Los fascistas españoles no dan pie con bola... a propósito claro está, especialmente cuando se trata del derecho del pueblo vasco a su autodeterminación. A continuación les mostramos la "versión" del Ministerio de Propaganda Franquista con respecto al partido de futbol entre Euskal Herria y Venezuela que está siendo distribuida por su medio favorito, El País:
Los futbolistas y la federación vasca se enfrentaron por la oficialidad
E. Rodrigálvarez
Varios miles de personas secundaron ayer en Bilbao el llamamiento del colectivo ESAIT, por la oficialidad de las selecciones vascas, previo al partido que enfrentó a los combinados de Euskadi y Venezuela (3-1, goles de Gurpegui, Labaka y Muniain, y de Vizcarrondo). La manifestación, pacífica, aunque adornada por gritos independentistas, transcurrió con normalidad desde el casco viejo de la ciudad hasta el estadio de San Mamés, aunque una bengala lanzada contra la Subdelegación del Gobierno dañó el techo de un vehículo oficial. El encuentro ante la selección venezolana cerraba un ciclo de tres años sin que la vasca disputara el tradicional partido de Navidad.
Varios miles dice la nota, pero, ¿de cuántas personas estamos hablando?
Pues bien, de acuerdo con EiTB, cuarenta mil que asistieron al estadio de San Mamés y quinientos mil que sintonizaron esta televisora para ver el partido, nada mal para una población de tres millones de habitantes diríamos nosotros. Y ahí radica el primer problema con la nota de El País, omite decir la cantidad de personas por que la cifra va en contra de uno de los pilares en que se basa la campaña de ninguneo en contra del derecho a la descolonización de Navarra, y ese pilar es el mantra muchas veces repetido que solo "unos cuantos radicales" quieren la independencia para los vascos. Pero continuemos:
Las diferencias políticas entre el colectivo de jugadores y la federación vasca anuló de forma temporal los encuentros de Euskadi. Teóricamente, por un problema de nomenclatura (selección vasca o selección de Euskal Herria), pero que en el fondo escondía una definición política sobre la actuación respecto a la oficialidad de las selecciones vascas. Un tour de force entre los jugadores y las instituciones que ha durado tres años y que, momentáneamente, ha ganado la legalidad establecida.
A marear la perdiz, otro de los pilares de la campaña está claramente presente en este párrafo. Para los españolazos el "País Vasco" se reduce a las tres provincias que conforman la Comunidad Autónoma Vasca (CAV), o sea, Gipuzkoa, Bizkaia y Araba (sin el condado de Trebiñu claro está). A esta entidad política se le a dado por llamar Euskadi. Pero (según los españolistas) ni Navarra ni Iparralde forman parte de este "País Vasco". Y ahí precisamente yace el problema, que la oncena que se enfrentó a Venezuela en San Mamés hace apenas una hora no representa solo a las tres provincias ya mencionadas, también representa a Nafarroa, Behe Nafarroa, Zuberoa y Lapurdi, o sea, a Euskal Herria... y eso es precisamente los que jugadores y ciudadanos quieren que quede bien claro.
El colofón al párrafo que habla de legalidad es una artimaña más, resulta que La Zarzuela, pasando por La Moncloa le llaman legalidad a aquello que emana de las instituciones que Madrid le ha impuesto a Iruñea a través de los años, pero esa legalidad colonialista no vale para un pueblo al que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos le confiere un marco legal, y por eso lo que vale en Euskal Herria es lo que legitima el pueblo, y eso ha quedado bien claro con 40,000 almas en San Mamés y medio millón en televisión apoyando a la selección de todos los vascos, no unicamente de aquellos que viven en la CAV. Pero bien terminemos con el artículo:
Los partidos de Euskadi tienen un componente emocional (no afecta a la militancia en la selección española) y otro económico: lo recaudado va a las arcas del fútbol base vasco. Para algunos, son una línea más en el argumentario de las naciones sin Estado. Para otros, simplemente la escenificación de un sueño imposible o una fiesta, aunque cada vez con rivales más ocasionales.
Más cinismo a la española. Por supuesto que al jugador vasco que reivindica el derecho a jugar representando a su propia bandera no le afecta esto para estar en la selección española, si con esto Madrid mata dos pájaros de un tiro, por un lado se hace de los servicios de jugadores de calidad insuperable (hubo momentos en que la mayoría de los jugadores de la "roja" eran vascos) y por el otro muestra un rostro de inclusión y homogeneidad ante la comunidad internacional. Grandioso será el día en que los jugadores vascos sean vetados de los equipos españoles por que así quedará al descubierto el desdén que los españolazos siempre han sentido por sus vecinos. Pero aquí es donde el articulista roza casi sin querer el meollo del asunto, pues en Europa ya hay un precedente acerca de como naciones sin estado participan en los torneos internacionales, y tal es la situación de Escocia, Gales e Irlanda del Norte y eso es precisamente a lo que se niega Madrid (y París para ese caso) y es en lo que trabaja ESAIT, que no desea oficialidad unicamente para los futbolistas, sino para todos los deportistas vascos. A lo de "rivales ocasionales" ni tiempo ni espacio le vamos a dedicar.
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