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jueves, 6 de septiembre de 2007

Askapena : Las Aguas Bajan Turbias

Este escrito nos llega de parte de los compas de Askapena:

Crónica de Euskal Herria

Un verano turbulento

Askapena

Las aguas bajan turbias en la casa del PSOE

Lo sucedido en Nafarroa ha desatado una crisis de envergadura. El PSOE no respetó la voluntad de los navarros que reclamaban cambio. Priorizó los intereses de Estado sobre la democracia. Ignoró la voluntad de la sociedad navarra y la de sus propios electores. Hizo prevalecer sus pactos de Estado con el PP y con los poderes fácticos para que Navarra siga siendo gobernada por la derecha ultramontana de UPN. El proyecto de unidad española quedó consolidado pero la sociedad vasca ha comprobado el grado de dependencia que mantiene el PSOE respecto a los poderes fácticos españoles. El Partido Socialista Navarro ha quedado en ridículo y, en su seno, prevalecen la frustración y el enfado. Hay voces airadas que reclaman mayor independencia del socialismo navarro respecto a la estructura socialista estatal.

Hay un refrán que dice "cría cuervos y te sacarán los ojos". El PSOE, en su lucha ciega contra el nacionalismo vasco, alentó en su seno las actitudes más beligerantes. Esa siembra de ruindades se ha vuelto en su contra. Los sectores que más se implicaron en la lucha contra el pueblo vasco no consienten que su partido se mueva un milímetro en su posiciones agresivas: personas como Fernando Savater o la eurodiputada Rosa Diez no quieren y se revelan contra cualquier planteamiento que no sea el de la lucha militar contra ETA, rechazan cualquier intento de diálogo con el nacionalismo y han decidido escindirse del PSOE para fundar un nuevo partido.

Las aguas bajan turbias en el PP

Algo semejante le sucede al PP. La apuesta por el fascismo no es inocua; termina contaminando a sus protagonistas. La obsesión de Aznar por acabar con el nacionalismo vasco renegando de los principios básicos de la democracia, ha terminado por contaminar a todo su partido que le siguió de forma incondicional. No consiguió el PP acabar con la conciencia nacional vasca, pero se desarollaron en su seno los estilos más virulentos y dictatoriales. Han asumido la dirección del partido los sectores más reaccionarios y no permiten que el partido se libere de esa carga fascista. Cuando algunas personas -el actual alcalde de Madrid- tratan de dar al partido un giro hacia el centroderecha, se encuentran con una resistencia y visceralidad que bloquean cualquier intento de democratización interna. El partido se ha convertido en una caverna de y para los reaccionarios.

Las aguas bajan turbias en el PNV

El PNV, partido burgués y colaboracionista con el Estado, tiene un objetivo claro: seguir manteniendo sus vínculos preferentes con las burguesías estatales. Este talante entreguista del PNV le ha permitido ser durante todos los años de la transición el mejor garante de los intereses imperialistas en Euskal Herria. Y, a cambio, gozar del control institucional en la Comunidad Autónoma. El PNV no quiere ningún cambio en clave soberanista; lo ha dejado muy claro durante su nefasta participación en el proceso que intentó resolver el contencioso mediante el diálogo. Sus tesis coincidieron con las más rígidas del Gobierno español, y su trabajo consistió en hacer pinza para asfixiar a la izquierda vasca que promovía un cambio de marco democrático. El único objetivo claro del PNV es el de mantener y ampliar el poder del que dispone controlando el aparato institucional autonómico.

¿Cómo conseguirlo? He ahí la duda y la causa de sus contradicciones internas. El Equipo que dirige el partido en la actualidad entiende que la mejor forma de seducir a la sociedad vasca es olvidarse de mensajes soberanistas y adoptar una actitud pragmática: alianza con el estado y con los sectores constitucionalistas que están asentados en Euskal Herria (esta estrategia no ha dado buenos resultados en las últimas elecciones de mayo). Otro sector, considera que la mejor forma de captar la confianza de la sociedad vasca es el mantenimiento de un mensaje más soberanista, más acorde con la sensibilidad que emerge en el país; abogan en su favor que el actual presidente Ibarretxe consiguió para el partido los mejores resultados defendiendo esta tesis frente a Madrid. El actuar de ambas tendencias no diferirá en la práctica.

La contradicción ha salpicado al propio Gobierno Vasco. Su Presidente y los dos partidos que le apoyan agitan la bandera de un referéndum para hacer una especie de escenificación del derecho a decidir. Esta postura choca con la dirección del PNV que trata de limar cualquier conflicto innecesario con el Estado ya que quiere priorizar una relación de total colaboración.


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