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domingo, 5 de marzo de 2017

Los Carnavales de Belasko

Por medio de Deia llega a nosotros una semblanza de un fotógrafo muy particular, vital para la preservación de la riqueza cultural vasca:


De esta manera, ha fusionado dos de sus pasiones: el mundo de la fotografía y la cultura vasca

Miguel A. Pardo

Mientras algunos municipios ya han quemado a Doña Sardina, otros aún se enfundarán los disfraces este fin de semana como es el caso de Santurtzi, Sestao, Getxo o Sanfuentes, que celebrará el Carnaval minero. Allí estará Javier Belasko, un jarrillero que se define como “un apasionado de mi tierra, la cultura y la fotografía” y que, con su objetivo inmortalizará todos los detalles que encuentre atractivos del particular desfile propuesto en el barrio abantoarra. Desde hace quince años, Javier viaja, cámara en ristre, para inmortalizar las diferentes expresiones carnavaleras que hay en Euskal Herria. Lantz, Ustaritz, Altsasua, Mundaka, Ituren, Lesaka... Son muchos los rincones a los que este hombre de 54 años ha acudido con el objetivo de retratar las figuras de personajes como el Momotxorro de Altsasua, el Miel Otxin de Lantz o los zakuzarrak de Lesaka. “Hay un desconocimiento general sobre el Carnaval rural vasco, pero eso no quita para que goce de buena salud. Creo que es algo que no se perderá porque, actualmente, tenemos la ventaja de que tenemos documentación y una generación joven que los impulsa y participa en su celebración”, reflexiona Javier.

Su primer contacto con el mundo del Carnaval vasco fue en la localidad alavesa de Zalduondo, lugar donde se juzga a Markitos, personaje central de la fiesta carnavalera. “Al principio tenía muy pocas nociones sobre el Carnaval. Sabía por qué se celebraba y poco más”, reconoce. Aquella experiencia le marcó por el ambiente y el colorido que se vive en la localidad cuando su población se enfunda sus disfraces y su gusto por la fotografía y la cultura euskaldun hicieron el resto. Comenzó a sumergirse en el mundo del Carnaval rural vasco y cada año va a visitar varios lugares de la geografía de Euskal Herria donde esta fiesta cobra su figura más autóctona. “El Carnaval se ha recuperado gracias a la labor incansable y altruista de la gente de los pueblos”, señala Javier quien, en su día a día trabaja como conserje del Colegio Público Rontegi de Barakaldo. Precisamente, este centro educativo ha sido sede de alguna exposición fotográfica que ha organizado Javier con el Carnaval vasco como tema central.

Y es que la expresión de la llegada de Don Carnal a Euskal Herria es una cuestión con mucha miga. “Es algo vivo que está en constante evolución y, por ello, hay mucha historia tras esta fiesta”, explica Javier. El Carnaval cambia con los tiempos y también le afectan cuestiones políticas como fue, por ejemplo, la dictadura franquista. En esos años se perdieron muchos desfiles y otros tuvieron que mutar o enmascararse. “Por ejemplo, el Carnaval de Tolosa se disfrazó con el nombre de fiestas de invierno”, expone el jarrillero, quien incide en que la ausencia de tradición escrita en muchas épocas supone una barrera para conocer la historia carnavalera.

Sin disfraz

Ver a Javier en diversos desfiles carnavaleros no es noticia, pero a ellos suele acudir con su cámara... y sin disfraz. “No me gusta en exceso disfrazarme ni salir en fotos. Sí me suelo disfrazar aquí en el Colegio Rontegi con los niños, pero no en los desfiles”, desvela. Disfrazado o no, Javier seguirá dejándose ver, y fotografiando diversos desfiles carnavaleros de Euskal Herria con el propósito de disfrutar y de impulsar la cultura vasca. “Nos queda mucho camino por recorrer en la potenciación de nuestros carnavales y, por extensión de nuestra cultura”, expresa Javier, el retratista del Carnaval de Euskal Herria.






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