A Madrid se le atoran los referendos, o sea, no puede concebir la idea de que se consulte a las personas acerca de tal o cual tema o, en este caso, del derecho a decidir, un derecho protegido por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Durante semanas, la posibilidad de un referéndum en la CAV anunciado por el lehendakari 3/7 Ibarretxe ha provocado un severo distanciamiento con el gobierno del nostálgico franquista Aznar.
Pues bien, ahora es al sur en donde el españolismo es vuelto a poner a prueba.
Lean lo que nos reporta La Jornada:
Madrid y Londres no reconocerán el referéndum sobre Gibraltar
Lo apoya la oposición conservadora británica
Los gobiernos de España y Gran Bretaña no reconocerán el referéndum previsto en Gibraltar sobre el futuro de la colonia británica, situada en el sur de la península ibérica, manifestaron este viernes representantes de ambos países.
La ministra del Exterior española, Ana Palacio, aseguró que la iniciativa "contraviene la legalidad internacional". Por ello, el resultado de la consulta no tendrá ninguna validez.
El Ministerio del Exterior británico afirmó que rechazará el resultado del referéndum por considerar que una consulta para rechazar la política británica sin dar tiempo para un debate adecuado "pasaría por alto la democracia".
Por su parte, el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, defendió como un derecho democrático la celebración del referéndum y reconoció que le gustaría "torpedear" las conversaciones entre Londres y Madrid sobre Gibraltar.
"El pueblo de Gibraltar unánimemente se opone no solamente al principio de la soberanía compartida, sino a la manera en que se está llevando a cabo todo este proceso, y por lo tanto nos gustaría torpedearlo. Que lo vayamos a conseguir con este referéndum o no, es otra cosa", dijo.
Caruana convocó el jueves al referéndum en respuesta al discurso pronunciado por el ministro de Asuntos Exteriores británico ante el Parlamento el pasado 12 de julio, en el que dijo que Londres y Madrid habían llegado a un amplio acuerdo que incluiría la soberanía compartida.
La propuesta de Caruana encontró aceptación en las filas de la oposición británica. El portavoz de Relaciones Internacionales de los conservadores, Michael Ancram, explicó que el paso de Caruana es la "respuesta correcta a la política cínica" del gobierno laborista del primer ministro Tony Blair, de obligar a los gibralteños a aceptar la soberanía compartida.
La amplia mayoría de los 30 mil habitantes se oponen a que España pueda desempeñar cualquier tipo de papel sobre su pequeña pero estratégica colonia situada en la desembocadura del Mediterráneo.
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