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sábado, 24 de diciembre de 2022

Egaña | Navidades Blancas

Nuestro amigo Iñaki Egaña tiene algo que decirnos con respecto a esta temporada.

Aquí su texto publicado en Facebook:


Navidades blancas

Iñaki Egaña

Cuando en la primavera de 1989, Luis Navajas, fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Gipuzkoa, concluyó las diligencias “informativas” 1/89, saltaron las alarmas en los centros de poder más cercanos, entre ellos en el cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo. No era para menos, algunos de sus agentes más cualificados en la guerra contra ETA, tanto en la oficial como en la subterránea (GAL, ejecuciones extrajudiciales y torturas), quedaban marcados como capos del narcotráfico.

Como es sabido, después de un menguado recorrido, el informe desapareció de los juzgados y de las redacciones. Su precio en internet es elevado, aunque ya los interesados serán historiadores, porque la relevancia quedó tapada por el correr del tiempo. Navajas fue encumbrado a miembro del Tribunal Supremo y santas pascuas. Lo que no se ve no existe.

Exactamente un año antes a la confección/desaparición del conocido como Informe Navajas, una tonelada de cocaína era aprehendida por la Policía en Irun. Cuando llegó la hora de destruirla, meses más tarde, el juzgado correspondiente descubrió que habían desaparecido 150 kilos de la cocaína decomisada. En esta ocasión, las sospechas recayeron sobre el Cuerpo Nacional de Policía, responsable de la operación de captura. Hermanados por la pasta.

Dicen los expertos que el volumen de negocio que mueve la narcoeconomía es muy elevado y conforma buena parte de la innovación empresarial del capitalismo. A pesar de ser una actividad ilegal, sus resultados se suman, junto al valor añadido que genera la prostitución, al PIB anual. Y, en consecuencia, todos esos códigos comisionistas que conocemos en otras facetas políticas y económicas, tienen un registro similar. La línea de negocio en el subsuelo es muy sencilla: facilitadores, empresarios e intermediarios. También valedores y escudos, quienes dirigen nuestros destinos por vía electiva. Cada grupo se lleva su tajada.

Con las detenciones relacionadas con la mejora de la imagen deteriorada de Qatar para su mundial de futbol, el protocolo seguido es el de manual. El dinero es capaz de modificar ideologías, más aún cuando las mismas son un puñado de consignas destinadas a conformar personalidades vacías, y en esta ocasión ávidas de protagonismo popular y, sobre todo, económico.

En el origen, el poder de Doha, el empresario que vende gas y petróleo en un mundo competitivo. Ese planeta, además, que supuestamente ha puesto fecha de caducidad a los combustibles fósiles, en una supuesta, también, transición energética. La FIFA fue el facilitador, los agentes desplegados por uno y otro lugar, señalan que, desde Marruecos, pero seguro que también desde París, Madrid o Roma, los intermediarios. Y Eva Kaili, Francesco Giorgi, Atonio Panzeri y compañía, los valedores. Como escudo en este caso, el grupo socialista en el Parlamento europeo que llevaba meses oponiéndose a la investigación que finalmente ha revelado la punta del iceberg de un nuevo escándalo.
El hecho es que pillar cacho es tremendamente sencillo. Con toda la impunidad que puedan imaginar. En Bruselas, escenario de nuestra “democracia” compartida, hay más de 25.000 lobbies. Dos de ellos, trascendentales y con más poder que algunos de los estados que componen la Unión Europea: ERT (European Round Table of Industrialists) y BusinessEurope, la principal organización patronal del continente en la que por cierto participa Confebask, la misma que pidió la ilegalización de ELA y de LAB. ¿Para qué esos grupos de presión, si dicen que la democracia emana del pueblo y se expresa por sus diputados que sientan sus posaderas en el hemiciclo?

La corrupción es estructural. Con la Púnica, la cúpula del PP fue juzgada como organización criminal. Los cinco apartados de esa línea que tan nítidamente se observaban en Bruselas con el Qatargate, se repitieron. No hay nada de extraño. Si escarbáramos a boleo, encontraríamos siempre el mismo patrón. Evasión de impuestos a paraísos fiscales, billetes en bolsas de supermercado, emolumentos en propiedades, dietas estratosféricas, arquitectura financiera… ese es el mundo empresarial de la elite actual.

Y en la cercanía también tenemos ejemplos a mansalva. No hay trucos, ni malabarismos: Épsilon, Balenciaga, Hiriko, Alonsotegi, Bidegi, Hacienda Gipuzkoa, Miñano… todos se rigen por pautas similares. ¿Escudo? PSOE y PNV se oponen sistemáticamente a una fiscalía anticorrupción. Si saltan a la luz es porque los dos últimos apartados, los valedores o el escudo, no estuvieron a la altura de lo que los empresarios subterráneos esperaban. Ahí tienen el llamado “Caso de Miguel”. Como en las organizaciones criminales, el identificado como protagonista, “uno de los nuestros” que diría el ficcionado Tony Soprano, siguió cobrando de la Administración y ascendido estando imputado.
Esta semana se ha destapado el enésimo escándalo. Por el que pagarán unos pocos y se librarán otros tantos. Como aquel que huyó, en esta ocasión por deferencia judicial, un “M. Rajoy” que desconcertó a la Audiencia Nacional en los papeles de Bárcenas y aún sin identificar. En esta ocasión se trata de un nuevo informe como aquel de Navajas, en el que hay implicados decenas de agentes, policías y guardia civiles. También narcotráfico. Pero como la narcoeconomía está integrada en el PIB, hay que hablar de procesos empresariales. Desconcertante para un viejo escribidor como yo.

La cuestión es que un tal Hajli el Harraj ha sido detenido recientemente en Dubai. Cabeza de una organización sin descabezar. Dice la UCO de la Guardia Civil que numerosas operaciones antidroga han fracasado porque los objetivos eran avisados con antelación de las operaciones en marcha. Y que los delincuentes encriptaban sus comunicaciones con el sistema Encrochat, y que va a ser difícil identificarlos. Los liberales señalan que el mercado se autorregula. Así que no teman los usuarios. Como en Intxaurrondo, Irun antaño o estos días en Bruselas o Algeciras, las navidades seguirán siendo blancas.

 

 

 

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