Desde las páginas de Noticias de Navarra traemos a ustedes este artículo de opinión en el que el autor no deja mono con cabeza en su repaso de las delirantes por altisonantes declaraciones de los manipuladores al servicio de la corona española, mismo que nos gustaría dedicar a todos esos intelectuales de izquierda que gustan rasgarse las vestiduras cuando de nacionalismo hablar toca pero que por alguna extraña razón pasan de puntitas cuando del españolismo se trata.
Celebramos también la elección de la fotografía que acompaña al comentario, con ese Olentzero portando la 'patata' de Amnistia en el abrigo y la estrella roja en la txapela.
Que disfruten la lectura:
Por Olentzero y Mari Domingi hacia el Estado Vasco
Javier VizcaínoLes dejo para más abajo los restos de serie del constitucionalazo y la chapa navideña del rey. Para esta víspera del día de los inocentes me resulta más tentador empezar por un amanuense diestro que entró a un bazar oriental de Iruña y se encontró —vade retro!— con Olentzero y Mari Domingi. Casi se escribe una tesis doctoral.
El individuo en cuestión se llama Luis Ventoso y es subdirector del digital ultracatólico El Debate. Miren que casualidad, que según salía del bazar, se dio de narices con los personajes mentados: “En la tarde de Nochebuena veo pasar el Desfile de Olentzero, con una orquestina tocando el chistu y el tamboril, niños vestidos con trajes regionales y el inefable Papa Noel del nacionalismo subido a la trasera de un tractor”. Podía haberse quedado en la descripción costumbrista, pero no. Aquello no era un inocente desfile navideño sino la insuflación del mal en las tiernas cabezas infantiles: “Todo esto no es menor. Forma parte de una operación muy amplia e incansable para fomentar desde el poder regional un hecho cultural y lingüístico que desplace a la cultura y lengua españolas, de tal manera que sea más fácil crear algún día el Estado vasco (o catalán)”.
Y cualquiera que conozca el repertorio cavernario clásico, sabe que todo eso empieza en los pupitres: “La herramienta es la educación. Por eso España comenzó a deshilacharse el día en que entregó esa competencia a unas comunidades que en varias regiones estaban gobernadas por nacionalismos antiespañoles, desleales por naturaleza a todo nexo común. Y así andamos. Olentzero y Mari Domingi van viento en popa. El chino del bazar se ha dado cuenta perfectamente de quién está ganando la batalla cultural”.
Desde su bajo de la última página de La Razón, el veterano Luis María Anson añade otro ingrediente de disgregación: el deporte. A buenas horas se ha enterado el hombre de la nueva ley que permitirá competir internacionalmente a las selecciones vascas de Pelota y surf: “La aspiración del País Vasco y Cataluña a disponer de equipos «nacionales» forma parte de la estrategia separatista, porque el deporte supone un plus suplementario de gran propaganda. No se trata de competir deportivamente, sino políticamente A la chita callando, Pedro Sánchez ha deslizado una ley que dificultará mucho impedir las aspiraciones deportivo-políticas de los secesionistas vascos y catalanes”.
Así son las obsesiones. Antes de volver a la materia habitual, les traigo otra muestra del mismo género. El firmante es el columnero de ABC Jesús Lillo, que se hoy se marca lo que pretende ser un descacharrante resumen de lo mejor de 2022. Y entre jijís y jajás, nos cae esta pedrea: “Cine. El 'Ongi etorri' subtitulado, arte y ensayo, con que la plataforma TikTok anunció hace ahora seis meses la firma del acuerdo que la convirtió en socio destacado (sic) del Festival de San Sebastián. No hay butacas en las salas que aún siguen abiertas”.
Ahora sí, a lo de costumbre, que en realidad es lo mismo que lo anterior: el anuncio apocalíptico de la ruptura de España y del régimen del 78 en el mismo viaje. Aquí la profecía de Cayetano González en Libertad Digital: “España atraviesa por el momento más grave desde la transición política debido a que es el propio Gobierno de la Nación quien está socavando el régimen constitucional del 78 y dando alas a los que quieren que España deje de ser España, es decir, a los independentistas catalanes y vascos. Ante este panorama, es más urgente que nunca que los partidos que pueden conformar la alternativa a este desastre de Gobierno se pongan manos a la obra, aparquen sus intereses partidistas y entiendan que el objetivo prioritario y casi único es echar democráticamente en las urnas al actual inquilino de la Moncloa”.
Nacho Cardero se suma en El Confidencial al coro de plañideros incluyendo la monarquía entre los materiales listos para el derribo: “Sabe también que actuaciones difícilmente digeribles en tiempos pasados, como los indultos, la supresión de la sedición, la rebaja por malversación, la ocupación de la Justicia, el intervencionismo en las empresas privadas y los cameos con Bildu, apenas aguantan ahora unas horas de polémica. De ahí a un nuevo proceso constituyente en el que se replantee la organización territorial de España y la monarquía queda menos de lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”.
Guadalupe Sánchez añade en The Objective el destino final del viaje revolucionario, que nio es otro que una dictadura: “Al totalitarismo se puede llegar por dos vías. Una, convulsa y violenta, es la revolucionaria. La otra, más lenta y sibilina, pero igual de efectiva y mucho más digerible: la colonización institucional y el desarme de los contrapoderes, que acaban reconvertidos en unos meros figurantes formales que orbitan en torno al Ejecutivo. Y que nadie crea ni por un segundo que nuestra democracia es inmune o que la Unión Europea puede cortar de raíz el avance de la enfermedad. Hay procesos de degradación que acaban siendo irreversibles”.
Pero calma, que eso no va a pasar Palabra de Raúl del Pozo, que aunque más de una vez ha sostenido lo contrario, hoy se levantado optimista y ha dejado por escrito en El Mundo que esto está construido a prueba de terremotos: “Pero no hubo hundimiento ni con la crisis de 2008, ni con el Covid, ni con la independencia de Cataluña, ni lo hay con la guerra de Ucrania, la inflación y la crisis de la energía. Hemos superado las supuestas crisis sistémicas. El Rey y la Constitución del 78 que quieren derribar aguantan más el resuello que un buzo”.
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