En América Latina se ha formado una imagen con respecto al monarca español que dista mucho de la realidad.
Claro, dicha imagen es la que conviene al actual régimen español, emanado de la dictadura franquista y avalado por la puesta en escena que tiene al centro de la misma al propio Juan Carlos I de la casa Borbón e hijo adoptivo del genocida dictador Francisco Franco.
Porque fue precisamente la figura de Juan Carlos la que dio la oportunidad de armar una farsa a la que hoy llaman pomposamente "La Transición", o sea, la forma en la que la derecha mundial denomina al periodo en el estado español tras la muerte del dictador ante la imposibilidad de continuar con la dictadura tal cual tras la muerte del Almirante Luis Carrero Blanco.
Juan Carlos no podía seguir por la senda de Franco así que se decidió dotarlo de una mascareta bonachona y cosmopolita. Para ello tuvieron que montar todo un garlito al que se conoce como "el golpe de estado de Antonio Tejero". Resulta que los milicos organizaron una asonada en contra del gobierno español allá el 23 de febrero de 1981, mismo que fue descarrilado por medio de unas cuantas llamadas telefónicas en las que participó el ya reformado demócrata Juan Carlos. Voila, por arte de magia el príncipe que caminó a la sombra del Caudillo durante toda su vida se había convertido en el garante de "la joven democracia español".
Así de maquiavélico el asunto.
Por lo mismo, no es de extrañar que quien se encargase de maquillar al régimen actual ahora se quiera dedicar a lavar el rostro de la España imperialista, la que en sus aventuras colonialistas desatase un verdadero genocidio, provocando con inaudita saña el exterminio de civilizaciones enteras en África, América y Asia.
Sobra decir que dichas veleidades expansionistas no han terminado y que Madrid de hecho en pleno Siglo XXI continúa asentando sus reales en territorios que no le pertenecen, mismos que ha sojuzgado a sangre y fuego. Tal es el caso de Euskal Herria -de lo que se ocupa este blog-, Catalunya, Galiza y Andalucía en Europa así como Las Canarias en África.
Algo que parece eludir a gobernantes y líderes de opinión en todo el mundo pero, especialmente, en América Latina, donde el tema debiera de ser visto en su justa dimensión. Nosotros sabemos que no es así, como muestra el rancio españolismo que priva en las clases política, artística y cultural de nuestros países.
Pues bien, miren lo que se nos reporta desde las páginas de El País:
Pujol lamenta, 'personalmente y como presidente de la Generalitat', las palabras del MonarcaP. Marcos y E. Company'A nadie se le obligó nunca a hablar en castellano', decía el sexto párrafo del discurso pronunciado el lunes por el Rey en la entrega del Premio Cervantes a Francisco Umbral. Esas palabras desataron ayer una fuerte polémica. Formaciones políticas del País Vasco y Cataluña se pronunciaron con dureza y algunas pidieron a Juan Carlos I que se retractara de las afirmaciones de un texto preparado por el Ministerio de Cultura. La Casa del Rey evitó entrar en el debate y aseguró que el Monarca, que no rectificará, como tiene por norma, se refería a la implantación de la lengua en América a partir del Siglo de Oro.Jordi Pujol lamentó, en una solemne declaración, 'personalmente y como presidente de la Generalitat', las palabras del Rey y recordó que en Cataluña, con la transición, se hizo tabla rasa de un pasado que ahora parece resucitar. El portavoz de Convergència i Unió, Xavier Trias, telefoneó al jefe de la Casa del Rey, Fernando Almansa, para -'desde el respeto a la Corona y el afecto personal al Rey'- pedirle explicaciones por un discurso con el que el Gobierno 'ha hecho cometer un error' al Rey. A cambio, el portavoz del Partido Popular, Luis de Grandes, hizo una encendida defensa de la línea argumental del discurso real: 'No se aniquiló a los pueblos, no se los sojuzgó, no se eliminó su idioma'. Sin tanto entusiasmo, pero en la misma línea, el portavoz parlamentario del PSOE, Jesús Caldera, aseguró que el castellano 'ha sido siempre una lengua de riqueza, y no de imposición'.El párrafo de la discordia es, textualmente, el siguiente: 'Nunca fue la nuestra lengua de imposición, sino de encuentro; a nadie se obligó nunca a hablar en castellano: fueron los pueblos más diversos quienes hicieron suyos, por voluntad libérrima, el idioma de Cervantes'. Este tipo de discursos suelen ser preparados por los ministerios del ramo -el de Cultura en este caso- y luego se remiten a la Casa del Rey. Sólo los parlamentos de política internacional pasan previamente por Presidencia del Gobierno.Izquierda Unida ha remitido una pregunta por escrito al Gobierno para que le explique cómo es posible que nadie 'visara' un discurso 'inaceptable y que falta a la verdad desde el punto de vista filológico e histórico'.Más cauto se mostró el socialista Pasqual Maragall, líder de la oposición en Cataluña. Dijo que tendría que estudiar con detenimiento el discurso del Rey para emitir una opinión. 'Supongo que es discutible si el castellano se impuso en América Latina', afirmó, 'pero en Cataluña sí fue impuesto, y bien que lo sabemos'. El presidente del PSC citó una frase del decreto de la época de Carlos III en el que, respecto a la introducción del castellano en Cataluña, ordena que se haga 'con gran esmero y sin que se note el empeño'.Mucho más contundente, el secretario general de Esquerra Republicana (ERC), Josep Lluís Carod Rovira, calificó las palabras del Rey como 'un ataque a la memoria y una falsedad'. Recordó que el actual presidente de ERC, Jordi Carbonell, fue torturado al principio de la década de 1970 en los calabozos de la policía por negarse a hablar en castellano. Esquerra Republicana solicitará la comparecencia de la ministra de Cultura y presentará en el Parlamento catalán una moción de reprobación. Carod afirmó: 'Ante una Monarquía ignorante, analfabeta e inculta, nos sentimos cada día más partidarios de la república ilustrada, culta y plurilingüe'. Rafael Ribó, de Iniciativa-Verds, destacó que el discurso del Rey 'oculta e ignora' tres cosas notorias: que tras todo poder colonizador ha ido siempre una imposición lingüística; que durante la todavía reciente etapa del franquismo hubo una 'brutal imposición del castellano', y que la Constitución encarga al Gobierno 'la potenciación de la pluralidad lingüística' de España.La dirección del PP de Cataluña no quiso expresar ninguna valoración sobre el discurso.Reacciones de escritoresLas palabras del Rey se escucharon en la entrega del 25º Premio Cervantes, el 23 de abril, fecha que conmemora la muerte del autor de El Quijote junto con la de Shakespeare. No es por ello extraño que diversos escritores quisieran también terciar en la polémica.'Habría que condenar a cadena perpetua, ya que me opongo a la pena de muerte, a quien escribió el discurso al Rey. Pensó ese discurso para un mitin en el País Vasco, cuando de lo que se trataba era de premiar a una persona tan democrática, avanzada y de lengua excelente como Paco Umbral', manifestó Manuel Vázquez Montalbán. Javier Marías señaló que la afirmación del Rey 'es falsa'. 'Lamentablemente, el castellano se ha impuesto por la fuerza, y no hace demasiado tiempo. Si se refería a la implantación en América a partir del Siglo de Oro hubiera tenido que especificarlo. Pero yo, que viví en Barcelona entre los años 1974 y 1977, recuerdo cómo las fuerzas represivas, cuando escuchaban a alguien hablar en catalán, le decían eso de habla en cristiano'.'Me extraña que ningún político se haya referido al redactor del discurso', destacó Enrique Vila-Matas. 'La frase empleada es contundente y, como tal, equivocada en su composición. Ni siquiera en el caso de que estuviera referida a América Latina, pues allí el castellano también se impuso a sangre y fuego'. No menos tajante se mostró Juan Marsé: 'El Rey se equivoca. Él o su negro literario, ahora que el personaje está de moda'. Más circunspecto fue Antonio Muñoz Molina: 'En el estado de irracionalidad balcánica que existe actualmente, no hay manera de decir nada sensato ni de ser interpretado sin suspicacias. Preferible callarse'.El director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, declaró a Servimedia que la polémica es fruto de un malentendido, que es 'doctrina común' que el castellano es una lengua de encuentro y que 'el Rey no hablaba para nada del franquismo, porque nadie puede dudar de que en esa etapa hubo represión y prohibición del uso del catalán, el vasco y el gallego'. El vicedirector de la RAE, Gregorio Salvador, insistió en el papel del castellano como una lengua de encuentro y dijo que 'no pueden decir calumnias históricas quienes hacen bueno a Franco, porque ellos coinciden con él en no dejar a los padres elegir la lengua que quieren que sus hijos utilicen en la escuela'.
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