Un blog desde la diáspora y para la diáspora

sábado, 31 de agosto de 2019

Egaña | Defcon Uno

Con ustedes el aporte de Iñaki Egaña a lo que se ha publicado alrededor de la Cumbre del G7 en la sitiada Miarritze:


Iñaki Egaña

Los más de 20.000 policías y militares que nos han envuelto en los días de la celebración del G7, al margen de su labor “preventiva”, han cumplido otra función, no menos destacada. Trataban de imponer un espacio de inquietud, intranquilidad y temor, frente a una hipotética agresión de la que se dejaron caer retazos. Ahí estaban las posibilidades: los antisistema desbocados, los anti-especistas, el wahabismo suní, las feministas radicales los nostálgicos de la lucha armada o los narcotraficantes despechados, entre decenas de riesgos.

Llevamos décadas soportando el peso de una interpretación perversa según la cual los contrarios a los fastos aduladores del capitalismo, aunque sean parte del mismo, pertenecemos al mismo espacio aliado. El movimiento ocupa como alternativa a la locura urbana tiene que aguantar la incorporación mediática de parásitos que están más cerca del propio sistema que de la involución política. La escuela de Aznar y sus seguidores equipararon a la disidencia armada vasca con los iluminados sunitas que aspiran con su inmolación al afecto de las huríes.

Las maniobras para cubrir la reunión del G7 en Biarritz han ido en estas dos líneas, crear terror entre la población: qué viene el coco. Pero no el espectro de los padres del crimen organizado (Trump, Macron, Merkel and company), sino los de la contra, los antisistema para entendernos. Y la segunda, meter en el saco de la disidencia a todos los que no adulen y presenten la pleitesía correspondiente a los siete mandatarios.

La primera de las interpretaciones es la que me interesa para el presente artículo. Porque integrar más de 20.000 policías en un espacio reducido, cerrar la frontera a los vehículos pesados, cegar las salidas de la autopista, interrumpir la sanidad, prohibir la circulación de peatones y congelar, en definitiva, la vida durante unos días, es crear una psicosis extraordinaria. Una psicosis de que lo que puede pasar es excepcional.

Lo sobrevenido en Biarritz no es sino un acontecimiento más en una tendencia que se manifiesta diariamente. Por poner un ejemplo que me enardece cada vez que lo oigo. Se ha convertido en una cuestión relevante el hecho de anunciar en nuestra comunidad la alerta, con diversos colores que habitualmente surcan el amarillo y el naranja, sobre cuestiones meteorológicas. Las noticias al respecto adquieren una relevancia fantástica, interrumpiendo emisiones televisivas o radiofónicas.
Pero resulta que las noticias a las que hacen referencia son las de siempre. Es decir, que en invierno de vez en cuando nieva en las montañas, ocasionalmente en las zonas más bajas. Que cuando las nubes acumulan gotas finalmente lloverá y que cuando se forman los cumulonimbos, se anuncia tormenta. Es la naturaleza misma pero hoy, al parecer, la lluvia, el viento, la nieve es signo de gran preocupación y de la máxima alerta.

Nos están convirtiendo a la vida cotidiana en un mercado permanente de alarmas inducidas en favor del constreñimiento de las libertades y de acotarnos a todos los hombres y mujeres en una esquina de la plaza, para tenernos permanentemente acojonados. La presencia policial en Biarritz, y junto a ella toda la parafernalia montada, ha sido lisa y llanamente un estado de excepción y de sitio escandaloso, con el agravante de que de esa manera condicionan la socialización de nuestro relato. Desaparecen las críticas a la organización criminal (G7) en los medios, y los mismos adjudican su interés a esos comercios que atrancan sus escaparates por “temor a los antisistemas” o a los camioneros que pierden 50 euros por cada hora de retraso por el cierre de la frontera, en la misma lógica capitalista que imponen la invasión policial.

Recuerdo que hace sólo una década nos enviaron señales apocalípticas sobre la expansión de una grave pandemia que iba a acabar con una parte de la humanidad. Como anunciamos nuestras dudas sobre la alarma creada al respecto, nos llevaron al terreno emocional, el de que jóvenes y niños serían los más vulnerables. La OMS entró en el juego y apuntó a que la “gripe asiática” nos iba a devorar. México, en la otra punta del mundo, cerró todas las escuelas. Y comenzó el espectáculo.

La alerta creada por la pandemia llevó al Gobierno autónomo de Gasteiz a comprar ese mismo año 60 millones de mascarillas y 50 millones de pares de guantes. España compró 37,1 millones de vacunas contra la cepa de la gripe y Francia 94 millones de dosis. Fue una pandemia, o mejor una alerta pandémica, inducida por los lobbies farmacéuticos que provocó unos beneficios desorbitados de sus empresas. La mortandad mundial de ese año debida a la gripe fue inferior a la de años precedentes y posteriores. Pero nos tuvieron acogotados durante varios meses.

El sociólogo alemán Niklas Luhmann, que nos dejó hace 20 años cuando la estrategia alarmista aún no estaba tan depurada, esbozó varios de estos apartados en su debate con Habermas: los individuos no son los protagonistas de los sistemas sociales, sino las comunicaciones. Comunicaciones, por otro lado, binarias: bueno/malo, legal/ilegal, gobierno/oposición… Luhmann sugería que la alarma permanente tenía por objetivo construir problemas donde no los había.

Así hemos llegado a un estadio irreal, matizado en todas sus facetas por ese nivel que las fuerzas armadas de Washington (el modelo a seguir por nuestros gobiernos estatales y autonómicos) llamaron con el acrónimo de Defcon (Condición de Defensa) y tiene cinco niveles. En Francia, la escala paranoide comprende cuatro niveles, y en España tres.

Y así, la alarma continuada se ha convertido en el objetivo número uno. Como ejemplo para avalar mi argumentación les sugiero que entren en la página de Presidencia del Gobierno español sobre Seguridad Nacional que se actualiza con las alarmas más notables. Una visión mundial. De las últimas 20 alarmas, 4 sobre el G7, 3 sobre el brote de listeriosis, una sobre el ébola en el Congo… y dos sobre la situación meteorológica. Nada del resto.






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Iratxe y Ushuaia

¿Recuerdan todo aquel asunto del bebé bretón de nombre Fañch?

Bueno, pues en ese extraño bucle formado en el punto de encuentro entre el patriarcado - que insiste en adjudicarle género a los nombres "diferentes" - y el eurocentrismo - que frunce el ceño ante las palabras de los idiomas minoritarios - ha quedado atrapada una familia de Urruñaga.

Les invitamos a leer este reportaje publicado por Infobae:


Verónica Benaim

"Un día el viento trajo tu nombre y guiada como dentro de un sueño emprendí un viaje para encontrarte", señala el libro Mi nombre es Ushuaia. Ese texto fue uno de los tantos elementos que usó Iratxe Ortiz de Mendibil, una mujer de 41 años que está a punto de dar a luz en un pequeño pueblo del País Vasco, en su larga lucha por cumplir su sueño: llamar a su hija con el particular nombre de una de las ciudades más australes del mundo.

En la mente de Iratxe la palabra Ushuaia suena desde hace muchos años, cuando en España se emitía por la televisión local un programa de aventuras llamado El conquistador del fin del mundo. Se trataba de una suerte de reality show que fue rodado en 2005 en la capital de la provincia de Tierra del Fuego, Argentina.

La meta de cada emisión -un imponente juego de supervivencia grabado en escenarios naturales- consistía en que los 16 participantes provenientes del País Vasco llevaran la ikurriña (es decir, la bandera vasca) hasta el Faro Les Éclaireurs en la Bahía de Ushuaia.

Por aquellos tiempos el pequeño pueblo de Urrúnaga, que no llega a los 100 habitantes, se paralizaba cuando se emitía el programa televisivo no sólo por la participación de conocidos, sino también por las imágenes de los hermosos paisajes que se mostraban de la ciudad argentina. Y es que ambos lugares comparten una característica similar: la foto del nevado, montañoso y frío invierno.

Ushuaia quedó, entonces, como un lugar muy especial en la memoria de Iratxe, muy fanática de aquel programa, que siempre pensó en elegir nombres muy significativos para sus hijos.

En pareja desde hace 17 años con Víctor Viteri Urquiaga, tienen una niña de 9 años llamada Ainhize y un niño de 6 años que lleva el nombre Egoitz.

"Nuestra primera niña tiene el nombre de un pequeño lugar situado en el País Vasco francés", explica a Infobae la mujer y recuerda: "Estando embarazada viajamos a esa zona vasco-francesa y conocimos el pueblo y su entorno, nos gustó mucho y por eso decidimos ponerle ese nombre a nuestra primera hija".

"En cuanto a mi hijo, preferimos un nombre más local, autóctono y por eso Egoitz, que es de origen vasco y quiere decir casa u hogar", comenta.

Cuando supo que iba a ser madre por tercera vez -y que esperaba una niña- no tuvo muchas dudas: iba a cumplir su viejo anhelo de llamar Ushuaia al bebé.

Una búsqueda que cruzó el oceáno

Como sabía que  las reglas del Registro Civil cambiaron en los últimos tiempos –inscribió Ainhize sin problemas hace casi una década, pero luego hubo modificaciones en la legislación– la mujer fue a hacer averiguaciones. Así comenzó una gran aventura internacional.

Es que Iratxe se encontró con la negativa de una jueza, quien le pidió que justificara que Ushuaia –palabra de origen yamana, uno de los pueblos originarios de Tierra del Fuego, que significa bahía profunda o bahía al fondo– era un nombre femenino.

A partir de ese momento, su búsqueda cruzó el Oceáno Atlántico hasta que llegó a un libro de ilustraciones publicado en la Argentina.

A través de internet, su primera búsqueda llegó a una nota que se publicó en el portal Ushuaia Noticias donde se entrevistó a Sol Cófreces, la ilustradora que presentaba un libro llamado "Mi nombres es Ushuaia" en la Feria del Libro en Buenos Aires. Con esa publicación Iratxe volvió al Registro Civil, pero no tuvo éxito.

Desde ese momento, los contactos entre España y Argentina comenzaron como una cadena de gente que busca gente a través de las redes sociales.

"Desde Twitter busqué todo lo relacionado a Ushuaia, hablé con mucha gente, hasta que encontré un portal de información sobre Tierra del Fuego con el que me puse en contacto. Ellos me dijeron que conocían a una chica que llevaba ese nombre en la provincia y fueron quienes se pusieron en contacto con ella y ella, a su vez, conmigo", relata.

Con mucha perseverancia, finalmente, Iratxe dio con aquella persona que le habían mencionado. Se llamaba Soledad y en su documento de identidad la palabra Ushuaia figuraba como tercer nombre. La joven, que nació y vive en la capital fueguina, colaboró sin pensarlo.

"En el intercambio de mensajes me dijo que su madre tuvo problemas para poder ponerle ese nombre y que le tuvo que inscribir como Soledad Tolkar Ushuaia. Luego me mandó el DNI por email para que pudiera llevarlo al Registro Civil de acá", recuerda Iratxe.

En la Argentina, la ley 18.248 de 1969 que establecía las normas para la inscripción de nombres de las personas naturales fue derogada por el Código Civil y Comercial de 2014, vigente desde agosto de 2015. A partir del nuevo Código, "los padres o quienes ellos autoricen eligen el pronombre, podrán inscribir hasta tres que no sean apellidos ni prenombres extravagantes y que pueden ser aborígenes o derivados de voces aborígenes autóctonas y latinoamericanas".

Con el antecedente en la mano, y esta vez sin que nada la detuviese, la mujer de la pequeña localidad cercana a la ciudad de Vitoria-Gasteiz, en el País Vasco, logró finalmente la aceptación de la jueza.

Ahora Iratxe, que trabaja en una automotriz alemana de vehículos de alta gama, lleva un embarazo de casi 8 meses. Tiene fecha de parto el 21 de septiembre, cuando en la Argentina comienza la primavera y del otro lado del océano arrancará el invierno. Esa estación que le recuerda el viento, los picos nevados y el frío de un lugar lejano y añorado. Después de tanta búsqueda su bebé será honrada con el nombre que tanto soñó.






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Las Cosas por su Nombre

Retomando el tema del uso como rehenes que Madrid hace de los presos políticos vascos, al más puro estilo medieval, les compartimos este texto dado a conocer por Naiz:


Javier Sádaba | Filósofo

La prisión permanente revisable se votó hace cuatro años y entró en vigor un poco mas tarde. A lo que parece, hasta el momento solo se ha aplicado a un reo. La introducción de este tipo de castigo se justificó diciendo que se ajusta a la Corte Penal Internacional y se hacía equiparable a lo que existe en la mayor parte de países que nos rodean. Por otro lado, se eliminaba la legislación anterior en la que el judicialmente culpable podía estar encarcelado 30 y hasta 40 años. La lista de delitos graves, que ha sido aumentada, no es lo suficientemente clara como para saber si un determinado delito cae o no entre los penados con esta pena máxima. Además, los modos de revisión varían de tal forma que algunos sostienen que en España en vez de disminuir el tiempo encerrado lo aumentaría. Inmediatamente se han enfrentado dos posturas en relación a esta nueva ley. Unos desean que se derogue y otros, por el contrario, que continúe e incluso que se endurezca. Uno de los que más se ha implicado en su derogación ha sido y es, precisamente, el PNV.

Entrar en la discusión, mas allá de los datos jurídicos, tiene algo de laberíntico. A los que defiende con uñas y dientes una concreta ideología es difícil convencerles de nada, como lo es a los fieles de los partidos políticos, que opinarán y actuarán en función de la mayor rentabilidad electoral, y entrar en el clásico de si hay que legislar en frío o en caliente es como dar vueltas en un tiovivo. Más importante es señalar que, si bien el que cumple condena ha perdido la libertad, el bien más preciado, que diría Don Quijote, mantiene otros de los derechos que tomamos como fundamentales. Por ejemplo, no torturarle, no humillarle, no deshumanizarle con aislamientos intolerables o que no pueda tener contactos adecuados con sus familiares. Tampoco habría que olvidar que es ya casi un tópico afirmar que la justicia es un avance porque supera la bárbara venganza. No es un tópico, sin embargo y aunque suene a incorrecto, señalar que incluso en la justicia más pura hay huellas de venganza. Qué diríamos de la impura.

Más allá de lo dicho, me interesaría señalar algunos aspectos en relación a los presos de ETA. El colectivo Sare esta haciendo esfuerzos constantes para que, cosa elemental, se les apliquen aquellos aspectos concretos que tienen que ver con la legislación española. No se está pidiendo más. Ni la luna, solo lo que esta legislado. Por ejemplo, que sean atendidos debidamente los enfermos, que accedan al grado penitenciario que les corresponda y, cosa esencial, que se les acerque a cárceles lo más próximas a su lugar de residencia. Esto se pide una y otra vez y no hay eco sino sordera. De este modo los familiares, que no tienen arte ni parte en lo que se dirima en el ámbito judicial tienen que recorrer kilómetros y kilómetros para visitarles. Con todo lo que ello implica en dinero, inseguridad vial, problemas laborales y familiares y un largo etcétera que a la vista está. Todo sigue, a lo que parece y sin embargo, igual. Me atrevería a sugerir algunas de las razones que explican esta actitud de no atenerse a sus mismas leyes.

En primer lugar, el manto de silencio que cubre lo que acabo de decir. No se verá casi una letra en los medios de comunicación generalistas y que son los que llegan a mayor número de personas. Informarán cualquier banalidad o silenciarán un desfalco. En este caso, por el contrario, es como si esa parte de la realidad hubiera sido amputada. En segundo lugar, y está en relación con lo anterior, la indiferencia de la gente que en cuanto toca algo que cree que le puede causar el más mínimo problema pone como escudo el miedo. Lo correcto y lo correctísimo lleva aquí no solo a no dialogar sino, sencillamente, a no hablar. Y en tercer lugar, esa voltereta que han dado algunos con favor logístico para decir lo que quieran y con aplauso de no pocos, ciertos de estos sedicentes izquierdistas. Y es que ahora que ha desparecido ETA se lamentan de que no es que haya desparecido, sino que ha crecido puesto que está en las instituciones del país. Es un despropósito, pero funciona.

No tengo, obviamente, ninguna fórmula para romper ese cerco. Y si la tuviera sería, dado el terreno embarrado en el que nos movemos, echar flores en el mar. Ojalá me equivoque y venza la cordura. Pero, mientras tanto, ejerzamos la virtud de llamar a las cosas por su nombre.






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miércoles, 28 de agosto de 2019

Lecciones de la Contracumbre

Desde Naiz traemos a ustedes este texto acerca de la contracumbre a la del G7 en Mirarritze:


Miguel Angel Llamas Montoya «Pitu» | Periodista de Ahotsa.info

Tras la contracumbre contra el G7, se hace necesaria una reflexión sobre lo ocurrido en Irun-Hendaia y en las movilizaciones y actividades organizadas por la Plataforma G7Ez.

Antes que nada, es imprescindible hacer un análisis del contexto en el que el G7 venía a Lapurdi: Euskal Herria se encuentra inmersa en un «proceso de paz» impulsado por el cambio de estrategia de la izquierda abertzale y su apuesta por las vías exclusivamente democráticas; el G7 venía protegido por miles y miles de policías de todos los colores que han impuesto un estado de excepción en el que cualquier movimiento contestatario iba a ser reprimido, extendiendo el miedo con un mensaje claro: no vengáis a Ipar Euskal Herria, no salgáis a la calle a protestar.

En este contexto, la apuesta de G7Ez plataforma era demostrar que existen alternativas al capitalismo salvaje y tratar de dar una respuesta a la ocupación militar lo más multitudinaria posible. Para ello, y fruto de las relaciones y complicidades tejidas durante meses con sectores muy diversos, se organizaron una serie de conferencias y actividades de alto nivel y calidad que contaron además con toda la infraestructura necesaria para que miles de personas pudieran participar en ellas: Ficoba, locales y espacios públicos en Hendaia, el campamento en Urruña... Que todo esto transcurriera de forma normalizada a pesar de la gran presencia policial y de la llegada de cientos de personas ajenas a la organización interna de los actos, exigía un gran esfuerzo militante. En sí mismo, esto ponía a prueba la capacidad de la plataforma, y es un reflejo de que la organización popular es capaz de ser una alternativa al capitalismo.

Los actos realizados en Ficoba han transcurrido dentro de lo esperado, también la multitudinaria manifestación celebrada entre Hendaia e Irun. En ese sentido, la valoración de la plataforma G7Ez ha sido muy positiva. Sin embargo, han decidido suspender algunos actos al entender que no había garantías suficientes para la seguridad de las personas que iban a participar en ellas. Horas antes de tomar esta decisión, se habían producido graves incidentes en el campamento. Algunas personas ajenas a la plataforma G7Ez se enfrentaron a la policía que estaba en las inmediaciones del campamento el sábado por la noche, creándose una situación de peligro para todas aquellas que estaban ya durmiendo en el recinto. Dos días antes se habían producido incidentes parecidos y la policía a punto estuvo de desalojarlo. La mediación de la plataforma G7Ez lo impidió.

Grupos al margen de la plataforma G7Ez y algunos chalecos amarillos han criticado la apuesta de la plataforma para que sus actos fueran en todo momento pacíficos y optaron por la acción directa sin evitar el enfrentamiento con la policía. Pero la gran presencia policial y el escaso número de personas que reunían hicieron imposible que estas acciones tuvieran éxito: la marcha que el jueves salió desde el campamento para tratar de cortar la autopista en Urruña fue interceptada por la policía y acabó con varios detenidos y cargas en las inmediaciones del campamento; la manifestación del sábado en la capital labortana no pudo rebasar los férreos controles impuestos por la policía alrededor de Baiona Ttipia, y había casi tantos periodistas como manifestantes en la marcha; otras movilizaciones al margen de la plataforma sólo han reunido a varias decenas de personas totalmente controladas por la policía francesa, como ocurrió el domingo en Bidart. Todo esto demuestra que la estrategia de estos grupos no era mas que un brindis al sol, una apuesta sin base real, un castillo de naipes que a la mínima se venía abajo. Otra vez más, los grupos con eslogans más revolucionarios y de ultraizquierda han demostrado su falta de realismo y de capacidad para hacer política con mayúsculas. Eso sí, sus críticas a la plataforma G7Ez acusándoles de colaboracionistas y fascistas se escuchaban en todas las asambleas.

Por cierto, totalmente inaceptables las pintadas y desperfectos en el campamento levantado con infraestructura del movimiento popular y en las casas cercanas al recinto, las faltas de respeto en las asambleas, las agresiones y amenazas a periodistas que cubrían algunas movilizaciones, la agresión sexista que se produjo el día anterior de la contracumbre... Además, se descubrió que al menos había una persona infiltrada en un grupo que venía desde Francia. Seguro que había más, y no me extrañaría que fuera alguna de esas personas que en todo momento estaba instigando a realizar acciones violentas. La historia nos demuestra que los aparatos del Estado utilizan estas infiltraciones para dirigir a los movimientos revolucionarios a locas apuestas estratégicas. Porque ya sabemos que algunos ambientes, el más revolucionario es aquel que se muestra más radical, aunque lo que diga carezca de realismo.

Hay quienes en redes sociales hacían comparaciones entre la cumbre de Biarritz del 2000 y esta, añorando los incidentes que se produjeron aquella vez. Ni el dispositivo policial ha sido el mismo (ahora ese tipo de incidentes no hubieran sido posible) ni la apuesta de la contracumbre era ofrecer esa imagen. La frustración de algunos elementos superrevolucionarios vascos que no han sido capaces de ni siquiera de movilizarse contra la presencia del G7 se dirige ahora a criticar a la izquierda abertzale, pilar básico en la organización de esta contracumbre. Pero es pura frustración, ni más ni menos. Prácticamente, ninguna organización situada en lo que denominamos «disidencia de la izquierda abertzale» ha convocado movilizaciones ni se les ha visto por Iparralde.

Yo creo que la izquierda abertzale y su proyecto político anticapitalista sale reforzado tras el G7. También a mí me hubiera gustado que las movilizaciones fueran más contundentes y multitudinarias, pero no hay que perder de vista el contexto, marcado por esa militarización de todo el territorio. Y lo importante, en esta ocasión, era transmitir que existe una alternativa al capitalismo que lideran estos países y tejer alianzas con los sectores políticos que están en esta misma clave, proyectando a toda la sociedad una imagen de seriedad y de credibilidad de la que carecen quienes se mueven en los mismo ghettos políticos de hace 20 años. Cuando el sistema capitalista se muestra más cruel que nunca y su cuestionamiento crece en amplias capas de la sociedad, es cuando más necesaria se hace la oferta de una alternativa real. Y ahí, la izquierda abertzale ha sido la protagonista indiscutible.

Para acabar, quiero agradecer a la organización de la contracumbre el trabajo realizado y las facilidades que nos han dado a los y las periodistas que cubríamos los actos, eskerrik asko!






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La Lista Negra

El episodio vivido por Joseba Alvarez al intentar tomar parte de las actividades de la Contracumbre al G7 celebrándose en Miarritze ha encendido las alarmas.

Aquí lo que nos trae Naiz al respecto:


La diputada de EH Bildu Mertxe Aizpurua denunció ayer que las autoridades francesas cuentan con una «lista negra» en la que figura el nombre de medio millar de personas. Según indicó, un comisario reconoció la existencia del listado ante Joseba Alvarez, uno de los integrantes de la plataforma G7 Ez!, detenido el sábado en un control.

Ion Salgado

El pasado sábado la Policía francesa detuvo en un control a Joseba Alvarez, integrante de la plataforma G7 Ez!. Lo hizo en base a una orden que impedía la presencia del militante abertzale en el Estado francés durante un mes, algo que él desconocía. Nadie se la había notificado. Y su caso no es único. La diputada de EH Bildu Mertxe Aizpurua advirtió ayer en el Congreso sobre la existencia de una «lista negra» con los datos de medio millar de personas.

En su intervención ante la Diputación Permanente, Aizpurua explicó que fue el propio comisario del centro de detención en el que estuvo retenido Alvarez quien informó de la existencia de la citada lista, «en su mayoría, suponemos, integrada por vascos y vascas residentes en el Estado español». «El uso de listas negras, y más en este caso, que afecta a personas que tienen intactos sus derechos civiles y políticos, es totalmente repudiable, y no se ajusta a las normas legales», apuntó la diputada, que incidió en que Alvarez fue expulsado de Lapurdi por ser un «elemento peligroso», como recoge la comunicación que le fue entregada por las autoridades francesas.

«Creemos que esta cuestión es por sí misma lo suficientemente grave como para que el ministro del Interior dé explicaciones al respecto e informe en comisión de si existe realmente esa lista, quién la ha ordenado o ha permitido que se haga, quién la ha hecho, cómo han llegado a manos de la Policía francesa y con qué criterios se ha realizado. Y que explique cómo se preservan los derechos de las personas afectadas, teniendo en cuenta, además, que no se les ha comunicado en ningún momento que son parte integrante de la misma, por lo que se encuentran en una situación de indefensión evidente», manifestó Aizpurua, que también quería preguntar a Fernando Grande-Marlaska por el coste del operativo policial, ya que, con motivo de la cumbre del G7 en Biarritz, Madrid movilizó el pasado fin de semana a cerca de 3.000 agentes de la Policía española y de la Guardia Civil, a los que hay que sumar los 4.000 ertzainas desplegados por Lakua.

«Aludió el ministro a infiltrados que podían causar desordenes en la cumbre, y afirmó que el dispositivo demostraba que España está preparada para ‘garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos’. Pero lo único que ha demostrado este dispositivo desmesurado ha sido su servicio y su supeditación a los mandatarios del G7», aseveró tras remarcar que este gasto de dinero público precisa de una explicación por parte del titular de Interior, que no tendrá que comparecer gracias a que PSOE, PP, Ciudadanos y Vox sumaron sus votos para rechazar la petición de EH Bildu y ERC.

«Estrategia securitista»
Ninguno de estos grupos se refirió a la «lista negra» denunciada por la diputada soberanista. Sus representantes se limitaron a alabar el operativo policial y a poner sobre la mesa temas que poco o nada tienen que ver con la reunión del G7. Ignacio Gil, de Vox, aprovechó su intervención para hablar de Catalunya; Joan Mesquida, de Ciudadanos, defendió la equiparación salarial de las FSE; Ana Belén Vázquez, del PP, llegó a acusar a los asistentes en la contracumbre de «apología del terrorismo»; y David Serrada, del PSOE, puso en valor la asistencia como invitado del presidente español en funciones, Pedro Sánchez.

Quienes sí apoyaron la propuesta de comparecencia fueron los diputados de Unidas Podemos, que, por boca de Txema Guijarro, denunciaron la «estrategia securitista» del presidente francés, Emmanuel Macron, que «ha duplicado la población de una ciudad como Biarritz con fuerzas de seguridad».

El diputado jeltzale Mikel Legarda también votó a favor, y lo hizo para poder preguntar a Grande-Marlaska si la «lista negra» francesa tiene su origen en el Estado español.

Balance del G7: cinco personas encarceladas y 160 detenidas

Cinco personas han sido encarceladas y 160 detenidas en el marco de la cumbre del G7, que finalizó el lunes en Biarritz. La plataforma G7 Ez! instó ayer a la ciudadanía a manifestarse para pedir la puesta en libertad de los represaliados. En Donostia hoy a las 19.00 horas tendrá lugar una concentración en el Boulevard. En Iruñea la movilización será a las 20.00 en Nabarreria.

Amnistía Internacional también denunció ayer «la represión injustificable», y señaló que «desde que comenzó esta cumbre estaba claro que las autoridades francesas tenían planeado restringir las libertades de reunión y circulación con la presencia anunciada de más de 13.000 policías para controlar la zona».






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Eusko Selekzioa vs Argentina

En el camino hacia la oficialidad se ha luchado con denuedo para que el once vasco se enfrente a las selecciones que conforman el grupo de élite internacional.

Pues bien, parece ser que por fin se ha logrado ese objetivo.

Miren lo que reporta As desde su portal:


La albiceleste no podrá contar con Messi, sancionado recientemente por sus declaraciones en la Copa de America este pasado verano.

Javier Lekuona

La Federación Vasca de fútbol acaba de anunciar que disputará un amistoso en San Mamés el domingo 13 de octubre. Y será contra Argentina, doble campeona del Mundo.  Ya lo hizo en 1922 cayendo 4-0 en Buenos Aires.

El campo del Athletic acogerá el choque más importante de la selección vasca en su historia después de cruzarse con rivales de poca enjundia internacional últimamente. La noticia se ha producido tras una reunión de hoy miércoles en la que ha estado presente el Director de Deportes del Gobierno Vasco, Jon Redondo. El apoyo del ejecutivo de Lakua es total y absoluto. El último compromiso del conjunto de Javier Clemente fue en este pasado mes de mayo, el día 30, contra Panamá en tierras americanas. El choque tuvo muy poco seguimiento ya que se disputó de madrugada en España. Terminó con empate a 0 goles. Lo jugaron futbolistas como Herrerín, Balenziaga, Iñigo Martínez, Aduriz, Bustinza, Manu García, San José o Larrazabal entre otros.

Todos los clubes vascos bendicen la operación y cederán a sus jugadores para el evento. Osasuna también. Y otras entidades como el Leganés que tradicionalmente cuenta con bastantes futbolistas vascos. Muchos colectivos aprovecharán el partido para reivindicar la oficialidad de la selección pero, por ahora, todo se reducirá a un partido contra un país que tiene una amplia colonia vasca.






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martes, 27 de agosto de 2019

Gil de San Vicente | Doce Apuntes sobre Marxismo (VI)

Y llegamos a la sexta entrega de las doce con las que Iñaki Gil de San Vicente ha ido dando a conocer sus apuntes sobre Marxismo en la página de La Haine:


Iñaki Gil de San Vicente

El calificativo de «Marxismo»

Hacemos la entrega VI de la serie de XII escrita para el colectivo internacionalista Pakito Arriaran. En esta sexta entrega veremos la aparición de términos como «marxista» y «marxismo», y la dialéctica, en cuanto tal, y de cómo se desarrolla en la crítica de la economía política capitalista. Aunque todavía en 1917 había textos fundamentales del marxismo sin conocerse, ya estaba teorizado gran parte de lo necesario para saber qué era el capitalismo y cómo destruirlo. En la entrega VII terminaremos de exponer el reformismo en su unidad, porque es a partir de 1917 cuando adquiere su identidad esencial, como expusimos básicamente en la entrega V, sobre la II Internacional.

Fue entre 1853 y 1854, durante el debate con Weitling (1808-1871), cuando aparece el calificativo de «marxiano» para designarle a Marx y a los «ciegos seguidores»: ya desde entonces se tildaba negativamente a quienes más tarde serían llamados «marxistas» a secas. Y eran peyorativamente definidos como «ciegos», algo así como dogmáticos e incapaces de ver la realidad, la «luz», casi como fanáticos, precisamente por compañeros que en la Liga de los comunistas defendían posiciones utópicas. En aquellos años, Marx no había elaborado aún el núcleo duro de su crítica del capitalismo –la teoría del valor en su pleno alcance, la plusvalía, la moneda, la distinción entre trabajo y fuerza de trabajo, el trabajo abstracto, valor de cambio…-, aunque sí ya tenía una idea básica de la ley del valor, los cimientos de la teoría de la crisis como efecto de la superproducción, una visión mundial del capitalismo, la teoría de la socialización de los medios de producción, la teoría de la revolución permanente, el programa máximo y el programa mínimo, la crítica de Feuerbach y lo que podríamos llamar algo así como «humanismo marxista»…

Aun así, ningún seguidor del comunismo utópico y del anarquismo, habían desarrollado para esa mitad del siglo XIX algo parecido al logro de los «marxianos cegatos», lo que no era óbice para que arraigara tal descalificación. Durante la I Internacional fundada en 1864, los tres grandes bloques se autocalificaban así: colectivistas, al que pertenecía Bakunin; comunistas, al que pertenecía Marx y Blanqui; y socialistas, que integraba a los radicales pequeño-burgueses. Aunque más adelante, Marx y Engels militarían en la social democracia alemana, siempre se identificaron como comunistas. Las disputas en la I Internacional hace que en el término de «marxista» -que todavía no el de «marxismo»-, adquiera en 1869 una connotación más precisa, más teórica y política, pero con una carga determinista y economicista que será combatida por Marx y Engels hasta el final de sus días. Mientras tanto, no desapareció la amplia diversidad de grupos: en la reunión en Ginebra de la I Internacional de ese 1873 se reúnen marxistas, federalistas, aliancistas, centralistas…, sin olvidar que fuera de la AIT estaban los anarquistas en sus varias corrientes y otros movimientos.

Lo que más nos importa ahora es que para 1873 la Comuna de París ya había aportado lecciones positivas y negativas que exigían, al menos, fortalecer alguna unidad teórica y práctica. Además, ya se había publicado el primer libro de El Capital, Teorías de la plusvalía y se acababan de publicar La Guerra civil en Francia y Contribución al problema de la vivienda,  aunque los Grundrisse, La Ideología Alemana, Revolución y contrarrevolución en Alemania y muchos textos y manuscritos sobre El Capital seguían ocultos en aquél tiempo. Sin embargo y pese a esos vacíos y a pesar del reducido grupo de «marxistas», en lo que queda de década de 1870 su militancia se va haciendo notar en los debates y disputas permanentes, de modo que, también con tono polémico, en 1882 ya aparece el término «marxismo» en un panfleto contra esta corriente política dentro de la socialdemocracia que va extendiéndose en Francia.

Significativamente, este panfleto pertenecía a la denominada corriente «posibilista» que, con el tiempo, terminaría integrada en el gobierno imperialista francés durante la guerra de 1914. Guesde, uno de sus principales representantes, empezó siendo «marxista», luego «socialista» y por último imperialista. Como su propio nombre indica, el «posibilismo» buscaba los avances «posibles» aunque para ello tuviera que aceptar el orden burgués. El reformismo de Bernstein era «posibilista», y el pragmatismo filosófico yanqui de finales del siglo XIX –J. Dewey, etc….-, también. La identidad de fondo de estas tesis tan distanciadas en el espacio, pero unidas por la ideología burguesa, se mostraba de muchas formas diferentes, destacando su sistemático rechazo común de la dialéctica materialista. Cuando Marx dijo aquello de que él no era «“marxista”» se refería a expresiones particulares de esta corriente internacional.

Pensamos que hay, al menos, cinco razones que explican este ataque al «marxismo» que penetraba en el movimiento obrero: una y elemental, los efectos de la Gran Depresión iniciada en 1870 que van mostrando paulatinamente a sectores obreros combativos la urgencia de una respuesta política y teórica a la tremenda crisis. Dos, y unido a ello, las limitaciones crecientes de los anarquismos –Malatesta ya había discutido con Bakunin en 1876 precisamente por eso- y del comunismo utópico cada vez más debilitado por la misma razón: militantes blanquistas se van integrando en el «marxismo». Tres, paralelamente el avance de la idea de la necesidad de otra Internacional, la II, que se crearía en 1889. Cuatro, a la vez, el esfuerzo teórico de Marx y Engels con la aparición siquiera en forma de borrador de Crítica del programa de Gotha en 1875, Anti-Dühring en 1878, Del socialismo utópico al socialismo científico en 1880, varias ediciones del Manifiesto Comunista y una enorme correspondencia, por citar algunos textos que serán seguidos por otros posteriores. Y cinco, como síntesis, la alarma que todo lo anterior causaba en el reformismo posibilista y pragmático.

Como vemos, los términos de «marxista» y «marxismo» fueron creados por corrientes no revolucionarias para denigrar a quienes avanzaban de la utopía a la ciencia crítica, al método dialéctico. La degeneración de la II Internacional desde finales del siglo XIX, que hemos expuesto en la entrega V, fue facilitada por la previa denigración del «marxismo» como doctrina cegata, dogmática, autoritaria…, precisamente todo lo contrario a lo que en realidad es la dialéctica recuperada y actualizada por Marx y Engels. También hemos de tener en cuenta otros factores que facilitaron esas descalificaciones porque los dos amigos, presionados por las urgencias, postergaron la explicación de la dialéctica. Por ejemplo, aunque las vitales Tesis sobre Feuerbach, sin las cuales apenas se entiende el método y de la filosofía entera del marxismo en cuanto tal, fueron escritas por Marx en 1845 pero fueron publicadas en 1888 por Engels. El libro III de El Capital, básico para entender la dialéctica de la crisis, publicado en 1894. Los Manuscritos de París en 1922. La Ideologías alemana, en 1932. Los Grundrisse en 1939, redescubiertos casualmente en 1948, pero estudiados a fondo desde en la década de los ‘50. Muchos borradores se quedaron sin publicar y, sobre todo, nunca se iniciaron textos ya previstos.

En entregas anteriores ya hemos hablado de los enormes obstáculos sociopolíticos y represivos que tenía que superar la pequeña corriente marxista dentro del amplio mundo socialista a finales del siglo XIX. Uno de ellos, que luego reaparecerá una y otra vez con distintos ropajes, era la acción política de grupos de notables académicos reformistas que usaban su fama intelectual burguesa para atacar abierta o solapadamente al marxismo. En Alemania por ejemplo, el llamado «socialismo de cátedra», cuyo mayor representante fue Schmoller (1838-1917), reforzaba las tesis de Lassalle ya vistas, criticaba la reaccionaria teoría marginalista de Menger (1840-1921) inconciliable con la ley del valor de Marx, pero no salía en defensa de éste último sino que adelantaba elementos del que luego sería llamado «Estado Social» o «del Bienestar» (¿?), al que volveremos en la VII entrega.

También a finales del siglo XIX surgió en Rusia el «marxismo legal» que empleaba los diminutos resquicios legales del zarismo para combatir al movimiento revolucionario campesino y obrero: en 1894 Struve oficializó la tesis de que había que aprender del capitalismo conquistando primero la democracia burguesa y luego, sobre esa base, avanzar al socialismo. En Italia, el neohegelianismo progresista fuerte en Nápoles tenía una corriente de derechas, A. Vera, y otra de izquierdas, De Sanctis, Spaventa…, que se enfrentó a la dictadura intelectual de la Iglesia; su ambigüedad academicista le imposibilitaba estudiar la lucha de clases entre el capital y el trabajo, lo que propició la aparición de dos líneas antagónicas: la burguesa con dos vertientes, la fascista de Gentile (1875-1944) y la liberal de Croce (1866-1952); y la marxista representada por Labriola (1843-1904).

Nos hemos limitado a Alemania, Rusia e Italia porque los tres fueron escenarios en los que se enfrentarían a muerte el capital y el trabajo en el primer tercio del siglo XX; también en el Estado español y en otros Estados, pero carecemos de espacio. Al margen de las diferencias secundarias, la casta académica progresista fue más un obstáculo que un impulso para la revolución porque rompió la dialéctica entre la lucha política para destruir el Estado burgués y la crítica teórica radical del capitalismo. Uno de los méritos incuestionables de Rosa Luxemburg fue el de recuperar la dialéctica de la lucha política y teórico-crítica por el socialismo, unidad destruida por la II Internacional en general, y por Kautsky dentro de la socialdemocracia alemana. El «marxismo legal» ruso fue combatido por Lenin en este y otros temas, desde sus primeros escritos socioeconómicos y políticos, especialmente en el Qué Hacer de 1902. Liebknecht, antes de ser asesinado por la socialdemocracia junto a Rosa y cientos de obreros rojos, dejó escritos brillantes sobre la esencia político-militar del capitalismo, que podemos resumir en aquella frase de 1907: «La cuestión socialdemócrata –en tanto en cuanto cuestión política– es, en última instancia, una cuestión militar».

Los jóvenes marxistas que iniciaron su lucha contra el reformismo a comienzos del siglo XX, recuperaron la dialéctica de la lucha de clases, esencia del primer marxismo, en una dinámica siempre unida a y dependiente de los vaivenes de la revolución. Como había sucedido con Marx y Engels, también ahora fueron los ascensos, estancamientos y retrocesos de la lucha desde justo finales del siglo XIX en Rusia, de 1905-1906 en Europa, de nuevo desde 1909 y 1912, y por fin desde la recuperación a partir de 1916 hasta el estallido de 1917, los que forzaron avances teóricos sustantivos en los que no podemos extendernos ahora. La autonomía relativa de lo teórico, visible a simple vista durante la «paz» o «normalización social», volvió a demostrar su estrecha dependencia de la materialidad de la lucha cuando resurgían las contradicciones, en especial en 1905 y desde 1914.

El desarrollo teórico-político que se estaba logrando, no sólo abarcó el conjunto de la obra marxista inicial sino que también abrió muy fructíferas vías para el futuro. La totalidad de la civilización del capital fue sometida a la crítica implacable de la dialéctica en acción, empezando a corregirse errores escandalosos como, por ejemplo, la ausencia casi total de Nuestramérica en la izquierda revolucionaria europea hasta la Internacional Comunista. Pero, muy significativa y premonitoriamente, en el área en la que menos se avanzó y en la que más rápidamente se retrocedió después, fue en la concerniente a la dialéctica marxista, pese a los meritorios esfuerzos de Lenin, Trotsky, Rubín, Deborin, Pashukanis en cierta forma, o de Rosa Luxemburg con alguna debilidad en su visión de la dialéctica, o de Plejanov en sus primeros años, aparte de Lukács, Korsch y poco más.

De entre las varias razones que explican este retraso, resaltamos estas cuatro: una, la dificultad del estudio de Hegel y sus ambigüedades interna que se reflejan en la existencia de un hegelianismo conservador y otro revolucionario; dos, el conservadurismo de la casta académica de entonces, que tenía miedo al Hegel crítico, silenciando esta vertiente; tres, el dominio abrumador del kantismo y del positivismo –y de los economistas vulgares burgueses- en el mundo político-sindical y cultural, en la ideología dominante; y cuatro, los ingentes obstáculos que debía superar el primer marxismo en la popularización de la dialéctica, y el error mismo de no intentarlo hasta bastante tarde, como lo reconoció Engels. En la VIII entrega veremos cómo el stalinismo desnaturalizó la dialéctica.

La evolución de Lenin al respecto es paradigmática porque muestra tanto el potencial creativo de su método propio de pensamiento, como las limitaciones que los sucesivos contextos de lucha de clases ponían a ese potencial. En sus primeros textos, hasta Materialismo y empiriocriticismo de 1908-1909, existe en él una brillante capacidad de penetrar en la dialéctica real, material de las luchas concretas, que coexiste con una visión filosófica bastante pobre de la dialéctica marxista. Sin embargo, este libro de 1908, injustamente tratado y que la ciencia crítica valora cada día más, ya tiene una base heurística muy dialéctica, ascenso que se verá confirmado a pesar de sus límites en el textito Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo de 1913: Lenin cita a la filosofía materialista, a la dialéctica, y a las aportaciones de Hegel como constitutivas de la primera fuente del marxismo, siendo la ley del valor la segunda, y la tercera, la organización política independiente del proletariado.

La debacle de la II Internacional con la guerra de 1914 le lleva a Lenin a autocriticarse en todos sus errores e incapacidades. En ese 1914 se sumerge en múltiples estudios entre los que destaca nada menos que la lectura de Hegel de manera sistemática. Lenin termina los Cuadernos filosóficos en 1916, llegando a una conclusión impactante: sin leer la Lógica de Hegel es imposible entender El Capital por lo que muy pocos marxistas entendían esa obra basal. Desde esta visión, es totalmente coherente la insistencia postrera de Lenin en que, por todos los medios, se enseñase la dialéctica a la juventud, al proletariado, al pueblo trabajador soviético.

Los Cuadernos fueron publicados en 1933 por lo que hasta ese año se ignoró esa verdad descubierta por Lenin. Aun peor, los Grundrisse, que según Rosdolsky ahorran la dura lectura de la Lógica de Hegel, sólo empezarán a ser estudiados con rigor a finales de la década de los ’50. Quiere decir esto, que hasta la mitad del siglo XX sólo se tenía una visión muy superficial y mecánica del marxismo porque sin la dialéctica se desconoce el potencial revolucionario de la crítica radical del valor, del valor de cambio y de la mercancía, la fuerza emancipadora de la teoría del valor-trabajo y de la plusvalía, también se desconoce aunque se sufra el inhumano poder del fetichismo de la mercancía y la urgencia de echar al basurero de la historia ese Moloch que es el trabajo-abstracto…, en suma, sin la dialéctica se cree que el capital es una «cosa» que tiene aspectos buenos y malos de modo que desarrollando los primeros y reduciendo los segundos podríamos llegar a la «sociedad justa». En realidad, el marxismo nos demuestra que el capital es una relación social de explotación que sobrevive como los vampiros, chupando a la humanidad su trabajo vivo para convertirlo en trabajo muerto, en cadenas.






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Uharte Abertzale

Miren la noticia que nos llega desde la Uharte secuestrada por la sociata Amparo López con la ayuda de Navarra Resta, misma que traemos a ustedes por conducto de Naiz:


Alfredo Arruiz, de EH Bildu, vuelve a ser el alcalde de Uharte tras el pleno celebrado a primera hora de hoy. La dimisión de la alcaldesa del PSN Amparo López y la renuncia de su número dos, Manuel López, a recoger el acta de concejal han dejado un empate en la votación de hoy, por lo que Arruiz vuelve a ser alcalde al encabezar la lista más votada en mayo.

El pleno convocado para volver a designar Alcaldía ha arrancado a las 08:30, bajo una gran expectación. Tanto que el salón de plenos se ha quedado pequeño y mucha gente lo ha tenido que seguir desde los pasillos. Y el PSN ha llegado sin representantes, después de que el número dos de la lista del PSN en el Ayuntamiento de Uharte, Manuel López, quien debía sustituir a la exalcaldesa Amparo López tras su dimisión, no haya tomado posesión de su acta como concejal, tal y como anunció este sábado.

Esto ha impedido repetir la operación urdida en junio para desbancar a EH Bildu, que fue la fuerza más votada en mayo. Entonces, siendo la única concejala y de modo totalmente extraordinario, Amparo López fue aupada a la Alcaldía por Navarra Suma y Grupo Independiente de Huarte (GIH), con el único fin de descabalgar al grupo soberanista de izquierdas. Amparo López decidió después dejar el cargo para ocupar un puesto en el organigrama del Gobierno de María Chivite. Con ello devolvió la pelota al tejado de su partido, y más concretamente se la pasó a Manuel López, el número 2. Pero este ha declinado también recoger el acta.

Así, de la votación de hoy ha salido un empate a seis votos entre Arruiz e Iñaki Crespo (GIH), pero la Alcaldía es para el representante de la coalición soberanista al haber sido la lista más votada en las elecciones de mayo.

Uharte, localidad de Iruñerria con casi 6.000 habitantes, tiene un consistorio con trece ediles. EH Bildu ganó las elecciones con facilidad, logrando 1.372 votos y cinco concejalías. Le siguió el GIH, con 924 sufragios y cuatro actas; Navarra Suma tuvo 469 y dos; y Geroa Bai, 409 y una concejalía. Para desbancar a EH Bildu se necesita por tanto una mayoría de siete votos, que solo puede lograrse sumando los de GIH, Navarra Suma y PSN, y que en la actualidad se ha quedado reducida a seis.

Tras su elección, Arruiz ha llama a «acabar con el sainete» y «quitar al pueblo del foco». Asimismo, ha apelado a un consenso entre diferentes y ha asumiodo que la legislatura será «difícil» por el juego de mayorías. El nuevo alcalde se reunirá hoy mismo con el equipo técnico para tratar el tema de la escuela infantil y ha avanzado encuentros con la empresa que gestiona el centro y con los afectados.

Por su parte, Iñaki Crespo ha cargado tintas contra el PSN por no presentarse. Les ha acusado de esconderse y se ha mostrado «decepcionado», mientras que el edil de Navarra Suma ha hablado de «apaño y trapicheos».






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Trump y Macron en Miarritze

El suceso no deja de recordarnos aquella reunión en la que Adolf Hitler le pusó los puntos sobre las íes a Francisco Franco en Hendaia.

Dicho lo anterior, les traemos este reporte de Naiz concerniente al cierre de la Cumbre del G7 en Miarritze:


La cumbre del G7 se ha cerrado en Biarritz con una comparecencia conjunta de Macron y Trump, en la que este se ha mostrado dispuesto a reunirse con Irán y abierto a aflojar en la guerra comercial con China. Todo ello, ha añadido, tras «día y medio de unidad» en la villa vasca.

A la espera de los movimientos siempre imprevisibles de Donald Trump, la escenificación final de la cumbre del G7 en Biarritz apunta a que Emmanuel Macron ha conseguido apaciguar al mandatario estadounidense en dos de los asuntos más preocupantes de la esfera geopolítica y económica: la tensión nuclear con Irán y la guerra comercial con China.

En la comparecencia final de ambos gobernantes, el anfitrión y el mandamás de este G7, Trump ha dicho estar dispuesto a reunirse con su homólogo iraní, Hasán Rohani, «si las circunstancias son correctas» y ha añadido que tiene «buenas sensaciones» con Irán porque «no es el país que era» cuando él llegó a la Casa Blanca.

La puerta a una eventual reunión entre Trump y Rohaní la había abierto minutos antes Macron al afirmar que «se dan las condiciones» para que se produzca ese encuentro y que espera que se pueda cerrar «en las próximas semanas». El francés se apunta así un tanto, aunque sin concreción alguna, después del golpe de efecto de traer a Biarritz el sábado al ministro de Exteriores iraní, durante un par de horas.

Sobre la guerra comercial con China, el mandatario de Washington ha afirmado que es el gigante asiático quien «quiere hacer un trato» y él está dispuesto «si es un buen acuerdo para EEUU». Y también ha dicho desear un acuerdo económico con la UE, aunque ha ironizado en este punto con que Bruselas «es muy dura, pregúntele a Theresa May».

En cuanto a Rusia, Macron ha anunciado que en setiembre se prepara una cumbre sobre Ucrania en la que participarían los dos gobiernos junto al francés y al alemán. Y Trump ha dejado la puerta a invitar a Moscú al G7 (retomando así el G8 sin Putin acepta) a la próxima cumbre, que acogerá Estados Unidos.

Antes de esta rueda de prensa final, por la mañana, el presidente francés ya había encarrilado otro de los temas estrella de esta cumbre en territorio vasco: los incendios del Amazonas. El G7 movilizará 20 millones de dólares para contribuir a sofocarlos, según ha dicho, aunque en el comunicado final se habla de 10.

Concluye con esto la cita anual de este club de gobiernos que ha traído a Euskal Herria a estos siete presidentes y otros altos mandatarios políticos y económicos invitados, provocando un bloqueo policial total durante más de dos días.






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Música y Resistencia

Los altermundistas que se acercaron a Euskal Herria con motivo de la celebración de la Cumbre del G7 en Miarritze fueron huéspedes de una tierra con un largo historial de resistencia en contra del imperialismo.

Eso es lo que más preocupaba tanto a Madrid como a París, ya que el muro de mentiras fabricadas para desvirtuar la lucha del pueblo vasco por su autodeterminación perdería su efectividad. Activistas de toda Europa tendrían la oportunidad de conocer de primera mano los frutos de largos años de lucha en todos los ámbitos que hoy preocupan a la sociedad. La detención de Joseba Álvarez dejó en claro esta preocupación por parte de las dos metrópolis. 

Pues bien, para hablar de una de las raíces de este presente de insumisión traemos a ustedes esta reseña publicada en Gara:


El sociólogo Jakue Pascual (Donostia, 1961) firma la segunda entrega de “Movimientos de Resistencia”, un díptico publicado por Txalaparta que aporta un profundo análisis de los años 80 en Euskal Herria a través de la música, radios libres, gaztetxes y fanzines.

Koldo Landaluze

El proyecto literario ‘Movimientos de resistencia’ surge, en palabras de Jakue Pascual, sobre todo de una necesidad, «la de intentar dejar constancia de unos episodios fundamentales para entender lo que aconteció en Euskal Herria en los 80. Creí necesario devolver el protagonismo a quienes participaron en los distintos engranajes que hicieron posible la mecánica combativa que tuvo su epicentro en las calles y que fue impulsada por una juventud proveniente de diferentes ámbitos políticos que fueron coincidentes en su idea común de subvertir lo establecido».

«Nunca antes se produjo semejante eclosión de ideas e iniciativas en Euskal Herria –sigue Pascual–, lo que se tradujo en un status de constante búsqueda de vías de todo tipo para expresar un desconcierto o una reivindicación. Los fanzines, radios libres y conciertos se encargaron de amplificar un caudal de discursos que, si bien se afincaban en el descontento social, se asentaban en un arraigado pilar político y en una necesitad de rebeldía».

Y todo ello en una escenografía tan apasionante y convulsa como fue la del 80, una década prodigiosa sobre la que el autor «quería aportar una visión global en torno a diferentes pasajes de una época determinante en Euskal Herria. La base de este trabajo bebe en parte de la tesis “Movimiento de Resistencia Juvenil de los años 80 en Euskal Herria. Análisis teórico-empírico de un caso reciente de manifestación del espectro del antagonismo social”, que presenté en la UPV/EHU hace nueve años». Un trabajo muy extenso y denso–-3.000 páginas–, en el que Jakue Pascual abordó esa corriente telúrica y radical que abogó por encontrar un lenguaje común y, dentro de la propia complejidad y disparidad de sus discursos, siempre dentro de las vías de lo alternativo.

Según el autor, «lo alternativo asomó con fuerza dentro de un contexto social y económico muy convulso, en el que se dieron cita diferentes vertientes del movimiento contracultural de resistencia juvenil y que se plasmó en la ocupación de gaztetxes, viviendas, publicaciones de fanzines y emisiones a través de ondas libres. A todo ello se sumó una banda sonora que encontró en el punk, el rock en sus muy diversas formas, el ska y el reggae la paleta de colores que requería semejante cuadro».

«En relación a este época y lo que aconteció en Euskal Herria existen diferentes publicaciones y algunas de ellas son muy buenas, pero se concretan en zonas muy definidas de nuestra geografía –añade–. Creo que mi tesis fue la primera en apostar por dar una interpretación global que iba más allá de la lectural habitual y sobre todo muy local en torno a la no siempre bien avenida relación entre diversas corrientes del punk y el llamado Rock Radical Vasco».

Londres, Berlín y Euskal Herria

En cuanto a la mitificación de los 80, Pascual responde que «fue tal la eclosión que se vivió que, como es lógico, puede inspirar diferentes relecturas desde una óptica actual. Tal vez sea en el universo sonoro donde se encuentre un mayor poso relativo a ese sentimiento, pero la propia dinámica y testimonio de estos grupos certifica la riqueza de lo que ocurría. Grupos como La Polla, Barricada, Cicatriz o Eskorbuto enriquecieron el discurso porque siempre es necesario que existan diferentes lecturas, y con diferentes opciones políticas. Ejemplo claro es el gran eco logrado ahora por La Polla. Nadie puede poner en duda la plena vigencia que tiene el discurso abanderado por un Evaristo que siempre ha estado ahí, en primera línea. Pero en líneas generales, fue tal el impacto que logró Euskal Herria que, junto a Londres y Berlín, conformaron el referente alternativo de Europa», remarca.






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lunes, 26 de agosto de 2019

25 Años del Filtro

El pueblo vasco jamás olvidará la solidaridad mostrada por el pueblo uruguayo, solidaridad severamente reprimida por un régimen deseoso por complacer a una Madrid represiva y conculcadora de derechos entonces y hoy.

Desde Gara traemos este artículo que reseña la solidaridad internacionalista y el respeto a la memoria de Fernando Morroni y Roberto Facal:


Entrada la noche en Euskal Herria partía del Obelisco de Montevideo la marcha anual en recuerdo de «los hechos del Filtro». No es una edición más, como quedó claro anteayer en Hendaia, porque se cumplen 25 años desde que Fernando Morroni y Roberto Facal perdieron la vida por oponerse en la calle a la extradición de los refugiados vascos en huelga de hambre en el Hospital Filtro. No se ha hecho justicia, pero no les falta recuerdo ni cariño.

Ramón Sola

A las 22.00 de la pasada noche (15.00 en Uruguay) arrancaba en Montevideo la manifestación que año tras año desde 1994 reclama justicia por aquella actuación policial y parapolicial. Allí está una delegación de Askapena, organización que ya el viernes recordó a los dos fallecidos (Fernando Morroni y Roberto Facal) con un sencillo acto en el puerto de Hendaia, en el marco de la contracumbre del G7.

En un mensaje enviado para la ocasión, Norma Morroni –madre de Fernando y luchadora infatigable contra la impunidad en este caso– recordó que sigue sin hacerse justicia pese a que las últimas investigaciones extraoficiales han aportado el nombre del posible autor del disparo. En una entrevista a Radio Centenario de Uruguay esta misma semana, Morroni explicaba «es un policía de radiopatrulla que en ese momento era chófer de un comisario». En los carteles de denuncia de la época, este agente aparecía con un revólver y ahora ha trascendido que luego contó a «su gente» que «le vacié la pajera [arma] a ese gil [por Morroni]».

La identificación no supone que se haya actuado judicialmente contra él. Norma Morroni añade que se ha logrado reconstruir su recorrido estos años y el policía fue alejado a Argentina o el Estado español. Anuncia, no obstante, que perseverará: «Vamos paso a paso. Terminamos con la marcha, terminamos con los 25 años, con los compañeros y compañeras que nos acompañan, y después veremos qué se va a hacer, porque seguro que él se va a mantener escondido, le van a decir que no conteste y ya está, pero yo quiero que salte la tapita».

Fernando Morroni fue abatido por aquel disparo a la edad de 24 años; hoy tendría 49.

En el caso de Roberto Facal, aclarar el crimen es todavía más complejo. Siempre lo ha sido, porque en el primer momento se atribuyó el fallecimiento en las cercanías del Hospital Filtro a un incidente ajeno. Una vez aclarado que Facal también fue víctima de aquella acometida policial y parapolicial, la acción judicial está bloqueada por la inexistencia de familiares directos. «A nosotros no se nos permite acusar al no ser familiares, pero no nos olvidamos de Roberto y vamos a seguir por él», promete Norma Morroni.

En la entrevista, con su énfasis habitual Morroni evoca además todos aquellos años iniciales en que solo encontró puertas cerradas: «Fui al Ministerio un par de veces, primero a pedir los archivos de ese momento, que vienen a ser de la familia y no de ellos, y me dijeron que se habían extraviado, perdido. Yo les dije ‘escúchenme, en mi casa se pueden perder, se pueden romper, porque yo vivo en un rancho, la humedad, el frío, todo eso. Pero en un edificio como el Ministerio, esto es una burla’».

Los hechos de 1994

Mientras sigue el combate contra la impunidad, los actos de Hendaia y Montevideo dan fe de que Morroni y Facal siguen muy vivos en la memoria de ambos pueblos; el vasco y el uruguayo. En Euskal Herria dejó huella profunda aquella movilización masiva en defensa del derecho de asilo de unos militantes del otro lado del Atlántico.

La protesta fue in crescendo en aquel agosto y estalló cuando trascendió que los tres vascos que estaban hospitalizados en huelga de hambre en el Hospital Filtro de Montevideo iban a ser extraditados al Estado español. Una multitud se congregó para defender con sus propios cuerpos a Josu Goitia, Luis Mari Lizarralde y Mikel Ibañez, con consecuencias trágicas.

Norma Morroni ha mantenido la relación con aquellos vascos, algunos retornados a Euskal Herria y otros residentes en Uruguay. «Tenerlos cerca todavía nos da una fuerza bárbara», asegura en este 25 aniversario la madre de Fernando, que en sus visitas a Euskal Herria ha reivindicado la causa de los represaliados vascos, como hizo su hijo.






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El Franquismo a la ONU

Podríamos decir que en la ONU se han tardado un poquito en abordar el tema.

Ya dentro de 70 años podrán ponerse ha discutir acerca de los crímenes cometidos por el régimen del '78, a lo que acostumbran llamar "la democracia".

Aquí lo que traemos a ustedes desde Público:


Las entidades memorialistas preparan una cascada de recursos ante el Comité de Derechos Civiles y Políticos después de que el Constitucional haya comenzado a inadmitir las peticiones de amparo de víctimas e instituciones.

Eduardo Bayona

Las causas están comenzando a llegar al consejo, con sede en Ginebra, como consecuencia de la combinación de dos factores que están haciendo naufragar en cascada el recorrido judicial de las querellas y las denuncias en España.

Uno es la jurisprudencia establecida por el Supremo, el cual, en la sentencia por la que absolvía de prevaricación al exjuez Baltasar Garzón por haber puesto en marcha una investigación precisamente sobre el genocidio franquista, dictaminó que los delitos cometidos entre 1936 y 1977 por agentes de la autoridad y por funcionarios quedaban borrados por efecto de la Ley de Amnistía de 1977, una norma a la que los magistrados se refieren como “pilar básico e insustituible de la transición española”, o, en todo caso, estaban prescritos.

El otro es la posición que ha adoptado ante este asunto el Tribunal Constitucional, que ha comenzado a rechazar los recursos de amparo de varias de esas víctimas contra los sobreseimientos dictados por los jueces de Instrucción, con base en la doctrina del Supremo, con el argumento de que sus planteamientos jurídicos carecen de relevancia constitucional.

Eso ha ocurrido con al menos tres denunciantes de torturas a manos de Billy El Niño, con otros dos que imputan ese mismo cargo al expolicía asturiano Pascual Honrado y, también, con la causa impulsadas por el Ayuntamiento de Vitoria y la Junta General de ese territorio por la muerte de cinco obreros por disparos de la Policía Armada el 3 de marzo de 1976.

“Vamos a comenzar a llevar esos casos de torturas al Consejo de Derechos Humanos de la ONU”, que es el encargado de supervisar la aplicación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ratificado por España en abril de 1977, medio año antes de aprobar la Ley de Amnistía, explican fuentes de Ceaqua, la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra crímenes del franquismo.

El Supremo abre una gatera a los comités de la ONU

¿Y qué puede ocurrir si el criterio de la ONU es contrario al del Supremo y el Constitucional y concluye que los crímenes del franquismo deben ser investigados?

Los dictámenes del consejo, similares a las que el Comité de Derechos Económicos ha emitido en varios casos de desahucios, son, sobre el papel, de obligado cumplimiento. Sin embargo, en España topan con un vacío legal que dificulta su aplicación: el Estado carece de un mecanismo que los convierta en resoluciones ejecutivas de manera automática, por lo que su eventual aplicación, que la Abogacía del Estado recomienda desestimar, queda en manos de cada juez.

Los juzgados las reciben con un informe en ese sentido desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, al que llegan a través de la oficina española ante la ONU. “Hay bastantes reticencias a aplicarlas”, señalan desde Ceaqua.

No obstante, el Supremo abrió en junio del año pasado una puerta a modificar esa situación al determinar que “la inexistencia de un procedimiento específico de ejecución de los dictámenes” de ese tipo de comités “es en sí mismo un incumplimiento de un mandato legal y constitucional por parte España”, ya que “el derecho internacional y las obligaciones internacionales contraídas por España son derecho que el Estado, como Estado democrático de derecho, debe respetar y aplicar efectivamente de manera que los derechos y libertades que la Constitución y los tratados internacionales celebrados por España proclaman, sean reales y concretos”.

Las obligaciones de España y el antecedente de 1946

El catedrático de Derecho Cesáreo Gutiérrez, de la Universidad de Murcia, considera que, tras esa sentencia, los dictámenes de los organismos de la ONU son de aplicación directa en España “sin que sea preciso adoptar [antes una] normativa expresa en este sentido”.

“Los tratados sobre derechos humanos, en particular aquellos que crean órganos internacionales de control, son derecho español si nuestro país se vincula a ellos y deben ser cumplidos”, anota, para añadir que “las decisiones de esos comités, en particular si España ha reconocido su competencia, deben ser aplicadas por los órganos del Estado” y “tenerse en cuenta como elementos interpretativos de los derechos y libertades reconocidos por nuestra Constitución”.

No hay antecedentes sobre la posición de ese organismo sobre los crímenes del franquismo, aunque sí existen tres posicionamientos previos de la ONU favorables a la investigación.

Dos de ellos provienen del relator para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, Fabián Salvioli y de su antecesor, Pablo de Greiff, partidarios, respectivamente, de "garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de la dictadura franquista" y de “privar de efecto las disposiciones de la Ley de Amnistía que obstaculizan todas las investigaciones y el acceso a la justicia sobre violaciones graves de los derechos humanos cometidas durante la Guerra Civil y el franquismo".

La otra figura en la resolución que la Asamblea de Naciones Unidas aprobó el 12 de diciembre de 1946, en la que señala que “en origen, naturaleza, estructura y conducta general, el régimen de Franco es un régimen de carácter fascista” que “fue impuesto al pueblo español por la fuerza” y “en gran parte gracias a la ayuda recibida de la Alemania nazi de Hítler y de la Italia fascista de Mussolini”.
Otras sesenta denuncias y querellas en los tribunales

Mientras tanto, otros ocho asuntos han entrado ya en el Constitucional en busca de su amparo. Se trata de las denuncias y querellas de cinco víctimas de Billy El Niño en Madrid, de una de Benjamín Solsona, miembro de la Brigada Político Social de Valencia, de la querella del Ayuntamiento de Pamplona por los asesinatos, desapariciones y torturas en la ciudad y de la denuncia del consistorio de Durango por los bombardeos de la aviación italiana. Las cuatro audiencias provinciales han ratificado el archivo de las causas.

Otras nueve querellas interpuestas por ayuntamientos e instituciones han sido archivadas por los juzgados de instrucción, informaron fuentes de Ceaqua; en algunos casos, con ratificación posterior de la Audiencia. Son las de las localidades guipuzcoanas de Elgueta y Mondragón, la burgalesa de Miranda de Ebro, las cuatro de la Diputación de Guipúzcoa, la de Zaragoza y la de Barcelona por la muerte de Salvador Puig Antic.

Los recursos presentados contra alguno de esos sobreseimientos, como ha ocurrido en la capital aragonesa, incluyen alusiones a esa sentencia del Supremo y a los posicionamientos de los relatores de la ONU, algo que puede servir de base a las audiencias para plantear consultas de constitucionalidad.

Por otra parte, los tribunales todavía no se han pronunciado sobre otras tres causas, las impulsadas por los ayuntamientos de Rivas-Vaciamadrid, Bergara y Eíbar, en un listado de iniciativas institucionales que incluye también la causa por los bombardeos italianos sobre Barcelona. Paralelamente, cinco víctimas de Billy El Niño y diez del capitán Jesús Muñecas están esperando a que se manifiesten las audiencias de Madrid y de Guipúzcoa, mientras un juzgado de València ha acumulado en una causa cinco denuncias contra Solsona.

Por último, en los tribunales hay otras 19 denuncias presentadas: seis contra Billy El Niño, la última de ellas de hace apenas un mes; una contra el exministro Rodolfo Martín Villa, en este caso por los sucesos de los sanfermines de 1978, y otras doce por el fusilamiento de otras tantas personas en Paterna.






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