Vaya, parece ser que en el Casal Català de Puebla tienen las cosas mucho más claras que en el Centro Vasco de la Ciudad de México donde la tortura en Euskal Herria les es indiferente.
Este artículo ha sido publicado en La Jornada de Oriente:
Nos alegra que la diáspora catalana esté dispuesta a cambiar la percepción que se tiene en México de la supuesta unidad monolítica del Estado Español, algo que no está entre las metas de colectivos vascos como el ya citado Centro Vasco o la asociación civil Vascos México que sistemáticamente acalla a los miembros de la diáspora vasca que osan hablar de la defensa de los derechos humanos, civiles y políticos de los vascos.
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México aún tiene la idea de una España típica, dice el presidente del Casal Català de Puebla
Alonso Fragua
De la misma manera que México no es sólo nopales, tequila y mariachis, España no es simplemente toros y flamenco, sino un país complejo compuesto por diversas provincias con lenguas distintas al castellano. Esta dinámica que vive la península ibérica muchas veces es desconocida por la gente fuera de esa región. México aún tiene la idea de una España típica y, sobre todo, unida, lo cual no es verdad, de acuerdo con óscar Martín Santos, presidente del Casal Català de Puebla, asociación civil que se encarga de difundir información sobre Cataluña en el estado y de crear redes entre los catalanes que llegan a la entidad.
Cataluña, al igual que el País Vasco, es una provincia que se caracteriza por su fuerte movimiento nacionalista, el cual busca, entre otras metas, el reconocimiento del catalán como lengua oficial de España. En esta búsqueda algunas personas han sido víctimas de la intolerancia de las autoridades, como Ramón Piquè i Huerta, presidente de la Associació Memòria Contra la Tortura, quien impartirá la conferencia “Vulneración de los derechos humanos en el estado español: tortura e impunidad en los Países Catalanes” el martes 21 de octubre al mediodía en la sala de conferencias de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UAP (bulevar Atlixcáyotl y Cúmulo de Virgo).
En 1992, Piquè i Huerta, al igual que otros independentistas, fue detenido y torturado por la policía española. Luego de su liberación, el actual profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona se convirtió en el portavoz de este grupo que en 2004 consiguió la condena del Estado español ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo por los hechos antes mencionados. Actualmente, la asociación que preside Piquè i Huerta se dedica a documentar los casos de tortura en los países catalanes principalmente, pero también los registrados en Valencia, las Baleares y otras regiones de la península ibérica.
Irregularidades
“En estos momentos, los gobiernos están criminalizando a los movimientos sociales en todo el mundo y el Estado español no es una excepción. En los Países Catalanes ha habido procesos más que irregulares en el último año por quemas de banderas españolas y quemas de fotos del rey”, según cuenta el investigador del Centro de estudios de la cultura y la comunicación de la Universidad Veracruzana, Antoni Castells i Talens.
“El Estado español sigue apareciendo en informes de la ONU y de Amnistía Internacional como un lugar en donde la tortura es frecuente. Creo que en los casos de Cataluña y el País Vasco hay preocupación fuerte del Estado por la fuerza que están tomando los movimientos soberanistas e independentistas”, continúa el académico y periodista mexicano nacido en Cataluña.
Tanto Castells i Talens como Martín Santos refieren distintos casos de irregularidades registradas en España en los últimos años contra grupos o personas originarios de los Países Catalanes. Uno de ellos el del dibujante Guillermo Torres y el guionista Manuel Fontdevila, de la revista satírica de Barcelona El jueves, quienes fueron multados con 3 mil euros por su caricatura del 18 de julio de 2007. En esa edición, los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, aparecen en una postura sexual explícita, lo que fue considerado como injurias a la corona por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande–Marlaska.
Otro caso concreto de presión contra ciudadanos catalanes es el de un niño de 14 años de la población de Lloret de Mar, que en 2004 fue acusado de terrorismo por sus correos a tiendas de autoservicio de la empresa Carrefour. En sus textos electrónicos, el niño exigía que los productos que ofrece la compañía mostraran etiquetas en catalán o de lo contrario enviaría a la Orden del Fénix para resolver la situación. La policía detuvo al joven sin investigar que el grupo al que se refería proviene de la serie de libros de Harry Potter.
El Casal Català
La palabra casal significa “casa grande donde reside una familia muy numerosa”. Es también una casa de reunión con fines culturales, recreativos y políticos, según explica Castells i Talens. Las asociaciones de catalanes en el extranjero usan este nombre para organizar sus varias actividades.
El caso del Casal Català de Puebla fue fundado en 1988, pero el proyecto entró en receso por varios años hasta que, hace cuatro, Martín Santos lo retomó. Dentro de sus actividades, la asociación civil organiza festividades típicas como el Día Nacional, cada 11 de septiembre, o la celebración de San Jordi, el 23 de abril; asimismo, ha ofrecido conferencias sobre historia y problemática catalana contemporánea.
Para finales de 2008, esa agrupación tiene planeado un ciclo de cine de Ventura Pons, cineasta catalán. Para 2009 esperan traer a Puebla una exposición de litografías sobre Dalí, la cual ha estado en Yucatán, el DF y Querétaro.
Nos alegra que la diáspora catalana esté dispuesta a cambiar la percepción que se tiene en México de la supuesta unidad monolítica del Estado Español, algo que no está entre las metas de colectivos vascos como el ya citado Centro Vasco o la asociación civil Vascos México que sistemáticamente acalla a los miembros de la diáspora vasca que osan hablar de la defensa de los derechos humanos, civiles y políticos de los vascos.
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