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martes, 31 de diciembre de 2024

La Falsa Españolidad

Cerramos el año compartiendo este texto no sin antes aclarar un par de puntos; que lo de ETA no fue disolución sino desmovilización y que no habría tantos vascos celebrando la oficialidad del seleccionado de Pelota Vasca de la CAV de existir ese españolismo que vende el tal Izarra.

Adelante con la lectura del artículo de opinión publicado por Naiz:


¿Los vascos abandonan el sueño independentista y se sienten españoles?

José Díaz | Licenciado con Honores en Política Internacional, Universidad de Stirling (Reino Unido)

El 26 de noviembre de 2024 se publicó un artículo en El Mundo cuyo titular rezaba "Los vascos abandonan el sueño independentista, también se sienten españoles" cuya autoría se atribuye a Josean Izarra, Jefe de Sección y Delegado de El Mundo en el País Vasco.

A esto quisiera responder lo siguiente: Sr. Izarra, teniendo en cuenta el sesgo ideológico y político de su línea editorial, con este titular tan aventurado, españolista y con aires de constitucionalista, apunta usted bien alto al Premio Sájarov o tal vez al Premio Princesa de Asturias que le queda más cerca y como fiel súbdito. Probablemente, hubiera tenido más papeletas al Premio Sájarov si hubiera tenido el valor y el coraje de haberlo publicado en los años 80 o 90.

No obstante, cualquiera que conozca de cerca la cultura política vasca, sabe perfectamente que lo que usted sostiene en esta publicación, no es más que una proyección psicológica de cosecha propia en el mundo de sus ideas, pero que objetivamente distan mucho de la realidad social, cultural y política actual de la que usted habla. Su planteamiento es una distopía en toda regla. En todo caso, podemos hablar de una normalización y pacificación en el ámbito de la política vasca, sin duda alguna. Ese siempre fue el quid de la cuestión, sobre todo para la izquierda abertzale en su amplio espectro.

Sr. Izarra, resulta cuanto menos desacertado por su parte sostener que los vascos renuncian a la independencia cuando a la vista queda que la hegemonía nacionalista vasca entre jeltzales y abertzales, con especial mención al auge de EH Bildu, pone en jaque su argumento. Por extensión, también es cuestionable que se sientan tan vascos como españoles como usted argumenta. No dudo que los haya al igual que usted, siempre los hubo y estuvieron representados en el seno del Partido Popular del País Vasco y organizaciones afines, pero de ahí a autoproclamarse mayoría social vasca, hay un gran trecho.

En cuanto a la independencia, siento la necesidad de corregirle. Que quede claro que la independencia jamás ha sido un sueño para los vascos, siempre se ha planteado como una aspiración política basada en el derecho a la autodeterminación de los pueblos y, dentro de cuya realidad social, cultural e histórica, se aspira a la configuración territorial de Euskal Herria en el horizonte político.

No se confunda usted, Sr. Izarra. Que Euskadi Ta Askatasuna (ETA) haya renunciado a la lucha armada y se haya disuelto, no implica un desistimiento de la voluntad popular vasca hacia un proceso de autodeterminación para Euskal Herria. Aquí hay que reconocer que en esta cuestión, Patxi Zabaleta estuvo muy adelantado a su tiempo al abogar por vías únicamente políticas. Puede incluso, Sr. Izarra, que la normalización y pacificación que se respira en estos momentos no sea el resultado del relato de vencedores y vencidos promulgado por Estado español. Tal vez deba usted reconocer el papel esencialmente determinante que ha jugado la izquierda abertzale, sentando las bases de esta nueva era en la política vasca. Y que la disolución de ETA atiende más bien a una lógica estratégica, pragmática y política en la coyuntura actual. De lo contrario, repetir eso de que ETA ha sido derrotada por la democracia española y el Estado de derecho resulta algo insustancial y presuntuoso, además de toda una imprecisión política que no se corresponde con la realidad ni con los hechos.

Estoy convencido de que sus palabras encuentran afinidad y simpatía entre sus correligionarios, además de su línea editorial. Su técnica es reminiscente a la de Joseph Goebbels entonando su mítica frase «una mentira mil veces dicha, se convierte en una gran verdad». Pero, lamento decirle que no es así. Desde mi prisma, su publicación en El Mundo sosteniendo que «los vascos abandonan el sueño independentista y se sienten muy españoles» puede hacerlo parecer verdad, aunque no sea para nada cierto. Y creo que ambos los sabemos.

En todo caso, Sr. Izarra, usted lo que percibe es una nueva era en la que tanto usted como muchos vascos pueden expresarse libremente sin temor alguno a represalias en este nuevo capítulo marcado por la ausencia de la violencia política. Lo que no quita que la voluntad popular del pueblo vasco haya disminuido ni haya sufrido un desgaste. Reitero que el auge de EH Bildu es un claro indicador de una tendencia política al alza que reafirma su aspiración política y reivindicación histórica por un proceso de autodeterminación mediante la configuración de los siete territorios que conforman Euskal Herria (sin renunciar a Navarra). Es una aspiración política y territorial legítima y respetable si así lo determina la voluntad popular del pueblo vasco.

La cultura política vasca tiene su propia idiosincrasia y le puedo asegurar que está en las antípodas de la cultura política del Estado español. Personalmente, no le encuentro ningún distintivo honorable a la cultura política del Estado español. La Constitución Española de 1978 no vale ni el papel en la que está impresa y que la Jefatura del Estado dependa de la Corona me resulta anacrónico, antidemocrático, además de ser herencia directa del franquismo.

Váyase haciendo a la idea, Sr. Izarra, que la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca y su horizonte político es y seguirá siendo Euskal Herria como fruto de una incansable lucha nacional exclusivamente por vías políticas. La mayoría social vasca reivindicará de forma democrática su voluntad hacia el reconocimiento de Euskal Herria como pueblo y como nación; y respetando además su derecho a decidir a pesar de los obstáculos que supondrán el Estado español, la Constitución y el ordenamiento jurídico.

Por una Euskal Herria libre y social, en defensa de lo público, los derechos humanos, el Euskara y la cultura vasca; y por una transición hacia una economía ecológicamente sostenible y justa.

 

 

 

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