Un blog desde la diáspora y para la diáspora

viernes, 1 de julio de 2016

Pírrica Victoria Morada

El electorado vasco ha terminado por demostrar en las urnas que pasa de cualquier compromiso democrático que vaya más allá del sufragio y que pasa también de preocuparse por el futuro incierto que les presenta la socialdemocracia, esa hija bastarda del neoliberaismo.

Las propuestas de la izquierda abertzale les parecen demasiado radicales, demasiado congruentes con los principios de los distintos partidos políticos que la conforman, demasiado demandantes de compromisos que le alejan a uno de la comodidad de la poltrona frente al televisor. 

Ante esta apatía Podemos ha pasado como aplanadora por encima del abertzalismo convirtiendose en la segunda fuerza política de Euskal Herria, amenazando con convertirse en la primera, a expensas del PNV.

Pero hay quienes más allá de lo evidente en la reciente victoria de Podemos en las urnas de la CAV. Les compartimos este artículo de opinión publicado en Noticias de Gipuzkoa:

La victoria del rey Pirro

Iñaki Galdos Irazabal

Con motivo del Mundial de Fútbol de 1982, manifestaba Lázaro Carreter en uno de sus recordados dardos su asombro por el hecho de que la expresión victoria pírrica se estuviera utilizando tan profusamente entre los periodistas, aunque de manera impropia, según su criterio. En efecto, si bien es cierto que la Real Academia Española acepta en su segunda acepción el adjetivo pírrico como algo conseguido por un margen muy pequeño, los puristas, apelando a la historia (resumiendo: la victoria de Pirro, rey de Epiro, de una batalla, que al final no sirvió para nada), sostienen que tal locución debe emplearse solo en aquellos casos de victorias que no sirven para cumplir los objetivos o en los que se obtienen con tal daño propio que puede ser la causa de una derrota futura. Según esta tesis, una victoria deportiva por la mínima en el último segundo no tiene por qué ser pírrica si con ella se consiguen puntos, clasificaciones o campeonatos; y sí lo es una holgada victoria que sin embargo no sirve para lograr los citados objetivos.

Tengo para mí que la victoria de Podemos en los tres territorios históricos de la Comunidad Autónoma Vasca se fundamentó sobre todo en los deseos de la amplia mayoría de la ciudadanía vasca de desalojar a Mariano Rajoy y su partido del poder. Y que decenas de miles de personas vieron en esta coalición la vía más expeditiva para hacerlo. Junto a ello estarían la creencia de que su acceso -su asalto- al poder posibilitaría sustanciosas reformas en el Estado que la mayoría de los vascos anhela y la aspiración de muchos de desbancar al PSOE del liderazgo del espacio, llamémoslo así, progresista. Nada de ello ha sucedido y el fracaso en los citados objetivos les está dejando una gran resaca, incluso en aquellas comunidades como la nuestra y la catalana donde salieron victoriosos.

A diferencia de lo que aquí sucede, en Cataluña En Comú Podem es una coalición con presencia de sectores explícitamente independentistas, que incluso pidieron el voto en las elecciones para la coalición morada para conseguir “una república catalana social e independiente”. Creían -o querían creer- que otro camino hacia la independencia, o por lo menos hacia el ejercicio del derecho a decidir era posible, pero el fracaso de Podemos en España ha supuesto para ellos un batacazo, de tal manera que emergen ya voces internas que advierten públicamente de que esa vía ya está muerta. Cierto es que la coalición cuenta con bazas electorales muy importantes para su anunciado asalto a la Generalitat, pero a nadie se lo oculta ya que se resquebraja el eje central del discurso que mantenía unidas a diversas sensibilidades en esta materia.

La proximidad de las elecciones en nuestra comunidad obliga también a Podemos-Ahal Dugu a moverse con prontitud. Da la sensación de que el hecho de fiarlo (casi) todo al resultado de las generales y a la inercia que ello pudiera generar de cara a octubre, les ha distraído de su deber de ir diseñando un proyecto propio para el electorado vasco, del que solo hemos tenido noticias con las fallidas candidaturas a lehendakari. Las declaraciones de sus dirigentes vascos durante la noche electoral y los días posteriores anunciando que se presentará ese proyecto parece ser un reconocimiento implícito de que de momento no existe. Deberán afinar además mucho en proyecto y en candidaturas, porque fracasados los principales objetivos que llevaron a gran cantidad de vascos a introducir su papeleta en las urnas el pasado domingo, a uno se le antoja muy difícil que puedan retener a un considerable número de votantes en la cita de octubre. Finalmente, sería deseable para todos que nos aclararan su opinión sobre múltiples cuestiones sobre las que aún hablan de manera muy difusa, cuando no ambigua; y se aclararan también entre ellos sobre aspectos como nuestro sistema de protección social, alabado constantemente el campaña por los dirigentes estatales de Podemos, mientras aquí escuchábamos otras cosas.

Puede parecer extraño que uno dedique esta reflexión poselectoral a la coalición que ha ganado entre nosotros, de manera muy meritoria y con buenas candidaturas, por cierto. Pero, sinceramente, me parece el fenómeno más reseñable. Y uno no está seguro de que lo del domingo no haya sido una victoria pírrica. O dicho con palabras de Fray Luis de León en un bello soneto (Amor casi de un vuelo): “que temo que no venga derrocado/al suelo por faltarle fundamento;/lo que en breve sube en alto asiento,/suele desfallecer apresurado”. Bien es cierto que el soneto en cuestión se refiere al amor divino, pero visto lo visto en campaña no tengo claro que cierta (nueva) política no se parezca cada vez más a eso.






°

No hay comentarios.:

Publicar un comentario