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jueves, 20 de octubre de 2016

Se Recrudeció la Represión

Tras un lustro del adiós a las armas por parte de ETA, que no por parte de Madrid ni de París, esta es la radiografía que nos presenta Sare. Llega a ustedes por cortesía de Gara:


Mañana se cumplen cinco años del fin de la lucha armada de ETA y Sare detalló ayer en cifras el empeoramiento de la situación carcelaria. Existe la mitad de presos que entonces, pero más de ellos están enfermos y también aislados de sus compañeros. Y el porcentaje de quienes están fuera de Euskal Herria ha crecido: del 98,8% al 99,1%.

Ramón Sola

Lo admitió Joseba Azkarraga durante la comparecencia ayer de Sare en Donostia. Hace ahora cinco años, primero con la Declaración de Aiete y luego con la decisión de ETA, «la inmensa mayoría de la sociedad, y yo el primero, creíamos que se abría un nuevo tiempo en este país», pero sin embargo la situación carcelaria no solo no ha mejorado, sino que ha empeorado.

No se trata de una sensación, sino de datos contantes y sonantes. Según pone de manifiesto Sare, la dispersión afectaba en octubre de 2011 al 98,8% del colectivo (solo había ocho de 665 en Euskal Herria) y hoy se ha agravado aún más al alcanzar al 99,1% (apenas tres de 360 en cárceles vascas). Llama la atención aquí que, pese a haberse reducido el número total de encarcelados casi a la mitad, estén diseminados prácticamente en el mismo número de prisiones (71 entonces, 70 ahora).

Otro dato significativo es el de los presos enfermos para quienes se reclama la excarcelación. Entonces se contabilizaban siete y ahora diez, con lo que el porcentaje sobre el total del colectivo casi se multiplica por tres (del 1,05% al 2,8%).

Están, además, más aislados de sus compañeros. Hace un lustro eran doce los que no contaban con kides (1,8%) y ahora 22 (6,1%). El incremento se deriva de que, como ya se ha apuntado, pese a reducirse el número de presos sigue casi intacto el de cárceles.

Un último dato igualmente revelador es el de cuántos sufren doctrinas de excepción, como entonces la «Parot» y hoy la negativa a descontar condenas cumplidas en otros estados, ambas destinadas a alargar cumplimientos de condena. En aquel octubre de 2011 lo sufrían 70 personas y hoy son 48, por lo que en términos porcentuales el problema también está más extendido ahora (afecta al 13,3% frente al 10,5% de entonces).

La conclusión de Sare no puede ser otra: «Cinco años después, los derechos del colectivo de presos y presas vascas son vulnerados con más virulencia incluso que cuando ETA no había decidido abandonar su actividad armada», subrayaron Azkarraga e Ixiar Arteaga.

Activación social y política

Este diagnóstico de situación viene a ser la cruz de la moneda de la rueda de prensa de ayer. En la cara se sitúa la satisfacción por el «éxito» de la movilización del sábado en Donostia por los presos enfermos (GARA contabilizó 12.300 participantes). Sare considera con ello encarrilado el primer objetivo de reactivar a la sociedad en este inicio de curso, desde la premisa de que «no podemos estar de brazos cruzados». Y anima a reforzarlo en otra movilización próxima: la convocada por Bagoaz el 19 de noviembre en las calles de Baiona.

En paralelo, esta red ciudadana se está esforzando en activar a partidos e instituciones. Tras una primera ronda con todas las formaciones del Parlamento de Gasteiz salvo el PP (que declinó reunirse), van a acometer una segunda que ponga letra pequeña al diagnóstico de base consensuado en la primera. «Si comparten una hoja de ruta, la sociedad la hará suya», auguran.

«Esto no afecta a las familias o a Sare, sino a todo quien sea demócrata»

El prisma de los derechos humanos guía toda la acción de Sare, y desde este punto de vista Azkarraga pone el acento en que «en una sociedad que se diga democrática y de derecho, esta cuestión no afecta solamente a las familias o a Sare, sino a todo aquel que sea demócrata».

En este sentido, agradecieron el paso dado por las miles de personas que, «al margen de sus ideologías», se echaron a la calle juntas el sábado en Donostia. «Gracias a esa gran respuesta, la vulneración de los derechos de estos diez presos vascos enfermos ha conseguido la centralidad que buscábamos». Esperan lo mismo de partidos e instituciones.





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