Desde el ámbito de la ciencia y la tecnología traemos a ustedes información del satélite vasco Lur-1 por medio de este reportaje publicado por El Diario Vasco:
El primer satélite vasco ya transmite los primeros datos y ratifica el éxito de la misión
Lur-1 logra contactar con la base de AVS tras 16 horas de tensión desde su lanzamiento, lo que sitúa a Euskadi en la vanguardia del sector aeroespacial
Oskar Ortiz de GuineaSu tecnología vanguardista permite a Lur-1 fotografiar la superficie de Euskadi desde los 515 kilómetros de altura a la que desde la noche del viernes orbita la Tierra, a una velocidad de 7 kilómetros por segundo. Sin embargo, su cámara multiespectral no atraviesa muros, por lo que el primer satélite vasco no pudo fotografiar ayer al equipo de ingenieros de la empresa AVS en el momento en que estos lograron establecer la esperada conexión con él. Sin embargo, forzosamente tuvo que ser capaz de registrar los enormes gritos de júbilo que los empleados de la compañía de Elgoibar soltaron en su sede del parque tecnológico de Miñano, minutos después del mediodía, hora en Euskadi. «¡Ahora sí que sí! ¡Acabamos de contactar con Lur-1!», se felicitó la directora de Espacio de AVS, Cristina Ortega. Era «el paso que nos faltaba para dar por exitoso el lanzamiento», añadió.
Eran las 12.42 horas de ayer, cuando, tras prácticamente 16 horas circunnavegando el espacio, se produjo el esperado contacto con la señal entre el microsatélite y el centro de operaciones alavés. Fue la culminación del lanzamiento del primer satélite vasco, tras casi cuatro años de intenso desarrollo científico y tecnológico de la empresa Adde Value Solutions (AVS). De nada valía que el dispositivo continuara en órbita si no lograba conectar con Vitoria.
El contacto con Lur-1 vino con cierto suspense. Fue al tercer intento, después de que no fuera posible en las dos primeras pasadas del satélite por encima de Euskadi: la primera hacia las 23.40 horas del viernes y la segunda, a las 1.30 horas de ayer. Para el sábado, sin embargo, aún estaban reservadas dos opciones más: a las 12.42 horas, y hora y media después, el tiempo que tarda en dar cada giro a la Tierra y sobrevolar nuevamente Euskadi. No hizo falta esta cuarta tentativa. A la tercera fue la vencida.
Pese a la lógica incertidumbre y la tensa espera hasta lograr recibir la primera señal de su satélite, la confianza en el éxito era absoluta en el equipo técnico de AVS desde que Lur-1 despegara de la Tierra. Lo hizo el viernes, a las 20.56 hora española y a bordo del Falcon-9, el cohete de la empresa SpaceX –propiedad de Elon Musk–, en el en el que Lur-1 viajó insertado junto a otros 115 satélites que fueron siendo liberados uno a uno, cada uno para cumplir su respectiva misión.
En apenas una hora, Lur-1 alcanzó ya la altitud prevista –515 kilómetros–, unos 20 minutos después se desplegó tal como estaba previsto, y entró en una órbita nominal a una velocidad de 27.400 kilómetros por hora, esto es, 7 kilómetros por segundo. Todo iba bien, pero faltaba la confirmación que llegó ayer.
Los primeros datos
Realmente, tal como trasladó Cristina Ortega, ahora es realmente «cuando empieza todo». Una apasionante aventura de cinco años de duración, el tiempo tras el que será jubilado Lur-1. Sin tiempo que perder, ayer mismo comenzó a transmitir sus primeros datos telemétricos, sobre el estado de las baterías y la temperatura del artefacto en forma de números y letras en las pantallas de la sala de control. Será capaz de trasladar hasta 20 gigabytes de datos.
Lur-1 ha sido concebido como un microsatélite de 57 kilos de peso que incorpora antenas de diversas bandas, un brazo desplegable y paneles solares. Además, cuenta con una cámara multiespectral de siete bandas y también un experimento de comunicaciones cuánticas con el que se pretende demostrar que es posible enviar desde tierra fotones polarizados y recibirlos en el propio satélite. Esto es algo determinante para conseguir comunicaciones seguras, imposibles de ser ciberatacadas.
Todo este desarrollo tecnológico ha sido concebido, en primer lugar, para la captura de imágenes de alta definición de la Tierra, aunque en principio el foco de la misión está puesto en la geografía del País Vasco para estudiar la evolución del litoral, analizar controles de plagas y ríos o gestionar la distribución de cultivos, entre otras tareas. Cada metro y medio de superficie equivale a un píxel. El caudal informativo que generen sus imágenes servirá a sus potenciales clientes: instituciones y centros de investigación de todo el país, como Azti, así como clientes comerciales de todo el mundo. Esta última línea de negocio es algo habitual que ya realizan otros gigantes del sector aeroespacial mundial.
La vida útil del satélite vasco será de cinco años. Cumplido este plazo será capturado de su órbita espacial para su posterior reentrada a la atmósfera, donde se desintegrará. Cuando le llegue la hora del retiro, se convertirá en uno de los primeros objetivos de misiones de demostración de deorbitación para lograr un espacio más sostenible. Y en ese espacio, Euskadi tiene su hueco.
Y claro, no podía faltar un poco de buen humor vasco:
Aquí podéis ver a Patxi lanzando ayer el primer satélite vasco de la historia! LUR1 ya está en órbita...
Y bueno...
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