Lo han logrado y en llegar a ello se han retratado tanto jeltzales como podemitas, peperos y principalmente, los sociatas.
Han terminado por criminalizar las muestras de cariño que familiares y vecinos prodigan a los represaliados políticos vascos tras salir de su encierro.
El desdén en las palabras de Carmelo Barrio y Txarli Prieto nos muestra que los vascos colaboracionistas se esfuerzan por aparecer más papistas que el Papa ante Felipe Borbón y Franco.
Aquí lo que nos reporta Naiz:
El Parlamento de Gasteiz ha vuelto a rechazar los recibimientos públicos a «presos de ETA» como ya hiciera en febrero de 2018. Desde aquel día, según el parlamentario del PP Carmelo Barrio, se han producido más de ochenta actos de este tipo. Pero con una diferencia que ha señalado el portavoz de EH Bildu, Julen Arzuaga, que hasta entonces la Audiencia Nacional no intervenía y ahora ya ha llamado a declarar al amigo de un preso.Iñaki IriondoCon el voto favorable de PP, PSE, PNV y Elkarrekin Podemos, «el Parlamento Vasco rechaza los actos de reconocimiento con ostentación pública a los presos de ETA que salen de prisión, e insta a quienes los organizan y promueven a que dejen de hacerlo por sensibilidad hacia las víctimas y al dolor de sus familias».Por contra, EH Bildu ha expuesto que en esos actos no hay ni enaltecimiento y exaltación, como pretendían algunos de los intervinientes de otros grupos, sino que familiares y allegados reciben a una persona que ha estado alejada durante años y a la que muchos ven como víctima de una política penitenciaria vengativa. Su parlamentario Julen Arzuaga ha recordado que esos actos se realizan sin publicidad, sin invitar a los medios y sin posteriores notas de prensa, y que son otros quienes les dan trascendencia mediática.La retórica de los oradores ha sido la habitual en estos casos, apareciendo como especialmente vehementes Carmelo Barrio, del PP, redactor de la propuesta original; y Txarli Prieto, del PSE, que no se ha privado de hablar de la utilización de niños en la «exaltación del crimen» y de «abrazos al odio».La propuesta inicial del PP se basaba en instar al Gobierno autonómico a «impedir» este tipo de actos que «infringen la legislación que protege a las víctimas del terrorismo contra actos de descrédito, menosprecio y humillación». Finalmente, en el texto pactado por todos los grupos menos EH Bildu se ha eliminado este punto, que era el único del original. Aún así el PP lo ha aceptado y el PSE ha dicho que «se queda corto».«Criminalización»Muchos de los intervinientes han recordado que el Parlamento ya rechazó los recibimientos en otro pleno de febrero de 2018. Carmelo Barrio, del PP, echando mano de datos de Covite, ha asegurado que desde entonces se han producido más de ochenta actos de este tipo.El parlamentario de EH Bildu Julen Arzuaga ha recordado que ya avisó entonces de que lo que el PP pretendía era ir creando el marco para que los recibimientos fueran criminalizados. Y ha llamado la atención sobre el hecho de que durante mucho tiempo la Audiencia Nacional española estuvo rechazando abrir diligencias por este tipo de actos, pero quienes pretendían generar aquel caldo de cultivo ya han logrado que al menos en un caso el tribunal especial haya llamado a declarar al amigo de un preso. Ha preguntado a PNV y Elkarrekin Podemos si no veían las intencionalidades del PP antes de entrar a firmar un acuerdo con este partido.Por contra, Iñigo Iturrate, del PNV, y José Ramón Becerra, de Elkarrekin Podemos, han reprochado a la coalición independentista que no rechace estos recibimientos y que no asuma sus formulaciones verbales en el análisis del pasado de violencia vivido en Euskal Herria.
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