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miércoles, 22 de octubre de 2003

Euskal Herria en la Casa Lamm

No solo desde la Colombia rebelde llegan expresiones de solidaridad para con el pueblo vasco, también desde México, hoy penoso escenario de la represión y persecución desencadenada por la entente José María Aznar-Baltasar Garzón, se alzan las voces en favor de Euskal Herria.

Lean ustedes esta reseña de Blanche Petrich publicada por La Jornada:


El gobierno español busca la extradición de vascos a cambio de tratos comerciales

No entiendo que el Presidente mexicano, como sucesor de Lázaro Cárdenas, entregue perseguidos a sus perseguidores, sostiene Lorenzo Llona durante el foro en la Casa Lamm

Blanche Petrich

Ante las demandas del gobierno español para que México extradite a los ciudadanos vascos considerados "presuntos etarras" a criterio del juez Baltasar Garzón, Lorenzo Llona, ciudadano vasco-mexicano a quien el gobierno federal se negó a entregar a la justicia ibérica recientemente, analiza la postura del Presidente:

"Veo dos hombres en la persona de Vicente Fox. Uno puede ir a Madrid, visitar al jefe de gobierno José María Aznar, al rey Juan Carlos. Puede dejarse convencer de que es muy conveniente entregar a unos cuantos vascos a cambio de buenos acuerdos comerciales. Como individuo lo puede hacer, pero como Presidente de México, como sucesor de Lázaro Cárdenas, como heredero de ese legado que hizo de este país tierra de asilo, que entregue perseguidos a sus perseguidores... eso sí que no lo entiendo."

El testimonio de vida de Lorenzo Llona, avecindado en Zacatecas, dio la noche del lunes el toque emocional al foro sobre las extradiciones de vascos a España, en la Casa Lamm.

El acceso a mercados, arma contra el independentismo vasco

La parlamentaria de Euskadi del partido ilegalizado Batasuna, Jone Goiricelaia, ofreció el enfoque político: "La estrategia represiva del Estado español contra el independentismo vasco trata de involucrar a otros países y aprovecha la necesidad de gobiernos latinoamericanos de acceder a los mercados europeos para ejercer presión y lograr ese compromiso. Eso es lo que está ocurriendo con estos pedidos de extradición: Aznar está tratando de involucrar a México en el conflicto. Nosotros le pedimos al Presidente (Fox) que no rompa la tradición mexicana de asilo, que no ayude a Madrid a perseguir a los vascos y, en consecuencia, que no acceda a extraditar a los seis detenidos actualmente".

Se refiere a las seis personas presas en el Reclusorio Norte, sujetas a una solicitud de extradición que los acusa de "blanqueo de dinero" para la infraestructura del grupo armado ETA. Ellos son Asier Arronategui y José María Urquijo Borde, nacionalizados mexicanos; Félix Salustiano, Juan Carlos Artola y su esposa María Asunción Gorrotxategui, y Ernesto Alberdi.

La abogada de éstos, Bárbara Zamora, sostuvo que el marco del tratado de extradición entre México y España que se pretende aplicar en este proceso es "anticonstitucional y violatorio de los derechos más elementales del detenido, entre ellos el de la defensa". El caso Llona, apuntó, fue un claro ejemplo de cómo, con esta ley, se corre el riesgo de extraditar a una persona por un delito inexistente. Con ella, agregó, "se permiten detenciones que destruyen la vida de personas que pueden ser inocentes".

Explicó que el protocolo de este tratado de 2001 exime al Estado peticionario de la obligación de demostrar la existencia del delito que justifique la extradición. Basta con una "nota verbal", que puede firmar cualquier funcionario menor de la embajada española, para que un juez pueda ordenar prisión hasta por 60 días contra una persona, cuando la Constitución sólo autoriza 72 horas para acreditar la existencia de un delito. "El Poder Legislativo es, en parte, responsable de esta aberración al haber aprobado la adición al (artículo) 119 constitucional", señaló. Además, se deja a discreción del juez la decisión de aceptar o no pruebas de descargo.

Eso, advirtió, afecta el trabajo de la defensa de los seis vascos y un mexicano detenidos actualmente, acusados por el juez Garzón de "blanqueo de dinero" para la estructura financiera de ETA y de pertenecer a ese grupo armado. "Ninguno de ellos estaba huyendo hacia ningún lado y una de las acusadas, inclusive, no tenía siquiera una chequera de banco. Aun así, el juez ha rechazado recibir todas las pruebas de descargo presentadas y estos presos llevan ya tres meses en la cárcel".

Cuatro pinceladas de un paisaje represivo

Joseba Agudo, abogado de presos políticos en Euskadi, dibujó "en cuatro pinceladas" la situación represiva en esa región: uno de cada mil ciudadanos vascos está en la cárcel o en el exilio; hay más de 700 presos políticos, entre ellos 125 jóvenes de entre 17 y 21 años de edad. De éstos, 570 están dispersos en 80 prisiones del territorio español y en una docena en Francia. Con las reformas del código penal, de 1995, la pena máxima aumentó de 30 a 40 años y se eliminaron todos los beneficios de preliberación.

Después de Francia, México es el país que mayor número de vascos ha entregado a la justicia española. Hasta la fecha lleva 25; el último de ellos lo entregó en julio de este año (Mikel Exteandia) y están en proceso de extradición seis presos. Bajo el tratado en la materia, España ha solicitado la extradición de cinco ciudadanos vascos y sólo se accedió en un caso, el de Oscar Cadena, caso en el cual el convenio fue aplicado en forma retroactiva.

Hasta 1996, la mayor parte de los presos eran combatientes de ETA. Pero con José María Aznar hubo un cambio de óptica sobre la realidad vasca y los activistas de organizaciones legales del movimiento independentista y de defensa de los derechos humanos empezaron a ser perseguidos hasta llegar a la situación actual. Inclusive el derecho de manifestación es penado.

De 1998 a la fecha son cuatro los medios de comunicación locales clausurados: Egin, Egin Erratia, Ardi Beltza y Egunkaria.

Testimonio de un refugiado

Lorenzo Llona, acompañado de sus hijos Xavier y Asier, refirió el contexto histórico en el que llegaron, hace más de 20 años, decenas de refugiados de Euskadi, varios de los cuales acudieron antenoche al debate en la Casa Lamm.

"Fue un dirigente histórico del nacionalismo vasco, Telésforo Monzón, para nosotros un político emblemático, quien pidió asilo al entonces presidente José López Portillo para un grupo de jóvenes vascos que vivíamos una situación de persecución en nuestra tierra. Llegamos con ganas de cambiar de vida a un país que nos abrió la puerta y nos dio una nueva oportunidad. Yo logré lo que me propuse: encontrar una compañera, trabajo, familia, hijos; todo, menos la añoranza de algún día volver a mi pueblo.

"Viví años con la frustración de tener que decir que era español. El día que me nacionalicé fue el más feliz de mi vida. Pude decir que era mexicano, ya que no podía ser vasco.

"Aun así, el miedo de poder ser, algún día, moneda de cambio para el gobierno mexicano nunca me abandonó. Muy en mi fuero interno me preguntaba: Ƒme tocará algún día? Y me tocó de manera muy cruel.

"Siempre me supe vigilado. Aun viviendo en Chihuahua, los agentes de los servicios policiacos nunca dejaron de visitarme. Jóvenes muy propios que decían que sólo querían saber cómo estaba. Supe que las cosas habían cambiado cuando junto con los agentes mexicanos llegaron policías españoles que me ofrecieron volver a Euskadi con todas las garantías si me acogía a la ley de perdón. Nunca acepté, no podía escupir a mi bandera. Más tarde me pidieron colaborar con ellos, traicionar.

"'Venimos de cenar con Fox', me dijeron como una forma de exhibir su poder. Si no colaboraba, me amenazaron, 'te vamos a venir a detener'. Cuando salí de mi pueblo dejé de luchar por él físicamente, pero nunca dejé de luchar con el pensamiento: 24 años de constancia no pueden traicionarse por una amenaza así.

"Les presenté mis muñecas y les dije: 'Pues empiecen ahora. Así me darán la oportunidad de volver a la lucha, aunque sea desde la cárcel'. Los policías se rieron como diciendo: 'Mira tú, las ideas de éste'. Quién me iba a decir que sí, que desde la cárcel iba a volver a luchar por Euskadi y por México.

"En mi caso, el gobierno mexicano actuó de fe y de hechos. Y si la justicia existe, a los otros seis también los han de soltar." 




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