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jueves, 13 de abril de 2017

Música Antifranquista en El Sadar

No están contentos, la culminación del desarme les tiene atónitos, molestos, incómodos... eso es peligroso, son tiempos de patadas de ahogado.

Para que entiendan de lo que hablamos, lean este artículo publicado en Playground, donde se denuncia la intención de criminalizar la música vasca contemporánea, cargada de letras que manifiestan los tiempos que se han vivido las útlimas décadas:


La afición de Osasuna defiende que en su estadio suene Barricada o Kortatu: "Los niños llevan oyendo esto treinta años y no pasa nada"

Ignacio Pato

Pamplona vive días extraños que podrían resumirse en tres letras y tres puntos suspensivos. "Y si..." es el estado de ánimo de una de esas pocas ciudades en las que aplastantemente todo el mundo apoya al equipo local.

Ese "y si..." significa que Osasuna está desahuciado pero no muerto. Y que lo que en principio era un descenso seguro a base de domingos que eran una pura extremaunción -1 victoria en 29 partidos-, ahora, tras dos partidos ganados seguidos, la cosa sigue sin estar clara, aunque queden 7 partidos y tengan a 11 puntos la salvación.

Este resucitar rojillo tiene banda sonora. Rosendo, Skalariak, AC/DC, Los Suaves, Tijuana In Blue, Kortatu o Barricada son habituales de las previas y el descanso en El Sadar. La afición canta o corea, pero al analista de seguridad y defensa Gustavo Galarreta aquello le gusta tan poco que ha dedicado un espacio en El Español a acusar a la playlist del estadio osasunista de fomentar la violencia.

Según Galarreta, no es aceptable que canciones como No hay tregua y Oveja negra de Barricada o Nicaragua Sandinista de Kortatu se lancen "a oídos de miles y miles de seguidores, muchos de ellos niños y niñas de muy corta edad".

El artículo, publicado en la víspera del último partido en casa de los rojillos, contra el Leganés, despertó la curiosidad por si sonaría el clásico de Barricada, orgullo rockero de la ciudad por excelencia y del pamplonesísimo barrio de La Txantrea para más señas. Además de otros clásicos como Hells bells, El Equipo A o Resistiré (la de Barón Rojo, no la del Dúo Dinámico), sonó No hay tregua. Y el equipo ganó.

Parte de la hinchada más fiel cierra filas en torno a Edu, el speaker en punto de mira. "Es un complemento esencial para crear ambiente, a veces es incluso la mecha que enciende a todo el estadio", nos dice la peña Eman Egurre. En el grupo Sadar Bizirik reconocen que "ha conectado con la gente", mientras que la peña de Lizarra considera que "anima todo lo que puede o le dejan" y le dan "un notable" al trabajo de megafonía. El colectivo Gorriak On Tour recuerda que "hace no tanto sufríamos a King África con cada gol" y coincide en que la actual megafonía "ofrece diversidad con un correcto uso de las dos lenguas de la comunidad".

Para el periodista navarro Arturo Puente, en este caso "se juntan varias obsesiones de moda: la de despolitizar y blanquear el fútbol, cuando la identidad de Osasuna y de su afición está construida sobre cosas como el Rock Radical Vasco y la contestación social; la moda del decoro, que es una forma de hablar de las formas para no tener que entrar en el fondo; y por último las ganas de criminalizarlo todo".

"No nos huele bien la queja sobre la animación de El Sadar", interviene la peña de Lizarra. "Es gente cercana a la derecha a quien le gusta criticar y poner pegas a todo lo nuestro. Les jode todo lo que huela a vasco". Se trata de libertad de expresión, para Eman Egurre. "Cualquiera de estas canciones, como expresión artística, no incitan a la violencia, de manera que nadie en su sano juicio concluiría que si mañana el speaker pone La cabalgata de las valquirias de Wagner todos los asistentes sintamos unas ganas irreprimibles de invadir un país".

Una de las canciones específicamente señaladas, Nicaragua Sandinista es de Kortatu. El trío de Irún fue un grupo transversal para varias generaciones de jóvenes de Euskal Herria, como se han encargado de demostrar el exlehendakari socialista Patxi López, que ha reconocido que bailaba de joven Sarri, Sarri -un himno celebratorio de la fuga de Iñaki Pikabea y el escritor Joseba Sarrionandia, ambos encarcelados por pertenencia a ETA en la cárcel de Martutene-, y por el diputado, también socialista, Eduardo Madina, que sufrió un atentado en 2002 y que no solo ha reconocido ser fan juvenil de Kortatu, sino que ha dejado una muy reciente e interesante charla con su líder Fermin Muguruza. Nicaragua Sandinista se grabó en 1984 y evoca lo difícil que lo tenía el gobierno del FSLN en una época en la que Reagan gastaba millones entrenando, armando y financiando a la Contra.

Otra de las "conflictivas" es Oveja negra, de Barricada, conocida popularmente como Balas blancas. Para el experto en seguridad que critica la canción, esta "no tiene el mensaje de nobleza del ideario rojillo". Es una lástima, porque se trata de un himno antirracista de 1992, en plena época de endurecimiento del odio neonazi en todo el Estado español. El año, de hecho, del asesinato premeditado de la migrante precaria Lucrecia Pérez a manos de un guardia civil fuera de servicio acompañado por tres menores. En Oveja negra, Barricada hacen una crítica pionera al internamiento irregular y maltrato a la creciente comunidad migrante en España. Es casi una canción avant-la-lettre sobre los CIEs y los refugiados.

No hay tregua es un himno en Navarra. "Los niños llevan oyéndola tres décadas y no se ha muerto nadie", puntualiza Puente. Fue escrita en 1986 y, efectivamente, El Drogas, líder de Barricada, ha explicado que trata sobre la duda acerca de la lucha armada. En su grabación original se escucha un chelo, que fue tocado por un guardia civil que estaba en el estudio de al lado grabando con Concha Velasco.

Eran otros tiempos. Afortunadamente.






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