Si usted está preocupado por el tema de los refugiados y migrantes que chocan un día sí y otro también con los muros de la fortaleza europea, le recomendamos altamente que lea este reportaje publicado en las páginas de Gara:
Como socorrista voluntario, José Pastor se enfrenta a situaciones dramáticas en aguas de Libia; Inma Vázquez, de MSF, denuncia los atestados centros de detención en el país africano; y desde Euskal Herria, el activista Mikel Zuluaga subraya que «todos nos colaríamos en el banquete si pasáramos hambre».Ainara LertxundiJosé Pastor, Inma Vázquez y Mikel Zuluaga prestaron su voz en estas jornadas de GUE-NGL para retratar una desgarradora situación: la de quienes huyen de la guerra, del hambre, de sequías extremas... Otros testimonios se unieron a este taller coral que quiso poner el acento en qué se puede hacer desde las instituciones europeas y, sobre todo, las sociedades para acabar con tantas muertes en el mar, mutilados por las concertinas en Ceuta y Melilla... y humanizar una crisis «deshumanizada».«Los guardacostas libios les disparan y esta es una realidad que no se ve» | José Pastor, Socorrista voluntarioJosé Pastor es bombero de profesión. Pero en sus vacaciones y tiempo libre, se sube a bordo del barco Iuventa de la ONG alemana Jugend Rettet con el propósito de salvar vidas en aguas libias. Operativo en la zona desde el 24 de julio de 2016, el Iuventa, con una tripulación de 15 personas, ha participado en siete misiones, logrando rescatar con vida a 6.526 personas. José Pastor puso ayer sobre la mesa estas dramáticas situaciones que se viven a diario en el mar. En Túnez, «no hay día en que los pescadores no atrapen en sus redes algún cadáver, ya sea de mujeres, algunas embarazadas, niños, hombres... Ya nadie quiere salir a pescar». «Solo se ven los cadáveres que flotan. Los números son desbordantes, las cifras oficiales nada tienen que ver con la realidad», subrayó.Quienes se aventuran a subir a esas barcazas llevan como única pertenencia un trozo de papel con el número de teléfono de su padre y de su madre. Descalzos y sin ropa de abrigo, «ni siquiera recuerdan el último día que comieron algo. Nosotros intentamos garantizarles alimento, arroz blanco, y agua. Suelen estar mareados, el barco se mueve mucho, y se pasan los dos días vomitando, uno encima del otro. Nos vemos desbordados y el día a día es muy complejo».Pese a ello, el martes volverá a Libia en una misión de 21 días. «Yo soy bombero. Esto debería ser un trabajo institucional, no nuestro», lamenta. Denunció también la carta blanca que se da desde Europa a los guardacostas libios, que «usan armas de fuego y disparan. Eso es real al 100%. Queremos que Europa lo vea».«Hay que hacer valer lo que no nos cuentan, otro tipo de narrativa» | Inma Vázquez, MSF LIBIA-UEMédicos Sin Fronteras (MSF) gastó entre 2015 y 2016 87 millones de euros en Europa, un dato que Inma Vázquez, representante de la ONG para Libia, quiso destacar al inicio de su intervención. «Esto no tendría que ser así. Los estados europeos no han sabido cubrir esos vacíos. Es increíble e histórico que hayamos tenido que montar campamentos de refugiados en Francia y Grecia».Tildó de «intolerable» la situación en Libia, donde los migrantes son encerrados en centros de detención. «Cuando mantenemos reuniones con técnicos e instituciones europeas, nos repiten una y otra vez que la situación de Libia no es algo nuevo».«Las autoridades de Trípoli han interpretado la Declaración de Malta como una carta blanca para detener a los migrantes; así te lo dicen directamente a la cara, con su parte cínica también». MSF tiene clínicas móviles en siete centros de detención dependientes del Gobierno de Trípoli. «Estos centros son una pequeña parte del problema. Nos dieron permiso para entrar porque la situación se les ha ido de las manos. Pero,nosotros no tenemos un mandato de protección de esas personas. Somos una ONG médica», manifestó. Cuando personal de MSF llegó a uno de esos centros de detención, «ni siquiera se podían tumbar en el suelo por falta de espacio. Les dimos a cada uno un bote pequeño blanco para su higiene. Cuando regresamos vimos que los habían utilizado para defecar. El frío que hace en esos lugares es espantoso y no tienen ropa. Es imposible conocer cuál es la dinámica de esos centros. Vamos cada semana y a veces faltan cien personas y nadie te informa de qué ha sido de ellas».No obstante, estas visitas han tenido «un pequeño impacto» en la reducción de casos de abusos y torturas, de los que son testigos. Otro problema añadido es que, paradójicamente, «no hay seguridad» fuera de esos centros de detención ni registros de cuántas personas están bloqueadas en el país africano.«Ya no sabemos qué hacer. La base de cualquier acuerdo con Libia debería ser el acceso libre de las agencias a Libia, pero esto, lamentablemente, no ha estado sobre la mesa de ningún organismo» de la UE.La pregunta que Vázquez se hace es «cómo podemos tener una narrativa diferente. Hay que hacer valer lo que no nos cuentan. A mí siempre me invitan los mismos a las conferencias», lamentó.«Debemos impedir que toda esa xenofobia que está dormida despierte» | Mikel Ziluaga, Ongi Etorri ErrefuxiatuakEl activista de la plataforma Mikel Zuluaga fue detenido en Grecia junto a Begoña Huarte en diciembre del año pasado, cuando trataban de trasladar a Euskal Herria a varios refugiados en una acción de desobediencia civil. Ayer puso énfasis en tres aspectos que consideró prioritarios: responder a la situación de emergencia actual, analizar las causas –«una de ellas nuestra glotonería y modelo de vida capitalista»– y erradicar la xenofobia, creando solidaridad a largo plazo, «y en eso la izquierda debe estar en la vanguardia. Tenemos que combatir diferentes estadios de desprecio para que la xenofobia dormida no despierte».Zuluaga propuso a los presentes en el taller un sencillo ejercicio: «Pensemos que estamos en la panadería del barrio y que delante nuestro hay un negro comprando el pan. ¿Cuántos de quienes están en la panadería no pensarán ‘ese es el que se lleva las ayudas sociales’?». «Por eso, tenemos que crear el espacio social para que esa xenofobia no despierte» y para que quienes llegan a territorio europeo se sientan verdaderamente integrados y no surjan «bolsas de frustración e insatisfacción».«¿Por qué no impulsar un Parlamento para las personas refugiadas?» | Cornelia Ernst, Eurodiputada de Die LinkeLa eurodiputada de Die Linke Cornelia Ernst contó cómo a raíz de una visita que varios eurodiputados, entre ellos Josu Juaristi y la propia Ernst, realizaron a un centro de detención en el norte de Turquía lograron restablecer el contacto entre una mujer detenida junto a sus hijos y su marido, refugiado en Alemania. «A ella le habían quitado el teléfono móvil y no le permitían el contacto con el exterior. Gracias a una fotografía, logramos dar con el paradero de su marido, y todo indica que podrá quedarse en Alemania y llevar a su familia con él. Debemos prestar ayuda específica y esperamos que haya más casos como este».Propuso la creación con apoyo de Bruselas de un Parlamento para los Refugiados, «una idea tal vez sea un poco loca, pero que permitiría a los refugiados reunirse y organizarse ellos mismos». Y antes de finalizar lanzó una pregunta al aire: «¿Dónde podemos tener mayor impacto como eurodiputados?»
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