Los jueces a cargo de los autos en contra de los colectivos y partidos vascos son quijotescos (con esto nos referimos a la vascófoba figura de Sancho Panza por parte de Cervantes Saavedra y no al malinchismo con que en América Latina se ve la figura del Quijote).
Este escrito aparecido en Gara nos habla al respecto:
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Martin Garitano | Periodista
Las razones de los jueces
La ofensiva dirigida desde el Estado y protagonizada por la judicatura contra el movimiento independentista vasco obliga a la sucesiva lectura e interpretación de intrincadas sentencias y autos judiciales con los que se pretende vestir con ropaje legal lo que no son más que decisiones políticas que, además, muchos sostenemos -y no sin razones- son ilegítimas. Además de inútiles, como el tiempo acabará por demostrar. La última ocurrencia recogida en sentencia, en este caso la dictada contra EHAK, reza como sigue: «No impedir declaraciones de condena de atentados de ETA expresa que no se toma parte de la condena, que no se condena».
Releo la humorada del juez ponente y tengo que recurrir a los clásicos para entender el complejo pensamiento que encierra el párrafo en cuestión. Lo expresaba con genialidad Cervantes al describir los gustos y cavilaciones de Don Quijote, lector empedernido de Feliciano de Silva, «porque la claridad de su prosa y aquellas entricadas razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafíos, donde en muchas partes hallaba escrito: 'La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura'».
Resulta, además que de la lectura y relectura de las razones de Fernando de Silva «perdía el pobre caballero el juicio y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara sólo para ello». Temo que algo similar puede sucederle a quien repase la sentencia del alto tribunal español. Y es que en este régimen tan peculiar el silencio es perseguible. Se acabó el principio universal de que cada cual es preso de sus palabras y dueño de sus silencios. Eso vale para otros, no para los independentistas vascos.
Y si no les sirve la parrafada de Cervantes y la locura de Alonso Quijano, relean a Groucho Marx y su archiconocida primera parte contratante de la primera parte que será considerada como la primera parte contratante. El Quijote es novela de humor y las películas de Marx elogio del absurdo. Como las sentencias.
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