Se está llevando a cabo el Foro Social Mundial con sede en Porto Alegre, Brasil.
La izquierda abertzale está presente, exponiendo lo que ocurre en estos momentos en el clima represivo desatado por José María Aznar pero, también, solidarizándose con otras luchas de resistencia y autodeterminación alrededor del orbe.
Esta es la crónica que La Jornada ha publicado en su sección Mundo:
Por aclamación se solidariza el Foro Social Mundial con los zapatistas
Las protestas de Seattle, impensables sin el levantamiento de enero de 1994: González Casanova
Luis Hernández Navarro | EnviadoEl Foro Social Mundial de Porto Alegre hizo ayer un llamado al gobierno mexicano para que cumpla con las tres condiciones que harán posible el reinicio del diálogo con los insurgentes zapatistas y para que suspenda todo tipo de hostigamiento en contra de las comunidades del sureste mexicano.
Así también, el foro que se manifestó en solidaridad con Argentina por las calles de esta ciudad brasileña, escuchó la palabra de Luiz Inacio Lula da Silva, el ex obrero metalúrgico que ahora tiene estatura de estadista, y que con el halo de la victoria electoral sobre su cabeza llama a concretar la utopía, a no quedarse enfrentado al Muro de las Lamentaciones.
Igual Porto Alegre, que amplifica la voz de la queja, pero también de la lucha y la resistencia, como la expresada por la coalición vasca Batasuna, que se niega a desaparecer, que condena la política miope de la represión a ultranza y reivindica a sus 600 presos políticos aherrojados en las cárceles españolas por el gobierno conservador de José María Aznar.
Mensaje de apoyo
Pablo González Casanova termina su intervención frente a 2 mil 500 personas pidiendo que el Foro Social Mundial (FSM) envíe a los zapatistas, que son quienes comenzaron estos encuentros contra el neoliberalismo, un mensaje de solidaridad.
La sala, abarrotada a pesar de que muchos de los asistentes a la reunión se han trasladado a la manifestación de apoyo al pueblo argentino, se pone de pie y aplaude intensamente.
Unos momentos después la profesora Ana Esther Ceceña, de la Universidad Nacional Autónoma de México, lee una propuesta de resolutivo elaborada por algunos de los asistentes a la conferencia Un mundo sin guerras es posible, que ayer inauguró Noam Chomsky con una ponencia magistral.
Propone, después de analizar y describir la situación en la que se encuentra el conflicto chiapaneco: "El FSM de Porto Alegre hace un llamado al gobierno y al Congreso mexicanos para cumplir las tres condiciones que harán posibles el reinicio del diálogo y para suspender todo tipo de acciones de intimidación y hostigamiento a las comunidades zapatistas".
Una cerrada ovación ratifica el pronunciamiento. Mantas y consignas a favor de los rebeldes mexicanos aparecen en el auditorio.
Termina así una sesión de trabajo del foro de Porto Alegre en la que se abordó el conflicto de Chiapas, efectuada inmediatamente después de analizar la situación que se vive en el País Vasco.
Militarización chiapaneca
El delegado de Tlalpan y ex integrante de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), Gilberto López y Rivas, explicó detalladamente la situación militar que se vive en la entidad.
Antes se había informado sobre las movilizaciones indígenas y las más de 300 demandas de controversia presentadas ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación en contra de la reforma constitucional sobre derechos y cultura indígenas aprobada por el Congreso de la Unión, y sobre el empantanamiento del proceso de paz en la entidad y la frágil situación que existe -por decir lo menos- con los derechos humanos en Chiapas.
Ana Esther Ceceña describió con detalle la falta de cumplimiento de las tres condiciones fijadas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional para restablecer el diálogo, y mostró con detalle los recursos naturales que están en disputa en la región.
Por su parte, González Casanova explicó algunos elementos clave del discurso zapatista y de la importancia de la lucha indígena en América Latina.
Sin rebuscamientos, narró varias experiencias personales para ilustrar a los presentes la riqueza de la lucha rebelde. Al contar su indignación con la negativa inicial del Congreso mexicano a que los insurgentes hablaran en el recinto oficial del Poder Legislativo, señaló: "Yo no sabía si estaba en México o en Sudáfrica".
Insistió en que las protestas de Seattle serían impensables sin el levantamiento armado zapatista del primero de enero de 1994. Su propuesta de solidaridad fue aprobada por aclamación.
Un líder social que es un estadista
Este fue un día animado para el Partido de los Trabajadores (PT). El foro amaneció con la noticia de que la policía había capturado a los responsables del asesinato de uno de los alcaldes de esa organización política y que un grupo de desconocidos robó de las instalaciones de la CUT (la principal central obrera brasileña) en Sao Paulo sus computadoras.
Y el debate efectuado un par de horas antes de la conferencia sobre Chiapas, titulado Otro Brasil es posible, no fue la excepción.
Allí Luiz Inacio Lula da Silva, permanentemente interrumpido por sus seguidores que coreaban la consigna "Ole, ole, ola... Lula... Lula", discutió con la apasionada economista María Concepción Tavares y mostró de qué madera está hecho. El antiguo obrero metalúrgico apareció más como un pensador estratégico, como un estadista, que como un dirigente partidario.
En su intervención Lula mostró las limitaciones de la idea central del primer Foro de Porto Alegre, de que "otro mundo es posible", elaborada hace años por Daniel Singer, colaborador de las revistas Monthly Review y The Nation, e insistió en que ahora es insuficiente como idea-fuerza capaz de guiar la acción de la izquierda alternativa. Se trata, afirmó el dirigente, de pasar de la "esperanza en la esperanza" a su realización.
Debatiendo con la ultraizquierda, que es extremista en el uso del lenguaje, señaló que la verdadera acción radical consiste en transformar el mundo, en hacer posible que efectivamente sea posible.
No podemos -dijo- ofrecer una candidatura que ofrezca posiciones extremas. Y, apelando a los presentes, indicó -en una afirmación que parece tener inspiración en la obra del presidente de la República Checa, Vaclav Havel- que para que ello fuera posible se requería de la responsabilidad de los allí presentes.
Sin cuestionar la enorme importancia que en la movilización tiene la diversidad de opiniones, insistió el dirigente en la necesidad de ponerse de acuerdo, y aseguró que la transformación depende no de los políticos sino de la gente.
Y en un estilo que recordaba el discurso de Martin Luther King (I have a dream), señaló que el nuevo Brasil sólo podría ser resultado del encuentro con sus necesidades y protagonistas reales: mujeres, jóvenes, niños, soberanía.
Sin rehuir sus derrotas pasadas como candidato presidencial, Lula da Silva habló la tarde de hoy como un hombre de Estado.
Ni modo, dijo uno de los presentes en el acto, "Lula es la figura más grande del PT. Simboliza al PT. En muchos sentidos es más grande que el PT."
El Muro de los Lamentos
Una tras otra las manifestaciones de distintos contingentes se sucedieron a lo largo del día dentro del edificio principal de la Universidad Católica. Son palestinos que denuncian la política genocida de Ariel Sharon y Estados Unidos.
Paraguayos denuncian la tortura y exigen la dimisión del ministro del Interior, mientras mujeres con silbatos y gritos alertan contra los fundamentalismos, y los ambientalistas sobre la destrucción del planeta.
Las protestas no cesan. No se trata exactamente de una versión politizada de Kramer contra Kramer sino de llamar la atención y buscar visibilidad.
No hay enemigos visibles dentro de las propias filas pero si la intuición de que la mera participación en las mesas de trabajo del foro es insuficiente para alcanzar el registro buscado. El nuevo Muro de las Lamentaciones es más una expresión de impotencia que un ejercicio de imaginación.
Horas después, alrededor de las 17 horas, miles de personas comenzaron una marcha de solidaridad con la lucha del pueblo argentino en la Plaza de Argentina.
Visiblemente emocionado, el vocero de los Monos Blancos italiano, Luca Casarini, hizo un recuento de sus enseñanzas de los últimos dos días sobre la situación que se vive en la patria de Ernesto Che Guevara: "Es un laboratorio político de la revuelta constituyente."
La paz en el País Vasco
En contra de lo publicado por algunos medios, a Batasuna, la formación política vasca radical, nadie le ha prohibido asistir al Foro de Porto Alegre. Después de todo es un partido legal con diputados tanto en el Parlamento vasco como en el europeo.
Sus representantes asisten a reuniones y toman la palabra como lo hacen el resto de los asistentes. Nadie parece estar incómodo con su presencia. "Aunque algunos nos quieran desaparecer, aquí estamos" dice Joseba Alvarez, responsable de la Comisión de Relaciones Internacionales de ese partido.
Hoy se discutió, entre ikurriñas, un plan de paz para aquella entidad. Representantes de ELA -el sindicato mayoritario en esa autonomía- y del Movimiento Social por el Diálogo y el Acuerdo en el País Vasco presentaron sus puntos de vista.
Unos insistieron en reivindicaciones soberanistas, mientras que otros puntualizaron su rechazo a ser considerados nacionalistas por pretender solucionar la violencia por la vía del diálogo.
Todos, incluidos la mayoría de quienes tomaron la palabra desde el piso, criticaron fuertemente la política del gobierno español y la consideraron como inviable para resolver el conflicto.
Algunos oradores denunciaron que hay más de 600 presos políticos vascos y que varios de ellos han sido torturados, como lo ha informado Amnistía Internacional.
Viento en popa
En el futuro inmediato el Foro de Porto Alegre tendrá una estructura aún más descentralizada. La decisión de trasladar su realización a otra ciudad y espaciar sus sesiones a dos años en lugar de uno probablemente tendrá que esperar tiempos mejores.
Su plataforma de acción combinará, necesariamente, la lucha contra el neoliberalismo y por la paz. Es factible.
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