu en la maraña autonómica. La vía de los estatutos, el Senado español y todas las ponencias parlamentarias han servido para... ¿para qué? Para marear la perdiz y hacer que 30 años después las y los trebiñeses sigan igual. Y ahora, el PNV nos viene con una rebelión que suena a consulta. Pero a consulta de Ibarretxe, de las que nunca se llegan a celebrar. Porque en Trebiñu ya la celebraron, y una abrumadora mayoría, más allá de ideologías, decidió lo que todas y todos sabemos, que Trebiñu por derecho es parte de Araba.
Hace ya diez años y ¿qué se ha hecho en estos diez años? Marear la perdiz. Lo dijeron los representantes del movimiento popular de Trebiñu. Y no puede sorprender el hartazgo acumulado en Trebiñu. PP y PSOE, con sede en Burgos o en Gasteiz, les niegan la palabra mientras el Gobierno tripartito vascongado les regala bonitas palabras sin dejar de avalar el veto castellano-leonés.
Sin ánimo de profetizar, sólo con analizar la historia reciente, podríamos deducir que la rebelión que plantea el PNV se convertirá en ponencia el día después de las elecciones. Otra ponencia. Porque el marco actual es como una noria para Trebiñu. Una vuelta y otra vuelta. Y ya vale de vueltas. La solución no va a venir de una ponencia, eso lo sabemos todas y todos. Es más, la solución no puede venir de un marco en el que la decisión siempre queda en manos de Burgos o Valladolid.
Quien tenga voluntad de trabajar por una solución tendrá que mirar a Trebiñu y empezar a andar otros caminos. Reconocer de facto que Trebiñu es Araba por parte de todas las instituciones para actuar en consecuencia, la reintegración en las pequeñas prácticas, la colaboración entre instituciones y colectivos de Trebiñu y del resto de Araba... La clave estará en Trebiñu, pero eso no quita para que cada cual asuma su responsabilidad donde le toque, con seriedad a poder ser, porque las campañas electorales lo aguantan todo, pero la paciencia de la gente suele tener un límite.
Una traición más del PNV.
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