Les compartimos este boletín de parte de Eguzki:
Eguzki ante la parada de Garoña, exige su cierre total, definitivo e irreversible
Tras décadas de trabajo y denuncia contra la energía nuclear y en particular contra Garoña, se anuncia su parada y posible cierre, sin descartar ni el Gobierno ni la empresa explotadora la posible modificación normativa, su reinicio de actividad y paso de parada a puesta en marcha con acuerdo entre estas partes, ocultando datos y actos a la sociedad.
No es la primera vez, pues repetidamente se han dado promesas y diversos engaños y fraudes sociales en la prolongación del funcionamiento.
Los últimos años se ha producido una clarificación de ideas: riesgos evidentes, accidentes en varias plantas y daños irreparables, debate mundial sobre la seguridad de las centrales nucleares, etc.
Pero esta vez, el Gobierno español ha mostrado tanto su cara pro nuclear como que desea que todas las centrales nucleares del Estado sigan funcionando, incluida Garoña. Actualmente, se da una confusión en la sociedad y en los medios, tanto sobre la situación real de Garoña, como su potencial uso futuro. Hay discursos sobre el cierre (tanto del Gobierno, como del lobby nuclear), e intereses en arrogarse la capacidad de explotarla otras empresas, para rentabilizarla (sin asumir costes de mantenimiento ni de las condiciones de las autoridades de la materia)
Las obligaciones del CSN e internacionales que imponen a Garoña unas condiciones para continuar funcionando entrañan grandes inversiones, a la luz de los riesgos reales, evidentes y graves.
Probablemente, no solo resulta esa intervención antieconómica, por el coste de establecer medidas mínimas de revisión y seguridad, sino incluso imposible materialmente, pues al afectar al reactor no cabe reparación posible y el riesgo se perpetúa mientras esta funcionando.
Asimismo, desde Eguzki debemos denunciar que el gobierno de Rajoy y el lobby pro nuclear son co-responsables del discurso maniqueo, respecto a la rentabilidad económica y conflicto fiscal de una central conocida como “la de las mil grietas", ocultando y tapando el gran debate de Garoña, la falta de condiciones de seguridad y el riesgo que supone para la población.
Además esta lectura explicaría la cortina de humo sobre la posibilidad de funcionar con otros propietarios y, a la vez, las accciones de Nuclenor, no recurriendo el cierre, no planteando la prórroga, y no hablando de los motivos por los que actúa así, dejando que otros hablen de su interés por hacer negocio al respecto.
La historia de Garoña es que hablamos de una planta nuclear de primera generación, con defectos de fabricación y graves fisuras en la vasija del reactor. Ante un riesgo real en un reactor, de la central nuclear de Doel (norte de Bélgica) se analizaron las "numerosas anomalías" detectadas en su vasija de los reactores de la marca holandesa Rotterdam Droogdok Maatschappij, con la que están fabricados reactores de una veintena de países de instalaciones similares, incluidas de las centrales nucleares de Garoña (Burgos) y Cofrentes (Valencia) en los cuales se reconoce un peligro real, por ser del mismo fabricante.
El funcionamiento de la central de Garoña, algo que defiende tanto el PP como Nuclenor, supondría poner cada vez más en jaque la seguridad de más de un millón de personas de su entorno. Esta central nuclear, con más de 40 años de vida, además del peligro que esta forma de producción entraña, tiene algunos elementos de sangrante preocupación y temor: las grietas del barrilete, de las barras de penetración, de los manguitos; los problemas de corrosión intragranular, en las tuberías del circuito de refrigeración... Todas ellas sumadas son un agravante de su ya superada fecha de caducidad y de tecnología caduca y obsoleta.
Nuclenor es consciente del peligro alto en Garoña y un riesgo de su negocio energético, de tal calibre que la balanza le puede estar llevado a sacrificar la rentabilidad y escasa producción de Garoña por su riesgo empresarial a un accidente nuclear y descrédito internacional, así como pieza de intercambio en la negociación de descuentos por la inversión en las plantas nucleares, o incluso con una prórroga de plazos de funcionamiento de esta u otras plantas, contabilizando las inversiones debidas como compensables sobre los impuestos nucleares.
Este objetivo de ocultar el peligro de la energía nuclear y en especial de la central de Garoña, supone grandes beneficios, tanto mediáticos, como de mayor beneficio y discurso pactado sobre el tapete del lobby nuclear para hacer soportar a la ciudadanía de los riesgos, residuos y deducciones fiscales que se están negociando.
Por lo tanto, si hay riesgo como es evidente, si la inversión es inasumible o inaplicable, la única y posible explicación de la no solicitud de prórroga por parte de Nuclenor, y el interés común del gobierno de Rajoy y del lobby nuclear es parar ocultando los verdaderos motivos, la ausencia de seguridad.
Ante los vientos a favor del funcionamiento de Garoña unos años más, por parte del gobierno del PP y su posible prórroga, los beneficios de una central totalmente amortizada, Eguzki plantea que Garoña no ha encontrado una resistencia mayor que su mayor debilidad, la falta de seguridad ante el riesgo de accidente. Nos referimos a la falta de garantías a un peligro grave para la población, que ha obligado a mezclar el término parada con el posible cierre definitivo, y debates estériles para engañabobos sobre ofertantes, deducciones fiscales y rentabilidad económica de las plantas nucleares en una campaña de despiste y adoctrinamiento ideológico pro nuclear.
Para Eguzki, Garoña es una planta nuclear que debería haber estado cerrada hace mucho tiempo por vieja, por peligrosa, por innecesaria, por estar amortizada, porque lo demanda la sociedad .
Por todo ello, además de cerrar de forma inmediata la planta parada, se debe dejar la llave y custodia de su futuro en manos de la sociedad para que con información completa sea el garante de su futuro.
El cierre debe ser a juicio de Eguzki algo irreversible y, tan solo hace falta que, de una vez por todas y comiencen a diseñar -y poner en marcha- un plan de desmantelamiento y otro de dinamización laboral en la zona.
Eguzki en los últimos treinta años ha demandado y exigido su cierre con el mismo lema: Garoña itxi orain, dado que el cierre debe ser inmediato, incondicional e irreversible.
NUKLEARRIK EZ!!GAROÑA ITXI ORAIN !!!
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