Un blog desde la diáspora y para la diáspora

viernes, 28 de febrero de 2025

La Ordalía de Nael Barghouti

El fascismo israelí ha estado tomando nota del fascismo español, tal como nos muestra esta nota publicada por Spanish Revolution.

La mazmorra, la tortura, el aislamiento y el exilio como herramientas en el arsenal represivo, lo mismo sea en Palestina, que en Euskal Herria que en el Kurdistán.

Adelante con la lectura:


Nael Barghouti: el prisionero político que sobrevivió 45 años en cárceles israelíes, liberado al fin     

Un testimonio de resistencia frente a la maquinaria de represión israelí

Xan Pereira

Nael Barghouti ha vuelto a pisar suelo libre tras pasar 45 años en cárceles israelíes, convirtiéndose en el prisionero político que más tiempo ha pasado encarcelado en el mundo. Su liberación, resultado de un acuerdo de intercambio entre Israel y Hamás, llega con la amarga condición del exilio, una práctica habitual del régimen israelí para borrar la identidad y el arraigo de quienes han luchado por la causa palestina.

Barghouti fue arrestado por primera vez en 1977, cuando tenía solo 20 años. Su condena a cadena perpetua fue reinstaurada en 2014 después de haber sido liberado en el acuerdo de 2011 por el soldado israelí Gilad Shalit. Israel violó ese pacto y lo devolvió a prisión sin pruebas nuevas, en un ejercicio de castigo colectivo que ilustra la impunidad con la que actúa la ocupación.

Mientras las cárceles israelíes continúan albergando a miles de prisioneros palestinos, Barghouti se ha convertido en un símbolo de resistencia. Su historia no es un caso aislado, sino una muestra del sistema de detención arbitraria y represión masiva que Israel impone sobre el pueblo palestino.

El sistema carcelario israelí: una herramienta de dominación

La liberación de Barghouti pone nuevamente sobre la mesa el uso sistemático de la prisión como arma de guerra contra la población palestina. Actualmente, más de 8.000 palestinos y palestinas permanecen en prisiones israelíes, incluidos niñas y niños, periodistas, activistas y personas sin cargos ni juicio, retenidos bajo la figura de la “detención administrativa”.

La detención administrativa permite que cualquier persona sea encarcelada indefinidamente sin cargos ni juicio. Según la organización Addameer, especializada en derechos de los prisioneros palestinos, más de 2.000 personas están en esta situación, en un sistema que no busca justicia, sino neutralizar cualquier forma de disidencia.

Los prisioneros y prisioneras palestinas sufren torturas, aislamiento, negligencia médica y tratos inhumanos. La ONU y diversas organizaciones de derechos humanos han denunciado estas prácticas, pero la comunidad internacional sigue sin imponer sanciones reales a Israel. El caso de Barghouti es solo un ejemplo de esta brutalidad institucionalizada.

El exilio como nueva sentencia

La excarcelación de Nael Barghouti no significa su verdadera libertad. Israel le ha impuesto la condición de no regresar a su tierra, una táctica que busca desarraigar a las y los palestinos y fragmentar su lucha. Su esposa, Iman Nafi, no ha podido reunirse con él porque las autoridades israelíes le impiden salir de Cisjordania. Es un castigo adicional, una venganza contra quienes han dedicado su vida a la resistencia.

En su primer discurso tras ser liberado, Barghouti dejó claro que su encarcelamiento no había quebrado su espíritu. “Nos negaron la libertad, pero no pudieron matar nuestra determinación de romper las cadenas”, declaró.

Mientras el mundo observa la injusticia que ha marcado su vida, miles de palestinos y palestinas siguen tras los barrotes, muchos sin juicio, otros con condenas impuestas por un tribunal militar ilegítimo. La prisión de un pueblo entero no es un accidente ni una medida de seguridad: es el mecanismo con el que Israel mantiene su ocupación y sofoca la resistencia.

Nael Barghouti ha salido de la cárcel, pero Palestina sigue siendo una prisión a cielo abierto.





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Adiós al Último del Batallón Gernika

No le va a gustar nada al españolismo etnicista venirse a enterar que el último de los gudaris del mítico Batallón Gernika, Miguel Arroyo, haya nacido en Burgos, pero así de rica y complexa ha sido la historia de autodeterminación del pueblo vasco.

Así que, no sin pesar, les compartimos esto que nos ha dado a conocer Naiz:

 

Muere Miguel Arroyo, el último gudari vivo del Batallón Gernika

Miguel Arroyo, el último gudari vivo de quienes combatieron contra los nazis en el Batallón Gernika, ha fallecido en Angelu a los cien años. Nacido en Burgos, su familia se afincó en Bizkaia cuando tenía dos años. En la guerra de 1936 se exilió con su madre en Lapurdi.

Miguel Arroyo, el único gudari del Batallón de Gernika que permanecía vivo, ha fallecido, según han dado a conocer sus allegados. Nacido en Burgos en junio de 1924, su familia se afincó en Bizkaia cuanto tenía dos años y en 1936 se exilió junto a su madre en Baiona. Actualmente, residía en Angelu. Con 19 años se alistó voluntario en el Batallón Gernika, que lucharía contra los nazis en el Estado francés bajo el mando de Kepa Ordoki (ANV).

«Yo era el que salía primero de la trinchera con una ametralladora y en Pointe de Grave –Médoc, margen izquierda de la desembocadura del Garona– llegué a capturar a cuatro alemanes. Si Dios existe, yo no miento. Entregué los nazis a los soldados franceses. Luego, no sé qué hicieron con ellos o si lo sé no lo digo porque son cosas de guerra», rememoraba Arroyo en un reportaje de Iban Gorriti publicado en ‘Zazpika’ en 2023.

En aquel reportaje también aparecía Javier Brosa, el otro gudari que se mantenía con vida, pero que falleció el 20 de enero de 2024.

Arroyo recordaba, en el reportaje de ’Zazpika’ que en un principio vestían uniforme francés, azul, pero más adelante, «marrón, no verde, y en la cabeza un casco de plato inglés». En aquellos días conoció al lehendakari José Antonio Agirre. «Solo me preguntó a ver qué tal estaba y le respondí que bien, nada más», explicaba y concluía con sus impresiones: «Cuando vas a la guerra no sabes si vas a salir de allí. Al acabarse, trabajé de fontanero y tuve mis empleados. Además, me reconocieron como veterano de guerra, conservo los papeles donde lo pone: ‘Por formar parte del Batallón Gernika’».

Bajo el mando de Ordoki

El Batallón Gernika fue organizado en 1944 por el Gobierno Vasco de José Antonio Agirre para luchar contra los nazis en el Estado francés, tras llegar a un acuerdo con Charles de Gaulle, el líder de la Francia Libre.

Estuvo dirigido por el comandante Kepa Ordoki, militante de ANV, y la ikurriña era su bandera oficial.

En abril de 1945 luchó contra los alemanes en la batalla de Pointe de Grave, en la Gironda. Los soldados del Batallón Gernika participaron en el desfile de la victoria en la liberada Burdeos portando la ikurriña.

De Gaulle les reconoció su aportación en la victoria ante los nazis, señalando que «Francia nunca olvidará los esfuerzos que ustedes, los vascos, hicieron para liberar nuestro territorio». Pero se quedó en las palabras. De hecho, habían comenzado los trámites para concederle La Orden Nacional de la Legión de Honor, la más conocida e importante de las distinciones del Estado francés, pero no se ha consumado.

 

 

 

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jueves, 27 de febrero de 2025

Öcalan Convoca a Desarme

La plataforma inSurGente ha dado a conocer una nota que está conmocionando al mundo o, por lo menos, a las naciones sin estado que han estado involucradas en diferentes movimientos de autodeterminación durante las últimas décadas.

Resulta que el preso político y líder kurdo Abdullah Öcalan ha conminado al Partiya Karkerên Kurdistanê a iniciar lo que podría ser un proceso de Desmovilización, Desarme y Reinserción. Vaya, no podemos olvidar ni por un momento lo que ha estado ocurriendo en el contexto geográfico del Kurdistán, tanto en Siria con la caída de al Assad como en Palestina y Líbano, con el ente sionista inmerso en una escalada genocida en contra de sus vecinos.

Aquí la información:


Abdullah Öcalan llama al PKK a que deponga las armas y se disuelva

“Todos los grupos deberían abandonar las armas. El PKK debería disolverse. Hago este llamamiento y asumo la responsabilidad histórica”

Abdullah Öcalan, el encarcelado líder del Partido del Kurdistán de los Trabajadores (PKK), ha instado a su organización a abandonar la lucha armada y disolverse, marcando lo que podría ser el comienzo del fin de un conflicto de décadas con Turquía.

Desde su celda en la isla de Imrali, donde ha estado encarcelado por casi 27 años, Öcalan ha comparecido para leer un comunicado junto a la denominada “Delegación Imrali”, del Partido Popular por la Igualdad y la Democracia (DEM) conjunto de políticos demócratas kurdos que lo visitaron recientemente. A través de su lectura ha instado al fin de las hostilidades, expresando que, aunque la lucha armada contra el estado turco fue necesaria en su momento, ahora “ya no tiene sentido”, sentenciando que “el PKK debe disolverse”.

Así es como lo ha expresado en el mensaje titulado “llamamiento a la Paz y una Sociedad Democrática”: “Todos los grupos deberían abandonar las armas. El PKK debería disolverse. Hago este llamamiento y asumo la responsabilidad histórica”. “Llamo al PKK a que celebre un congreso y decida su disolución”.

Según el documento, el PKK, que surgió en el siglo XX en un contexto de represión y conflictos ideológicos, “ha agotado su ciclo histórico” y debe buscar “una integración política y social”. Öcalan defiende que “la existencia de un espacio democrático es la única vía para garantizar los derechos de identidad, libre expresión y organización política de la población kurda en Turquía”.

Su mensaje finaliza con un saludo a “todos los sectores de la sociedad que creen en la convivencia y escuchan este llamamiento”.

 

 

 

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El PP Donostiarra y la Tortura

El españolismo ha vuelto a victimizar a Sandra Barrenetxea, víctima del terrorismo de estado español quien en 2017 había sido sometida a una brutal experiencia al ser obligada a comparecer frente a secuaces de quienes la habían torturado en 2010.

Vean lo que los concejales del PP en Donostia le han hecho por medio de esta nota publicada por Naiz:


El PP de Donostia escenifica su repulsa a que la torturada Sandra Barrenetxea sea concejala

El PP de Donostia ha escenificado en el pleno de este jueves su rechazo al nombramiento de Sandra Barrenetxea como nueva edil de EH Bildu, al considerar que se trata de «una provocación y un insulto». No ha citado que cuatro guardias civiles fueron juzgados en 2017 por su denuncia de torturas.

Imanol Intziarte

El segundo punto del orden del día del pleno celebrado este jueves en el Ayuntamiento de Donostia era la toma de posesión del cargo de concejala por parte de Sandra Barrenetxea (EH Bildu), en lugar de Olaia Duarte, que hasta ahora compaginaba su labor municipal con la de senadora en Madrid y que a partir de ahora se centrará únicamente en la Cámara Alta.

En ese momento, el edil del Partido Popular Jorge Mota ha pedido la palabra para anunciar que tanto él como su compañera Vanesa Vélez se iban a ausentar de la sesión al considerar este nombramiento «una provocación y un insulto a las víctimas del terrorismo y a las personas que defendemos la libertad y la democracia».

Dicho esto, ambos se han levantado y se han marchado, mientras que el portavoz del PP Borja Corominas ha permanecido en su asiento. El acto de posesión ha seguido sin mayor dilación, constatando que Barrenetxea no tenía ningún impedimento legal para ser concejala. Así, se ha sentado en su escaño y ha jurado cumplir con las obligaciones de su nuevo cargo.

El motivo por el que Corominas no se ha marchado ha quedado rápidamente en evidencia, cuando ha solicitado pronunciar unas palabras ante este nuevo nombramiento, alegando que es algo que se hace «normalmente». El alcalde, Eneko Goia, ha replicado que eso «no es así, y además le recuerdo que hemos celebrado una Junta de Portavoces en la que nadie indicó que en este punto se iba a tomar la palabra. Las reglas del juego son que los debates de este pleno se organizan en la Junta de Portavoces previa».

Corominas ha tratado de insistir, pero para entonces Goia ya le había cerrado el micrófono y había zanjado la cuestión: «No tiene la palabra, pasamos al siguiente punto». Unos segundos después, Mota y Vélez han regresado a sus asientos. Todo ha durado menos de cinco minutos.

Detenida en 2010

Sandra Barrenetxea fue detenida por la Guardia Civil en 2010 en Bilbo, de donde es natural, acusada de pertenencia a Ekin, una de las organizaciones que entonces fueron perseguidas bajo el paraguas del «todo es ETA». Tras permanecer varios días incomunicada, denunció haber sido víctima de torturas, con vejaciones sexuales y prácticas como ‘la bolsa’. «Me dieron una pieza metálica y decían que me la iban a meter por la vagina y el ano», relató.

El caso llegó a juicio en 2017, y en la vista, celebrada en la Audiencia de Bizkaia, Barrenetxea identificó a tres de los cuatro agentes encausados. La acusación particular pedía 9 años de cárcel, mientras que la Fiscalía y la defensa reclamaban la absolución, que fue lo que finalmente decretó el tribunal, aunque reconoció que «no tenemos prueba indiciaria de que la denuncia sea falsa».

Uno de los tres jueces había sido condecorado por la Guardia Civil apenas seis meses antes, en concreto el Día de la Hispanidad de 2016.

Un año antes de este juicio, Barrenetxea había sido condenada a un año y nueve meses de cárcel como «integrante de Ekin», por lo que no llegó a entrar en prisión.

 

 

 

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Purga de Maestros

Tras la Revolución Mexicana el país se vio envuelto en nuevo conflicto armado; la conocida como Guerra Cristera, una rebelión en contra del gobierno que fue planeado y financiado por El Vaticano a solicitud de los estamentos más retrógradas de la sociedad mexicana.

Las víctimas principales de levantamiento armado fueron los maestros rurales que el gobierno emergido de la revolución había formado con la misión de llevar educación a los rincones más recónditos del país.

El método favorito de las turbas Cristeras al martirizar maestros era el de cortarles las orejas o la lengua estando aún vivos. A muchos los colgaron de los postes de las líneas de telégrafos que corrían a lo largo de las vías de tren. A unos pocos los dejaban vivos para sembrar el terror entre la población que temerosa, no enviaba a sus hijos a las escuelas rurales.

No es de extrañar que El Vaticano y sus secuaces hayan llevado a cabo una sistemática represión de maestros durante la sublevación liderada por Mola y Franco.

Lean esto que nos informa Naiz:


La purga de maestros navarros tras el golpe de Estado, a un click

El Instituto de la Memoria del Gobierno de Nafarroa ha incorporado a su web Oroibidea la información sobre los procesos contra 407 docentes por no ser lo suficientemente religiosos o por sospechas de ser afectos a la República.

Aritz Intxusta

«Religiosidad: regular. Ha estado afiliado a Trabajadores de la Enseñanza hasta 1934. Cotizante del Socorro Rojo. Los informes lo tratan de izquierdista. Veía con agrado los decretos del laicismo, olvidándose de la instrucción religiosa y moral».

Esta es la ficha acusatoria contra Pedro Artázcoz Azpíroz, nacido en Sorauren en 1906 y, durante el golpe de estado de 1936, maestro en Añezkar.

La represión contra los 407 docentes a los que se presumía afectos a la República se puede consultar desde hoy en la web Oroibidea del Gobierno de Nafarroa. La de Artázcoz continúa de esta cruel manera.

La acusación le valió de inmediato la suspensión indefinida. Él trató de defenderse.

«Dice que perteneció a Trabajadores de la Enseñanza hasta octubre de 1934 en que se dio de baja porque el ideario de la misma estaba en pugna con sus convicciones. Manifiesta que no ha pertenecido nunca al Socorro Rojo ni ha cotizado en ninguna forma para la mencionada organización y que no pueden ser esas sus ideas cuando se presentó como voluntario (16/VIII/1936) al servicio del Ejército desde los primeros momentos de iniciarse el Movimiento. Su máxima preocupación son dos hermanos menores huérfanos que estudian y dependen económicamente de él», anotó el tribunal.

Lo encarcelaron en San Cristóbal.

Unas semanas después, le dieron la oportunidad de resarcirse en el frente, matando a los que pensaban como él mientras se hacían informes confidenciales sobre su comportamiento. Y eso hizo para salvar su vida.

Las maestras incluso debieron de demostrar su castidad

Ahora, el ejemplo de una maestra: Concepción Adrián Navarro. El golpe le pilló ejerciendo en Monteagudo. Tenía 23 años.

«Religiosidad: dudosa y escasa. Moralidad: regular. Afiliada a la UGT. Cuota extraordinaria para la Casa del Pueblo. El pueblo no la quiere», es la concisa ficha acusatoria.

Le valió una suspensión indefinida inmediata y la pérdida de la escuela.

La maestra no solo tuvo que renegar de cualquier adscripción a organizaciones de izquierdas, sino que hasta les tuvo que garantizar su virginidad.

«Afirma haber pertenecido a Trabajadores de la Enseñanza, en cuya asociación ingresó en 1933 ante la amenaza de que solo aprobarían en los cursillos las afiliadas a dicha agrupación y solo se afilió con el deseo de obtener plaza para mantener a sus padres; se dio de baja en 1934. Dice que es fiel cumplidora de sus deberes religiosos y profesionales y ya antes del Movimiento estaba arrepentida de su actuación política. Señala que jamás ha vestido indecentemente, rara vez ha asistido a espectáculos y en sus relaciones con el novio no ha faltado a la moral cristiana».

Consta, además, que entregó una pulsera de oro para el Ejército y algo de dinero: 8,75 francos.

Adrián perdió su trabajo en la escuela y se le sancionó sin empleo y sueldo durante dos años. Acabó dando clase en Valencia tras pasar por Muzki (Gesalatz) y Abaurregaina.

Lavado mental a toda la población

La base de este trabajo es ‘El proceso de depuración de la enseñanza pública en Navarra 1936-1939’, que publicó el Gobierno de Nafarroa en 2023.

Además de exponer todas las fichas, se han seleccionado 12 casos «que representan bien las diferentes tipologías existentes y que permiten una primera aproximación de conjunto» y se han elaborado complemento que permitirán al alumnado contextualizar esta represión.  

Porque este trabajo se puede leer como un triste conjunto de historias personales, pero sobre todo como un engranaje clave para el lavado de cabeza de la población navarra mediante la purga de todos los maestros y profesores que dieron alguna muestra de pensamiento crítico y que, por tanto, eran los más capaces de abrir la mente de nuevas generaciones de alumnos.




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Eterno Martirio de Iratxe Sorzabal

Al tema del lawfare como en el caso de Yolanda Molina le agregamos la lacra de la tortura y nos encontramos con el estado de sitio al que Madrid ha sujetado a Iratxe Sorzabal durante décadas.

Lean ustedes esto que nos reporta Naiz:


La tortura rebrota en otro juicio a Iratxe Sorzabal: «Allí no tenía más derecho que sobrevivir»

Iratxe Sorzabal ha vuelto a ser juzgada este jueves en la AN por un atentado en Irun sin víctimas en 1995. Se le atribuye policialmente a partir de un manuscrito (la llamada habitualmente «kantada») trasladado a ETA. La tortura ha vuelto a estar sobre la mesa, en su testimonio y un informe forense.

Ramon Sola
La presa de Irun Iratxe Sorzabal ha vuelto a tener que sentarse en el banquillo de la Audiencia Nacional, ahora con una petición fiscal de 12 años de cárcel en base a un atentado en su localidad, sin víctimas, en 1995 (contra la Aduana española). Y la tortura en manos de la Guardia Civil en 2001 ha sido de nuevo el elemento central de la cuestión, aunque no aparezca en el informe fiscal.

Sorzabal ha explicado a su abogado, cuando le ha preguntado si acaso no sabía que tenía derecho a no declarar, que «yo ahí no tenía derechos, eso me lo dejaron muy claro. Desde el registro hasta Madrid la Guardia Civil me lo dejó muy claro, con el primer golpe. ‘Aquí se han acabado los jueces y los derechos, hija de puta’. Allí yo no tenía más derecho que sobrevivir», ha dicho aún muy afectada por el recuerdo del periodo de incomunicación.

«Los guardias civiles eran todos hombres. Yo para ellos no era ni persona ni militante, yo para ellos era una ‘puta zorra’ y ya está. Mientras me ponían la capucha y los electrodos en el coche, además entre todos me sobaban. Y en Madrid me desnudaron toda», ha explicado entre sollozos.

El fiscal no le ha preguntado directamente por la tortura, pero sí por la «kantada» de la que los informes policiales concluyen que participó en ese atentado de Irun. Sorzabal ha explicado que en todo el tiempo entre la detención y el manuscrito «yo seguía reviviendo todo lo que había hecho. En esos cinco meses mi familia fue a visitarme a la cárcel y no soy capaz de acordarme. Estaba totalmente metida en esos cinco días [de incomunicación], en esa vorágine, no hacía más que repetirlos y repetirlos. Estaba en una burbuja en la que revivía todo lo que habíamos pasado». En sus conclusiones la defensa ha sostenido que ese manuscrito «no es un relato de lo realizado, sino un relato de lo declarado» ante la Guardia Civil.

«Nivel de certeza superior» sobre electrodos

En calidad de perito, el forense Benito Morentin (Instituto Vasco de Medicina Legal) ha detallado los elementos en que ha basado su informe, desde los aportados por el Hospital San Carlos de Madrid a los derivados de Osakidetza y una entrevista personal en prisión utilizando el Protocolo de Estambul.

Morentin ha detallado que en el San Carlos, donde Sorzabal fue atendida durante la detención incomunicada, se detectaron cefalea, patología cervical traumática y lesiones en la piel por las que se le realizó una biopsia. Los resultados eran compatibles con su denuncia de que se le aplicaron electrodos: «Más que compatibles aún, esas marcas son características, es un nivel de certeza de rango superior», ha matizado.

El abogado de la defensa Aiert Larrarte ha indicado que «llevo muchos años en la Audiencia Nacional y sé lo difícil que es tener señales físicas de torturas. Aquí las hay. Son claramente marcas de electrodos».

En el primer juicio que sufrió en la Audiencia Nacional, Iratxe Sorzabal ya relató los tormentos aplicados a fin de forzar una autoinculpación, pero esto no fue tenido en cuenta en la sentencia afirmando que «no ha quedado plenamente acreditada tortura». Tras ello se le aplicó una condena de 24 años de cárcel.

Tras esta segunda vista oral que concluirá este viernes con la declaración de Sorzabal hay previsto otro juicio contra esta presa vasca, en marzo. En Irun se realizó el pasado sábado una concentración para denunciar estos nuevos juicios y exigir la vuelta a casa de su vecina. Este jueves ha sido entrevistado en NAIZ Irratia Imanol Arzuaga, miembro del colectivo Iratxeren Bidasoaldeko Lagunak.




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Lawfare y Yolanda Molina

Hablemos de lawfare y de como, cuando ya han pasado años desde la culminación del DDR de ETA, Madrid continúa machacando a vascos y a vascas por la simple razón de que puede hacerlo sin que se arquee una sola ceja en lo que se denomina la "comunidad internacional".

Naiz nos presenta lo más reciente en el caso de Yolanda Molina, aquí lo tienen:


La Fiscalía retira la acusación de «enaltecimiento» contra Yolanda Molina por tres esquelas

La Fiscalía de la AN ha retirado la acusación de «enaltecimiento del terrorismo» contra la abogada Yolanda Molina por publicar en 2014 en GARA tres esquelas en recuerdo de Xabier López Peña. Ha destacado que once años después, no ha quedado acreditado que hubiera los elementos necesarios.

Martxelo Díaz

La Fiscalía de la Audiencia Nacional española ha retirado la acusación de «enaltecimiento del terrorismo» contra la abogada Yolanda Molina por haber publicado en GARA tres esquelas en recuerdo de Xabier López Peña en 2014 en el aniversario de su fallecimiento. A continuación, el tribunal la ha absuelto.

En la vista que ha tenido lugar hoy en Madrid, la fiscal ha modificado la petición que había formulado inicialmente al constatar que con la publicación de las tres esquelas «no ha quedado acreditado que existiera otra intención que la de despedir a un amigo».

En la motivación del cambio de criterio, la fiscal ha destacado que estos hechos se registraron hace once años y que la calificación provisional por parte de la Fiscalía se remonta a ocho años atrás. Desde entonces, según ha explicado, los límites del delito de «enaltecimiento del terrorismo» se han perfilado mediante la doctrina emanada de la jurisprudencia de los tribunales Supremo y Constitucional.

«No se trata de prohibir actos de recuerdo»

«No se trata de prohibir actos en recuerdo de fallecidos ni el elogio de doctrinas ni ideas, aunque estas pongan en cuestión el orden constitucional», ha señalado la fiscal.

Junto a ello, ha explicado que en esta caso no ha habido ni humillación de las víctimas, ni ánimo de enaltecimiento ni riesgo de que se cometan «nuevos actos terroristas». «Desde 2014 no se ha constatado ningún riesgo de este tipo», ha subrayado.

Durante su testimonio, Molina ha relatado que ejerce como abogada en Baiona desde 1992 y que contrató y abonó las esquelas desde la capital labortana.

Ha negado que tuviera ánimo de «enaltecer» y que si hubiera tenido dudas no hubiera publicado las esquelas. En este este sentido, ha destacado que el Colegio de Abogados de Baiona no le abrió ningún expediente disciplinario por estos hechos.

En la misma línea, Agnès Hauciarce-Rey, decana del Colegio de Abogados de Baiona en el momento de los hechos, ha relatado que defendió a Molina en el procedimiento por la euroorden cursada por la Audiencia Nacional en esta causa. El Tribunal de Pau rechazó la euroorden al acreditar que estos hechos no eran constitutivos de delito en el Estado francés.

En la vista ha comparecido también un agente de la Guardia Civil, autor del informe sobre el que se ha basado la causa, que ha explicado que iniciaron indagaciones para determinar quién habían abonado las esquelas por el aniversario de López Peña tras verlas publicadas en GARA al considerar que podían ser constitutivas de un delito de «enaltecimiento del terrorismo».

Abogada de López Peña

Molina fue abogada de López Peña y, tras su fallecimiento en 2013, compareció ante los medios en Baiona, junto a Etxerat, Herrira y Jaiki Hadi, para denunciar el trato «inhumano» que habían recibido tanto el preso como sus familiares.

De este modo, relató que la familia no tuvo noticias de la hospitalización de López Peña hasta dos semanas después y que no tuvieron notificaciones sobre su paradero ni sobre su estado de salud.

Asimismo, según explicó, no se les permitió ver el cadáver y la autopsia que se le practicó se llevó a cabo sin la presencia de un médico de confianza de la familia pese a haberlo requerido expresamente.

La letrada calificó este trato como «inhumano» y de «desprecio».

 

 

 

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lunes, 24 de febrero de 2025

Entrevista a Xabier Irujo

Desde el 8 de octubre de 2023 el mundo entero ha sido testigo de la operación genocida a gran escala montada por el ente sionista en contra del pueblo palestino, con su matarife en jefe Benjamin Netanyahu burlándose del proceso en su contra, apareciendo muy orondo junto a Donald Trump.

Pues bien, para tener una idea más clara de lo que es un genocidio traemos a ustedes esta entrevista publicada en la sección 7K de Naiz:


«Si no se imparte genocidio en las escuelas, los repetiremos»

Xabier Irujo | Historiador y escritor | Experto en genocidio e investigador del Holocausto, Xabier Irujo no duda de que Israel está cometiendo una campaña de genocidio en Gaza, pero apunta a la responsabilidad de Europa tanto en aquel exterminio como en lo que ocurre hoy en Palestina, y advierte del riesgo de repetición mientras no se imparta genocidio, que no significa solo matar gente, en las escuelas.

Mirari Isasi

Xabier Irujo (Caracas, 1967) es hijo de cinco exilios familiares. Doctor en Historia y Filosofía, director del Centro de Estudios Vascos de Nevada y catedrático de Estudios sobre Genocidio, presentó en enero en Bilbo “La mecánica del exterminio” (Ed. Crítica), en el que ha invertido veinte años para desentrañar la maquinaria nazi de exterminio, tan «eficaz» que en los últimos tres años mató a 12.000 personas al día. Una estrategia «cocinada» en Europa que le lleva a afirmar que criticar a EEUU desde aquí es «un poco ilegítimo», porque «ahora Europa es mucho más peligrosa que EEUU» con el avance de una extrema derecha que «ha dado gobiernos fascistas y neonazis».

Se ha escrito tanto sobre el Holocausto... ¿No está ya todo contado? ¿Qué aporta su libro?

No se ha contado todo, y en algunos casos se ha desfigurado. A partir del juicio a Adolf Eichmann en 1961, tiene lugar una eclosión de la literatura del Holocausto. Se ha escrito mucho, pero conforme nos separamos de un hecho histórico, nos separamos de las fuentes primarias. Yo he hecho un ejercicio de aproximación, con documentación primaria y entrevistas a los supervivientes. Hay tópicos que se repiten y acaban distorsionando la historia. El diablo está en el detalle y el libro lo que hace es detallar mucho todos los procesos de exterminio.

¿Qué quiere decir con la «mecánica» del exterminio? ¿Se refiere a la optimización de las ejecuciones, a la evolución de ese sistema para matar más rápido, más barato y con menos afectación para los verdugos?

Existe una mecánica cuya lógica subyacente es una cadena de montaje cuyo producto es la muerte. Es un mecanismo que funciona con una lógica de optimización basada en tres ejes: que el proceso sea lo más efectivo posible, es decir, que la mayor parte de las personas que entran en esa cadena mueran; que sea lo más rápido posible; y que sea con el menor coste, aunque luego se dieron cuenta de que el sistema podía resultar incluso rentable. Era una red de 44.000 centros de reclusión, en los cuales llegó a haber un mínimo de 40 millones de personas, de las que al menos 17 millones murieron. Diecisiete millones de víctimas mortales en 12 años, 1,4 millones al año o más de 3.000 al día. Pero en abril del 42, el 85% de las víctimas mortales finales seguían vivas, lo que significa que esta maquinaria de exterminio llegó a ser tan efectiva como para asesinar a 12.000 personas al día durante tres años.

Usted habla de desenfoque de la narrativa. ¿A qué se refiere?

Cuando hablamos del Holocausto tendemos a ver ciertos iconos: los trenes, las cámaras de gas, las literas, los alambres de púas... Los trenes eran un medio eficaz de exterminio, no eran un medio de transporte para llevar a las víctimas a los campos de concentración. La inmensa mayoría fueron a pie y, en muchísimos casos, ya estaban ahí, porque los centros de reclusión -y los guetos (más de mil)- se establecían en las zonas donde ya había población, fundamentalmente judía. Los trenes se empiezan a generalizar a partir de 1941. No tiene sentido meter en un tren a una persona que está en un gueto, que ha perdido el 30% de su masa corporal y está a punto de morir para trasladarla a un campo de concentración con el objetivo de matarla por inhalación de gas venenoso. Se metía a la gente desnuda y apiñada en los vagones en pleno invierno. El viaje tardaba cinco o seis días y en esas condiciones, sin agua ni alimento, suponía la muerte segura.

¿Hay algo que le haya sorprendido por su crueldad tras entrevistar a supervivientes?

No era crueldad porque no buscaban eso, sino que el sistema fuera eficaz. Fueron crueles porque fueron eficaces, aunque eso no les exime. El canibalismo, la administración de los cuerpos...

¿Qué quiere decir con la administración de los cuerpos?

Nos preguntamos por qué esas personas trabajaban en los campos. Todos eran voluntarios. Eran hombres de entre 17 y 23 años que lo hacían por interés y porque la alternativa era ir al frente soviético, donde la tasa de mortalidad a partir de 1943 era del 85%. Quienes trabajaban en un campo comían bien, no pasaban frío, tenían alcohol a su disposición, las violaciones eran habituales y, desde su lógica, se estaban haciendo de oro. Los prisioneros que llegaban de los guetos no llevaban nada, pero los que salían de sus casas, en muchos casos, llevaban pequeñas cosas de mucho valor como diamantes, oro, joyas... que metían en bolsas pequeñas y se las tragaban o escondían en el recto, la vagina o la boca. Tras las ejecuciones, los prisioneros tenían que abrir los cuerpos en canal para buscar los objetos de valor. Era tal la cantidad que, junto a las mesas forenses, había pequeñas fundiciones para el oro y la plata. Había toneladas.

El canibalismo tiene relación con otro método de ejecución muy eficaz, el hambre.

La lógica cambia a partir de junio del 41, con el inicio de la Operación Barbarroja, la invasión nazi de la URSS. En seis meses se ponen en marcha las unidades de acción y a principios del 42 se había exterminado a unas 230.000 personas, la mayoría civiles. Entonces irrumpe un personaje siniestro, Herbert Backe, secretario de Estado de Alimentación y Agricultura, que arguye que, basándose en su sistema, tanto el Ejército como las SS habían sido capaces de exterminar en el mismo período a más de dos millones de personas, la mayor parte prisioneros de guerra soviéticos. Estas personas eran asesinadas enviándolas a campos abiertos y colocándolas en una especie de hondonada con una alambrada. En una o dos noches estaban prácticamente congeladas, sin fuerzas para escapar y morían en días. Otra de las distorsiones se refiere a las cámaras de gas, que mataron a entre dos y tres millones de personas, entre el 12% y el 15%, mientras que el 85% murió, fundamentalmente, ejecutado por hambre y frío. Es un método mucho más efectivo.

¿Qué papel jugó el sistema educativo nazi en niños y adolescentes?

El padre del sistema de educación pública como tal es Bertrand de Barère, en el contexto del terror en la revolución francesa. Se adelanta a su tiempo porque no solo es el padre de la educación pública, también de la revolución industrial, no relacionada con la producción de cualquier cosa en cadena, sino con la creación en cadena de ciudadanos patrióticos franceses. Es la imposición de la lengua francesa, la cultura francesa, los valores franceses en las aulas y, por supuesto, conlleva la prohibición de hablar en euskara. El ministro de Educación alemán, Bernhard Rust, lo pone en práctica de forma mucho más brutal y efectiva. Es la base del sistema, los nazis quieren que ellos se conviertan en soldados y ellas, en madres. El nazismo no estaba interesado en las familias, buscaba madres. Lo que hacen es darles a los críos lo que quieren, juegan con la psicología.

Usted pone un ejemplo.

Imagínate que llevas a un grupo de chicos de entre 16 y 18 años a un submarino, por ejemplo, a hacer extraescolares. Los mantienes ahí dos o tres meses sin que vean a nadie y dándoles educación sexual, que es básicamente pornografía. Lo mismo se hace con ellas en otro lugar aislado, donde se les da clase, entre otras materias, de educación sexual para hablarles de chicos y de lo patriótico que es tener hijos. Después, se mete a todos en un lugar sin vigilancia. Cuando el régimen hacía algo sin vigilancia o se mostraba flexible, quería decir que esa opción era peor que la norma. Tenemos datos de 1936, cuando metieron a 3.000 adolescentes en un lugar así y en una semana hubo 900 embarazos. Cuando una joven es preguntada por el padre, responde: “Será alguno de los 15 chicos con los que he estado”. Era un sistema obligatorio. Eran la materia prima.

Se sigue emocionando cuando habla de Mk, aquel niño de 8 años que ahora es su amigo.

Sí. Su historia es la peor que he conocido, una historia de terror en el peor campo de concentración imaginable. Todo no lo cuento, él no quiere. Cuenta una anécdota de cuando estaba trabajando para un alemán que lo cogió de un campo como mano de obra esclava. El ritual era que estuviera de pie, quieto, cuando soltaba a dos pastores alemanes para que le mordieran. Me enseñó las heridas, tiene toda la entrepierna deshecha. Y no podía llorar porque si no lo entregaban al campo de concentración. Al poco tiempo, uno de los perros, que ya le conocía, le dejó de morder. Al volver un día del trabajo al establo donde dormía en el suelo con los animales, se encontró al perro abierto en canal. El alemán le dijo: «Esto lo he hecho porque no ha mordido a un judío». Me contó que pasó toda la noche llorando porque había perdido a su único amigo. Era un crío de 7 o 9 años cuyo único amigo era un perro que un día no le quiso morder. Cuando pregunto a los supervivientes si alguien les ayudó, les pasó comida o abrigo, me dicen que nadie les ayudó. Nunca.

¿Al hablar del Holocausto no se olvida de la represión y exterminio de otras minorías no judías?

Se persiguió a minorías y oposición política de todos los colores, pero el odio y el programa nacionalsocialista se fundamenta principalmente en el odio al judío. El Holocausto es un pico más en una historia de más de 2.000 años de antisemitismo europeo.

Insiste en la responsabilidad de Alemania y de Europa en el Holocausto, y también en la situación actual en Oriente Medio.

Hay un vínculo histórico entre lo que ocurrió y lo que está ocurriendo. Se habla de nazis y judíos, pero ni todos los colaboradores eran nazis ni todas las víctimas eran judías. La mayor parte de los verdugos y de las víctimas eran europeas. No se menciona nunca que fue una campaña de genocidio que se gesta, una vez más, en una de las potencias europeas que llevaban más de 500 años cometiendo atrocidades por todo el mundo: colonialismo, explotación, imperialismo, genocidio, esclavitud, etc. Este es un caso más en esa larga cadena de vergüenzas que tiene Europa a sus espaldas. Decimos que [Donald] Trump es un horror -yo estoy en sus antípodas-, pero criticar desde Europa a EEUU es un poco ilegítimo, como mínimo. Aquí tenemos casos de extrema derecha terribles. Hitler, Franco y Mussolini eran europeos.

Palestina era un mandato británico, Siria era un mandato francés y Afganistán es resultado de siglos de imperialismo británico y de otros colores... Europa tiene muchísima responsabilidad en lo que está pasando. Cuando un partido europeo genera esa ola de violencia sin precedentes por el número de muertos, cuando se estaba aplicando en Palestina una política colonial como aquella... todo eso genera un odio visceral. Y de eso es hijo, entre otros movimientos, el sionismo, aunque tiene ramas incluso opuestas al Estado de Israel.

Tras el Holocausto, aunque son europeos, muchos quieren irse a Palestina, que consideran una especie de paraíso. Se crea el Irgún, un grupo sionista extremadamente violento de extrema derecha y con ingredientes religiosos, que es el peor cóctel ideológico que ha dado la humanidad. Se da en todas las religiones, Myanmar, Sudán... La religión ha dado lugar a este tipo de expresiones a menudo, y Netanyahu es un heredero directo.

La violencia genera violencia y esta fue originariamente generada, cocinada en Europa. Lo mismo cuando hablamos de Palestina. Hay grupos como Hamas, de la extrema que sea, pero edulcorada con ese toque de fanatismo religioso. No se puede decir que el pueblo palestino sea Hamas ni que el pueblo judío sea Netanyahu, y a veces tendemos a culpar al pueblo judío con mayor facilidad que al pueblo europeo.

¿Es un genocidio lo que está ocurriendo en Palestina?

Lo que está ocurriendo en Gaza son crímenes de guerra y es una campaña de genocidio. Pero también lo que está ocurriendo en Cisjordania, el apartheid. Evacuar a personas de su propio territorio, establecer un sistema de educación público de un solo color en el que no se imparten clases en la lengua del lugar... Estamos ante un hecho de genocidio.

Creo sinceramente que veremos un Estado palestino independiente y un Estado israelí independiente, como estoy convencido de que veremos una república vasca independiente. ¿Cuándo? En esta generación o en la siguiente. Nunca se sabe. No es una utopía, eso sí nos ha enseñado la historia. Pero cuando se dan estos casos, la independencia de Ucrania, de los países bálticos, de Croacia... la pregunta es siempre la misma: ¿para llegar aquí todo este sufrimiento, esta sangre, estas guerras, tantos siglos de persecución y de represión contra lenguas, contra culturas, contra pueblos enteros?

¿Realmente lo cree?

Por supuesto que es difícil. ¿Quién podía pensar en 1943 que diez años después iba a haber un Estado de Israel cuando ni siquiera la victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial estaba clara? Era difícil ver un Estado de Israel y, sin embargo, surge, aunque surge del odio y eso no conduce a buen puerto. El Estado de Israel, como está concebido a día de hoy, no funciona. Palestina tiene que ser un Estado, pero es difícil saber cuándo y en qué condiciones.

¿Cómo es posible que Israel esté cometiendo genocidio en Palestina? ¿Cómo ha pasado de víctima a verdugo?

Lamentablemente, una de las cosas que vemos en estudios de genocidios es que es muy fácil y recurrente. Es tan difícil evitar una campaña de genocidio como crear un mundo en el que las personas no se enamoren. Pues un mundo sin ese odio visceral basado en un patrón nacional, en la identidad colectiva, es imposible. Ahora, son impulsos que se pueden domesticar. Hemos escuchado o leído cosas como “se han dado casos de violación en Gaza”. Eso es absurdo. En todos los casos, eso es parte integral de lo que es una guerra.

Cuando se presentó la denuncia en el Tribunal Internacional también se habló de «hechos que podrían ser constitutivos de genocidio» porque parece que es muy difícil demostrar un genocidio.

No necesariamente. Yo estoy absolutamente en contra de una Convención de Genocidio tal cual está ahora plasmada. No solo yo, sino [Raphael] Lemkin, la persona que estuvo en el comité que creó la Convención de Genocidio en Naciones Unidas. Es inaplicable y una caricatura de lo que es el genocidio. No contempla, por ejemplo, la prohibición de una lengua, que es la base del sistema genocida. Una campaña de genocidio no supone matar gente, sino exterminar a un grupo humano como tal. ¿Qué hace de los vascos un grupo humano? Su lengua, fundamentalmente, su cultura, su música, sus tradiciones, su arte culinario... Todo eso hay que destruir. Y, obviamente, hay que matar gente. Esto no está contemplado en la Convención.

Entonces ¿qué diferencia hay entre crímenes contra la humanidad y genocidio?

El genocidio, de entrada, es un crimen contra la humanidad. Es muy difícil demostrar en una corte de Justicia que el objetivo de [Benjamin] Netanyahu es exterminar al pueblo palestino como tal, a no ser que él lo admita. Por eso es una convención que no vale para nada. Al contrario, sirve para que se intente juzgar a alguien y no se pueda, y después vengan los negacionistas a decir, “lo veis, si ni siquiera La Haya considera esto un genocidio”. Es terrible.

Es difícil negar lo que está ocurriendo en Gaza porque vemos imágenes en directo. Los alemanes entonces decían no saber lo que estaba sucediendo. ¿Era posible desconocerlo?

Era imposible. Hablamos de 44.000 centros de reclusión, con cientos de prisioneros. Algunos estuvieron en funcionamiento tres meses, pero otros duraron 12 años y eran masivos. Auschwitz era una red de 40 centros. Una de las principales fuentes de financiación era el alquiler de mano de obra a fábricas, y esos prisioneros salían y entraban a diario de los campos con sus uniformes y en las condiciones en las que estaban. Hablamos de más de 40 millones de personas. Además, tenían unas necesidades importantes de madera, agua, alimentos, productos químicos y demás para alimentar una industria... y todo venía de fuera. Los soldados que liberaron los campos dijeron que el olor se percibía a 40 millas; es imposible que los alemanes no notaran ese olor y no vieran las columnas de humo de los crematorios. Pero, además, el régimen no lo ocultaba para imponer el terror.

¿Y fuera de Alemania y de los territorios ocupados?

Por supuesto que sí. En ese caso no soy tan crítico, hay que ponerse en la situación. El mando aliado occidental y soviético era perfectamente conocedor de lo que está ocurriendo, había fotografías aéreas y demás. Pero ¿qué podían hacer? ¿Bombardear los campos? No tenía mucho sentido, y llegaron a la conclusión de que el objetivo debía ser terminar la guerra. E hicieron un esfuerzo importante para que así fuera.

Los genocidios son recurrentes. ¿Hemos aprendido algo de la historia?

Hemos aprendido, pero no se generaliza el conocimiento. Si no hay cátedras de genocidio, si no se imparte, no el Holocausto, sino genocidio en las escuelas, si la gente no tiene ni idea de lo que es una guerra o un bombardeo, seguiremos cometiéndolos, los repetiremos. La ficción no ayuda. En las películas vemos que, a quien le pegan un tiro, muere en el acto, que la guerra es honorable... Pero las armas no matan de forma inmediata, hay que dar exactamente en el corazón o en el cerebro.

¿Cómo sería Europa si hubiera vencido el nazismo? ¿Qué opina del avance de la extrema derecha sobre todo en los Estados que sufrieron regímenes totalitarios?

La situación sería terrible. Ahora Europa es mucho más peligrosa que EEUU. Aquí hay mucho más combustible y, para que se dé una campaña de genocidio, solo hace falta una chispa, que puede ser una crisis mundial, regional o local. Es lo que ha ocurrido en Palestina. Había odio visceral en ambos extremos, palestino y judío. La extrema derecha en EEUU ha dado lugar a Trump, pero en Europa ha dado gobiernos fascistas o neonazis. Las campañas de algo similar a genocidio y masacres que han ocurrido en EEUU, como la esclavitud, no son ni la sombra de lo que ha cosechado Europa. Los grupos de extrema derecha están absolutamente orgullosos de este pasado, porque Europa ha conquistado continentes enteros. No nos podemos tomar a broma lo que está ocurriendo.

¿Con qué le gustaría que se quedara el lector tras leer su libro?

El objetivo del libro es dar a conocer en detalle qué significa, en el caso del Holocausto, el genocidio, el sistema de ejecución, la propia guerra. Hacerlo con el máximo detalle para que la gente cuando vea que se están produciendo fusilamientos en Ucrania entienda lo que eso significa. Lo mismo que procuré hacer con el libro “Gernika. 26 de abril de 1937”, para que se sepa qué significa morir en un bombardeo, que en absoluto es como en las películas. Para evitar que ocurra algo parecido, para posicionar a cualquier persona en contra de estas atrocidades.




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domingo, 23 de febrero de 2025

Egaña | Birobidzhán

Gracias a nuestro amigo Iñaki Egaña nos venimos a enterar que antes de que se creara el ente artificial y genocida conocido como Israel, ya existía un ente político-administrativo judío. Develado ese misterio, procede a hacer lo propio con uno que pudo ser y que no fue, pero que involucraba a vascos... y a México.

Acompáñenos en este, para nosotros, descubrimiento:


Birobidzhán

Iñaki Egaña

Hay un estado donde el yiddish es idioma oficial y en sus calles y comercios, numerosas inscripciones se encuentran en caracteres hebraicos. No se trata de un barrio judío, como existen en varias partes del planeta, como sucedía en Euskal Herria antes de la expulsión de sus comunidades por los llamados Reyes Católicos. Tampoco tiene que ver con el estado moderno de Israel, o con esas tierras que sus colonos van arrebatando a Palestina. Se trata de Birobidzhán, la capital del Óblast Autónomo Judío de Rusia, la única colectividad rusa definida como autónoma, una de las 89 entidades, incluidas sus repúblicas, que conforman hoy en día la Federación de Rusia. Hace frontera con China y quienes hayan viajado en el Transiberiano, reconocerán a Birobidzhán por ser la penúltima estación antes de alcanzar Vladivostok. Es el único ejemplo contemporáneo de un territorio administrativamente judío, a excepción de Israel.
La región autónoma fue diseñada en 1928 por la URSS para acoger a la diáspora judía dispersada por el planeta, la Palestina de Siberia. En 1945, Albert Einstein creó el Fondo Einstein para el desarrollo económico de la primera región judía creada en el mundo (Israel surgió en 1948), con el fin de asentar a 30.000 huérfanos judíos víctimas de los nazis. Cada familia judía alemana, lituana, polaca y rumana recibió 350 dólares negociados entre el gobierno soviético y el PCE de EEUU. Pero con el nacimiento de Israel el proyecto decayó, la diáspora marchó masivamente a Palestina y hoy ese territorio que apenas es en extensión un poco mayor que Bélgica, acoge a cerca de 80.000 personas. Aun así, Birobidzhán, tiene universidad, con el nombre de un escritor hebreo, y varias escuelas estatales que enseñan yiddish, bailes y tradiciones judías.

La idea del asentamiento en las estepas siberianas, con temperaturas extremas en invierno, puede parecer en la actualidad una digresión anómala. Pero no fue la primera de su estilo, ni visto el desarrollo de los acontecimientos universales, tampoco será la última. En la cercanía, sin llegar a materializarse, los vascos exiliados durante la guerra española y la mundial, conocieron el proyecto de un inquieto Lezo Urreztieta. Un personaje difícilmente alcanzable en una sociedad que se acerca a lo políticamente correcto y que Josu Martínez retrató en “Jainkoak ez dit barkatzaen”. Militó en Jagi, esa formación que tenía cierto ADN jeltzale pero era profundamente independentista. Y como paradigma de su personalidad contrabandista, fue quien solucionó la primera papeleta al PNV cuando en 1936 diseñó el Ejercito vasco y se encontró que sus soldados estaban malamente armados. Urreztieta consiguió una importante partida de armas para aquel Ejército de voluntarios en un país, hoy Chequia, que entonces aún recogía los escombros de la desintegración del imperio austrohúngaro. Treinta años más tarde, Urreztieta volvió a recorrer el mismo camino para conseguir armas para ese grupo de jóvenes que soñaba con la liberación de Euskal Herria y que uno se sus fundadores, Txillardegi, había dado un nombre que entonaba eufónicamente, ETA.
Lezo Urreztieta, que vivía exiliado, fue deportado a México por la Gendarmería que detectó, in extremis, un plan del nuevo Avinareta para matar al dictador Franco. Al otro lado del Atlántico, Urreztieta descubrió una isla en el Pacífico, llamada Guadalupe, que forma parte del territorio de México a pesar de que se encuentra a más de 200 kilómetros de su costa. E ideó la idea de que era el lugar perfecto para acoger a esas decenas de miles de exiliados vascos que aún deambulaban por el mundo, en Chile, México, Argentina, Venezuela, Francia… Reunió dinero para comprarla, describió un mapa de la misma, que estaba deshabitada y le puso nombre a la primera ciudad que iba a edificar: Gernika. Removió Roma con Santiago, intento convencer a los lideres del exilio e incluso se llegó a reunir con el entonces presidente mexicano, Lázaro Cárdenas. Pero el proyecto decayó. La utopía de una arcadia euskaldún e independiente no estaba madura ni siquiera para la literatura.

El hecho en positivo de Guadalupe, contrasta con otros desplazamientos masivos a los que, a pesar del rechazo vasco, sus habitantes se vieron obligados a afrontar. Quizás aquella deportación masiva de ciudadanos de Ipar Euskal Herria hacia Las Landas, tras la Revolución Francesa, sea el ejemplo más conocido. Miles y miles de hombres, mujeres y niños de las comunas vascas, recorrieron una larga marcha en la que más de la mitad fallecieron. Fue un castigo por que quisieron mantener sus tradiciones y su lengua, en una época convulsa en la que los revolucionarios pusieron las bases para el reconocimiento de los derechos de los ciudadanos. Pero como ha ocurrido tantas veces en la historia, la categoría de ciudadano fue definida en función de intereses, más aun cuando los disidentes no aceptan la centralidad parisina. Ya tras la conquista de Nafarroa el cardenal Cisneros fue nombrado gobernador del Reino y aplicó una política de tierra quemada. Cisneros albergó un proyecto similar al practicado con los moriscos, es decir, su expulsión en masa. Esta deportación masiva a Andalucía no pudo llevarse a cabo, según José Moret, cronista oficial del Reino, por falta de medios económicos.
En la actualidad, los proyectos de deportación planetaria parecen renovados. Suecia negocia con la Unión Europea el envío de presos a cárceles continentales. La italiana Meloni envía migrantes a Albania, mientras que Inglaterra aún espera abrir de par en par las puertas para lanzarlos a Ruanda y Washington hacia Cuba (Guantánamo). Así que en esta oferta de Trump de enviar los palestinos supervivientes del nuevo holocausto a Egipto, quizás se podría encontrar una nueva solución. Que esos ávidos colonos expoliadores israelíes tomen el camino de Birobidzhán. Se encontrarán como en casa y podrán trabajar tierras vírgenes. Porque las de Palestina ya estaban ocupadas.

 

 

 

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lunes, 17 de febrero de 2025

Lo Inhumano de una Película

Ahora que Iñaki Egaña ha puesto sobre la mesa el tema de la tortura, les compartimos este reportaje en Naiz que deja al desnudo a María Luisa Gutiérrez, productora de la película panfletaria con la que Madrid refuerza su relato de la 'derrota policiaca' de ETA en su torpe obsesión por desvirtuar el proceso de paz impulsado por la sociedad vasca.

Aquí la información:


‘El Inhumano’ de ‘La infiltrada’, señalado por torturas en Via Laietana y en Gipuzkoa

‘La infiltrada’, galardonada en los recientes Goya, ha exaltado la lucha policial anti-ETA pasando por alto su cara oculta e impune. El coprotagonista es ‘El Inhumano’, un mando policial sobradamente conocido en Catalunya y Euskal Herria, señalado por torturas en diferentes décadas.

Ramon Sola

María Luisa Gutiérrez, productora de ‘La infiltrada’, explicó en la gala de los Goya que quería compartir el premio a mejor película con aquellos policías que «arriesgaron su vida sobre todo por defender los principios de la democracia». Entre los destinatarios de esta mención, además obviamente de Arantzazu Berradre/Elena Tejada –la protagonista de esta historia ficcionada con base real–, estaba quien ocupa un papel de coprotagonista en el film.

Se trata del mando policial que gestó la infiltración en el «comando Donostia». Un comisario que permanece anónimo en la película, pero al que ha identificado ‘El Mundo’ hace unos días. Fernando Sainz Merino: un nombre y dos apellidos que no han desapercibidos ni en Catalunya ni en Euskal Herria.

Luis Tosar, el actor que encarna al mando policial anónimo en la película, ha indicado en entrevistas que a su personaje en las comisarías se le llamaba ‘El inhumano’ porque «despertaba a los agentes a horas intempestivas y era muy activo». En coherencia con esta tesis, en la película ‘El inhumano’ es en realidad bastante humano, alguien que rechaza «un nuevo GAL» cuando su pupila cree que le va a proponer algo así, que prioriza ante todo la seguridad de Tejada y que incluso se preocupa por el gato de la agente.

Hasta aquí la «versión oficial». La otra cara, la que no muestra ‘La infiltrada’, es lo que ocurría en los sótanos de calabozos y comisarías. Sainz Merino fue señalado como torturador por tres independentistas catalanes detenidos en Barcelona ya en el año 1980. Y posteriormente ejerció como jefe de la Policía española en Gipuzkoa a partir de 1992 y hasta 1999, en tiempos en que según el informe oficial del Instituto Vasco de Criminología proliferaron los casos de tormentos por parte de este cuerpo y la Guardia Civil y en este herrialde concreto; en torno a un centenar bajo su mando.

De Barcelona a Donostia

El recorrido de este policía nacido en Logroño en 1952 y ya jubilado ha dejado muchos rastros en prensa, boletines oficiales y también documentos judiciales. Ingresó en la Policía todavía en el franquismo, en 1974. Fue seis años después cuando tres independentistas catalanes le denunciaron por torturas junto a otros cuatro agentes españoles. Lo identificaron en una rueda de reconocimiento ordenada por el juzgado.

Se trataba de los militantes del Exèrcit Popular Català (EPOCA) Xavier Barberá, Antoni Massagué y Ferran Jabardo. Habían sido detenidos en 1980 por el atentado mortal contra el industrial José María Bultó ocurrido tres años antes. Denunciaron haber sido torturados para forzar sus autoinculpaciones, en la tristemente conocida comisaría de Via Laietana. Su declaración en comisaría no fue ratificada al pasar ante el juez de la Audiencia Nacional.

El proceso judicial abierto en un juzgado de Barcelona dio pie a la citada identificación de ‘El Inhumano’. La instrucción fue llevada a cabo por los jueces Angels Vivas y Carlos Bueren (que por cierto luego hizo carrera en la Audiencia Nacional mostrándose muy próximo a la Guardia Civil). Aunque finalmente no hubo juicio por las torturas, los tres detenidos perseveraron en su denuncia y tras agotar el periplo judicial español elevaron el caso hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En 1987, y por vez primera, el Estado español tuvo que comparecer en Estrasburgo, acusado de diversas vulneraciones del Convenio Europeo.

Europa dio la razón a los independentistas condenados respecto a la alegación de que no habían tenido un juicio justo en el tribunal especial español. De hecho, una vez repetida la vista oral acabaron siendo absueltos en 1993 por la Audiencia Nacional, la misma que les había condenado once años antes. Una vez eliminada la autoinculpación forzada, se determinó que no había pruebas suficientes en su contra.

Volviendo a Sainz Merino, la experiencia en la Brigada Regional de Información de Barcelona le sirvió a este policía para ir subiendo en el escalafón y entrar directamente en la lucha anti-ETA desde la Comisaría General de Información. De modo que en 1992, con apenas 40 años, pasó a dirigir la Policía española en Gipuzkoa.

El informe encargado por el Gobierno de Lakua al equipo del IVAC muestra cómo la tortura fue una realidad muy común en esa década de los 90 en Euskal Herria, y especialmente en Gipuzkoa. Y es que este herrialde acapara el 47% de los casos totales del periodo global analizado.

Concretamente, en esos siete años en que ‘El Inhumano’ ejerció la máxima responsabilidad policial en Gipuzkoa el estudio certifica 214 episodios de tortura correspondientes a la Policía española en el conjunto de la CAV, por lo que en Gipuzkoa pueden cifrarse en torno a un centenar como mínimo.

En los dos primeros tercios de su «mandato», Sainz Merino compartió tareas represivas con el primeramente coronel y luego general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, que estaba aún al frente de la Comandancia de Intxaurrondo.

Sobra decir que en esos años la impunidad en torno a la tortura fue total en Euskal Herria, por lo que no consta que hubiera investigaciones directas sobre ‘El Inhumano’. El último caso del que se ha llegado a condena firme ocurrió precisamente en 1992 (la detención de Kepa Urra en Bizkaia por parte de la Guardia Civil). Las otras 19 sentencias condenatorias firmes (sobre un total de más de 5.000 casos certificados) son todas anteriores.

El ministro Jaime Mayor Oreja ascendió a Sainz Merino a «asesor antiterrorista» en 1998, puesto que compatibilizó inicialmente con el de jefe policial en Gipuzkoa y desde el que propagó la tesis de que el alto el fuego de Lizarra-Garazi era una «tregua-trampa».

Fernando Sainz Merino volvería a ser jefe de la Policía española en Gipuzkoa en 2002 y posteriormente llegó a máximo responsable del cuerpo en la CAV entre 2012 y 2013 (en el impasse fue jefe de la Unidad Central de Información Exterior –UCIE–, centrada en el yihadismo). El entonces delegado español, Carlos Urquijo, destacó en la toma de posesión de 2012 que el designado disponía de dos Cruces al Mérito Policial con distintivo rojo gracias a «un trabajo en condiciones muy adversas por el terrorismo etarra, al que ha combatido muy eficazmente».

Los siete años de Tejada

Por otro lado, ese periodo 1992-1999 coincide exactamente con el periodo en que la agente Elena Tejada llevó a cabo su infiltración, según reveló ‘Ardi Beltza’ en 2000.

Tejada llegó a Donostia presentándose como objetora de conciencia de Logroño el mismo año en que Sainz Merino arribó a la jefatura policial. Y fue entrando en círculos abertzales mientras aprendía euskara hasta llegar al «comando Donostia» y propiciar varias detenciones en marzo de 1999, año en que el comisario provincial fue cambiado de destino.

Sergio Polo y Kepa Etxeberria, en concreto, resultaron detenidos de noche junto al estadio de Anoeta en un operativo realizado a tiros por la Policía española dirigida por Sainz Merino. Por la mañana, los agentes recogieron los casquillos del lugar a plena luz del día y ante las cámaras de los fotógrafos de prensa. Los dos detenidos refirieron torturas.

Tanto Fernando Sainz Merino como Elena Tejada son naturales de la capital riojana, aunque la historia oficial haya preferido ubicar la captación de la agente por ‘El Inhumano’ en la academia de policía de Ávila, bien porque así fue realmente o bien por difuminar pistas que llevaran a identificarle.

Hasta la fecha el comisario ya jubilado había dado algunas entrevistas ligadas a la película, pero siempre tapando su rostro y con nombres figurados como ‘Julio’. Hasta que ‘El Mundo’ ha aportado su verdadera identidad.

Fernando Sainz Merino insiste en un podcast de ‘El Correo’ en que le llamaban ‘El Inhumano’ solo porque «trabajábamos fines de semana, no teníamos vacaciones, ni había Semana Santa ni Navidad... En una de las reuniones que teníamos me dijeron ‘tú, como el responsable, eres El Inhumano’, y ya está».




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domingo, 16 de febrero de 2025

Reconocer la Tortura

Les compartimos esta editorial de Naiz inspirada por la presentación de la Euskal Herriko Torturatuen Sarea en el Kursaal, misma que demanda pasos firmes en el esclarecimiento de los miles de casos de tortura generados por el terrorismo de estado español - a lo que llaman 'guerra sucia contra ETA' - en su criminal obsesión por negar a toda costa los derechos políticos y civiles del pueblo vasco.

Lean ustedes:


Antes o después deberán reconocer cómo torturaron sin piedad a miles de vascos y vascas

En un ejercicio de empoderamiento colectivo, la Red de Personas Torturadas de Euskal Herria se constituyó ayer en el Kursaal con el objetivo de  dar testimonio, reivindicar la verdad y demandar justicia y reparación. Por supuesto, como víctimas de una violación grave de derechos humanos, también exigen que se establezcan garantías de no repetición, para lo que hará falta activar mecanismos eficaces.

Las alrededor de 900 personas que se dieron cita en Donostia pertenecen a generaciones diferentes, provienen de todos los territorios del país, fueron arrestadas por diferentes cuerpos policiales en épocas distintas y en condiciones particulares, algunas militaban y otras no tenían nada que ver, algunas de ellas fueron condenadas por esas militancias y otras ni siquiera pasaron ante el juez… No obstante, todas ellas son la evidencia clara –si es que a estas alturas, además de los policías, los negacionistas y los ventajistas alguien necesitara pruebas–, de que en Euskal Herria la tortura se utilizó de forma sistemática como parte de una estrategia política.

Esas 900 personas son parte de los más de 5.000 casos de torturas certificados por diferentes organismos oficiales. En realidad, son más, pero esa cifra oficial ya es escalofriante para un país diminuto.

Los vergonzosos huecos de la hemeroteca

Es un escándalo que no sea un escándalo cómo se ha torturado en Euskal Herria: de forma masiva, salvaje y sofisticada, silente y desvergonzada, sostenida e impune. Sobre todo, impune. Que sea un escándalo no quiere decir que sea incomprensible. Demasiada gente y entidades colaboraron de un modo u otro con ese sistema represivo; hay mucho que tapar o de lo que avergonzarse. Además, la realidad de la tortura quiebra el relato oficial sobre el conflicto vasco, distorsionado precisamente por esta impunidad.

La tortura es una realidad que todo el mundo conocía, pero ante la que todas las estructuras de poder del país miraban para otro lado, cuando no colaboraban. Un método afinado con el tiempo y la cooperación necesaria de cargos políticos, jueces, médicos y periodistas. Ante la abrumadora comparecencia masiva e inapelable de Donostia, callan todos ellos.

El cuento de desmanes aislados de policías que perdieron el control nunca tuvo ni pies ni cabeza, pero con el tiempo ha quedado como otra prueba de la crueldad, la desvergüenza y la irresponsabilidad de los torturadores y de sus jefes.

La legitimación de la tortura era la cara B de los pactos que suscribieron los partidos, de la cooperación policial, de cada denuncia descartada por los jueces, de los protocolos no aplicados por los forenses y de los reportajes dictados por «fuentes policiales». En el marco del consenso «antiterrorista» se institucionalizaron los malos tratos a los y las ciudadanas vascas arrestadas bajo incomunicación.

Hora de que las instituciones estén a la altura

Los poderes del Estado deben reconocer lo sucedido. Su negacionismo les debilita ante la sociedad vasca, más ahora que la Red va a difundir las demandas de verdad, justicia y reparación. Las instituciones vascas, especialmente los Gobiernos de Gasteiz e Iruñea, deberían estar a la altura; tarde pero a la altura. Hay una interpelación a los lehendakaris Imanol Pradales y María Chivite para que adopten una visión que respete a las víctimas y oficialicen mecanismos integrales que den una respuesta a estas demandas justas.

Los actos de reconocimiento son un paso positivo que se debe desarrollar. La sociedad vasca tiene una deuda con las personas torturadas que, en un acto de generosidad, plantean hacer de sus traumas y dolores una fuerza colectiva para reconstruir la verdad, la convivencia y la libertad.




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sábado, 15 de febrero de 2025

Novela Gráfica de la Generación Gernika

Desde las páginas de Deia traemos a ustedes más información acerca de la novela gráfica dedicada a los niños y las niñas de la Generación Gernika.

Aquí la tienen:


Memorias del exilio: los niños vascos del 37

Un viaje a nuestro pasado reciente a través de los recuerdos de “los niños de la guerra”. Esta novela gráfica busca tender un puente entre generaciones y honrar la memoria de los niños y niñas vascos que vivieron el éxodo infantil de 1937. Es un homenaje a sus vivencias y una herramienta para reflexionar sobre realidades similares que ocurren hoy en día

Begoña Garrido

El exilio es una herida que atraviesa la historia reciente de Euskadi. En 1937, miles de niños vascos fueron evacuados para escapar de los horrores de la Guerra Civil. Cuando la guerra se recrudeció en el frente norte, tras los bombardeos de Otxandio (julio, 1936) y Durango (marzo, 1937); el bombardeo de Gernika (abril, 1937) fue el detonante para conseguir apoyo internacional, algo que el Gobierno Vasco llevaba meses buscando para poner a los niños a salvo a través de las denominadas Expediciones infantiles. Francia e Inglaterra brindaron apoyo logístico para evacuar a los pequeños desde el puerto de Santurtzi. Para poder garantizar la seguridad de los refugiados era fundamental coordinarse con países vecinos que pudieran ofrecer rutas seguras y apoyo adicional en puertos de destino. Los refugiados se dirigieron a Francia, Reino Unido, Bélgica, la antigua URSS y México, principalmente; llegando a alcanzar la cifra de 32.000 niños evacuados entre abril y junio de 1937.

El proyecto surgió de mi tesis doctoral financiada por la Universidad de Reading sobre las mujeres de clase trabajadora vizcaínas en el primer franquismo. Sin embargo, cuando comencé a realizar entrevistas en 2019, el exilio emergió con fuerza y me di cuenta del impacto emocional y de la importancia histórica de este episodio. Así, de aquellas entrevistas, surgieron dos proyectos: una tesis y este cómic. Dada la cantidad de familias afectadas por el exilio, pensé que era necesario un proyecto de divulgación propio que llegara al máximo número de familias posible. Por esto, busqué una persona que pudiera realizar la parte gráfica y contacté con el ilustrador Oskar Gorroño, quien entendió la importancia de plasmar estas historias de vida con todo el respeto y el rigor histórico posible.

La novela gráfica muestra las historias de vida de los protagonistas desde los ojos de un niño, tal y como ellos lo narraban con más de noventa años, y como quisieron ser recordados. En ese momento de conversación volvían a su infancia y volvían a sentirse vulnerables. Por eso, también, varias personas declinaron participar, ya que para quienes no habían hablado anteriormente del exilio, esta etapa se había convertido en una experiencia traumática y traerla al presente les expuso a recuerdos dolorosos.

A diferencia de un libro académico, el cómic puede atraer a personas mayores, jóvenes o lectores casuales. Es un formato divulgativo más inclusivo. Facilita la comprensión al lector de un episodio histórico gracias a la combinación de imágenes y texto.

 Además, las imágenes tienen un efecto duradero en nuestra memoria y ver el sufrimiento, la alegría o la lucha de los personajes dibujados genera un impacto emocional que ayuda a generar empatía en el lector. Por estas razones, fue el formato escogido para plasmar parte de las entrevistas. Fue una decisión consciente para evitar dar más protagonismo a los vencedores de la guerra. Sabemos que quienes ganan los conflictos son quienes escriben la historia, y muchas voces habían quedado en silencio durante demasiado tiempo. El objetivo era dar espacio a esas voces.

El cómic relata las vivencias de Lucía, Antonio y Martina, personajes que representan diferentes perspectivas del exilio. Lucía y Antonio, de 12 y 11 años respectivamente, formaron parte de las expediciones infantiles. Barcos como el Habana llevaron a estos niños a la Unión Soviética e Inglaterra, donde fueron acogidos por familias, e instituciones; en el caso de la URSS el gobierno organizó casas-escuela. Martina, sin embargo, ya tenía 17 años, y huyó a Francia acompañada por su madre, dos hermanas mayores y un hermano menor, donde fueron acogidos por una familia. Debido a su edad y a la de sus hermanas no pudieron acogerse a un programa gubernamental infantil; sin embargo, las mujeres de cualquier edad podían ser evacuadas y, en este caso, lo hicieron a través de Asturias.

El hilo narrativo son las emociones por las que los protagonistas van pasando lejos de su hogar, y aunque cada vivencia es diferente, el relato del exilio es una historia universal y las voces de los personajes se cohesionan a través de las emociones proyectándose en la narración como una única experiencia paradigmática de exilio. Reflejo de esto es la estructura narrativa del libro, donde cada capítulo tiene por nombre la emoción que predomina en cada etapa de este viaje: Miedo, Incertidumbre, Esperanza, Ilusión y Desarraigo.
Las emociones son el núcleo

El cómic comienza mostrando el sonido de las sirenas, niños y jóvenes corriendo hacia un refugio y la toma de decisión por parte de los padres acerca del exilio. Los siguientes capítulos muestran la incertidumbre de la llegada al país de acogida, y la esperanza, que corresponde al momento de adaptación. Cuando llevan semanas o meses, las caras se vuelven familiares, el espacio ya no resulta tan hostil, y comienzan a construir un nuevo “hogar”, a pesar de tener presente la separación de sus figuras de apego.

El último capítulo muestra la repatriación como un momento agridulce. Aunque lo vivieron con ilusión por reunirse con sus familias, muchos niños se enfrentaron a numerosas dificultades para readaptarse a su lugar de origen, marcado por la devastación y la represión franquista; además de separarse de sus familias de acogida con las que habían estrechado lazos. Algunos, como Lucía (que había pasado 19 años en la URSS), regresaron en 1956 sintiéndose “extranjeros” en su propia tierra. Su educación era más soviética que franquista, ya que no habían conocido el franquismo hasta que volvieron ya como adultos. Esto provocó que “los rusos” estuvieran controlados e incluso perseguidos por la Policía y que muchos de ellos no pudieran adaptarse y volvieran a la URSS.

Los testimonios recopilados proceden de personas que, en 1937, eran niños o adolescentes, así que “los niños” y sus madres se convirtieron en protagonistas involuntarios del exilio. Además, quería reivindicar el papel fundamental de las mujeres en esta experiencia. Por un lado, las madres se enfrentaron a decisiones extremadamente difíciles: separarse de sus hijos para salvarlos, o exiliarse junto a ellos (cuando era posible) llevando consigo una carga emocional enorme.

Mientras que para muchos niños las primeras semanas del exilio fueron vividas casi como una aventura, sin ser conscientes del tiempo que pasarían sin ver a sus padres; las madres completamente conscientes de la situación, como mujeres adultas, vivieron el duelo de la separación de sus familias y el trauma que supuso el exilio de otra forma. El cómic muestra estas diferencias generacionales sobre las distintas formas de vivir el duelo. Además, el rol de las mujeres fue fundamental como guardianas de la memoria y de la cultura de origen.

Madres y maestras asumieron el rol de cuidadoras, transmitieron la cultura, el idioma, y las tradiciones vascas. Rompieron con los roles de género al convertirse en “cabezas de familia” y ser ellas las que tomaban las decisiones. La situación les empujó a ocupar los espacios públicos y estas experiencias afectaron a la forma en que las hijas vieron a sus madres, en muchas ocasiones, como figuras de autoridad y fortaleza.

El cómic también destaca el papel crucial de las andereños que brindan apoyo no solo logístico, sino que ayudaron a los niños a integrarse, siendo figuras de protección en ausencia de sus padres. En la narración, aparecen dos personajes simbólicos, una maestra catalana que acompaña a los niños a la U.R.S.S. y vive con ellos en la casa-escuela, y la andereño que les acompaña a Reino Unido, y organiza excursiones y festivales para conseguir financiación para el mantenimiento de los niños, además de cantarles en euskera y promover su fe católica.

El régimen franquista silenció las historias de los exiliados infantiles e impuso un discurso único. Considerados “rojos”, muchos sufrieron control y marginación al regresar, como el caso de los que fueron a la URSS. Además, debido al adoctrinamiento político en las escuelas, se perpetuó el silencio sobre la guerra y se impuso la ignorancia sobre el exilio infantil y sus implicaciones. Memorias del Exilio busca romper ese silencio, hablar colectivamente de episodios del pasado que nos han sido negados, recuperar las voces de mujeres y niños como protagonistas y preservar las vivencias de los exiliados, a través de este cómic cuyo relato trata de ser reparador para curar viejas heridas que aún permanecen abiertas.
Los autores

Begoña Garrido

    Doctora en estudios culturales por la Universidad de Reading, especializada en el primer franquismo. Actualmente trabaja en la investigación y divulgación de la memoria histórica.

Oskar Gorroño

    Licenciado en Bellas Artes, por la UPV/ EHU. Desde 2003 ha compaginado la ilustración de libros, manuales y revistas con la enseñanza de las artes plásticas en su academia.

 

 

 

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Egaña | Tortura: de Bilbao a Estambul

Hace unos días el referente de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi daba a conocer pormenores de la tortura a la que fue sometido por los esbirros del españolismo:


Hoy, día contra la #tortura, quiero relatar las que me practicaron en Intxaurrondo y en la dirección general de la Guardia Civil en Madrid.

Día 1. Me ponen una camisa de fuerza y me sumergen una y otra vez en la bañera. Me la practican continuamente hasta perder el conocimiento.

Día 2. Siguen con la bañera, pero la acompañan de la utilización de descargas eléctricas. Durante todo el día.

Día 3. Ahora se suman los golpes y continuan los largos interrogatorios con amenazas hacia mi hijo y mi familia. Amenazas de muerte.

Día 4: Sigue el calvario. Picana electrica, la bañera y amenazas. Ese cuarto día me dejan una pistola en la mesa y me animan a cogerla y fugarme.

Día 5. Declaración con abogado. No se si es abogado o Guardia Civil. Me dicen que lo firme todo o que luego volvemos a empezar. Niego todo y no firmo.

Día 6. Ingreso en prisión y denuncio torturas. Mi denuncia llega a las Naciones Unidas.


En esta ocasión, les compartimos este texto dedicado precisamente a la tortura, de la pluma de Iñaki Egaña, quien lo ha compartido en su perfil de Facebook:



Tortura: de Bilbao a Estambul

Iñaki Egaña

En 1957 y 1959 se produjeron en Bilbo razias policiales con maltratos a los detenidos, con el objetivo de detener a jóvenes de EGI que salían del cascaron y llegaban a un escenario en blanco y negro, donde por gritar “Viva Rusia” o “Gora Euskadi”, al margen de una buena somanta de ostias, arriesgaba a dos años de prisión. “Era lo habitual”, han reconocido los defensores de esa “Transición modélica”, entonces en la oposición, y que a partir de la llegada de la monarquía parlamentaria dijeron que aquellas malas prácticas desaparecieron. Me ha recordado cuando hace poco más de una década la nefasta Yolanda Barcina, presidenta del Ejecutivo foral navarro y luego a su dimisión consejera de Movistar, fue acusada de cobrar dietas por valor de 68.500 euros de reuniones que no había asistido, y se defendió con aquella mítica frase: “era lo que se venía haciendo”.

Al parecer, la tortura había desaparecido, pero la corrupción, al menos en 2013, no. Esta semana, ya metidos en 2025, hemos conocido el informe anual de Transparency International (TI, “The global coalition against corruption”) que adjudica a España en el tema de la corrupción un papel activo en su desarrollo. Estados como Ruanda, Qatar, Cabo Verde o Arabia Saudí son menos corruptos que España que se coloca a la cola de Europa, con el consuelo de que más atrás está la Italia de Goirgia Meloni. Para afianzarse, la derecha española señala que la corrupción se ha elevado a niveles de la época de Felipe González. ¿Y la tortura? Hoy, gracias a los informes de la Fundación Euskal Memoria y el IVAC para los gobiernos de la CAV y la Comunidad Foral Navarra, hemos logrado varias conclusiones. Una de ellas que la tortura en comisarias y cuarteles no se relajó, como dijeron los adalides de la Transición democrática. Que incluso incorporaron a su uso a cuerpos de creación reciente, como la Ertzaintza. Y que el pico más alto de malos tratos y torturas se ejerció en las legislaturas de Felipe González.
Hoy aún persiste esa negacionismo, quizás en ambos casos. La corrupción y la tortura son esporádicos, como en cualquier otro lugar del área occidental. Saltaron casos especiales, mediáticos, como los de Egunkaria, Unai Romano, Kepa Urra, Sandra Barrentxea o el de Patxi Arratibel que logró firmar su declaración con aquel Aztnugal (laguntza, leído en sentido contrario). Los esporádicos que dirán los del Régimen del 78. Pero el trabajo del IVAC nos va contando que ya van más de 6.000 los torturados. Un escándalo en la Piel de Toro, tan cerca de Abu Ghraib y Guantánamo. Y, para su defensa, con la complicidad de jueces, medios de comunicación, lideres de formaciones políticas, instituciones y, huelga decirlo, de fuerzas policiales que inventaron manuales y textos, con una literatura barata, mientras el “Manual del torturador español” de Xabier Makazaga era prohibido en bibliotecas y foros de debate.

La última andanada fue la de la Audiencia Nacional contra Iratxe Sorzabal. En diciembre de 2017, por orden de la justicia francesa, varios expertos confirmaron que el relato que Sorzabal sobre las torturas sufridas en 2001 por parte de la Guardia Civil era verídico. Lo hicieron aplicándole el Protocolo de Estambul, la prueba del algodón. Dicho protocolo fue elaborado por la ONU. El 9 de agosto de 1999 fue presentado a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos el manual para la investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, denominado Protocolo de Estambul. La versión revisada del Protocolo de Estambul presentada en Ginebra el 29 de junio de 2022 mostraba el papel fundamental que cumplían los expertos forenses en la investigación de la tortura y del maltrato. España lo rubricó con su firma. Pero prevaricó. A pesar de las recomendaciones y las firmas, el Protocolo de Estambul no fue aceptado por la mayoría de los jueces de la Audiencia Nacional. En el caso de Iratxe no se hizo, ya en Madrid, prueba pericial, ni se tramitó el realizado en París. Simplemente se rechazó. Usos y costumbres, “era lo que se venía haciendo”.

Hoy, se presenta en el Kursaal de Donostia la recién creada “Euskal Herriko Torturatuen Sarea”, que acoge a cientos, miles de torturados en las últimas décadas. Una iniciativa que tiene como sustento ese reconocimiento en la CAV y en la CFN de que la tortura ha estado generalizada entre nosotros, por encima de negacionismos y justificaciones. Son tiempos convulsos también, pero tiempos de reconocimientos, sobre todo de aquellos que hicieron un trabajo intenso, contra viento y marea. No sólo de los torturados, que parecieron predicar en el desierto, sino incluso de comisionados especiales de Naciones Unidas como Theo Van Boven que fueron tachados de marcianos, por incidir en la culpa de España. En 2021, Amnestý International recordaba que España -el entonces monarca Juan Carlos Borbón lo avaló con su firma- había rubricado la declaración contra la tortura en 2006, pero que 15 años más tarde no la cumplía.

Y este tiempo de reconocimiento, también, de aquellos pioneros, que a la sombra de la firma en Nueva York, organizaron en diciembre de 2006 en Elorrio, el Torturatuen I. Nazio Batzarra, con la participación de 421 afectados. La asamblea derivó a una primera organización de torturados, con comités locales en 20 eskualdes, que comenzaron a formarse en febrero de 2007. Sus conclusiones las englobaron en siete puntos, cuyos dos primeros decían: “Somos personas torturadas y como tales nos reivindicamos dignamente. La tortura está amparada y tiene responsables que viven con total impunidad”. Hacían un “llamamiento a todos los torturados para unir fuerzas y luchar de manera conjunta”. Bienvenido sea, porque entonces, recordarán, todos los movimientos relacionados con la solidaridad con los presos o la defensa de los derechos humanos, fueron criminalizados y la mayoría ilegalizados. Efectivamente, nuevos tiempos. Pero para todos.

 

 

 

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