Y a todo esto... ¿tiene una tarea pendiente el vasco-uruguayo Pepe Mujika?
A 20 años de los sucesos del Filtro, pudiera ser que esta que nos indica Gara:
Aquella noticia que conmovió a Euskal Herria llegó envuelta en la niebla de la desinformación y la distancia. Al principio se habló incluso de siete muertos. Veinte años después, los datos básicos de lo ocurrido ante el hospital Filtro de Montevideo se han recopilado en un documental que honra a Fernando Morroni y Roberto Facal, abatidos por defender el derecho de asilo a los vascos.Ramón SolaDos décadas después, la matanza del Filtro sigue sin tener culpables en Uruguay y apenas es conocida fuera de Euskal Herria. La confusión en que se produjo todo, con una brutalidad imprevisible, se prolongó en los siguientes años. Así, de los siete muertos de los que se habló erróneamente en un primer momento -así lo recogió la portada de "Egin'' bajo el titular «Extradición a sangre y fuego»-, se pasó durante un tiempo a reconocer como víctima mortal exclusivamente a Fernando Morroni, abatido por la Policía. Hoy existe constancia absoluta de que también Roberto Facal murió por la represión posterior.La organización Plenaria Memoria y Justicia, que convoca cada año las marchas de recuerdo de Montevideo en torno al 24 de agosto, ha presentado un documental sobre aquellos hechos, con motivo de ese 20 aniversario. El trabajo tiene el valor de recuperar imágenes y declaraciones de la época, además de repasar la figura de los dos uruguayos abatidos por defender a los tres refugiados vascos que estaban en huelga de hambre y sed contra la extradición. El trabajo, de 35 minutos, fusiona la represión del Filtro de 1994 y la matanza de Gernika de 1937, en el montaje y el título: «Gernika 94».«Esto parece Bosnia»Y, sobre todo, el trabajo reconoce y honra a aquellas dos víctimas. Su madre, Norma, luchadora infatigable por la difusión del caso, destaca una virtud que sobresalía en su hijo Fernando: «Era solidario». Rememora cómo aquella tarde el joven se acostó un rato y ella pensó que ese día no acudiría al Filtro, pero luego cambió de idea y le dijo que se marchaba «un rato», no más, con la intención de volver pronto.Era media tarde. Se calcula que lo mataron en las cargas más fuertes, en torno a las 20.00. Norma recuerda que ya de madrugada, a la 1.00, los amigos de su hijo llamaron a la puerta para decirle que lo habían perdido de vista y no lo encontraban. «Yo lo vi salir cantando, contento, lleno de vida, y me lo devolvieron duro y con aceros en el pecho», llora sin lágrimas Norma, con un dolor que dura ya veinte años.Recibió «doce balazos, a menos de tres metros», cuenta esta madre en el documental. «Aquello fue un fusilamiento», concluye Norma Morroni. De hecho, en «Gernika 94'' se recupera el extracto de un informativo televisivo uruguayo en el que el periodista destacado en el Hospital Filtro expresa su estupor por las cargas, con la voz temblorosa y pidiendo disculpas por la comparación: «Esto parece Bosnia, es impresionante la balacera que se está organizando».Irma Leites, representante hoy de Plenaria Memoria y Justicia, todavía veinte años después continúa sorprendida por la virulencia con que aquel Gobierno uruguayo de derechas, liderado por Luis Alberto Lacalle, se puso a las órdenes del español de Felipe González. Nadie esperaba tal grado de violencia para llevarse a Madrid a tres vascos que eran ampliamente conocidos y queridos en Uruguay, cuyas fotos aparecían a diario ante el Filtro y que llevaban ya cinco días en huelga de sed en un intento desesperado de evitar la entrega. «Ellos andaban a caballo y en patrulleros, mientras que nosotros íbamos con sillitas [de niño], la gente no estaba preparada para resistir», apunta.Los heridos de bala se contaron por decenas para poder sacar de allí a los tres vascos y montarlos en el avión hacia Madrid. Pero la represión siguió después, de madrugada, no se sabe si en forma de mera venganza o con el fin de encubrir todo lo anterior. A una hora imprecisa de la madrugada fueron a buscar a Roberto Facal a su casa. Leites recuerda que vivía a pocas cuadras del Filtro, y que por eso era un asiduo a las largas vigilias ante el hospital. «Llevaba agua caliente, hierba, mate...», apunta. Pero, sobre todo, Roberto portaba consigo «siempre» una cámara de fotos con la que obtuvo imágenes de las cargas. Aquella cámara desapareció después de que Facal fue muerto a puñaladas. También fueron doce, como los disparos que agujerearon el cuerpo de Morroni.En este caso, al crimen se le sumó la difamación. Oficialmente se intentó atribuir esta muerte a otras motivaciones, incluida la del «crimen pasional». Hoy día ya no hay duda y se le reconoce como la segunda víctima mortal de los llamados «sucesos del Filtro», aunque en este caso no hubiera balas policiales por medio como señal inconfundible de la autoría.La contraprestación españolaEl documental aporta el contexto de la época, aunque sigue habiendo bastante misterio en torno a la contraprestación española. El Gobierno González, ya en la recta final, había puesto en el punto de mira a los refugiados vascos en todo el mundo, pero especialmente en Uruguay, donde tenían una posición social muy asentada. La redada centrada en torno al restaurante La Trainera, adonde acudían incluso miembros del Gobierno uruguayo, alcanzó a una treintena de personas. De ellas, trece fueron encarceladas, Madrid reclamó la extradición de ocho y finalmente le fueron entregadas tres: Mikel Ibáñez, Manueltxo Goitia y Luis Mari Lizarralde. Ellos fueron los primeros sorprendidos por el nivel del apoyo, reflejado en la cinta a través de las palabras de otro de sus compañeros, Josu Lariz.El documental comienza recuperando el momento en que Agurtzane Delgado, que ejercía de portavoz de los exiliados hospitalizados por la huelga de hambre y sed, confirma en las puertas del Filtro que «el traslado es inminente» y «los compañeros ruegan calma». Pero los miles de uruguayos allá concentrados siguieron protestando; no solo defendían a los vascos, reclamaban el derecho de asilo que históricamente había hecho de Uruguay tierra de acogida y con ello respaldaban la soberanía uruguaya.Antes de ser expulsado de allí junto a Delgado, Jon Idigoras también denunciaba en Montevideo la presión española sobre el Gobierno de Lacalle y elogiaba la reacción ciudadana, imágenes también incluidas en el documental. Lacalle había visitado poco antes a Juan Carlos de Borbón en su palacete de Mallorca y este le exigió la entrega. Leites sostiene que «se cambiaron por camionetas y autos para la Policía las vidas de estos tres vascos». Y también las de dos uruguayos: Fernando Morroni y Roberto Facal.Hay 16 tomos de archivos policiales, pero no la «pieza clave»Hicieron falta dieciséis años y un cambio radical en la dirección de la política uruguaya para que el silencio oficial sobre el Filtro comenzara a resquebrajarse. «Gernika 94» recupera el momento en que, ya en 2010, Norma Morroni consigue abordar al ministro correspondiente, ante un buen número de periodistas, para reclamarle la información disponible sobre el caso. Unos meses después, la madre coraje de Fernando Morroni era citada en la sede gubernamental y se le entregaban dieciséis tomos de archivos policiales sobre aquel operativo.Allí figuran nombres, horas, vehículos... pero falta lo que el documental califica de «pieza clave: los archivos de inteligencia de la época», imprescindibles para completar el puzzle. Plenaria Memoria y Justicia considera que con voluntad política aún puede resultar posible determinar responsabilidades. Norma Morroni sigue en ello.
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