Salimos -aparentemente- del ámbito político para adentrarnos en el ecológico con este reportaje dado a conocer en Deia:
Alberto Santolaria es doctor en Biología e impulsor del proyecto Aguas Sin Plásticos. Imparte charlas y talleres para concienciar a la gente de mejorar hábitos sosteniblesAritz ErdaideAlberto Santolaria es doctor en biología marina y desde hace más de diez años está embarcado en el proyecto Aguas Sin Plásticos, donde lleva a cabo una cruzada con el objetivo de concienciar y señalar unos hábitos sostenibles a la gente para lograr reducir la cantidad de plásticos que desechamos. Esta semana impartió una charla en el edificio de la fábrica cultural de Astra invitado por la asociación por el consumo ecológico de Urdaibai, la cual versó sobre conceptos básicos de la ecología.El liquido elemento, aquel del que el cuerpo humano se compone en más de un 80%, es un recurso que no se estima en su verdadera importancia, además de que se maltratan los recursos de forma sistemática; ahí radica la importante labor que lleva a cabo Santolaria. “El proyecto se llama Agua Sin Plásticos por la Salud del Planeta y el objetivo principal es fomentar la reducción de los plásticos en el uso cotidiano de casa, principalmente destinado al agua que bebemos” relata el biólogo. Para lograr cambiar la situación, el experto ofrece alternativas y soluciones como un filtro que hace más saludable el agua del grifo, “porque entre el cloro y demás elementos pueden tener algún riesgo y lo que buscamos es evitarlo”. Aunque el consumo del agua embotellada suele ser más común, Santolaria afirma que con ese filtro “los que beben agua embotellada tienen la solución perfecta para ahorrar dinero. Además, se logra ahorrar en envases, por lo que es una manera de fomentar la reducción de los residuos”.El proyecto Aguas Sin Plásticos trabaja la concienciación, mediante la sensibilización de un problema real y cotidiano, dando “mucha información personalizada mediante cursos, talleres… todo tipo de eventos de sostenibilidad”. Esta semana, además de la charla impartida en Astra, visitó Ekoetxea - antes denominado Centro de Biodiversidad de Euskadi- y en el día mundial de los océanos que se celebra la semana que viene han organizado un concierto de jazz en Bilbao, “donde los músicos tocarán con imágenes submarinas, con lo que buscamos fomentar de paso la vida submarina”. En todo este tiempo siguen “divulgando soluciones concretas a problemas concretos”. El biólogo marino estima que la clave es reducir el plástico que se consume diariamente. “El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente instó a los gobiernos a reducir el plástico. Se ha logrado dar pasos para llegar a una situación impositiva en cuanto a las bolsas, pero en el resto de los residuos va a tardar aún y no queda mucho tiempo” alerta. Como ejemplo ofrece un dato preocupante, para el año 2050, afirma, “en el mar habrá más plástico que peces”.Para poder cambiar la situación actual, el experto busca dar un paso más entrando en la concienciación del mundo empresarial. “Hasta ahora trabajábamos a un nivel doméstico y en colegios, pero ahora queremos entrar con las empresas mediante concursos, talleres, formación, etc. sobre el desarrollo sostenible”. Quieren incidir en gente que mediante sus decisiones pueda repercutir en el hábito de la sociedad de alguna manera. Todo ello, unido a soluciones prácticas, que mediante pequeños gestos, ayuden a mejorar el planeta. “Tendríamos que volver a llevar nuestra propia bolsa a la hora de la compra o usar fiambreras, tener envases para rellenar, comprar a granel, etc. Son hábitos que no están muy desarrollados , y nos va a costar muchísimo adaptarnos”.Para poder desarrollar hábitos ecológicos que también repercutirían sobre la salud de las personas, Santolaria aboga por presionar al infractor. “Toda aquella persona que tire algún objeto al suelo tiene que estar multada porque ese objeto acabará en el mar y eso es inconcebible entre personas civilizadas”. Un aspecto innegociable para el biólogo, ya que los residuos que se tiran en las calles afirma que llegan a la cadena alimenticia al ser consumidos por los peces. “De nada sirve que yo haga el esfuerzo de reciclar en casa, de reducir las basuras, cuando otros no lo hacen y al final pagan justos por pecadores. Es decir, mientras haya personas que hagan eso, va a afectar al resto” reflexiona. Por todo ello, según cuenta, “somos muchos, nos tenemos que organizar y el primer paso seria no echar nada al suelo”. Una concienciación para lograr que la sociedad adquiera unos hábitos que puedan mejorar el planeta, antes de que sea demasiado tarde para poder actuar.
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