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martes, 20 de febrero de 2001

Añoran el Nacional-Catolicismo del Franquismo

En la sección Mundo de La Jornada dan cuenta del más reciente berrinche por parte de la derecha borbónico franquista materializada en el gobierno del PP, con José María Aznar a la cabeza,

El lamentable espectáculo se esta dando debido a la negativa por parte de la cúpula católica española a cerrar filas con La Moncloa de la forma en que en su momento lo hiciese durante la Guerra de España y la larga dictadura de Francisco Franco.

Aquí la información:


Enfrentamiento entre Aznar y la Iglesia católica

Cuestiona el mandatario "posición distante" ante ley de migración y el conflicto vasco

Armando G. Tejeda | Corresponsal

El gobierno español, encabezado por el conservador José María Aznar, se enfrenta ahora con la Iglesia católica, que tradicionalmente ha mantenido una relación estrecha con el Partido Popular (PP) desde su fundación en los comienzos de la transición tras la muerte del dictador Francisco Franco. La jerarquía católica adoptó una posición distante en torno a dos cuestiones esenciales de la realidad española actual: la nueva Ley de Extranjería y el histórico conflicto vasco.

La Iglesia española prometió a Aznar, tras su aplastante triunfo del pasado 12 de marzo, su "oración para que el Señor le conceda su luz y su fuerza en el desempeño de las altas responsabilidades que le encomienda el pueblo, al servicio de la paz, la justicia, la libertad y el bien común de todos los ciudadanos".

En lo que el gobierno de Aznar considera como una "ambigüedad" y no "defensa de la vida" frente a la amenaza del grupo armado vasco ETA, la semana pasada la Conferencia Episcopal Española anunció que no suscribiría el llamado pacto anti-ETA, firmado en diciembre del año pasado por el PP y la oposición socialista, calificado por las fuerzas nacionalistas vascas de "excluyente" y "antidemocrático".

La jerarquía católica manifestó su frontal rechazo al "espíritu" de la nueva normativa contra los extranjeros, que a juicio de los propios prelados condena a "los inmigrantes sin papeles al paro (desempleo), a la marginación y a la delincuencia".

Hablan los hombres clave del jefe de gobierno español

La respuesta del gobierno de Aznar se formalizó a través de dos hombres clave de su equipo, el vicepresidente primero, Mariano Rajoy, y el canciller, Josep Pique. Rajoy reprochó a la jerarquía católica en relación a su negativa a suscribir el pacto anti-ETA que "la gran mayoría de los católicos y ciudadanos en general exigen un pronunciamiento y no quitarse de en medio con el argumento de que es un asunto político, que desde luego afecta a la dignidad de las personas, a sus derechos individuales, y aquí no caben ambigüedades ni medias tintas".

Más crítico fue el canciller Pique, al cuestionar sobre "la percepción que comparten los ciudadanos sobre lo que puede haber sido un déficit de solidaridad y de compromiso de la Iglesia con las víctimas del terrorismo".

Horas mas tarde, la máxima autoridad de esta congregación religiosa, el cardenal Antonio María Rouco Varela, replicó al gobierno de Aznar que "nadie nos ha pedido que firmemos el pacto", entre otras cosas porque dicho acuerdo fue negociado en secreto entre el PP y el PSOE.

A juicio de Rouco Varela "no hay que interpretar -su negativa a rubricar el pacto- como una expresión de ambigüedad, de falta de coherencia en la defensa del derecho a la vida, o de fidelidad a la defensa del quinto mandamiento -no matarás- esa sería una conclusión desmesurada, no justa y que no tiene nada que ver con la realidad".

Rouco Varela aprovechó su comparecencia ante los medios de comunicación para decirle a Aznar que "los inmigrantes son personas, por lo que se les debe tratar respetando los derechos humanos".

Desde las filas socialistas se sucedieron los mensajes de colaboración con el gobierno de Aznar y las críticas a la postura de la iglesia. Cristina Alberdi, diputada, dijo "no comprender" la postura de los jerarcas católicos, mientras que el vocero del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, lamentó que la Conferencia Episcopal se mantenga al margen de este acuerdo partidista y pidió "coherencia" a los obispos con los "principios de su religión".

El vocero del Partido Nacionalista Vasco (PNV, en el gobierno local), Iñaki Anasagasti, ironizó con la polémica y bautizó a Mariano Rajoy como "el cardenal de La Moncloa (casa de gobierno)", que incluso, dijo, pretende "excomulgar a la propia Iglesia porque no se adhiere al pacto".

"Me llama la atención que Mariano Rajoy se haya convertido en un cardenal de La Moncloa y empiece a lanzar excomuniones a la propia Iglesia católica por no hacer lo que él ha decidido unilateralmente hacer, es decir, firmar un pacto excluyendo a PNV, CIU e IU", dijo Anasagasti, quien explicó que Aznar lleva varios años de convertir en "personaje violento" a todo aquel que no se someta a su visión ideológica y política, en una actitud "más propia de la época de la Inquisición que de una democracia".

El líder de la coalición Izquierda Unida (IU, republicanos y comunistas), Gaspar Llamazares, alertó que el gobierno de Aznar pretende "rememorar los tiempos del nacional-catolicismo de Franco", ya que "el PP no admite la pluralidad de la sociedad". 




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