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domingo, 17 de noviembre de 2013

La Crisis que No Existió

Recomendamos la lectura de este texto que nos han hecho llegar por correo electrónico:

El día que acabó la crisis

Concha Caballero | Es licenciada en Filología Hispánica y profesora de Literatura en un instituto público

Un buen día del año 2014 nos despertaremos y nos anunciarán  que la crisis ha terminado. Correrán ríos de tinta escritos con nuestros dolores, celebrarán el fin de la pesadilla, nos harán creer que ha pasado el  peligro aunque nos advertirán de que todavía hay síntomas de debilidad y que hay  que ser muy prudentes para evitar recaídas. Conseguirán que respiremos  aliviados, que celebremos el acontecimiento, que depongamos la actitud crítica  contra los poderes y nos prometerán que, poco a poco, volverá la tranquilidad a nuestras vidas.

Un buen día del año 2014, la crisis habrá terminado  oficialmente y se nos quedará cara de bobos agradecidos, nos reprocharán nuestra  desconfianza, darán por buenas las políticas de ajuste y volverán a dar cuerda  al carrusel de la economía. Por supuesto, la crisis ecológica, la crisis del  reparto desigual, la crisis de la imposibilidad de crecimiento infinito  permanecerá intacta pero esa amenaza nunca ha sido publicada ni difundida y los que de verdad dominan el mundo habrán puesto punto final a esta crisis estafa  —mitad realidad, mitad ficción—, cuyo origen es difícil de descifrar pero cuyos objetivos han sido claros y contundentes: hacernos retroceder 30 años en derechos y en salarios.

Un buen día del año 2014, cuando los salarios se  hayan abaratado hasta límites tercermundistas; cuando el trabajo sea tan barato  que deje de ser el factor determinante del producto; cuando hayan arrodillado a  todas las profesiones para que sus saberes quepan en una nómina escuálida; cuando hayan amaestrado a la juventud en el arte de trabajar casi gratis; cuando dispongan de una reserva de millones de personas paradas dispuestas a ser polivalentes, desplazables y amoldables con tal de huir del infierno de la desesperación, ENTONCES LA CRISIS HABRÁ TERMINADO.

Un buen día del año  2014, cuando los alumnos se hacinen en las aulas y se haya conseguido expulsar  del sistema educativo a un 30% de los estudiantes sin dejar rastro visible de la  hazaña; cuando la salud se compre y no se ofrezca; cuando nuestro estado de  salud se parezca al de nuestra cuenta bancaria; cuando nos cobren por cada  servicio, por cada derecho, por cada prestación; cuando las pensiones sean  tardías y rácanas, cuando nos convenzan de que necesitamos seguros privados para  garantizar nuestras vidas, ENTONCES SE HABRÁ ACABADO LA CRISIS.

Un buen  día del año 2014, cuando hayan conseguido una nivelación a la baja de toda la estructura social y todos —excepto la cúpula puesta cuidadosamente a salvo en  cada sector—, pisemos los charcos de la escasez o sintamos el aliento del miedo  en nuestra espalda; cuando nos hayamos cansado de confrontarnos unos con otros y  se hayan roto todos los puentes de la solidaridad, ENTONCES NOS ANUNCIARÁN QUE  LA CRISIS HA TERMINADO.

Nunca en tan poco tiempo se habrá conseguido  tanto. Tan solo cinco años le han bastado para reducir a cenizas derechos que  tardaron siglos en conquistarse y extenderse. Una devastación tan brutal del  paisaje social solo se había conseguido en Europa a través de la guerra. Aunque,  bien pensado, también en este caso ha sido el enemigo el que ha dictado las  normas, la duración de los combates, la estrategia a seguir y las condiciones del armisticio.

Por eso, no solo me preocupa cuándo saldremos de la  crisis, sino cómo saldremos de ella. Su gran triunfo será no sólo hacernos más  pobres y desiguales, sino también más cobardes y resignados ya que sin estos  últimos ingredientes el terreno que tan fácilmente han ganado entraría  nuevamente en disputa.

De momento han dado marcha atrás al reloj de la  historia y le han ganado 30 años a sus intereses. Ahora quedan los últimos  retoques al nuevo marco social: un poco más de privatizaciones por aquí, un poco  menos de gasto público por allá y voilà: su obra estará concluida. Cuando el calendario marque cualquier día del año 2014, pero nuestras vidas hayan  retrocedido hasta finales de los años setenta, decretarán el fin de la crisis y escucharemos por la radio las últimas condiciones de nuestra rendición.


Profesora de Lengua y Literatura. Hace ya unos años  pasó, felizmente, del ejercicio de la política a ser analista y articulista de  diversos medios de comunicación (El País, Por ahora, de la SER, Meridiano, de  Canal Sur Televisión). Amante de la literatura. Firmemente humana con los temas  sociales.





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