Con obras de su autoría, así como el estreno en México de diversas piezas, la Coordinación Nacional de Música y Opera del Instituto Nacional de Bellas Artes rindió homenaje al compositor vasco Pablo de Sarasate, por su centenario luctuoso.
En la gala musical tuvieron destacada participación el violinista Manuel Guillén y la pianista María Jesús García.
Por todos los rincones de la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el domingo 5 de octubre se escucharon las escalas de las obras “Danza, op. 21 no. 1”; “Malagueña”; “Zapateado, op. 23 no. 2”; “Sommeil, op. 11” y “Jota aragonesa, op. 27”, de De Sarasate.
También, los estrenos en México de “Leyenda”, inspirada en la “Romanza andaluza”, de Claudio Prieto; “Sarapateando”, de Carlos Cruz de Castro; “Alma de tarantela”, de Zulema de la Cruz, y “Aires de Sarasate”, de Juan Medina.
Pablo de Sarasate nació en 1844 en Iruña y falleció en Biarritz en 1908. Viajó por toda Europa, América del Norte y Sudamérica, interpretando conciertos que, según la prensa de la época, fueron memorables.
Poseía dos violines Stradivarius, uno regalo de la reina Isabel II de España y adquirido a Jean Baptiste Vuillaume, y otro comprado a los señores Gand Bernadel.
El grado de dificultad técnica de las piezas que compuso revela su calidad como intérprete, ya que no hubiera escrito lo que él mismo no se atreviera a tocar con maestría.
La constante en sus obras es el folclor vasco, como las jotas navarras y zortzikos. Entre las más populares figuran la “Fantasía sobre Carmen de Bizet, op. 25” y “Aires gitanos, op. 20”.
En la gala musical tuvieron destacada participación el violinista Manuel Guillén y la pianista María Jesús García.
Por todos los rincones de la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el domingo 5 de octubre se escucharon las escalas de las obras “Danza, op. 21 no. 1”; “Malagueña”; “Zapateado, op. 23 no. 2”; “Sommeil, op. 11” y “Jota aragonesa, op. 27”, de De Sarasate.
También, los estrenos en México de “Leyenda”, inspirada en la “Romanza andaluza”, de Claudio Prieto; “Sarapateando”, de Carlos Cruz de Castro; “Alma de tarantela”, de Zulema de la Cruz, y “Aires de Sarasate”, de Juan Medina.
Pablo de Sarasate nació en 1844 en Iruña y falleció en Biarritz en 1908. Viajó por toda Europa, América del Norte y Sudamérica, interpretando conciertos que, según la prensa de la época, fueron memorables.
Poseía dos violines Stradivarius, uno regalo de la reina Isabel II de España y adquirido a Jean Baptiste Vuillaume, y otro comprado a los señores Gand Bernadel.
El grado de dificultad técnica de las piezas que compuso revela su calidad como intérprete, ya que no hubiera escrito lo que él mismo no se atreviera a tocar con maestría.
La constante en sus obras es el folclor vasco, como las jotas navarras y zortzikos. Entre las más populares figuran la “Fantasía sobre Carmen de Bizet, op. 25” y “Aires gitanos, op. 20”.
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