Un blog desde la diáspora y para la diáspora

domingo, 31 de mayo de 2020

Las Pestilencias en Euskal Herria

Son difíciles los tiempos que vivimos a escala global debido a las medidas que se han tenido que adoptar para tratar de contener el contagio masivo del SARS CoV-2.

Desde Deia traemos a ustedes este magnífico artículo acerca de un pasado que hoy en día nos parece muy cercano.

Lean por favor:


La salud era un bien fundamental en la sociedad medieval. No se pudo evitar, sin embargo, la propagación de graves epidemias pese a la perfección de la medicina medieval.

Ernesto García Fernández

La medicina medieval perfeccionó sus procedimientos diagnósticos y sus técnicas preventivas y curativas durante los siglos XIII al XVI. Los profesionales de la salud aplicaban su saber a los pacientes de acuerdo con los conocimientos teórico-prácticos de esos años. El doctor en medicina Arnau de Vilanova (c. 1240-1311) justificaba la profesión médica en la sociedad medieval por su utilidad social. Afirmó lo siguiente: "Todas las enfermedades que pueden ser en los cuerpos de los hombres y de las mujeres, pueden haber remedio de salud, también para las ánimas como para los cuerpos". La formación universitaria comenzó a ser un requisito de profesionalidad en la sociedad bajomedieval. Disponer de los títulos de médico bachiller, licenciado o doctor en la Universidad fue la antesala de la demanda de servicios a estos titulados por los reyes, nobles, burgueses y las mayores poblaciones europeas.

La búsqueda de la salud

Los gobernantes se preocuparon por mejorar las condiciones higiénicas de sus respectivas poblaciones dictando ordenanzas que impulsaban la limpieza de las calles, la ubicación de las carnicerías en zonas adecuadas y la concentración de las industrias contaminantes al exterior de las zonas residenciales (las tenerías, molinos, etc.). Y, sobre todo, concertaron la contratación de médicos a los que daban un salario por sus servicios profesionales en los hospitales, en domicilios particulares y con los pobres mendicantes. En 1483, el concejo de Vitoria-Gasteiz contrató al licenciado Antonio Tornay, médico cristiano, no judío, formado en la universidad. Lo fue también del duque de Bretaña, del duque de Alba y probablemente de Bilbao, de donde era vecino en 1498. Pero el número de profesionales sanitarios, sin entrar a valorar la eficacia de las medicinas y las prácticas médicas, fue insuficiente. De ahí su mayor valor social en aquellos períodos en que las epidemias hacían su aparición. En el País Vasco hasta 1492 sanitarios judíos y cristianos compartían el ejercicio de la medicina (médicos, físicos, cirujanos o barberos) y en Navarra hasta 1498. A partir de la expulsión de los judíos, todos los sanitarios fueron cristianos.

Los hospitales

El sistema asistencial tuvo un pilar clave en los hospitales. No eran propiamente centros de curación, sino de acogida de peregrinos y pobres. Una parte de estas gentes, mayormente mal vestidas e insuficientemente alimentadas, fueron desarrapados que vivían de la mendicidad y casi siempre carne de cañón en épocas de pandemia. En las ciudades medievales vascas y en pueblos pequeños hubo hospitales regidos en última instancia por las autoridades locales. Algunos se concibieron en su origen para atender a los leprosos: los lazaretos. Los gobernantes nombraban a los responsables de los hospitales, uno o dos mayordomos, y al hospitalero. Estos cumplían los acuerdos concejiles concernientes a los residentes en dichos centros. En Vitoria-Gasteiz, Bilbao y otras localidades había "beatas" que por motivos caritativos y de solidaridad atendían a los pobres y enfermos. Para mejorar la asistencia de los hospitales se fundaron cofradías: Nuestra Señora del Cabello, luego del Hospital de Santiago (Vitoria-Gasteiz) y la del Hospital de los Santos Juanes (Atxuri-Bilbao), base del futuro hospital de Basurto. Los hospitales solían pertenecer a la Iglesia, a los Ayuntamientos, a nobles o a comerciantes que los habían financiado con el propósito de contribuir al bien común de las ciudades, al mismo tiempo que dicha circunstancia reforzaba su consideración social. Los reyes financiaron los principales hospitales.

Las pestilencias

La salud era un bien fundamental en la sociedad medieval. No se pudo evitar, sin embargo, la propagación de graves epidemias. La más conocida fue la Peste Negra de 1347-1348. El portugalujo Lope García de Salazar, antes de 1476 echaba la culpa de esta mortandad a la carestía, a la falta de pan y a la escasez de carne. Sostuvo que la peste duró unos cinco meses, de febrero a finales de junio y explicó su final con el aumento de la producción agrícola. Lope dijo que murió en Castilla una tercera parte de la población. No conocemos el número de muertes ocasionado por la peste negra en Araba, Gipuzkoa y Bizkaia. Se supone que fue elevado. Se ha escrito que en Navarra la población se redujo más del 50%. Las pestilencias se reprodujeron en la segunda mitad del siglo XIV y a lo largo de los siglos XV y XVI. En 1464 la peste asoló la ciudad de Vitoria-Gasteiz. En la década de los 80-90 del siglo XV y en el XVI se registran epidemias en Bilbao (1490, 1498 y 1507), Azpeitia y Donostia (1484), Vitoria-Gasteiz (1485, 1504, 1505, 1519, 1530), Laguardia (1507), etc. En 1498 los gobernantes de Bilbao se habían percatado de que había carniceros que seguían vendiendo en sus carnicerías, pese a que tenían bubas y también habían constatado que las tenían algunas prostitutas. Inmediatamente las autoridades locales prohibieron a los carniceros que ejercieran dicha actividad, bajo la pena de 50 azotes y mil maravedís por cada vez. A las prostitutas se las expulsó de la villa. Se les dio seis días para salir de la villa, de lo contrario recibirían 200 azotes y se les arrebatarían sus bienes. La preocupación porque se produjera una epidemia pestífera generó una enorme alerta entre la población.

Las epidemias tuvieron efectos económicos y financieros. Hubo personas que se endeudaron o perdieron su puesto de trabajo. Las relaciones laborales y comerciales se enrarecieron por temor al contagio. Las haciendas regias y locales no pudieron recaudar todos los impuestos debidos por los contribuyentes. En Vitoria-Gasteiz la epidemia de 1464 provocó una reacción social que paralizó durante algún tiempo las derramas fiscales aprobadas por el Ayuntamiento. El daño fue mucho mayor para aquellos cuyos medios de supervivencia se hallaban en un estadio que rayaba la pobreza o era propiamente de miseria. La mortandad también formó parte de argumentos discursivos para lograr privilegios. En 1462 Baiona alegó los efectos negativos de la mortandad para conseguir de Luis IX de Francia la celebración de dos ferias anuales.

¿Qué respuestas se dieron para evitar los contagios? Había vecinos que huían de la ciudad a los pueblos, otros emigraban a zonas más lejanas donde las muertes eran menores. Los gobernantes establecieron cordones sanitarios prohibiendo la entrada de pobladores procedentes de zonas infectadas y exigiendo a los vecinos que no se dirigieran a pueblos infectados. Se pregonaba en las villas el nombre de las localidades donde la mortandad había triunfado para impedir la entrada a quienes hubieran estado en las mismas. Los sanos no querían convivir con los infectados. El riesgo de ser contagiados podía costarles la vida a ellos o a sus familiares más queridos. En Vitoria-Gasteiz en 1464 una parte de los regidores huyó de la ciudad y el concejo pensó en 1464 y 1485 que era una buena solución financiar rogativas y procesiones para rogar a Dios con el propósito de que detuviera la epidemia e impidiera la llegada a la ciudad de "extranjeros". En julio de 1504, clérigos y legos acordaron ir en procesión a Santa María de Arantzazu (Oñati) para que la "corrupción" (del aire) desapareciera. Vitoria-Gasteiz ya estaba infectada desde el 14 de junio de 1504. En 1504 y 1505 los ayuntamientos dejaron de celebrarse en Vitoria-Gasteiz para realizarse en Zurbano, Armentia, Betoño, el último en Gamarra Mayor el 24 de abril de 1505. En mayo se decidió levantar una ermita en honor de San Sebastián y realizar una procesión dando gracias a Dios por haber liberado la ciudad de la pestilencia con las imágenes de Nuestra Señora y San Sebastián. En 1505 el concejo de Vitoria-Gasteiz prohibió echar mantas y bultos sobre las sepulturas de las iglesias y que las mujeres llorasen encima, salvo en los tiempos consentidos por las ordenanzas. Paralelamente, se cerraron las puertas de la ciudad a quienes residían en pueblos contagiados (Astegieta, Lasarte, Ariñez, Labastida, Salinas de Añana y otras). Lo mismo aconteció en otros núcleos urbanos.

En Bilbao, sobresale la pandemia de 1507. Se originó en un hospital situado junto a la villa donde residían "más de noventa pobres". Se contrataron médicos, cirujanos y boticarios para curar a los enfermos y dar medicinas a los pobres. Se contrataron enterradores para sepultar a los que morían por la pestilencia y limpiadores para desinfectar las casas con fallecidos. Nadie de la villa quería entrar a limpiarlas. Se utilizó el fuego para erradicar la pestilencia, como a fines del siglo XV en Donostia donde se quemaron maderas aromáticas causantes de un incendio devastador. Al no ser capaces de controlar la enfermedad en el hospital decidieron trasladar a los residentes a los montes cercanos, donde levantaron un "hospital de campaña", es decir, una casa y chozas donde fueron instalados, les llevaron comida y a sus cuidadores lo que necesitaran.

En Vitoria-Gasteiz la documentación de los siglos XV y XVI descubre la importancia de las vecindades en la ejecución de las medidas profilácticas. Las vecindades eran las responsables de la limpieza de las basuras y en 1485 los mayorales de estas vigilaban la procedencia de los residentes para descubrir si habían estado en poblaciones infectadas. En 1530 los mayorales entregaban a los enfermos de cada vecindad, luego confinados en el hospital de la Plaza, pese a la oposición del hospitalero y su mujer, destituidos por el concejo. Unos años más tarde, en 1565, los infectados de la peste más pobres fueron sacados de los hospitales y recluidos en las ermitas de San Juan de Arriaga y Santa María de Olarizu en espera de su recuperación. Para algunos convalecientes se buscó una casa en las afueras y otros se llevaron a la ermita de San Miguel. Una vez curados sus ropas se lavaban solo en el río Zadorra. El aislamiento de los enfermos buscaba una atención específica y la protección de los sanos. Medidas similares se dieron en Navarra y en otras zonas castellanas, aragonesas y europeas.

La Historia es cambio, pero hay cosas que nos recuerdan la Edad Media.









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sábado, 30 de mayo de 2020

Acompañamiento Estatal a Etxerat

Por medio de Naiz damos seguimiento a la campaña que Etxerat y otras asociaciones vascas han estado librando para que Instituciones Penitenciarias del régimen español reubique a los presos políticos vascos.

En esta ocasión, Etxerat a logrado que organismos no gubernamentales del estado español les arropen en su exigencia por un trato igualitario a las familias de los represaliados vascos.

Aquí la información:


Dando un paso más en la propuesta de desescalada en las prisiones que hicieron pública el 12 de mayo, Etxerat, Sare o Altsasu Gurasoak han unido fuerzas con decenas de colectivos que trabajan por los presos en todo el Estado para demandar que cada persona presa esté en su provincia, entre otras cuestiones.

El pasado 12 de mayo numerosas organizaciones que trabajan por los derechos humanos de las personas presas presentaron un ‘Documento de propuestas para la desescalada’ al que ahora han dado continuidad con una petición concreta al Gobierno español, registrada ante Instituciones Penitenciarias. En el marco condicionado por la pandemia, pero yendo más allá en el tiempo, solicitan entre otras cosas que «todas las personas presas sean destinadas a un centro penitenciario que esté en la misma región sanitaria o provincia de su lugar de arraigo».

«Esta ha de ser una medida que se mantenga a futuro», añaden recordando que el marco legal la ampara y apuntando que «en este sentido se ha pronunciado ya el Gobierno Vasco, quien ha solicitado de manera oficial a Instituciones Penitenciarias que prepare un plan de acercamiento a las cárceles más cercanas al entorno familiar de cada persona presa», según se ha sabido esta misma semana.

Entre los firmantes de esta solicitud conjunta figuran Etxerat, Sare, Altsasu Gurasoak, Salhaketa o Pastoral Penitenciaria de Navarra, por lo que se refiere a Euskal Herria, además de otra veintena larga de organizaciones de diferentes puntos del Estado español.

En otro de los ocho puntos que incluye esta posición conjunta se reclama que las excepcionalidades creadas por la pandemia suponga «una menor afectación en los derechos de las personas presas de cara a la concesión y disfrute de permisos de salida, flexibilizar y reducir los periodos de cuarentena, comunicaciones con familiares y personas allegadas, terceros grados...». El alejamiento que sufren más de 200 presos vascos ha contribuido a que en los dos últimos meses y medio se hayan perdido muchas de estas posibilidades.

El preámbulo del texto se hace eco de que este es un criterio compartido en el ámbito internacional, como muestra la declaración conjunta de la OMS, OACDH, UNAIDAS Y UNODC el 13 de mayo urgiendo a los gobiernos a reparar la vulnerabilidad de las personas privadas de libertad respecto al covid-19.

«Medidas de compensación»

Además de los puntos referidos, el escrito conjunto de estas organizaciones vascas y del resto del Estado hace énfasis en la necesidad de reducción de la población penitenciaria o en la flexibilización de requisitos para la obtención de beneficios penitenciarios.

En este punto hay otro añadido interesante para los presos y presas vascas, puesto que se plantean «medidas de compensación por el tiempo que no han podido participar en actividades y programas de tratamiento». Para muchos presos inmersos en la batalla legal de EPPK estos dos meses y medio han sido un tiempo perdido por la imposibilidad de disfrutar permisos,  avanzar en opciones de progresión de grado...






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Poker de Compositoras Vascas

Desde El Correo traemos a ustedes un artículo-reseña que nos ha parecido vital traer a ustedes, internautas en general e integrantes de la diáspora vasca en particular.

Tiene que ver con el aporte de las mujeres al acervo cultural vasco y bien podría añadirse a la etiqueta Kurlansky.

Miren:


Recuperación. Susana García de Salazar, Eugenia Boix y Teresa Valente publican un CD con piezas de los siglos XIX y XX.

César Coca

Cualquier buen aficionado a la música puede decir, sin titubear, el nombre de un puñado de compositores vascos de la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX: Usandizaga, Sorozabal, Arambarri, Isasi, Pagola, Guridi, Donostia, Madina... Todos hombres. ¿No hubo compositoras en esos años? Las hubo, pero su proyección más allá del círculo familiar y de amistades fue escasa o bien resultaron minusvaloradas por un gremio, el de los compositores, críticos y solistas, y una sociedad en general que solo las apreciaba como intérpretes y siempre que fuera para una carrera limitada y más bien doméstica.

Ahora la necesaria tarea de recuperación de la obra de algunas de esas mujeres ocultas en las notas a pie de página (en el mejor de los casos) de los libros de Historia ha servido para sacar a la luz a cuatro compositoras que cubren con sus biografías desde 1827 hasta 1987. Ellas son, por orden de nacimiento, Julie-Adrienne Carricaburu, Emma Chacón, Emiliana de Zubeldia y Anita Bringuet-Idiartborde. Obras de las cuatro conforman un álbum titulado 'Inéditas. La voz invisible de las compositoras' (TransformaAudio). Las intérpretes son Eugenia Boix (voz), Teresa Valente (violonchelo) y Susana García de Salazar (piano). Esta última ha corrido también con la investigación precisa para reunir las piezas.

El punto de partida fue la grabación, en 2006, de 'Paisajes del recuerdo', un disco que hizo con el contratenor Carlos Mena. En aquellos días, Susana García de Salazar, guiada por el director del Archivo vasco de Música Eresbil, Jon Bagüés, y la musicóloga Isabel Díaz Morlán, se adentró en la obra de las cuatro compositoras que ahora han grabado.

Sus trayectorias tienen mucho en común en cuanto al trabajo y la formación con lo que en esos mismos años hacían sus colegas varones. Carricaburu, hija de una familia adinerada, hacía música con su hermano en su chateau del País Vasco francés por los años en que Fanny y Felix Mendelssohn hacían lo propio, y luego recopiló canciones por los pueblos, algo que también está en la biografía de casi todos los compositores nacionalistas del siglo XIX y comienzos del XX.

Emma Chacón, barcelonesa de nacimiento y bilbaína desde la adolescencia, fue la alumna predilecta de Granados y siguió sus pasos en cuanto al lenguaje. La navarra Emiliana de Zubeldia estudió en la Schola Cantorum de París con Vincent D'Indy, apenas unos años después de que lo hiciera Jesús Guridi. Instalada en México desde 1937, trabajará en la melodía popular de la misma manera que lo había hecho el autor de las 'Diez melodías vascas' y 'El caserío'. Anita Bringuet-Idiartborde, nacida en Argentina, pasó la mayor parte de su vida en Francia –de donde era su marido– y especialmente en Iparralde, donde escribió un puñado de partituras con un lenguaje heredero de Ravel.

Las piezas

El álbum recoge un total de 23 piezas; en algunos casos son obras íntegras, en otros canciones extraídas de distintas colecciones. Sucede con Julie-Adrienne Carricaburu, de quien han grabado seis piezas procedentes de 'Souvenir des Pyrénées'. La primera es una emotiva pieza para voz, y el resto lleva acompañamiento de piano o piano y violonchelo. Todas las canciones están escritas en el euskera de la zona. Las cuatro canciones de Emma Chacón tienen sus letras en castellano y cuentan con el acompañamiento único del piano.

Las cuatro primeras obras de Emiliana de Zubeldia incluidas en el disco están sacadas de 'Soles y brumas de España' y las restantes son 'Cuatro canciones de Novaro', todas para voz y piano. Annita Briguet-Idiartborde aporta la única obra para piano y chelo ('Au lac de Côme'). El disco termina con 'Lied' y 'Primavera', para voz y piano, con letras en francés.

Aunque las piezas fueron creadas en un período de más de un siglo, existe un aire común en todas ellas, un aroma que también se encuentra en muchas de las composiciones de sus colegas varones de esos años. Algo lógico si se piensa que todos bebieron de las mismas fuentes en cuanto a los elementos folclóricos y que incluso compartieron maestros e influencias.

En la nota introductoria del disco, Susana García de Salazar escribe que con este proyecto han tratado de dar visibilidad «a unas mujeres y su obra, inédita en los registros sonoros conocidos hasta la fecha y apenas programada». Se trata, añade, de «un proyecto necesario porque contribuye a enriquecer nuestro patrimonio cultural al tiempo que permite al público, en general, y a los amantes de la música, en particular, conocer una obra hecha por mujeres para disfrute de todo el mundo, sin discriminación de género».

Para la interpretación de su música en concierto, han añadido un elemento poco habitual en este tipo de funciones: una actriz encarna a las cuatro compositoras y, vestida de manera diferente, aparece en escena cuando se van a tocar sus piezas y cuenta algunos episodios de su vida. Así, en la piel de Emma Chacón, por ejemplo, habla de la relación con su maestro Granados.







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Estulticia de ATA y Patxi Ruiz

La estulticia de ATA de pone una vez más de manifiesto. Su afinidad con La Zarzuela se hace más evidente cada día.

Les invitamos a leer este artículo con el que EiTB resume temas relativos a los represaliados políticos vascos que han saltado a los titulares durante días recientes:


Por otro lado, el colectivo de presos valora positivamente la declaración de nueve partidos en el Congreso y la propuesta del Gobierno Vasco para el fin de la dispersión.

El Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK) "reconoce y agradece" las iniciativas políticas en defensa de los derechos de personas presas  que se han realizado recientemente tanto en Euskal Herria como en el Estado Español.

En un comunicado enviado a los diarios digitales Naiz y Berria, EPPK cita la declaración conjunta firmada por nueve partidos políticos en el Congreso español y la petición lanzada por el Gobierno Vasco al Ejecutivo de Pedro Sánchez para el traslado de todos los presos vascos a cárceles de Euskal Herria.

EPPK señala que aboga por el acercamiento y añade que el objetivo final debe ser "vaciar las cárceles".

Asimismo, advierte de que con motivo de las medidas establecidas por la pandemia de coronavirus "las condiciones de vida han empeorado en las cárceles" y recuerda que el colectivo de presas y presos continúan sin poder recibir visitas de familiares y amigos.

EPPK también menciona el caso del preso Patxi Ruiz, que lleva 19 días en huelga de hambre.

El comunicado asegura que los miembros del EPPK en la prisión de Murcia II trataron de ayudarle desde el primer momento y que estos exigieron una solución a la dirección de la cárcel.

Sin embargo, consideran que "un determinado sector" de Euskal Herria ha utilizado el caso de Patxi Ruiz para "atacar" a diferentes organizaciones  y fuerzas políticas como son el EPPK, Etxerat, Sare, EH Bildu y Sortu.

"En lugar de buscar una manera eficaz para ayudar a un preso que se encuentra en una situación grave, lo más fácil es atacar al EPPK y, en general, a la izquierda abertzale", critica.

EPPK recuerda que el objetivo de la política penitenciaria es "destruir personal y políticamente a la persona presa". En ese sentido, afirma que la situación de Patxi Ruiz, como la de otros muchos presos, es consecuencia de esa "cruel" política.

Respuesta de ATA

El colectivo ATA (Amnistía ta Askatasuna) ha querido responder al comunidcado de EPPK al que acusa de haberla "emprendido contra el movimiento popular en un intento de dañar aquello que no tienen bajo su control".

Acusan al EPPK de tener miedo a "perder la hegemonía en la calle" y dejarse llevar por él a la hora de planificar sus actuaciones. 

En este sentido, ATA niega haber utilizado la situación de Patxi Ruiz para criticar a Sortu, EH Bildu, Etxerat, EPPK o Sare. "Nos han acusado de estar empujando a Patxi Ruiz a la muerte, y ante declaraciones tan mezquinas como esas nuestra posición siempre será de firmeza", han dicho.

"No aceptaremos ataques de ese estilo en la dura situación que estamos viviendo, y menos de parte de quienes no piensan más que en la elecciones", subrayan en la nota hecha pública este sábado.






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Egaña | Condenas Añadidas

Ayer se llevó a cabo una actividad solidaria para con los presos políticos vascos denominada Izan Bidea y convocada por la plataforma ciudadana Sare.

Para abundar en el tema de la situación que viven los presos políticos vascos y tomando como referencia la situación actual que vive la sociedad dada la contingencia creada por la pandemia del SARS CoV-2, traemos a ustedes este texto de nuestro amigo Iñaki Egaña dado a conocer en su página de Facebook:


Iñaki Egaña

Con la edad nos vamos convirtiendo en una bolsa de recuerdos. La vida se nos agolpa en unos cuantos flashes. Uno de estos incisos que me revuelven tiene ya demasiados años. Y, sin embargo, el suceso me sugiere la crueldad de la que es capaz un sistema, un estado, un gobierno, sin apenas pestañear. Y de lo que son capaces sus legionarios, por un puñado de monedas que son, a fin de cuentas, las que asientan su ideología.

El acontecimiento sucedió en Bilbo. Había fallecido el enésimo preso vasco. En Herrera de la Mancha, una prisión de alta seguridad construida ex profeso para presos políticos. Se llamaba Joseba Asensio, y su muerte le sobrevino unos días después de la inauguración del Mundial de Fútbol de México. Quisieron los duendes del destino que el deceso de Joseba coincidiera con la de José Luis Borges.

Y como si una de esas extrañas historias del estrafalario escritor argentino se tratara, Asensio se nos fue, en plena modernidad, de tuberculosis. Una enfermedad que se detecta con una ligera prueba que incluye un pinchazo cutáneo y se trata con antibióticos, habituales en cualquier farmacia de cualquier esquina. La médica de la cárcel, Nuria Castro, fue procesada por negligencia. El fiscal le pidió seis años, pero fue absuelta porque su criterio de defensa tenía un amargo sostén. Contaba con un fonendoscopio como único artilugio de trabajo. Y la tuberculosis no se oye.

La fatídica muerte de Asensio, un joven de 27 años al que apenas quedaban unos meses para concluir su condena de seis años, y que debía de estar en la calle si le hubieran aplicado el régimen general penitenciario (tres cuartas partes cumplidas) tuvo su continuidad. Nunca sabremos cuál es el techo de los malvados. Ni siquiera la Shoah lo determinó.

Y es en este instante donde la alusión se repite en la transición de recuerdos que conforma nuestra vida: el ataúd de Asensio con sus restos aún recientes, a hombros de su familia y amigos, asaltado por una caterva de policías que agredieron el duelo. En Bilbo. La perversión no sabe de paréntesis. Más de 30 heridos y una imagen para la eternidad. Era el Año Internacional de la Paz aquel de 1986, pero para el ministerio del Interior español, el descanso no llega siquiera con la muerte.

La prisión como modelo represivo anexo continuó su trazado legendario. Murieron otros presos vascos, algunos excarcelados antes de expirar su último aliento, para evitar esa estadística que señala a los fallecidos bajo custodia. Que apunta a responsabilidades, aunque sean morales porque ya sabemos de sobra que las políticas y judiciales, con ese entorno neofranquista que pulula entre los togados y encorbatados, no llegarán.

El ictus de Julen Atxurra en la mazmorra de Puerto, nos indica lo poco que han cambiado las tendencias penitenciarias en las últimas décadas. A pesar de lo sucedido con Joseba Asensio, siete años más tarde y en la misma prisión de Herrera de la Mancha, otro preso vasco, Laurentz de la Llama, iniciaba una huelga de hambre para que ¡le atendiera un médico! Había enviado numerosas peticiones al juez de vigilancia penitenciaria que ni siquiera había tenido la delicadeza de responderle.

El pasado año de 2019, tres presos políticos vascos fallecieron con enfermedades desarrolladas con celeridad en prisión, detectadas tardíamente, sin tratamiento adecuado. Fueron excarcelados cuando se encontraban en fase terminal: Oier Gómez, Juan Mari Maiezkurrena y José Ángel Otxoa de Eribe. Recordarán a Kepa del Hoyo, en 2017 mal diagnosticado que murió de un infarto, a la semana del reconocimiento.

Al día de hoy, en el tercer mes desde el estado de alarma de la pandemia del coronavirus, hay 65 presos vascos con enfermedades que necesitan de seguimiento médico externo, entre ellos 17 con patologías graves. La respuesta, sin embargo, de París y Madrid al aligeramiento carcelario por la situación sanitaria ha sido sintomática: el tema no va con los internos vascos.

La situación del colectivo de presos vascos es demoledora. La juventud, sinónimo de salud y frescura, no es una de las señas de identidad de los presos vascos. Un 90% tiene más de 40 años y un 17% más de 60. Cuatro presos vascos llevan entre rejas más de 30 años y 50 más de 20. En Europa el estándar de estancia máxima en internamiento es el de 15 años de presidio. Si aplicáramos esa regla al colectivo de presos políticos vascos resultaría que dos terceras partes (65,2%) habrían superado ya el límite europeo.
En medio de la pandemia y en esa reclusión temporal a la que nos han sometido manu militari, y con esto no quiero sugerir que el aislamiento no fuera necesario, las cárceles fueron cerradas a cal y canto. Con reparos. Un ertzaina introdujo, inconscientemente, el virus en la prisión de Zaballa. Síntoma de las prioridades. En otras cárceles del estado, contagios, suicidios y silencio sepulcral. Control de la información para evitar las protestas.

Cuando he leído por aquí y por allá sobre la dureza del confinamiento para quienes estamos en el exterior, me ha sorprendido la levedad de nuestras personalidades. Con internet, biblioteca al antojo, teléfonos móviles a tarifa plana, frigoríficos rellenados al gusto (dentro de las posibilidades de cada clase) y otro tipo de comodidades, muchas de las quejas no han dejado de sonarme como lo que son, frivolidades.

Más aún al descorchar los informes de tanto experto que surge bajo las macetas de nuestros balcones: el 46% de la población va a sufrir trastornos psicológicos intensos por el hecho de haber permanecido unas semanas en confinamiento. ¿Es esa la fortaleza de nuestra sociedad? De ser cierto, el género humano tiene los días contados.

Porque a esa ingente colectividad contrariada habría que recordarle que miles de millones sufren en el mundo de unas condiciones inhumanas, por usar un término distópico, Y que, en la cercanía, dos centenares y medio de nuestras y nuestros compatriotas, sufren esas inhumanas circunstancias desde hace décadas. En prisión, para más señas.






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viernes, 29 de mayo de 2020

El 'Gordo' Urquiaga

Todo mundo ha leído, cuando se relaciona a Euskal Herria con el deporte del futbol, acerca de las hazañas de Isidro Langara.

Pero hoy, desde el portal Medio Tiempo traemos a ustedes la historia de Joaquín Urquiaga Legarburu, natural de Zorrotza, quien se convirtió en leyenda siendo guardametas.

Lean:


El portero destacaba por su flexibilidad pese a su sobrepeso.

Édgar Malagón Medel

Su aspecto era diferente al prototipo de futbolista de cualquier época, Joaquín “Chavo” Urquiaga lucía una complexión más bien ancha comparado con sus compañeros y rivales. Sin embargo, su flexibilidad y agilidad bajo los tres postes lo hicieron legendario y prueba de ello fueron sus títulos en España y México. Debutó en el Real Betis Balompié en 1932 donde se ganó la titularidad y un par de años más tarde escribió una de las mejores historias desde que se fundó el club en España. En la temporada 1934-35 fue el arquero menos goleado con 19 tantos en la Liga y formó parte del equipo que ganó el primer y único campeonato.

Nació en 1910 en Zorroza, Viscaya, y tras debutar en 1932 permaneció en la institución hasta 1936 cuando estalló la Guerra Civil española, motivo por el cual decidió venir a México donde se integró al Asturias.

El apodo de “el gordo”

Desde joven tenía sobrepeso y cuando ya era jugador profesional, las crónicas de la época lo sitúan con sobrepeso, con un cálculo de más de 100 kilos y de acuerdo con Carlos Calderón, historiador del futbol mexicano, su peso era de 112 kilos que no se notaban cuando jugaba y lucía, raudo y veloz, bajo los tres postes.

“Urquiaga nos sorprendió porque dentro de su voluminoso abdomen y su corpulencia tenía una agilidad prodigiosa y se tenía en el aire o saltaba por un centro, con la flexibilidad de un muchacho espigado”, rescató Calderón de una crónica escrita para el diario "As de Futbol" de la década de los 40.

Campeón en México

En México militó con el Asturias desde antes de ser formalizada la época profesional en México, aunque eso no le impidió ganar algunos torneos locales en el antiguo Distrito Federal.

Con el "Gordo" Urquiaga en la portería, el Asturias se convirtió en el primer campeón de la Liga Profesional de Futbol en la Temporada 1943-44. Curiosamente dejó en el camino al Real España donde jugaba su compatriota y amigo Isidro Lángara, otro de los jugadores vascos que dejaron legado en el futbol mexicano.

Después de triunfar en el Asturias, Urquiaga se fue a Veracruz donde jugó al lado de Luis “Pirata” Fuente y también logró el título de Liga en la temporada 1945-1946.

Colgó los guantes al siguiente año y de inmediato se convirtió en entrenador de los escualos, con los que ganó la Copa México en 1948. A sus trofeos anexó el único título de Liga que tiene un equipo de Tamaulipas tras conseguir la Liga en la temporada 1952.

En 1963 regresó a España donde falleció en 1965 a la edad de 55 años causando una gran conmoción en la Península Ibérica y en México. A su funeral asistió su amigo Isidro Lángara para despedir al portero que hizo historia en el balompié azteca.








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jueves, 28 de mayo de 2020

El Martirio de George Floyd

Una vez más un acto de brutalidad policial en contra de un afrodescendiente en Estados Unidos.

Una vez más una muerte innecesaria.

Una vez más una comunidad pisoteada históricamente se ve forzada a presenciar como es asesinado a sangre fría uno de los suyos tan solo por el color de su piel.

Una vez más el racismo que ocultan los medios de comunicación y la industria del entretenimiento queda de manifiesto en un país dirigido por un supremacista blanco desde la Oficina Oval.

Aquí lo detalles por medio de Público:


Miles de personas protestaron la noche de este martes por la muerte de George Floyd, los manifestantes marcharon al grito de "¡no puedo respirar!", el mismo que pronunció Floyd mientras uno de los agentes le tuvo inmovilizado durante minutos con la rodilla sobre su cuello.

Cuatro policías de Minneapolis involucrados en el arresto de un hombre afroamericano que murió bajo custodia policial fueron despedidos el martes después de que el video de un espectador mostrara al hombre suplicando que no podía respirar cuando un oficial blanco se arrodilló encima de su cuello.

El vídeo compartido en las redes sociales muestra cómo un policía, ante la indiferencia de su compañero, aprieta con su rodilla el cuello del detenido en plena calle durante aproximadamente siete minutos. George Floyd, esposado y desarmado, reclama varias veces que no puede respirar, hasta quedar inconsciente.

El portavoz de la polícia de Minneapolis en una rueda de prensa este martes, explicó que los agentes llegaron al 3.700 de la Avenida Chicago South para detener a Floyd, sospechoso de fraude, que estaba en el interior de un coche y parecía drogado, según la versión policial. Cuando se le ordenó que saliera, se resistió físicamente al arresto.

Varios transeúnte presenciaron los hechos ocurridos el lunes con Floyd, lo que facilitó que vídeos se difundiesen rápidamente en las redes sociales. La Policía lo había detenido bajo sospecha de haber intentado usar un billete falso de 20 dólares en un supermercado.

Finalmente, uno de los dos policías lo paralizó en el suelo y lo esposó. "Los oficiales pudieron esposar al sospechoso y se dieron cuenta de que el sospechoso estaba sufriendo un problema médico", dijo el portavoz de la policía.

 

En el video grabado y difundido en redes sociales, se ve como Floyd llorando reclama que le duele el cuello: "Todo me duele... agua o algo, por favor. Por favor, por favor. No puedo respirar, agente, no puedo respirar". Minutos después, el detenido parecía inconsciente.

En el momento en el que no se observa al detendio respirar uno de los testigo le grita al policía: "¡Hombre, ni siquiera se está moviendo!, ¡Apártate de su cuello!", pero el oficial no se inmuta. Algunos transeúntes le acusan de que lo está disfrutando.

La jefa de policía de Minneapolis, Medaria Arradondo, informó este martes que el FBI liderará la investigación debido a la posible violación de los derechos civiles. "Cuando uno escucha que alguien clama por socorro, se supone que hay que socorrer", sostuvo el alcalde Frey. "Este agente falló en el sentido humano más básico. Lo que ocurrió anoche fue, simplemente, horrible", agregó.

Jacob Frey, alcalde de Minneapolis, tuiteó sobre los despidos y dijo: "Es la decisión correcta". "Ser negro en Estados Unidos no debería ser una sentencia de muerte", dijo este martes Jacob Frey.

 

Manifestación por George Floyd

Miles de personas protestaron la noche de este martes en Mineápolis (Minesota, EE.UU.) por la muerte de George Floyd ocurrida 24 horas antes.

La protesta empezó en el lugar de la muerte de Floyd y terminó frente a una comisaría cercana, donde la Policía antidisturbios lanzó gases y pelotas de goma a los manifestantes tras algunos desperfectos, según el periódico local The Star Tribune.

Los manifestantes marcharon al grito de "¡no puedo respirar!", el mismo que pronunció Floyd mientras uno de los agentes le tuvo inmovilizado durante minutos con la rodilla sobre su cuello.

La congresista demócrata Ilhan Omar, que representa a la ciudad de Mineápolis, dijo que "lo que está ocurriendo esta noche en la ciudad es vergonzoso", al instar a la Policía a "actuar con moderación" y dar "espacio para sanar" a la comunidad. "Disparar pelotas de goma y gases lacrimógenos a manifestantes desarmados cuando hay niños presentes no debería ser tolerado. Nunca", afirmó.

Por su parte, el concejal de Mineápolis Jeremiah Ellison calificó la actuación policial de "repugnante". "Hasta ahora, no he podido evitar que la Policía dispare de manera indiscriminada contra la multitud", declaró Ellison, quien explicó que estaba ayudando a los manifestantes: "Hace unos instantes, sostuve una toalla en la cabeza de una adolescente mientras le brotaba sangre".








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lunes, 25 de mayo de 2020

Julen Atxurra Sufre Derrame Cerebral

En días recientes se ha dado a conocer una iniciativa de activación ciudadana por parte de Sare en favor del colectivo de represaliados políticos vascos. Comentábamos la situación de Jakes Esnal en el estado francés y la de Patxi Ruiz en el estado español.

Pues bien, recién se recibe información acerca de la grave situación en la que se encuentra Julen Axurra. Cuando lean lo que nos reporta Naiz entenderán la gravedad de la política penitenciaria vengativa que Madrid y París han implementado en contra de los presos vascos y su negativa a modificarla a pesar del proceso de paz iniciado desde hace nueve años, mismo que ha sido acompañado desde el principio por parte de la organización antifascista ETA que de hecho ya ha culminado los componentes de desarme y de desmovilización dentro de su proceso de DDR.

No obviemos tampoco que ni siquiera la emergencia sanitaria generada por el contagio global del SARS CoV-2 modificó un ápice la postura por parte de los estados español y francés con respecto a los presos políticos vascos.

Dicho lo anterior, aquí la información:


Julen Atxurra Egurrola, preso de Lekeitio de 61 años de edad y encarcelado en la otra punta de la Península, sufrió el pasado día 13 un derrame cerebral que le ha dejado secuelas. Etxerat ha difundido hoy la noticia, apuntando que está en la enfermería de Puerto-I tras recibir la atención hospitalaria y su familia ha podido verle este fin de semana.

Etxerat ha dado a conocer este lunes que el preso político lekeitarra Julen Atxurra Egurrola, de 61 años y encarcelado en la prisión de Puerto-I (Cádiz), ha sufrido un derrame cerebral. «Como consecuencia del mismo, se ha visto afectado en la zona izquierda de su cuerpo, en mayor medida la rodilla y el pie, así como los dedos de la mano, tal y como se desprende del informe médico y de la información que sus familiares han recibido por parte del servicio de Neurología del hospital en que fue atendido», indica.

El derrame le sobrevino el miércoles 13 de mayo y fue comunicado a los familiares. «Al revés por semejante noticia hay que añadir la impotencia ante la imposibilidad de contactar directamente con la persona querida, unido a la gran distancia a la que se encuentra. Una preocupación acrecentada por el desconocimiento de las circunstancias y la premura con la que se realizara el ingreso hospitalario, hecho de vital importancia en este tipo de ataques, ya que cuanto más tiempo dure la anomalía del flujo sanguíneo hacia el cerebro, mayor es el daño», destaca Etxerat.

El pasado jueves, 21 de mayo, ocho días después de sufrir el derrame, el preso vizcaino fue trasladado de nuevo desde el hospital a la cárcel, desde donde pudo llamar a su casa. Y este pasado sábado «dos familiares pudieron viajar hasta Puerto de Santa María y visitarle durante 40 minutos en un locutorio de la prisión de Puerto-I. Los familiares han relatado que Julen Atxurra se encuentra ingresado en la enfermería de la cárcel, con buen estado de ánimo y que, gracias a su fortaleza física y mental, empieza a recuperar sensaciones en las zonas más afectadas de su cuerpo».

En primer grado tras 24 años preso

Etxerat muestra en la nota «todo su cariño y apoyo» al preso y a sus familiares. Y hace hincapié en que «el ataque le ha sobrevenido al preso de Lekeitio en un momento muy complicado muros adentro, dado que se mantiene la situación de emergencia por la covid-19, toda vez que las comunicaciones ordinarias con el exterior se encuentran interrumpidas desde hace más de dos meses. Ahora, tras volver del hospital, deberá afrontar la cuarentena, en su situación».

«Constatamos, además, que los padres del preso político vasco son muy mayores y no es posible que puedan acudir a visitarle a una prisión situada a 1.020 kilómetros de su casa. Julen Atxurra Egurrola fue encarcelado en julio de 1996, es decir, va a cumplir en breve 24 años en prisión, todos ellos en 1º grado, es decir, el más duro y restrictivo y se encuentra encerrado en una prisión situada a 2.040 kilómetros de ida y vuelta a su entorno familiar», detalla Etxerat.

La nota añade que su caso «es el descarnado exponente de una realidad a la que hay que poner fin con urgencia, que nos habla de que, a día de hoy, tenemos 17 presos vascos que padecen enfermedades graves; hay dos presos políticos vascos mayores de 70 años, otros 12 que suman más de 65 años de edad y 24 más que superan los 60; el 80% de los encarcelados en el Estado español se encuentran en prisiones situadas entre 400 y más de 1.000 kilómetros de distancia de su entorno; 158 de las y los 200 presos en el Estado español están en 1º grado penitenciario». En consecuencia, incide en las demandas de liberación de los presos con enfermedades graves y mayores de 65 años, así como el acercamiento de todos y todas a Euskal Herria.






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Coronavirus y Veto a Gara

Esto que van a leer no tiene nada que ver con los cayetanos 23-f que parapetados en el madrileño barrio de Salamanca han estado enfilando el estruendo de sus cacerolas en dirección al gobierno de la dupla Pedro Sánchez-Pablo Iglesias... no... esto lo ha perpetrado el mismísimo PSOE.

Y es que cuando la intención es cerrar de una vez por todas un diario cuyo compromiso es mantener informada a la ciudadanía gala esquivando por completo el sesgo informativo exigido por La Zarzuela pues no se anda uno con sentimentalismos, al contrario, se aprovecha cualquier oportunidad que se presente para dar una vuelta más a la tuerca.

¿Que hay que recurrir a un virus que ha matado a miles de personas en el estado español para escalar la campaña de hostigamiento en contra del pueblo vasco? 

No ha problema, adelante, peores sinvergüenzadas se han hecho.

Así que aquí les dejamos con esto que nos denuncia Naiz:


La imagen publicada en redes sociales por un kiosquero no necesita mucha explicación: GARA es el único diario vasco de información general que llega hoy con su propia portada. En el resto el Ministerio de Sanidad español ha insertado una millonaria publicidad institucional sobre las fases de desescalada.

Son cuatro páginas, una «sábana» en el argot de la prensa, solapadas sobre la portada de cada medio. El Ministerio de Sanidad español ha copado los kioscos esta mañana insertando una potente –y muy costosa– campaña de publicidad institucional que informa sobre el contenido de las fases 1 y 2 de la desescalada. Pero en Euskal Herria ha habido una excepción: GARA, que ha sido excluido, dando pie a imágenes como esta:



Paradójicamente, la campaña institucional hace una apelación en plural a toda la ciudadanía. En la sobreportada lleva el mensaje «#Salimos más fuertes» y en la contraportada añade: «Gracias a la responsabilidad y al esfuerzo de todos, hemos llegado hasta aquí. Esta es nuestra fuerza. La fuerza con la que vamos a salir».

Ya en páginas interiores, se recoge lo que se puede hacer tanto en la fase 1 como en la fase 2 desde este lunes. Informaciones y detalles que GARA-NAIZ ya han ofrecido a sus lectores los últimos días dentro de su labor de servicio público, con o sin publicidad institucional de este tipo.

La campaña es obra del Ministerio de Sanidad del Gobierno español, titulado por Salvador Illa, que ejerce ahora como «mando único» dentro del estado de alarma por decisión del presidente, Pedro Sánchez.

En Catalunya se ha denunciado la exclusión de otro diario, ‘El Punt Avui’.

Económicamente, el veto priva a GARA de una inyección económica considerable en un momento en que sigue afrontando los pagos de la deuda de ‘Egin’ endosada ilegítimamente. Pero en las redes sociales han proliferado mensajes de apoyo.







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domingo, 24 de mayo de 2020

Egaña | Borbones en Euskal Herria

Nuestro amigo Iñaki Egaña ha publicado en Naiz la que debe ser la mejor radiografía del borbonismo.

Lean ustedes:


Las andanzas del emérito monarca español, sabidas desde su juventud, pero ingresadas bajo la alfombra por la mayoría de la clase política española, han puesto a la dinastía en la lista de la presencia informativa. Han sido tantas que, finalmente, sus escándalos han rebosado el umbral que podían sujetar los servicios de inteligencia y el vaso se ha desbordado.

Iñaki Egaña

Juan Carlos I pasará a la historia agrandando la ya de por sí extensa y excelsa vida política, social y sexual de su casa, la de los Borbones. A su hijo, Felipe, que tomó el nombre de un monarca cuyo primer reinado lo hizo bajo la estirpe de los Habsburg, le espera la honra de alcanzar o superar el nivel de su padre. Ya se ha puesto a ello y la verdad es que tiempo, tiene.

A pesar de lo que pueda parecer, la dinastía es anterior a las destilerías que ya en el siglo XIX se asentaron en el sur de lo que hoy es EEUU, en especial en Kentucky, precisamente en el condado de Bourbon. Aquel territorio fue colonizado por franceses y británicos, entre ellos el mítico Daniel Boone, que se lo arrebataron a cheroquis e iroqueses para darle el nombre de la hoy monarquía hispana, hasta poco antes también francesa. Luego, colonos escoceses e irlandeses harían grande el nombre del whisky de maíz. Es muy probable que dentro de unas décadas el del whisky sea la única referencia viva a la marca francesa.

Esta dinastía tomó el nombre del castillo francés de Bourbon, en la actual región de Auvergne (hoy con capital en Clermont-Ferrand), una rama secundaria entonces de los Capétiens (Capetos). Los Capétiens fueron el origen de la mayoría de dinastías europeas, por línea paterna. Entre ellos, el de Felipe VI, rey de España. También de los reyes de Castilla, Aragón, Portugal, Nápoles, Sicilia, Nafarroa, Polonia, Hungría… y ducados, condados y marquesados que fueron en algún momento de su historia independientes.

En el Estado francés, los Borbones llegaron al trono con Enrique IV, en el siglo XVI. Paradójicamente, Enrique IV era monarca navarro, destronado al sur de los Pirineos, quien, a la muerte sin descendencia del último de los Valois, otra dinastía que tal, heredaría el trono. Así que, caprichos del destino, la dinastía que acabó con los fueros tanto en Ipar como en Hego Euskal Herria, que mostró su efigie más absolutista y centralista para con las nacionalidades periféricas, tuvo su primer punto de apoyo, antes de París y Madrid, en la regencia del Reino de Nafarroa.

Enrique IV fue el primer soberano que permitió la libertad de culto, después de perder una guerra de religión que puso patas arriba los dominios franceses. Fue aquel de la famosa frase, “París bien vale una misa”. Las guerras feudales quedaron aparcadas y comenzaron, a través de la religión, las de exterminio: tres millones de muertos en siete conflictos concatenados.

No sé si por esa razón, la del punto de apoyo navarro, o por otra, que la dinastía también tuvo, entre lingüistas románticos, sus discípulos vascos. Hace ya cerca de tres siglos, con la dinastía borbónica asentada a ambos lados de la muga, ilustres como Iharce Bidassonet o Dominique Lahetizan, encontraban una explicación etimológica de raíz euskaldun a casi todo. Contaban, entre otras cosas, que Eva venía de “Ez-ba” (no-si), pues era natural que Adán diese a su mujer un nombre que transmitiese su ambigüedad. También que el origen de la casa Borbón era vasco: “buru-on”. No acertaron, pero dieron su toque de extravagancia a la dinastía.

Con relación a Ipar Euskal Herria y a Francia, la rama borbónica continuaría la descendencia de Enrique IV con tres Luises, XIII (1610-1643), XIV (1643-1715) y XVI (1774-1793), entre periodos imperiales, de restauraciones y republicanos. Fue el último, Luis XVI precisamente, el despojado de su corona y privilegios por una Revolución francesa que, democráticamente, a través de su Asamblea Nacional, le convirtió en ciudadano de a pie, Luis Capeto, y luego votó su ejecución: 362 votos a favor, 288 en contra y 72 abstenciones. Guillotinado un 21 de enero, el verdugo presentó su cabeza rebanada a la multitud en la Plaza de la Concorde, gritando “¡Viva la República!”.

La rama surista, es decir la española, tuvo un comienzo realmente espantoso, apocalíptico. Las últimas generaciones de los Habsburg (Austria), esa dinastía con la que España había forjado su imperio a costa de un genocidio étnico y religioso en medio planeta, se habían cruzado entre sí, para evitar repartir sus posesiones. Y ya sabemos que la genética es implacable y la evolución sabia, creando monstruos estériles.

El último eslabón fue la boda entre tío y sobrina que dio como herencia un único hijo vivo, pero no sano. La consanguineidad abortó la descendencia y la casa de Habsburg desapareció, provocando una guerra de sucesión. Hoy se asegura que el último Habsburg, Carlos II, padecía el Síndrome de Klinefelter, una mutación cromosómica, que le provocaba, entre otros males, hipogonadismo (sus testículos no eran funcionales) e infertilidad. Pero en la época, para encubrir sus deficiencias genéticas, se le llamó “El hechizado” y se atribuyó su enfermedad a maldiciones de brujas.

La guerra dinástica española provocó más de un millón de muertos. La paz se firmó en Utrecht y todos los territorios españoles de Europa fueron adjudicados a los Habsburg austriacos y España a la citada rama lateral de los Borbones franceses, al nieto del rey Luis XIV. En 1740, con motivo de la muerte de otro Habsburg, esta vez en Austria y ante la falta de descendencia masculina, otras casas feudales volvieron a exigir el trono que evitaban fuese a parar a manos de una mujer. Otra guerra de Sucesión que, en este caso, volvió a dejar medio millón de cadáveres sobre los campos de Centroeuropa.

El primer Borbón que llegó a Madrid fue el duque de Anjou, quien adoptó el nombre de Felipe V y reinó entre los años 1700 y 1724. Le sucedieron Luis I (1724), de nuevo Felipe V (1724-1746), Fernando VI (1746-1759), Carlos III (1759-1788), Carlos IV (1788-1808), Fernando VII (1808; 1814-1833), Isabel II (1833-1868), Alfonso XII (1875-1885), Alfonso XIII (1902-1931), Juan Carlos I (1975-2014) y Felipe VI. Como es sabido, la sucesión prohibía el acceso de la mujer al trono, por lo que desde 2014, tras la abdicación de Juan Carlos, le sucedió su tercer hijo: Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia.

Como en otros escenarios y con semejante botín de por medio, los aspirantes y pretendientes al trono, también de sangre Borbón, han tenido su espacio reivindicativo, en especial y dramáticamente durante las guerras carlistas. En ambas los pretendientes se llamaron Carlos, de ahí el apelativo a las guerras dinásticas. El primero habría sido, de triunfar su candidatura, Carlos V y el segundo, Carlos VII. Difirieron en el segundo apellido, Borbón-Parma y Austria-Este, respectivamente.

En la Transición, a la muerte de Franco, destacó, frente a la figura de la línea oficial de Juan Carlos, la del pretendiente Carlos Hugo Borbón-Parma, que dio un giro radical al carlismo, convirtiéndolo en autogestionario e incluso creando un grupo armado para enfrentar al nuevo estado monárquico, los GAC (Grupos de Acción Carlista). Tras su disolución, algunos de sus militantes ingresaron en el PCE y otros, incluso en ETA. El Estado se tomó su venganza con la matanza en Jurramendi, en 1976.

Carlos Hugo era el segundo hijo de Javier Borbón-Parma. La hija mayor de Javier, María Francisca, al ser mujer y como era norma, no contaba en la sucesión, al igual que en la línea oficial. Javier Borbón-Parma fue una veleta política. Participó en los preparativos políticos del golpe de Estado contra la República española en 1936 y, durante la Segunda Guerra Mundial, se sumó a la Resistencia aliada contra el nazismo. Detenido, fue condenado a muerte e internado en el campo de exterminio de Dachau, del que fue superviviente. Años más tarde, se reconcilió con el franquismo.

Hoy, los “carlistas” Sixto Borbón-Parma Borbón-Busset y Carlos Javier Borbón-Parma y Orange-Nassau reclaman el trono de Felipe VI. Porque, en 1936, el pretendiente carlista, Alfonso Carlos Borbón Austria-Este murió sin dejar descendencia masculina. Así que vuelven las interpretaciones. En Francia, los nostálgicos de la monarquía conservan su pretendiente preparado para un improbable salto medieval, Luis Alfonso Borbón Martínez-Bordiú. Aunque en esta ocasión, por razones de interpretación histórica, compiten con un aspirante de la casa Orleáns, Juan de Orleans y Wurttemberg.

Y para Nafarroa fue notoria, como sucesor de la dinastía Labrit, aunque no pertenecía a la línea Borbón, la exigencia de Pierre de la Motte-Messemé, que se declaró sucesor de los reyes navarros del siglo XVI. Presentó reclamaciones, apareció en la prensa y realizó una gira por sus supuestos dominios. Falleció en 2009 y a su hijo Robert-Pierre parece que le va al pairo eso de la realeza, más aún cuando no hay de por medio ornamentos ni estipendios económicos.

Por cercanía histórica, uno de los Borbones más efímeros, Alfonso XII, a punto estuvo de tener una existencia aún más breve. Hubiera cambiado el futuro de Euskal Herria, probablemente, y modificado el escenario político. Alfonso fue fruto de un escarceo de su madre Isabel II con un militar. Los cronistas de la corte lo cubrieron justificando que su consorte, su primo-hermano Francisco de Asís Borbón, era homosexual. En la historia los amantes extramatrimoniales de los Borbones son tratados como “favoritos”. Alfonso fue entronado al caer la Primera República española. Acababa de cumplir 17 años. Unas semanas más tarde, a principios de febrero de 1875, acudió a animar a sus tropas que marchaban triunfantes hacia Lizarra.

Cerca del Carrascal, sin embargo, los carlistas, fingiéndose en retirada, levantaron sus campamentos, para lanzarse, poco después, contra el grueso del Ejército español acantonado en Lacar. Sorprendidos los liberales, emprendieron la huida desordenadamente hacia Lorca, donde fueron emboscados por varias partidas carlistas. Un millar de soldados alfonsinos fueron muertos, varios miles apresados, mientras que el rey español estuvo a punto de caer prisionero. Faltó la coordinación entre las partidas carlistas para que la derrota alfonsina hubiera sido total.

Alfonso murió diez años más tarde de tuberculosis y le sucedió interinamente su viuda, María Cristina, que estaba embarazada. Unos meses más tarde nacería su hijo, también Alfonso, aunque con el añadido de León Fernando María Santiago Isidro Pascual Antón Borbón que, al cumplir los 16, en 1902, sería el nuevo monarca conocido como Alfonso XIII. Un monarca corrupto, títere de los militares y, como su dinastía, libertino. Dejó al menos media docena de hijos fuera de su matrimonio con la escocesa Victoria Eugenie of Battemberg.

Alfonso XIII abandonó Madrid en 1931, para refugiarse en París, mientras se proclamaba la Segunda República en el Estado español con la avanzadilla de Eibar. Tuvo siete hijos legítimos, varios de ellos hemofílicos. El sexto, en orden cronológico, (Juan Carlos Teresa Silvestre Alfonso, conocido por Juan), por renuncia de los anteriores o aplicación de la ley agnaticia (las mujeres se sitúan por detrás de los varones en la herencia), fue el elegido. El padre de Juan Carlos. Aunque no ejerció, por acuerdo con Franco. El primer hijo de Alfonso XIII, que por lógica sucesoria debería haber heredado el trono, fue repudiado por casarse con una plebeya cubana. Juan se casó con su prima Mercedes Borbón Orleans y tuvieron cuatro hijos, el segundo de ellos, Juan Carlos.

Alfonso XIII murió en Roma y su nieto Juan Carlos, que vivió en la capital italiana y en Portugal hasta los diez años, sería el elegido para sucederle, tras la muerte de Franco, en 1975. Dos años más tarde, Juan, el hijo de Alfonso y padre de Juan Carlos, que había pactado con Franco la sucesión, renunciaba a sus derechos.

Juan Carlos fue a Madrid por vez primera en 1948 y se ubicó en una finca de los banqueros Urquijo. Sus estudios, por decisión compartida entre la Casa Real y Franco, los llevaría a cabo en Donostia, utilizando el viejo Palacio de Miramar, sobre la bahía de la Concha, que el régimen había incautado a la República. Era el mismo escenario que utilizó su abuelo Alfonso XIII para veranear hasta que marchó al exilio en 1931.

Desde 1950 hasta junio de 1954, Juan Carlos, junto a su hermano Alfonso, vivió en el palacio donostiarra, aleccionado por los jesuitas, que se encargaron de la educación de ambos. Sus examinadores señalaron que Alfonso era el hermano listo y Juan Carlos, el tonto. De hecho, Alfonso continuó los estudios y Juan Carlos fue enviado a una academia militar.

Dos años más tarde, en 1956, ambos se encontraban en Estoril (Portugal). Y llegó la tragedia, cuando Juan Carlos mató a su hermano. A día de hoy, la única versión oficial es la franquista, la de que a Alfonso se le disparó la pistola cuando la estaba limpiando. Con los años, el rumor de que el autor de su muerte fue Juan Carlos se convirtió en confirmación, edulcorada con el colchón de “accidente”. Únicamente el hoy emérito conoce la verdad. La intencionalidad o no.

El apartado sexual de los Borbones es quizás, por el morbo, uno de los aspectos más extendidos de sus reinados. Aunque los aparatos del Estado siempre han intentado ocultar el libertinaje innato a la dinastía, por eso de que han sido estandarte de estados confesionales (los papas hicieron de padrinos en los bautizos respectivos), lo cierto es que la sombra que han dejado ha sido y es sumamente alargada.

La excusa más extendida por parte de la historiografía oficial (o habría que decir hagiografía) de las aventuras extramaritales es la de las bodas de conveniencia, entre primos, muchos de ellos carnales, acordados desde que los herederos aún eran niños. Y que, para satisfacer los deseos carnales, naturales a pesar o por su sangre azul, debían experimentar fuera de la Corte. O sea, que no era libertinaje, sino necesidad. El poeta Gustavo Adolfo Bécquer editó un libro, con ilustraciones de su hermano Valeriano, titulado “Los Borbones en pelota”, que fue una sensación. Los dibujos de sexo explícito de los reyes y reinas los hicieron más humanos.

El conocido como Fernando VII, de infausto recuerdo para el pueblo vasco, y también para el español, que ejerció en la primera parte del siglo XIX y que a su muerte se desencadenó la Primera Guerra carlista, desposó en cuatro ocasiones, en dos de ellas con sobrinas y, en otra, con una prima. Sus biógrafos lo definen como un sádico y acomplejado por sus deficientes dotes sexuales, que convirtió a la Corte en un gigantesco prostíbulo. Llegó a escribir al Papa para que intercediese con su primera esposa que, al parecer, le negaba yacer maritalmente.

En el plano estrictamente político, los Borbones fueron también guerreros. Lideraron las campañas contra los independentistas de sus colonias. Ejecutaron sin piedad a cuantos se alzaron contra la metrópoli, entre tantos, a Xabier Mina. Ejecutaron, también, a los revoltosos de la Zamacolada vizcaina en tiempos de Carlos IV, actuaron contra los manifestantes que cantaban el “Gernikako Arbola” en tiempos de la Gamazada. Subieron impuestos, estancaron productos en su beneficio, impusieron el servicio militar obligatorio, abolieron los fueros centenarios y centralizaron su estado, confiriéndole un carácter absolutista y reaccionario. Son, en el siglo XXI, el residuo medieval de una Europa supuestamente modernizada.






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Cavernarios y el Coronavirus

Les compartimos este texto con el que se arroja luz sobre la actual situación en el estado español derivadas del estado de emergencia declarada por la pandemia del SARS CoV-2 y sus ramificaciones en Euskal Herria.

Ha sido publicado en Naiz, aquí lo tienen:


Jonathan Martínez | Investigador en comunicación

No sé quién adjudicó el apelativo de «caverna mediática» a ese conglomerado de canales fachunos y tertulias de brandy en copa de balón, purito Farias y butaca de orejas. Como en la alegoría de Platón, los hombres de las cavernas pasan los días encerrados en una gruta sin comprender ni media de lo que ocurre ahí fuera. El espíritu cavernario se forjó en tiempos de Aznar, cuando el ejecutivo del PP repartía licencias TDT entre sus amiguetes. Aquel compadreo dio lugar al llamado TDT Party y a todo un star system de agitadores ultras. Fue la era gloriosa de Intereconomía y “El gato al agua”, un conciliábulo de falangistas con gomina, puritanos de alzacuellos y requetés hasta el culo de cazalla. De aquellos polvos, estos voxes.

Da igual si prestas atención o no, si sintonizas sus canales o si te retiras a vivir a una cabaña en el Anboto. Porque los bramidos de la caverna se escuchan siempre de fondo, como una barahúnda de vecinos plastas que se quedan de cháchara hasta la madrugada. Existe la tentación de pensar que son marginales o anecdóticos. Que sus opiniones pertenecen al extrarradio del ecosistema periodístico. El problema es que la caspa reaccionaria se ha infiltrado en las grandes cadenas de televisión, en los exabruptos del debate político, en la cola de la panadería y en los memes que deposita tu cuñado en el grupo de WhatsApp de la familia.

La última estampida cavernaria se ha dejado oír con contundencia. Rebobinemos. El Gobierno de Sánchez busca apoyos parlamentarios para prorrogar el estado de alarma. Se celebran reuniones. PSOE, UP y EH Bildu firman un documento que los compromete a «derogar de manera íntegra la Reforma Laboral del año 2012 impulsada por el Partido Popular». Al pie del acuerdo, las firmas de Adriana Lastra, Pablo Echenique y Mertxe Aizpurua. Todo en orden. Pero tras unas horas de confusión, llega el apocalipsis. El gallinero derechista se encrespa, Calviño manda echar el freno y el PSOE trata de matizar lo inmatizable. Iglesias y Otegi coinciden en su sentencia: lo firmado compromete.

Todo esto sucede en plena primavera facha de procesiones rojigualdas y repique de cazuelas. No puedo quitarme de la cabeza las algaradas pijas del barrio madrileño de Salamanca. El tipo que exige por megafonía la dimisión de Sánchez desde un descapotable con chófer. Fascismo cuqui de club de campo y mayordomo. Esnobs de pícnic dominical en Cuelgamuros que apestan a Chanel y a Moët & Chandon. Existe una bonita conexión entre los barrios de Salamanca y Neguri que muestra de qué pasta está hecho el discurso de la patronal española. El getxotarra Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, ha anunciado que abandona el diálogo con La Moncloa después de su acuerdo con EH Bildu. Que la reforma laboral de Rajoy no se toca, vamos.

La caverna es un monstruo de siete cabezas que a veces se presenta con rostro de empresario y otras veces tiene la jeta de un viejo gurú pepero. Dice Aznar que Sánchez «ha pactado con los herederos de ETA el marco de relaciones laborales en España». «Los herederos de ETA», repite Cristina Cifuentes, que ha pasado de mangar cremas en el Eroski a sentar cátedra en el programa de Ana Rosa. La propia Quintana, que hace unos meses despreciaba la incidencia de la covid-19, hoy reprocha a Sánchez que pierda el tiempo con los derechos laborales porque la salud es lo primero. En una entrevista con Rafael Simancas, la presentadora pregunta para qué necesitan los votos de EH Bildu. Para garantizar la salud de la gente, responde Simancas. «Bildu tiene a sus espaldas muchas muertes de españoles», dice Quintana. Chupito.

Por sorprendente que parezca, el enredo de la reforma laboral ha indignado a algunos dirigentes vascos cuyas declaraciones resultan a menudo indistinguibles de las voces de la caverna. Esta última semana, Urkullu ha convocado elecciones al Parlamento de Gasteiz y el PNV ha recuperado el estribillo derechón del «todoesETA» a una velocidad de plusmarca mundial. El pretexto es que han aparecido en sus batzokis (con gran escándalo y condenas) las mismas pintadas que han aparecido en la herriko de Ronda (con gran silencio y sin condenas). Toda la caverna entretenida con unas manchas de pintura mientras la Audiencia Nacional embarga herrikos y las cárceles españolas viven episodios propios de Guantánamo.

En cualquier caso, el disgusto de los dirigentes jeltzales está siendo antológico. Dice Andoni Ortuzar que la confianza en Sánchez está en números rojos. Josu Erkoreka incluso se ha permitido hablar en nombre del Gobierno vasco para poner en duda a un PSE que forma parte de ese mismo Gobierno vasco. El Gobierno de Schrödinger. La lehendakari navarra, en cambio, ha defendido el acuerdo para la derogación de la reforma laboral. Ante las preguntas de los medios por el pacto con EH Bildu, María Chivite ha señalado que «si las medidas son buenas, lo son independientemente de con quién se firmen».

Llega la campaña electoral a Gipuzkoa, Araba y Bizkaia y por algún misterioso motivo desaparecen del debate público todos los puntos negros de la última legislatura. La trama corrupta del Caso De Miguel. El desastre de Zaldibar. La ocultación de datos de la covid-19. La alineación obscena de Urkullu con Confebask y su rechazo a paralizar las actividades no esenciales en plena escalada de contagios. Uno tiene la sospecha de que los portavoces de Lakua y Sabin Etxea van a pasarse los próximos meses hablando de violencia callejera y de ETA para no tener que hablar de lo que más los incomoda. Salud. Crisis económica. Derechos del trabajo.

Visto el cierre de filas alrededor de la doctrina laboral de Rajoy, toca salir a la calle para plantar cara a esos recortes que ya se están fraguando en los despachos. Nos llamarán irresponsables y violentos. Sentiremos el murmullo de fondo de la caverna. La vasca y la española. Será como escuchar de noche el camión de la basura. Como una monserga intempestiva de vecinos plastas que se quedan dando la lata hasta la madrugada.






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sábado, 23 de mayo de 2020

Vuelta a las Condenas

Hay ciclos de violencia perpetuados desde el régimen españistaní que simplemente parece que estarán ahí por siempre. El revanchismo está enquistado.

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Andoni Olariaga | Filósofo

Vivimos tiempos pasados. Nuestro pueblo no deja de sorprender. Es curioso que cuando la historia ha pisado el acelerador, Euskal Herria vuelva ahora a escenarios y debates pasados y pesados. Escenarios y debates, que, tarde y temprano, había que volver a abordar, porque la historia siempre se repite, antes como tragedia, ahora como una gran farsa. Mientras el preso político Patxi Ruiz se debate entre la vida y la muerte, surgen pintadas contra sedes, domicilios e incluso Herriko Tabernas embargadas. En Madrid el ruido mediático de las condenas parecía no tener tanta fuerza, porque mientras lo anterior sucedía Bildu alcanzaba un acuerdo histórico (que después sería «matizado») con el PSOE y Podemos para derogar la reforma laboral.

Pero no podemos obviar que hemos vuelto a debates y posiciones que parecían ya superados: nuevas olas de condenas, titulares maliciosos («Bildu rehusa condenar los ataques callejeros», etc.), debates de Twitter estériles y endogámicos... han irrumpido en el debate político. Y volvemos a donde lo habíamos dejado, simplemente porque nunca lo habíamos superado. En una semana bastante convulsa nos encontramos con un escenario terrible: tenemos a un preso en huelga de hambre en estado grave reclamando sus derechos; un trabajador muerto en accidente laboral; pintadas contra sedes, domicilios y bares; cierre de locales autogestionados; multas policiales desproporcionadas; manifestaciones de la ultraderecha campando a sus anchas mientras otras pacíficas son reprimidas; etc. ¿Hay que condenar todas, algunas sí, otras no, en base a qué criterio?  Pongamos, que sí, y que, de hecho, algunos partidos políticos, no sólo han rechazado todas, sino que, además, han llamado a revocar o poner medidas para que no vuelvan a ocurrir los hechos anteriormente citados. Y pongamos, que aún así, no ha sido suficiente: no basta con rechazar y proponer medidas, lo que hay que hacer es condenar. ¿De donde viene esa obsesión por la condena?

El problema es, que las palabras no son sólo palabras (un plato no es un plato, como decía el gran filosofo M. Rajoy), son acciones que involucran el uso de una lengua natural, y están sujetas a reglas y principios que tienen consecuencias en la realidad. Esto es, hay palabras que son actos del habla. Por ejemplo, los matrimonios convencionales se sellan con un acto de habla que tiene tres elementos: el acto mismo («yo os declaro marido y mujer», y toda la parafernalia anterior y posterior); la intención del habla (hacer efectiva la palabra); y las consecuencias materiales y simbólicas que causan la unión de las anteriores, el hecho jurídico de ser matrimonio o pareja de hecho.

La condena es un acto del habla que contiene esos tres elementos: el acto de condenar (con toda su parafernalia de titulares, escenificaciones parlamentarias, etc.); las intenciónes de este acto, y las consecuencias materiales y simbólicas que causan el hacerlo o no. Vayamos por partes. La violencia se ha condenado, se condena y se condenará en todos los lugares. Pero en el estado español, el mismo acto del habla tiene intenciones y consecuencias particulares que en otros países no se dan, por lo tanto, la condena aquí tiene otro significado, otras intenciones y otras consecuencias (vaya que sí). ¿Qué es lo que busca, realmente, el acto performativo de «condenar»? ¿Acaso busca erradicar todas las violencias? ¿O trata más bien de crear un sistema simbólico jurídico, que naturalice algunas, eleve a violencias y terrorismos a otras (en este caso, protestas callejereas), y al final, justifique un estado de las cosas y una deslegitimación de ciertos proyectos políticos?

La intención primigenia fue y sigue siendo la de distinguir entre demócratas y violentos. Esa distinción simbólica venía arropada por un sistema jurídico, que ya en el siglo XXI, elevó a hecho jurídico lo anterior: aquel partido que no condenaba cierta violencia (solo cierta) sería ilegalizado. Y así fue. Pasaron los años y surgió Bildu como coalición de partidos políticos: en sus estatutos se rechaza la violencia como instrumento para la consecución de objetivos políticos. Desde entonces, ha venido rechazando todas las acciones de índole violento o intimidatorio. Todos los derechos para todas las personas, sin hacer excepciones. ¿Acaso ha sido suficiente? No, evidentemente. ¿Cuál es el problema? El acto del habla de la condena busca, sin reparos, legitimar un sistema simbólico y jurídico que manda a la cárcel a jóvenes por una pelea de bar bajo delito de terrorismo, y condecora a torturadores o rescata con dinero público a bancos que luego no lo devuelven. Un acto del habla que como dice Jule Goikoetxea entiende como normalidad democrática a la violencia reglada y como violencia a la protesta no reglada. Es así de simple.

¿Acaso es un instrumento positivo para la convivencia? Lo que parece conseguir es lo contrario, dividir y criminalizar, aparte de anular el pensamiento crítico. Un acto del habla que crea asimetrías entre violencias estructurales y protestas callejeras busca crear y expandir el imaginario de los demócratas y los violentos que tanto dolor ha traído, no busca solucionar aquellas cosas que condena, sino lavarse las manos escudándose en al acto performativo. Porque para eso sí que sirve, y vaya de que manera: para salir al portal del consistorio, condenar solemnemente todas las violencias, para después, ya con la conciencia tranquila, seguir sin cambiar las condiciones simbólicas y materiales que hacen posibles aquellas.

Tenemos una clase política que hemos malacostumbrado a ese proceder: condenar violencias y no hacer nada o poco para hacerlas desaparecer. Y lo que necesitamos es una clase política que ofrezca soluciones políticas. La cuestión es cómo actuamos como sociedad a los retos presentes y futuros que tenemos. Y para ello, debemos salir de estos aires de inquisición y empezar a afrontar la realidad con soluciones políticas, con un eje como principio y como objetivo político y social claro: todos los derechos para todas las personas.






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