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miércoles, 31 de octubre de 2001

Marx el Terrorista

Para los que no han entendido de que va la "guerra contra el terror" de Bush y sus aliados -los saudíes, por ejemplo- traemos a ustedes esta información publicada por La Jornada en la que se nos hace saber que traer encima un libro de Marx lo convierte a uno en automático, en terrorista.

Para que también entiendan la postura de Aznar, rábido conservador de ultraderecha con respecto al conflicto vasco. Y ya ni hablar de Juan Carlos Borbón, quien tuvo como mentor a Francisco Franco en persona y a quien juró lealtad al ser coronado.

Adelante con la lectura:


Detienen al analista político Tariq Ali en el aeropuerto de Munich

Sospechoso de terrorismo por llevar un ensayo de Marx

El escritor y analista político Tariq Ali fue detenido como terrorista en el aeropuerto de Munich, Alemania, en días pasados, por llevar en su equipaje de mano el ensayo de Karl Marx sobre el suicidio, con el argumento de las autoridades de que "tras los acontecimientos del 11 de septiembre no se pueden transportar libros como éste".

El escritor, quien estuvo en Alemania para participar en un seminario del Instituto Goethe titulado El Islam y la crisis señala en un artículo publicado en el diario británico The Independent que su desagradable experiencia fue "el ensayo general de lo que viene", ante las iniciativas del ministro del Interior alemán, Otto Schily, de conferir facultades especiales a la policía y a la Oficina Federal de Protección a la Constitución (el equivalente alemán, según Ali, de la FBI) para justificar el espionaje a "sospechosos de trabajar contra las causa de la coexistencia pacífica entre las naciones".

El escritor relata que el 29 de octubre pasado se presentó a las 7 de la mañana en el aeropuerto tras dos días de conferencias y firmas de libros en el Instituto Goethe. Registró su equipaje y permitió que su maleta de mano fuera pasada por el detector de metales.

Sostuvo que aunque no se le encontraron objetos metálicos, la maleta fue abierta y su contenido volcado sobre una mesa. "Periódicos, calzoncillos sucios, camisas, revistas y libros saltaron a la vista de todos", afirma Ali, quien sostiene que cada uno de los objetos fue analizado. "Creí que estarían buscando sobres con polvo sospechoso, ignorando los informes de la FBI y la CIA que consideran improbable que Osama Bi Laden o Irak estén involucrados en los envíos de ántrax" a distintas instituciones estadunidenses.

Agrega que el policía que se dio a la tarea de vaciar su maleta se dedicó a analizar las notas que el escritor había escrito en los márgenes del suplemento literario del Times, cuando le llamó la atención el delgado libro, todavía envuelto en celofán, del ensayo de Marx, que le regaló un librero alemán.

"Los policías, entonces, se mostraron realmente agitados. La forma en que me miraban denotaba que creían haber atrapado a alguien. Me quitaron el pase de abordaje y el pasaporte, y se me ordenó groseramente que volviera a empacar mi maleta. Los policías, que conservaban el libro y el suplemento, me escoltaron a la comisaría del aeropuerto.

"Con sonrisa triunfante, el policía me dijo que después del 11 de septiembre no se puede viajar con estos libros, a lo que le respondí que entonces deben dejar de editarlos en Alemania, o mejor aún, quemarlos públicamente."

Ali señala que una vez en la comisaría, se le informó que no podría abordar su vuelo, a lo que respondió exigiendo que se le permitiera telefonear a Christian Ude, el alcalde de Munich, "quien me entrevistó sobre mis libros y sobre la actual crisis la noche del viernes".

Esto bastó para que los policías que escoltaban a Ali lo dejaran solo. Más tarde, otro uniformado apareció y acompañó al escritor a su avión, minutos antes de que despegara.

Ali dice que un pasajero alemán se le acercó para expresarle su vergüenza por lo ocurrido y le comentó que el policía que lo detuvo había vuelto a la sala de espera para presumir entre los pasajeros el arresto que acababa de realizar.

"Este episodio trivial -señala Ali- es una muestra del estado de ánimo de la alianza gobernante en Alemania, entre Demócratas y Verdes. Es como si los que ahora están en el poder estuviesen tratando desesperadamente de exorcizar su propio pasado. Mientras esto ocurría, el canciller federal Gerhard Schroeder estaba en Pakistán, insistiendo en que no podía haber pausa en los bombardeos (contra Afganistán)."

Ali señala que en Alemania y en el resto del mundo la "lucha internacional por la coexistencia pacífica entre las naciones" implica declarar la guerra contra algunas, y "supongo que mi experiencia es un ensayo de lo que ocurrirá. Fue un rasguño mínimo que, sin tratamiento, puede convertirse en gangrena".

 

 

 

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