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martes, 7 de marzo de 2017

Unai Emery

Unai Emery está a punto de hacer historia una vez, más como entrenador... del Paris Saint Germain. Pero es que ya hizo historia antes... con el Sevilla.

Sí, efectivamente, hay un dejo de ironía en el asunto, cosas del futbol.

Les dejamos con esta semblanza publicada en el Diario Vasco:


Unai Emery está a 90 minutos de igualar los cuartos de final, barrera que nunca han superado los franceses, esos vecinos que tenía de niño el guipuzcoano

COLPISA | Mathieu Gorse

De niño en Hondarribia, Unai Emery casi podía tocar Francia, al otro lado de la bahía de Txingudi, sin imaginar que un día estaría cerca de marcar una era con el PSG, al que podría clasificar el miércoles para cuartos de final de la Champions. Emery dio sus primeros pasos como jugador en los campos de esta ciudad vasca de postal, con su puerto pesquero y sus casas de coloridos balcones, de algunos de los cuales cuelga la ikurriña, la bandera vasca roja, verde y blanca, a poca distancia de la playa, donde su madre se sigue bañando todos los días del año.

El fútbol le venía de familia a Unai: su abuelo, que ganó dos Copas de España con el Real Unión de Irún, y su padre, que jugó en el Deportivo de La Coruña, eran porteros. «Era muy buen jugador, era pequeñito, muy ligero de peso, pero era habilidoso, tenía muy buena conducción de balón y tenía buena visión de juego», relata su entrenador en el Hondarribia Fútbol Elkartea, Mikel Jauregui, quien 20 años después fue su segundo en el Valencia y en el Spartak de Moscú y sigue siendo uno de sus amigos más cercanos.

Su talento lleva al joven Emery a las categorías inferiores de la Real Sociedad, donde jugará cinco temporadas en el 'Sanse', el filial de la Real, pero no logra hacerse un hueco en el primer equipo, con el que jugará sólo cinco partidos en Primera División en 1995-1996. Abandona entonces el País Vasco para jugar en Segunda (Toledo, Ferrol, Leganés) y Tercera división (Lorca) e inicia, en este último club, con 32 años, un recorrido meteórico como entrenador que le lleva en apenas diez años de la Segunda B (Tercera División española) a tres títulos consecutivos de Europa League con el Sevilla (2014, 2015, 2016). Jugador modesto se convierte en un entrenador dedicado y brillante.

Mantiene lazos con Hondarribia

Unai Emery tenía «mucha personalidad, le gustaba el debate, discutir. Si no le convencía la forma de jugar, tenía que debatir con el entrenador. Era un poco jefe del equipo, director del juego, daba consejos de colocación», a sus compañeros, recuerda Mikel Etxarri, que fue su entrenador en la Real Sociedad. Aunque tenía «poca competitividad» como jugador, «como entrenador es muy competitivo, muy apasionado, piensa 24 horas al día en el fútbol», según Etxarri.

Tras su éxito en Sevilla, ¿podría haber pensado que se convertiría en el técnico de moda en ese otro país que se ve desde Hondarribia? «Sólo nos separa el Bidasoa (el río que hace frontera entre España y Francia)», subraya su primo Iñaki Artola, sentado en el muelle del puerto y mirando a Hendaya y Francia, donde él mismo creció. «No sé si era el destino» de Unai ir a Francia, «pero cuando comenzó su carrera de entrenador, lo pinchaba para que viniera a entrenar al Eglantins de Hendaya, aunque no creo que fuera su objetivo», bromea. Con su vida en París, Emery vuelve a su País Vasco natal cada vez que puede: «Es una persona muy querida, viene mucho aquí. Su recorrido hace que la gente se sienta orgullosa de él. No es un entrenador que ha sido jugador de élite por lo que no le han regalado nada», dice Jauregui.

Cuando no va a rezar al santuario de Guadalupe, Emery pasa su tiempo en familia, con sus amigos o caminando cerca del mar, dicen sus amigos, según los cuales, no se perdería por nada del mundo las fiestas de Hondarribia, que se celebran a principios de septiembre, la victoria sobre los franceses tras el asedio de la ciudad en 1638. «Es algo que le gusta mucho. Además, creo que cuando reza en el banquillo» durante los partidos «pide que no tenga entrenamiento ese día para ir a las fiestas», dice su primo Iñaki. Y del País Vasco a la cumbre de Europa solo hay un paso, asegura Mikel Jauregui. «No sé con qué equipo, pero estoy convencido de que ganará la Champions», concluye.






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