Un blog desde la diáspora y para la diáspora

jueves, 31 de diciembre de 2020

Triunfa la 'Marea Verde'

Traemos a ustedes la editorial de Gara inspirada en el gran paso que se ha dado en Argentina en favor de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

Lo que podemos agregar nosotros es que esto abona a un buen cierre de un año que en muchos otros aspectos ha sido catastrófico.

Aquí el texto:


Derecho al aborto, un paso más en la lucha feminista

El verde coloreó ayer las calles de Argentina y de buena parte del mundo tras aprobar el Senado la legalización y despenalización del aborto en el país. Una medida esperada y luchada gracias a la cual las mujeres podrán acceder en el sistema de salud al aborto, de forma gratuita y segura, hasta la semana 14 de gestación. Más allá de ese plazo podrán hacerlo en caso de violación o si su vida corre riesgo, como ya contemplaba la ley hasta ahora. También se autoriza la objeción de conciencia de los facultativos que no deseen practicarlo. Se trata de un avance más en la libertad sexual de las mujeres al tiempo que contribuye a reducir los abortos clandestinos y el riesgo que ello implica.

El proyecto, que ya fue aprobado el pasado 11 de diciembre por los diputados, fue aplaudido por colectivos feministas y defensores del derecho al aborto. Como era de esperar, sus detractores manifestaron su decepción, como lo hicieron los senadores que se posicionaron en contra. Esto muestra que aún existe un debate abierto en torno a una cuestión que busca garantizar los derechos y la salud de las mujeres y que cuesta desvincular de otras cuestiones más ligadas a juicios morales y argumentos religiosos alentados por los sectores ultraconservadores.

Igual que vimos ayer en Buenos Aires a miles de mujeres emocionadas por un logro llegado tras años de lucha, hace un mes veíamos como en Polonia alzaban la voz ante el intento del Gobierno de prohibir el aborto logrando posponer la tramitación parlamentaria. En Euskal Herria también hemos sido testigos de esta lucha para que las mujeres puedan decidir sobre sus propios cuerpos. La inmediata respuesta en las redes sociales con alegría manifiesta por este nuevo paso refleja, en este sentido, que el trabajo realizado durante años por feministas incansables está dando su fruto también a nivel de concienciación. Un avance en el camino que contribuye a mantener la perspectiva y continuar luchando.

 

 

 

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Subversión Navideña

Para cerrar el 2020, año tan complicado y en especial para la clase trabajadora, traemos a ustedes esto texto del siempre confiable Félix Placer Ugarte, mismo que ha sido publicado en su espacio habitual de Gara:


Navidad, memoria subversiva

Félix Placer Ugarte | Teólogo, Herria 2000 Eliza

Las fiestas tradicionales de solsticio de invierno, a pesar de su artificial iluminación, van a quedar oscurecidas por la preocupación y el miedo de los contagios pandémicos que no cesan. En consecuencia, reuniones y celebraciones se reducirán y Navidad y el comienzo del nuevo año serán diferentes, alejados del consumismo que en estas fechas se acrecienta ya que para mucha gente gastar más –los que pueden– es el signo de la fiesta de estos días absorbidos e invadidos por un mercado sin límites.

Tal vez, sin embargo, este contexto inesperado puede abrir los ojos para descubrir el sentido olvidado de lo que llamamos navidad. No hay duda de que su mensaje original ha sido contaminado por una cultura capitalista del tener y poseer, gastar y consumir que ha colonizado sociedades y conciencias sometiéndolas a la dictadura del mercado. Se han encendido muchas falsas luces que ofuscan la luz auténtica y se propagan ‘fake news’ que tratan de suprimir el sentido profundo y humano de una decisiva noticia para la humanidad.

Entre nosotros, en Euskal Herria, ancestrales recuerdos evocan con Olentzero el eguberri, un día nuevo, un tiempo renovado. El comienzo del nuevo año trae el agua nueva, como cantan los jóvenes de la Sakana navarra en estos días: Ur goiena, ur barrena, urteberri egun ona/ onarekin ondasuna.

El mensaje primitivo de la navidad cristiana no anuló aquellos sentimientos hondos e identitarios. Por el contrario fue asumido en el significado genuino del nacimiento de quien iba anunciar cómo debía ser la humanidad, la relación entre personas y pueblos, la liberación de ataduras religiosas, el bienestar compartido donde pobres y personas marginadas ocuparan, con todos sus derechos, el centro en una sociedad equitativa. Propuso, en efecto, suprimir jerarquías y humillantes diferencias sociales. Insistió en que tan solo la relación de igualdad, el respeto mutuo, los derechos de personas y pueblos eran garantía de una humanidad digna y auténtica. Lo hizo con palabras claras y hechos significativos. Convenció a poca gente. Las expectativas populistas confundieron su mensaje con un mesianismo político y le aclamaron efímeramente para luego condenarlo masivamente. Los poderes religiosos le rechazaron y, claudicando ante el Imperio romano, lograron su condena a muerte en el suplicio más humillante de su tiempo.

Pero la persona que propuso y practicó aquel mensaje subversivo y transformador en la sociedad y contexto que vivió irradiaba una energía desconocida, atraía y liberaba. Algunas mujeres y hombres, a pesar de sus dudas, abandonos y hasta traiciones, creyeron en él y su espíritu, tras su muerte, comenzó a extenderse en pequeños grupos que compartían la esperanza del nuevo mundo que anunció celebrando su vida en la que creían.

A pesar de persecuciones y martirios, su movimiento adquirió tal incidencia social que, en el s. IV, el poder de Roma terminó por asumirlo políticamente, como un aliado estratégico para frenar su decadencia imperial. La Iglesia, ya consolidada para entonces como institución, aceptó la propuesta y comenzó a instaurarse la llamada cristiandad o alianza de poder político y eclesiástico.

Y todo volvió a empezar: la religión, que Jesús criticó y denunció, volvió a hacerse poderosa y dominante, a favorecer al poder y, en muchos casos, con la alianza de la cruz y la espada, dominar pueblos e imponer doctrinas, a pesar de las denuncias, por ejemplo de Bartolomé de las Casas en la invasión española de la descubierta América. Se instauró la inquisición para someter gentes y pueblos, entre ellos Euskal Herria. Se identificó España y religión católica –nacionalcatolicismo– al servicio de un dictador…

Hasta, en el colmo de las contradicciones, un sector dominante ha hecho de un condenado a muerte en su lucha por la justicia, un escandaloso icono religioso legitimador de injusticias sociales, invasiones y opresiones políticas, intereses capitalistas, clericalismo dominante. No le faltaba razón al mito vasco de Kixmi que rechazaba esa civilización de la cristiandad porque atentaba contra los derechos e idiosincrasia de Euskal Herria y sus profundas convicciones espirituales e identitidad.

Pero todo no quedó diluido. La fuerza espiritual de Jesús de Nazaret no era la de un hombre cualquiera. Algo había en él que traspasó la muerte y se hizo, como el trigo, semilla irrefrenable de bondad, de misericordia, de justicia, de liberación, de amor en numerosas personas, grupos, comunidades. Pero los seguidores de aquel mensaje, de aquella sorprendente persona no iban a ser más que su maestro.

También fueron y son perseguidos por anunciar y practicar lo que él dijo e hizo. Y desde entonces el mensaje cristiano se debate entre contradicciones que en estos días se hacen especialmente palpables. Las de quienes diluyen el significado subversivo de la nueva humanidad que aquel nacimiento anunciaba y lo falsifican con intereses económicos y poder religioso y las de quienes presentan la esperanza de un mundo transformado, de fraternidad, de justicia, de liberación, de una tierra cuidada para todas las personas, donde nadie tiene que huir porque está en su casa. El actual Papa Francisco está entre ellas y son, sobre todo, todas aquellas personas con esperanza que luchan cada día por un mundo justo, por una tierra compartida, por pueblos libres y solidarios.

En los tiempos difíciles hoy para Euskal Herria y tantos pueblos, no solo por la amenazadora pandemia y sus dramáticas consecuencias diarias, también por los obstáculos permanentes a su lucha solidaria por la paz construida desde la justicia y ejercicio de sus derechos plenos, por el cuidado de Ama Lur, la Navidad, Eguberria de este año y Urte berria es un clamor renovado por subvertir el orden impuesto por los intereses de los poderes dominantes. De nuevo estos días hacen resonar el mensaje y llamada permanentes a construir con todos los pueblos un mundo fraternal y solidario, en una tierra de amistad y libertad.

Entonces, también este año merece la pena desearse Zorionak. Urte berri on! 




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Once Desplazamientos de Presos

Naiz detalla los movimientos de presos políticos vascos más recientes, lo cual será un verdadero alivio para once familias.

Lean:


Anuncian once acercamientos de presos, nueve de ellos desde cárceles muy lejanas

Diez presos vascos serán acercados a Euskal Herria y una repatriada en el mayor movimiento anunciado hasta la fecha por el Gobierno español, si bien viene a acumular los de dos semanas, puesto que la pasada no hubo noticias.

Once presos vascos más serán acercados a Euskal Herria (una de ellas repatriada, a Iruñea), según ha anunciado este miércoles la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias dependiente del Gobierno español.

Dos de ellos serán movidos desde Puerto de Santa María, hasta ahora la cárcel que más presos vascos albergaba: Endika Garate, con destino a El Dueso (Cantabria), y Manex Castro, a Daroca (Zaragoza).

También desde la otra punta de la Península, la cárcel de Huelva, serán al fin acercados Iker Lima (a Mansilla, León) y Juan Carlos Besance (a Dueñas, Palencia).

Dos de los tres presos vascos que quedaban en la cárcel de Córdoba serán igualmente trasladados a penales más cercanos a Euskal Herria, con lo que quedará allí una única prisionera de EPPK: Anabel Egues. Se trata de Igor Portu y Javier Gallaga, a quienes se llevará a Daroca.

De la cárcel alicantina de Villena saldrán otros dos represaliados –Juankar Iglesias Chouzas y Fermin Vila– con destino respectivamente a Dueñas (Palencia) y Zuera (Zaragoza).

Iñigo Guridi será trasladado desde Jaén (donde quedarán dos presos vascos) a León. Ainhoa García Montero, desde Topas (Salamanca) a Villabona (Asturias). Y finalmente está el caso de Josune Arriaga, la única que será repatriada dentro de este movimiento, pasando también de Topas a Iruñea. En esta cárcel hay otros cuatro presos políticos vascos, dos de ellos recientemente trasladados (Josetxo Arizkuren y Karlos Apeztegia).

Con estos traslados serán ya cerca de 150 los efectuados en los últimos años, la mayor parte tras el verano, si bien algunos presos han sido movidos dos veces por lo que el número real es menor. En cárceles como Puerto de Santa María (a más de 1.000 kilómetros) sigue habiendo más de una decena de presos.




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Desmenuzando la Operación 'Peter Pan'

Fresca en la memoria del pueblo cubano está aquella inhumana operación de sabotaje llevada a cabo por Washington en contra de la infancia de la isla, operación a la que se tituló Peter Pan. Así es, los estadounidenses, eso que tanto se baten el pecho hablando de democracia y de derechos humanos enfocaron una de sus acciones de injerencia nada más y nada menos que a niños y niñas.

Para que quede claro las circunstancias en las que se realizó traemos a ustedes este artículo desde Cubainformación:



La agencia EFE recordaba, hace unos días, la llamada Operación Peter Pan, desarrollada en Cuba hace 60 años, “considerada –leemos en su nota- el mayor éxodo infantil del siglo XX en Occidente”.

El texto recoge una única versión, la de Ileana Fuentes, una de aquellas niñas, que nos cuenta que aquella fue la “operación de rescate de niños y niñas mayor que recoge la historia", y que salvó 14 mil menores “de la hecatombe castrista".

Curioso. Porque sobre la Operación Peter Pan hay numerosos trabajos escritos, libros y dos importantes documentales: el estadounidense “Operación Peter Pan: Volando de Vuelta a Cuba”, y el cubano “Never Ever Neverland”. Que, lejos de presentarla como una acción “humanitaria”, la describen como una operación psicológica de la CIA, en el marco del Programa de Acciones Encubiertas contra la joven Revolución cubana.

Recordemos. Era 1960. Las primeras leyes revolucionarias erosionaban ya los privilegios de los sectores acomodados… y de la poderosa Iglesia católica cubana. La Ley de Reforma Integral de la Enseñanza, por ejemplo, introdujo el carácter laico y gratuito de la educación.

La Iglesia, que tenía 250 centros educativos y dos universidades, inició una feroz campaña de desinformación, con el apoyo de los grandes diarios del país (Prensa Libre, Avance, el Diario de la Marina), de las agencias internacionales… y de la CIA.

En octubre de 1960, Radio Swan, emisora creada por dicha Agencia de Inteligencia, comenzó a difundir una enorme fake new: Fidel Castro se disponía a aprobar una Ley de Patria Potestad, por la que ésta ya no sería ejercida por las familias, sino por el Estado, que pretendía enviar a miles de menores a campos de trabajo en la Unión Soviética. Tal como confesó uno de ellos años más tarde, el texto de aquella falsa ley fue redactado por varios agentes de la CIA. Nada que nos cuente la agencia EFE.

Inculcado el terror en un buen número de familias de clase media, la Iglesia se encargó del resto. Bryan O. Walsh, director del Catholic Welfare Bureau de Miami, y James Baker, director de la Ruston Academy de La Habana, con el apoyo económico del gobierno de Dwight Eisenhower, y la logística de once embajadas, organizaron vuelos hasta sacar a 14.048 menores del país, que en EEUU quedaron bajo la protección de agencias –principalmente- católicas.

Miles ingresaron en hogares desconocidos y en orfelinatos, viviendo una experiencia traumática de soledad, castigos corporales, explotación y abusos.

En octubre de 1962, durante la Crisis de los Misiles, EEUU decretó la suspensión total de vuelos con Cuba, y muchos niños y niñas quedaron sin conexión, durante años –incluso toda su vida-, con sus familias, que habían confiado en la inminente caída de la Revolución.

La versión edulcorada, desde Miami, ensalza a los Peter Pan “triunfadores”, como el cantante Willy Chirino. Mientras silencia a quienes denunciaron, como víctimas, aquella tenebrosa operación, y dedicaron su vida a construir puentes entre Cuba y EEUU. Uno de ellos, Carlos Muñiz Varela, fue asesinado a balazos por organizar viajes a la Isla.

Pero EFE prefiere difundir la versión única de quienes, como Ileana Fuentes, han dedicado su vida a lo contrario: a defender el bloqueo económico y la guerra total contra el país en que nació. Recordemos que la agencia española EFE tiene un convenio de colaboración con la ciudad de Miami, que la compromete a realizar –leemos- “semblanzas y reportajes que reflejen la realización del sueño americano" en aquella ciudad. ¿El sueño americano de Willy Chirino, el calvario de miles de menores, o la pesadilla asesina de Carlos Múñiz?

Edición gráfica y de video: Esther Jávega.


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martes, 29 de diciembre de 2020

Urbanismo y Colectividad

Desde su trinchera en Noticias de Navarra el arquitecto Iñaki Uriarte ha estado enriqueciendo nuestra percepción del espacio público en general y del de la geografía urbana de Euskal Herria en particular.

Hoy pues traemos a ustedes este muy interesante texto con el que incluso nos hace viajar en el tiempo.

Adelante, disfruten la lectura:


El espacio urbano, un derecho colectivo

Iñaki Uriarte

Al tratar del espacio urbano hay que remitirse cronológicamente a la cultura griega en todas sus dimensiones y que en su aspecto espacial se concreta en un lugar: el ágora. Un recinto abierto, habitualmente rectangular, rodeado de forma irregular por diversos edificios destinados a la actividad política y religiosa, y entre ellos la stoa. Una galería con columnas y entablamento formando pórticos donde se paseaba resguardados de la lluvia y el sol que se convirtió en el lugar de reunión de los ciudadanos libres como punto de recreo, exposición y debate de las opiniones particulares y públicas.

Posteriormente, en la civilización romana la ciudad se caracteriza por su planta rectangular y reticular atravesada por dos vías principales, una que la cruza en sentido Norte-Sur, Cardo, y otra perpendicular en sentido Este-Oeste, Decumanus, organización espacial heredada de la construcción del Castrum, campamento militar, el resto de calles se disponen paralelas a estas dos. En el espacio central cruce de ambas surge el Forum, un lugar muy concurrido que crea la vitalidad ciudadana donde se sitúan edificaciones civiles y templos para la vida pública, civil, económica, religiosa, el ocio y la justicia. Esta estructura de la ciudad persistirá durante siglos.

Más tardíamente, ya en la Edad Media, este céntrico recinto, especialmente en las villas y algunos pueblos, se convierte, principal y socialmente, en un área para el mercado, que históricamente será sinónimo de plaza en su sentido funcional. Actividad que en la actualidad continúa especialmente en pueblos y ciudades pequeñas con la tradicional venta de productos esenciales de alimentación, y que se recrea periódicamente incluso en capitales.

Situándonos en Euskal Herria, ya en el siglo XVIII la renovación urbana, con mejoras de cierta entidad en ciudades y pueblos, se producirá por influencia de las ideas que aporta la Ilustración, que las clases dominantes, nobleza y burguesía urbana difundirán, y especialmente de modo más académico y científico por la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País fundada en 1764 en Azkoitia por el conde de Peñaflorida. Con la implantación de novedosos hábitos populares, entre ellos la atracción por la naturaleza, el disfrute de los recintos públicos abiertos para la relación social, el gusto por el paseo y el recreo de los sentidos se crearon posibilidades diferentes con la progresiva utilización de estos espacios que serán considerados de utilidad colectiva.

Un siglo después, debido al gran crecimiento demográfico, surgirán las propuestas de expansión urbana desde los centros históricos en forma de Ensanche en las que ya se proyectan como lugares de ocio social, parques, plazas, jardines y paseos en nuestras capitales: San Sebastián (1864), Vitoria (1865) Bilbao (1807, 1862 y el definitivo 1876) y (Pamplona, 1888 y 1920).

El espacio urbano, en su condición de lugar público, ha recibido a lo largo de la historia una consideración y tratamiento diverso, evolucionando conceptualmente como consecuencia de condicionamientos muy diferentes, políticos, económicos, culturales, sociales, geográficos o climáticos. Pero ya especial y decididamente en las dos últimas décadas del siglo XX y en todo este siglo XXI constituye una irrenunciable demanda popular, sea de remodelación de los existentes o de nuevo diseño. Se implanta una exigencia de más calidad de vida en los núcleos urbanos en condiciones ambientales sostenibles que se convierte en un objetivo principal de los proyectos de urbanización. Asistimos por tanto a una nueva relación del ser humano con su entorno espacial de convivencia, que se puede sintetizar en algo tan sencillo como esencial: el espacio urbano, un derecho colectivo.

Urbarizar, urbanizar para los bares

Los lugares urbanos, que en las décadas anteriores habían sido recuperados de la vorágine expansionista que introdujo la motorización masiva acaparando calles y plazas, fueron una conquista social que las asociaciones vecinales paulatinamente reclamaron y lograron para libre disfrute público. Pero este logro no ha durado mucho, el turismo masivo, tan deseado por el poder político, unido al cambio climático, la voracidad desmedida e incontrolada del gremio de la hostelería y la sumisión de los ayuntamientos ante este cártel han creado un nuevo grave conflicto social y espacial. Se ha pasado de una libertad de movilidad y utilización de estos espacios colectivos a estar condicionado su uso, incluso en sus rincones privilegiados, elementos singulares e incluso monumentales por un inadmisible y creciente abusivo libertinaje de los bares con todos sus artefactos y utensilios, mamparas, mesas, sillas, todos y sombrillas, muchos permanentes, que han desplazado y convertido de algún modo al ciudadano, anhelado, en consumidor empedernido. Ya no hay grupos de personas hablando, debatiendo, de pie o sentadas, también se suprimen las fuentes, se impone el lema hay que tomar algo, pero a todas horas y todos los días.

Esta usurpación y privatización de suelos municipales de libre uso ha degradado gravemente la calidad de estos espacios, convirtiéndolos, y muy especialmente en esta época pandémica, que nos debe servir de experiencia negativa para el futuro, en zonas tóxicas. La preferente ocupación en calles y plazas por estas instalaciones cuando no chabolas, con pasos reducidos, ruidos indeseables, humo de fumadores, han trans formado lo que era un espacio transitable en desfiladeros angostos entre abrevaderos. Se crean calles detestables para el ciudadano en su condición de peatón.

Este ámbito público está sometido a una tensión entre su uso colectivo y la utilización privativa. A su vez, estos espacios y su actividad social nos ofrecen escenas del paisanaje y el paisaje urbano compuesto no solamente de lo visual y artísticamente destacado, sino también del espacio vivido, participado, exponente de la idiosincrasia de un lugar que construye nuestra infancia y desarrollo humano y perdura en la madurez.

Rapto monumental

En Bilbao, con la excusa de una ampliación del Museo de Bellas Artes mediante el proyecto ya previsto e hipócritamente elegido en un concurso de proyectos repleto de ilegalidades y con una tramitación posterior cultural y urbanística tipificable de prevaricadora, se pretende una usurpación cultural, un urbicidio. Que el excepcional espacio público Arriaga Leku, en honor del compositor Juan Crisóstomo de Arriaga (Bilbao, 1806-París, 1826), anexo al museo quede encerrado y se convierta en una sala del mismo, es decir de peaje. Una inadmisible expoliación. Se trata sin duda de uno de los más bellos lugares de Euskal Herria, que como bien cultural calificado es no solo exigible el riguroso cumplimiento de la Ley 6/2019 de Patrimonio Cultural Vasco que lo protege, sino que la sociedad vasca, la trascendencia de este monumental espacio rebasa lo local, es un bien nacional, debe ser reivindicativa con su legado artístico. De la indisimulable y preocupante dejadez, pérdida de rigor y carencia de sensibilidad de los denominados cargos culturales hace tiempo que no se puede esperar nada. Tal atrofiamiento ya no ocurre en ningún lugar civilizado de Europa. En este despropósito, más bien atentado cultural, se juzga la cultura y sensibilidad, principalmente, de la sociedad bilbaína. El silencio complaciente es cómplice. Por tanto, resulta preciso manifestarse decididamente en su defensa, el patrimonio, como algo indudablemente propio, lo salva el pueblo y en la calle. 




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lunes, 28 de diciembre de 2020

Cronopiando | Europa no Recibe

Se acerca el cierre del año pero eso no quiere decir que ya todo está escrito.

Aquí les compartimos este texto de nuestro amigo Koldo Campos que hace recordar a Europa sus glorias pasadas:


Europa no recibe

Koldo Campos Sagaseta | Cronopiando

¡Qué extraña y triste mueca la de esa Europa sin memoria, la de ese común conglomerado de poses y apetitos, hoy empeñada en desandar su historia, en negarse hasta la náusea en aquella virtud en la que, si aún fuera generosa, debería asentar su razón y su respeto, cuando los horizontes se echaban a la espalda y la punta de la bota era el camino!

¡Que amargo y vano olvido el de esa Europa que, así fuera el hambre que empujara la mano o la ambición que sostuviera el puño, rompió amarras un día y puso rumbo al sur, siguió el curso del sol hasta encontrarse de nuevo con la noche mientras fundaba el este y el oeste, y ya hastiada de andar, señora a veces, casi siempre golfa, ha terminado anclando espantos y miserias en el mismo corazón de su virtud!

¡Qué sórdida palabra que no dice, que abrazo que no une, que beso que no besa!

Bien temprano hubo ingleses surcando las aguas del Caribe, en un trasiego armado de alborotos, acarreando esclavos y devengando haciendas, honrando piratas como corsarios devenidos en sires, desde el lago Ontario hasta la Patagonia, a lomos de elefantes en la India, de la mano del opio en el mar de la China, en las antiguas Egipto y Palestina, en los llanos de Australia, en el Africa austral, en la vecina Irlanda.

Eran franceses los que entraron en Quebec, pisaron Martinica, durmieron en Haití y despertaron en Guyana, los que hablaron francés en Mauritania y fumaron hachís en Marrakech, los mismos que llegaron a Argelia y acamparon en Chad, Costa de Marfil, Túnez, Senegal, Madagascar… y volvieron a amar en Indochina y a quienes todavía maldicen en Vietnam. Ni siquiera para defenderse les bastó la Polinesia, y aún se empeñan en seguir viendo franceses cuando miran a un corso, a un vasco o a un bretón.

Y fueron españoles los que hicieron Primada a La Española, ascendieron al Cuzco, cuando América valía un Potosí, bajaron a Santiago, nominaron Caracas, La Habana, Buenos Aires, recorrieron Centroamérica y Colombia, a vueltas por las dunas del Sahara, de Nápoles a Flandes, hasta las Filipinas, en un imperio en el que no se ponía el sol, e insisten en contar como españoles a gallegos, catalanes y vascos.

Y también portugueses deambulando el negro meridiano, de gira por Angola, de Madagascar a Mozambique, de Mindanao a Singapur, de Sao Paulo al Amazonas. Y holandeses a bordo de reales empresas surcando ajenos mares desde las Antillas hasta Sudáfrica, pasando por Formosa, Malasia o Indonesia. Y belgas que hicieron belga al Congo. Alemanes en Ruanda, Namibia, Tanzania, Camerún, Burundi, Togo…Italianos en Libia, Somalia, Eritrea… Y rusos, suecos, europeos…

Hasta que no quedó una sola costura en el mundo que no padeciera el despojo europeo, nada en ese bautizado “tercer mundo” que conservara su propia identidad; hasta que, como escribiera Neruda, “los garrotazos fueron argumentos tan poderosos que los indios vivos se convirtieron en cristianos muertos”. Porque Europa tenía que trazar nuevas rutas comerciales para sus productos y expandir sus mercados y multiplicar sus beneficios; porque Europa tenía que “hacer las Américas” e imponer sus lenguas y culturas, y convertir sus expolios en moneda de cambio, y trazar nuevas fronteras y saquear viejos recursos, no importa el exterminio, la segregación, la esclavitud, la miseria que todavía perdura y reclama justicia.

Pero esa Europa que nunca supo de puntos y de comas, que ha marcado su acento en todos los idiomas, la pertinaz viajera, la que avistó los polos y coronó todas las cumbres, la misma que anda a vueltas, también, por el espacio…esa Europa, hoy no recibe, hoy no quiere que nadie la perturbe y reitera la vieja cantaleta: más muros, más candados, más rejas. Hoy Europa no quiere emigrantes.

(Preso politikoak aske)

 

 

 

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Brexit y Descolonización

Traemos a ustedes esta editorial de Gara en la que se analiza las posibilidades de un fortalecimiento del empuje soberanista de las naciones sin estado europeas ante el escenario que abre el Brexit.

Lean:


Debates y oportunidades para el independentismo en Europa

El nuevo escenario postbrexit, marcado por un lado por la implementación de los acuerdos entre Londres y Bruselas, y por otro por la creciente divergencia sociopolítica entre las diferentes naciones de Gran Bretaña, condiciona en este momento la hoja de ruta de los independentistas escoceses, de los republicanos irlandeses y de los nacionalistas galeses. Desde los Acuerdos de Viernes Santo hasta el referéndum de independencia escocés, esas experiencias han conformado las culturas democráticas de esas naciones, que ahora deben afinar estrategias.

Esos condicionantes también afectan al establishment londinense, a la postura de las instituciones y de los partidos ante los referéndums que pueden tener lugar en los próximos años. La promesa neoimperial de la derecha se muestra falsa incluso para los más creyentes y la decadencia nacional puede tornarse humillante.

Aun estando ya fuera de la Unión Europea, estos procesos alimentarán los debates sobre la soberanía, la ciudadanía, el derecho a decidir y la cultura democrática en Europa. Además, ahora se tratará de candidatos a reforzar la UE o, en el caso de Irlanda, de naciones que son ya parte de la misma.

En un primer momentos, algunos analistas han considerado que el mejor escenario para los independentistas escoceses y los republicanos irlandeses era que no hubiese acuerdo. Sin embargo, en contra de la literatura unionista de aquí y de allá, la fuerza de esos nacionalismos transciende con mucho a una identidad reaccionaria o conflictiva. Sus mejores resultados han venido del desarrollo de propuestas para el conjunto de su ciudadanía en parámetros democráticos y emancipadores. Además de la descomposición metropolitana, la combinación de políticas publicas al servicio de las mayorías y un liderazgo claro son factores importantes.

Recientemente en Escocia un 74% de las personas encuestadas consideraba que la primera ministra, Nicola Sturgeon, había gestionado bien la pandemia, mientras un 64% afirmaba que Boris Johnson lo había hecho mal. A su vez, el independentismo crece. En Gales el independentismo ha subido un 8% en cuatro años, con uno de cada cuatro galeses defendiendo hoy por hoy la independencia. Por un pírrico 51%/49% la mayoría del norte de Irlanda sigue a favor de pertenecer al Reino Unido, pero si se les pregunta por qué ocurrirá en diez años, solo tres de cada diez piensan que seguirán en la Unión. Asimismo, el resto de británicos cada vez cree que tiene menos en común con los irlandeses del norte, aprobaría que se realizase un referéndum sobre la reunificación y les importa mucho menos si se da esa Irlanda unida.

En respuesta a Sturgeon, Johnson ha afirmado que los escoceses ya decidieron y que ahora, precisamente por la pandemia, «no es momento de divisiones o distracciones sobre la constitución nacional». El premier obvia, entre otras muchas cosas, que a la ciudadanía escocesa también se le dijo que la Unión era la condición para permanecer en la UE, lo que condicionó el voto de un tercio de quienes dijeron «no» a la independencia.

Cada nación tiene diferentes ritmos, fortalezas y problemas, equilibrios de poder particulares e incluso intereses contrapuestos, como para que confluyan en una única agenda a negociar con Londres. Claro que unos procesos pueden alimentar a los otros. La gestión del tiempo es crucial. En estas naciones existe una fuerte brecha generacional: las personas más jóvenes son más favorables a votar y más favorables a las propuestas independentistas y republicanas. Esta es la parte más complicada de cara a acertar con estrategias eficaces.

Datos para el desarrollo de una hoja de ruta

Hace apenas unas semanas se presentaba Naziometroa, un barómetro impulsado por Telesforo Monzon eLAB y el grupo de investigación de la UPV-EHU Parte Hartuz, y desarrollado por Aztiker. Naziometroa medirá periódicamente las opiniones de la ciudadanía de Euskal Herria sobre su soberanía y temas relacionados con la misma. El primer estudio ha demostrado como los condicionantes legales y sociales alteran las posturas mayoritarias en la sociedad vasca. Por ejemplo, la ciudadanía vasca es mucho más favorable a la independencia si el plebiscito es acordado. También hay diferencias sustanciales por territorios y la demanda de un desarrollo del autogobierno, en favor de la vertebración del país y del derecho a decidir, están muy afianzados. Son datos imprescindibles para decantar mayorías en el proceso de emancipación nacional y social de Euskal Herria.

 

 

 

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domingo, 27 de diciembre de 2020

Felipín Se Arruina Navidad

Esperemos que ya pronto se convenzan que la idea de monarquía en general y la borbónico-franquista en particular no son del todo bienvenidas en las "naciones periféricas".

Aquí lo que nos reporta Noticias de Gipuzkoa:


Euskadi y Catalunya dan la espalda al discurso del rey

Fue seguido por el 58,6% de espectadores vascos frente al 71% en el Estado

I. Santamaría

Felipe VI volvió a pinchar en Euskadi y en Catalunya. Aunque en el conjunto del Estado español el discurso del rey fue seguido por un total de 10.760.000 espectadores, un 71% de cuota de pantalla, en la CAV el mensaje navideño del monarca obtuvo 12,4 puntos menos de share, quedándose en el 58,6%, algo semejante a lo que ocurrió el pasado marzo cuando apareció en escena nada más decretarse el estado de alarma y cuando empezaron a aflorar los comportamientos presuntamente corruptos de su padre. En aquella ocasión apenas el 53% de los vascos conectó la televisión para escuchar a Felipe VI, cuando en el global de España lo hicieron el 70% de espectadores (15,6 millones).

En tierras catalanas el seguimiento a las palabras del rey la pasada Nochebuena cayó incluso por debajo del 50% (46,5%), según los datos de Kantar Media recogidos por la consultora Barlovento, una prueba más de que los alegatos del monarca no conectan con la ciudadanía de las nacionalidades históricas aunque en esta ocasión existían dos elementos que podían sugerir cierta atracción. Primero, si era capaz de referirse directamente a los problemas que arrastra Juan Carlos de Borbón y la institución monárquica en general, algo que hizo de solayo, con meras frases para la interpretación y durante apenas unos segundos en los 14 minutos de su intervención. Segundo, que las limitaciones para la movilidad y el ocio a esas horas debido a las restricciones podrían haber acrecentado el número de televidentes en estos dos territorios, algo que no sucedió y que sí pudo ser un factor clave en los datos obtenidos a nivel de todo el Estado.

El contenido de su mensaje hizo el resto. Una vez más el rey no ahondó en las demandas soberanistas de una mayoría de vascos y catalanes, aferrándose a la Constitución y a una defensa de la unidad nacional, lo que dificultad su penetración en ambas comunidades. La tradición de felicitar la Navidad en las diferentes lenguas del Estado, lejos de ser un guiño, se queda en mera pose.

Donde la audiencia resultó mayoritaria fue en Castilla y León (86,9%), Aragón (82,9%), Asturias (81,6%), Región de Murcia (80,7%), Galicia (80,3%) y, algo menos, en la Comunidad de Madrid (77%), Castilla-La Mancha (74,8%) y Andalucía (74,1%). Tampoco sedujo lo suficiente en Islas Canarias (68,7%), Baleares (67,9%) y Comunidad Valenciana (67,9%). El mensaje destacó entre los mayores de 64 años (79,4%) y la clase social alta (74,6%).

Por otra parte, el polémico discurso del monarca el 3 de octubre de 2017, tras el referéndum del 1-O en Catalunya, marcó una audiencia más histórica, con 12,4 millones de televidentes y un share del 76,7%. Es decir, superior a la del pasado jueves, donde la cifra pudo engordar ante el hecho de tener a más cantidad de familias en los hogares que en la calle. En Euskadi, ni así.

 

 

 

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Entrevista Josu Urrutikoetxea

Desde Naiz traemos a ustedes esta entrevista vital para entender el proceso de desarme, desmovilización y reintegración de la organización antifascista vasca ETA:


«Cerramos una gran página, pero no es el final de nada»

NAIZ ofrece a sus suscriptores la traducción al castellano de la entrevista con Josu Urrutikoetxea publicada el pasado 24 de diciembre en euskara, idioma en la que se realizó días antes en París, donde el exinterlocutor de ETA se encuentra confinado bajo control judicial.

Goizeder Taberna e Iñaki Altuna

Josu Urrutikoetxea (Ugao, 1950) utiliza la figura del velero para exponer sus ideas. Velero en el proceso político y en el camino hacia la República Vasca, que debe tener todas sus velas desplegadas para recibir el impulso del viento del pueblo, en una singladura aún larga.

Además de opiniones, Josu Urrutikoetxea ofrece datos e informaciones. Sin ir más lejos, nos dice que la víspera ha estado hablando por teléfono con Jesús Eguiguren, catorce años después. Por cortesía: «¿qué tal?», «¿la familia?»... Ambos fueron protagonistas en el proceso de negociación. Desde entonces, se ha producido un hecho fundamental: la disolución de ETA. La hemos tomado como punto de partida para una larga charla con Urrutikoetxea.

Entró a formar parte de ETA en 1968 y 50 años después, el 3 de mayo de 2018, leyó su  declaración final junto con Marixol Iparragirre. Todo un ciclo, toda una vida. ¿Qué le pasó por la cabeza?

Por decirlo fríamente, que se cerraba una fase, una gran página, pero que no era el final de nada. Porque para avanzar en este nuevo camino tendremos que mover y agitar, aunque sea de otra manera, más fuerzas incluso que antes. Esa fue la impresión que tuve: que no se acaba nada, que ha sido una fase.

Han pasado más de dos años desde la disolución de ETA. Con esa perspectiva, ¿qué conclusiones se pueden sacar? ¿Qué beneficios ha tenido y qué carencias ha dejado?

Es una pregunta de mucho calado. En mi opinión, está relacionada con los pasos dados con antelación por la organización, y también por la izquierda abertzale. Han pasado más de dos años, y diría que ya se han dado más pasos, que se están haciendo cosas, y que se observan buenas perspectivas. En todo caso, sí existe una gran carencia. ¿Cuál es? En pocas palabras: el trabajo popular. El pueblo no se ha empapado. Más concretamente me refiero a toda la militancia de la izquierda abertzale. No se ha empapado del giro producido en un momento dado. Además de saber hasta dónde llegamos y por qué llegamos hasta ahí, había que haberles enviado otro mensaje: en adelante no habrá estrella polar alguna, vosotros y vosotras sois los sujetos. Sois el sujeto que protagonizará la lucha. Siento que falta empaparse de ello.

Teniendo claro el norte, vamos en este velero, y sabemos por dónde vendrán los vientos contrarios, pero sabemos también quién deberá empujar: será el pueblo, y gracias a ello llegaremos al lugar donde debemos llegar. La cuestión es que quien debe empujar tiene que tomar conciencia de ello, pues no existe ninguna organización ni varita mágica que lo vaya a hacer. Creo que es un reto aún por lograr. Se están haciendo cosas, qué duda cabe. Lo que digo es que ese velero debe desplegar todas su velas para avanzar. Existen preocupaciones y dudas, pero creo que es normal. Las cosas no se arreglan de la noche a la mañana.

En una entrevista sobre el proceso de Burgos, Miguel Castells…

¡Miguelito! Lo conocí en el 71, por casualidad, en la casa en la que estaba escondido [cuando huyó de su localidad natal, Urrutikoetxea encontró cobijo en la casa de los Kaltzada. Julen Kaltzada era uno de los procesados en Burgos]

… pues, en esa entrevista dijo que no existe suficiente libertad para decir lo que supuso ETA.

Así es.

Con todo, ¿qué se puede decir de la trayectoria de ETA sin levantar demasiada polvareda?

¿Qué se puede decir? Quizá yo pueda decir algo más que Miguel. En principio –luego ya se verá– , no creo que tenga aún más problemas por decir algo [sonríe irónicamente]. A mi juicio, Euskal Herria, en su globalidad, si se encuentra en el lugar que está, se lo debe en gran medida a ETA. Digo que se lo debe, pero sin querer dar ningún sentido negativo a la palabra 'deuda'. Porque quienes empezamos en aquella época, y quienes nos precedieron, veíamos que estábamos metidos en un agujero negro y pensábamos que, si no sacudíamos eso, sería muy difícil salir del agujero durante muchas generaciones.

Sin embargo, ETA ha causado dolor en su trayectoria. Así lo reconoció ella misma en un comunicado poco antes de su disolución. Aunque muchos aplaudieron esta declaración (agentes internacionales, en Ipar Euskal Herria casi por unanimidad...), otros muchos respondieron que no era suficiente.

Es la música de siempre. Creo que caen de lleno en posiciones hipócritas. Hay cosas que todos sabemos. Muchos de ellos no han condenado las masacres ocurridas en Euskal Herria o en otros muchos lugares.

En todo caso, decir que matar estuvo mal no debería ser tan difícil.

La clave no consiste en pedir perdón o decir que se siente; cosas que, además, ya se han hecho. Se puede pedir perdón y al día siguiente, a la hora siguiente, no mostrar una actitud constructiva, manteniendo en el día a día el odio y la venganza hacia los demás. Y, por el contrario, no cumples con los protocolos o parámetros que ese establishment te exige, pero, sin embargo, cada día basas tu trabajo en el respeto a los demás.

Yo daría importancia a la actitud que unos u otros construyen cada día. Si nosotros queremos otra sociedad en la que todos podamos convivir, cada uno con sus ideas, creo que tenemos que contar con todos. Y en ese 'todos' incluyo también a esa minoría que basa su actitud diaria en el odio y la venganza. La sociedad vasca también tendrá que tener en cuenta a esa minoría en ese futuro que queremos construir.

Después de todos estos años, ¿qué puedes decir sobre la conducta de los gobiernos que se sentaron o debían sentarse al otro lado de la mesa? Por ejemplo, el Estado francés quiere juzgarle por los acontecimientos de los años 2002-2005 y 2010-2013, cuando estaban ustedes sustanciando procesos de diálogo.

Si nos sumergimos un poco en la prensa, podemos ver que hace varias semanas el propio Macron se reunió con los jefes de Hezbolá. Hezbolá es considerado un grupo terrorista en la Unión Europea. Tenemos muchos ejemplos de este tipo y escuchamos una y otra vez a las autoridades francesas que ellos mismos son un ejemplo. Alaban su trabajo como facilitateur en los conflictos del mundo. Supone una tremenda contradicción, sabiendo además dónde andábamos con su permiso en los tiempos que me implican. En el periodo que íbamos a Ginebra, ellos nos dieron el teléfono de un allegado de Sarkozy para que, si había algún problema, pudiéramos utilizarlo. Y no solo de él, sino también el de García Hidalgo, entonces jefe de la Policía española.

Siendo conscientes de que hemos estado en un proceso, me juzgaron por esas razones en 2010 y, luego, en 2017, por lo mismo. Todos estaban al corriente. Los franceses lo sabían, los suizos lo sabían, los noruegos lo sabían, y nosotros mismos nos movíamos así: con pasaporte diplomático, en coche diplomático, en aviones... No es sólo un comportamiento hipócrita; también es grave. Porque aquellos que dicen actuar según los parámetros de las negociaciones internacionales están lanzando piedras contra esos mismos parámetros.

¿El Estado francés se limitó a facilitar las cosas o alguna vez fue más lejos?

Por lo que yo sé, actuó como facilitador. De 2011 a 2013, el Centro Henry Dunant de Ginebra se dirigió al Gobierno francés, pero no obtuvo respuesta por considerar que se trataba de un problema de los españoles, aunque en los círculos políticos de alto nivel algunas personas estaban a favor de una solución.

En Madrid también le esperan juicios por causas de los 80 a los 2000.

En su lectura, en el relato, las piezas han sido montadas así, y me han colocado como trofeo. Conseguir ese trofeo sería una gran victoria desde el punto de vista español. ¿Si me ha sorprendido que hayan planteado esas causas? En absoluto, porque, hasta ahora, ese ha sido el comportamiento del Estado español y, aunque cambie la situación, mantiene ese mismo comportamiento. Desde que desapareció la organización, ya no tienen a su ‘enemigo interno’, si no son Catalunya o EH Bildu, ahora que ha acordado los presupuestos en Madrid. Lo último es lo que ha ocurrido con Arnaldo Otegi y los demás, en relación al 'caso Bateragune'.

Respecto al último intento, la estancia de usted y de otros dos representantes de ETA en Noruega no supuso lo que esperaban. Pero ¿trajo algo?

Claro que no trajo lo que esperábamos. Diría que el Estado español tiene sus peculiaridades y aprende la peor parte de los poderosos. Es decir, normalmente, cuando se han hecho pactos de Estado, tanto el Pacto de la Moncloa como el llamado Pacto Antiterrorista, se ha dicho que lo que consideran 'terrorismo' tiene que estar fuera del juego político. ¿Qué pasó en 2011? Al tratarse de un asunto de Estado, llegó una especie de acuerdo de Estado, no directamente con nosotros, pero sí indirectamente, ya que se elaboró una hoja de ruta con el Centro Henry Dunant. Pero cuando se produce un cambio de gobierno, el nuevo Ejecutivo no cumplió la palabra. El acuerdo de Estado fue lanzado por la ventana.

¿Cómo vieron los otros agentes esta conducta?

Mientras estuvimos allí, nadie comprendía la actitud de los españoles. ‘Estos quieren dejar las armas, y los otros no quieren saber nada… ¿qué les pasa?’. Los responsables del Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno noruego se trasladaban a Madrid y veían a [Jorge] Moragas, pero este ni una palabra. Fue peor aún cuando, en 2012, Rajoy acudió a la entrega de los premios Nobel en Oslo. ¿Pensáis que dijo algo? Ni una mención. Nadie entendía nada.

Retomemos el hilo: ¿trajo algo?

¿Qué se consiguió? Respeto hacia la organización, porque cumplía lo que decía. Si nos situamos en Aiete, las personalidades allí reunidas también lo vieron: se hizo una propuesta completa y el único que la cumplió fue ETA. La estancia en Noruega fue su continuación.

Los gobiernos, en general, se mueven en función de sus intereses. ¿Cómo valora el papel de los otros gobiernos europeos implicados? ¿Fue correcto?

Yo creo que sí. Los suizos cumplieron todo lo dicho. Al principio, en 2005, aunque no todo el Gobierno federal estaba al corriente, más tarde sí. Además, la Policía federal nos protegió. Y ni qué decir tiene el Gobierno noruego. Algunos artículos de la época de 2013 dicen que fuimos expulsados de allí. Eso es mentira. Me dieron un pasaporte diplomático, me metieron en un avión y me trajeron al lugar que yo había pedido. ¿Qué tipo de expulsión es esa? Es digna de elogio la actitud de Noruega.

¿Y de los mediadores internacionales, como los del Centro Henry Dunant?

Antes de tener contacto, en 2004, tuvimos conocimiento de que andaba por ahí una organización no gubernamental, y que tenía determinadas intenciones. En esos casos, normalmente, al principio sueles tomar distancia, pero, con el paso del tiempo, nos dimos cuenta de que eran honestos en sus labores de facilitadores, que tenían medios. Por otra parte, luego supimos que Javier Solana era presidente de honor del Centro Henry Dunant. Nos decían que tenían una relación directa con Zapatero, y posteriormente supimos que Solana estaba ahí. En todo caso, los que se dedicaron a nosotros no solo cumplieron correctamente su trabajo; fueron más lejos. Algunos de ellos se han convertido en amigos.

Su vida durante cinco décadas ha estado estrechamente ligada y condicionada por el conflicto vasco. Desde julio viven bajo custodia electrónica en París, tras volver a pasar por la cárcel. ¿Cómo está? ¿Lo ve como una nueva etapa?

Suelo decir que estoy en una cárcel sin muros. Intento que la vida diaria sea lo más normal posible. En la medida de lo posible aprovecho la oportunidad de estar con mis amigos y mi familia, con mi compañera, con mi hija pequeña, con mis nietos que no conocía... He tenido ocasión de hacerlo y no se puede medir su valor. ¿Hasta cuándo será posible? Todas las cartas están repartidas y está claro dónde voy a terminar.

En 2019, cuando le detuvieron en Alta Saboya, le apresaron por sorpresa, un año después de la desaparición de ETA. ¿Cómo veía su futuro en ese momento?

Me detuvieron porque tuve un problema de salud. Si eso no hubiera ocurrido, estoy seguro de que aún estaría allí. Aunque la mesa sea la misma, haber movido las cartas siempre te da esperanzas; de una manera u otra, piensas que habrá un mínimo de coherencia dentro del Estado francés. Tienes esperanzas de recuperar poco a poco la vida normal. El lugar en el que me encontraba era un lugar de otra dimensión. Desde pequeño he amado la montaña, pero nunca había vivido en un lugar así, y era feliz. Girar la cabeza todas las mañanas y ver las montañas que rodean el Mont Blanc, comenzar así el día... [sonrisa]

Quien fuera su interlocutor, Jesús Eguiguren, dijo entonces que usted era el «héroe de la retirada», motivo por el que recibió duras críticas, y que él creía que los servicios secretos le habrían dejado en paz aun estando localizado o que tendría un refugio seguro. Abordemos esta última cuestión: la indefensión de quienes han tenido tal protagonismo en un proceso de estas características es llamativa, incluso puede considerarse una señal de debilidad.

En su caso, esto demuestra la debilidad de los estados, que basan en la venganza y el odio la salida que se puede dar a la resolución del conflicto. Cuando andaba por ahí, también hubiera querido que otros estamentos del Estado español pensaran como Eguiguren. No obstante, es de agradecer que él piense eso.

Abordemos el segundo tema: ¿es usted el «héroe de la retirada»?

Ni por el forro. Siempre he intentado hacer el trabajo que me ha tocado. El de la resolución fue un trabajo que me tocó en esos momentos. En cuanto a la lectura de la declaración final, se puede añadir otra razón. Como es natural, al pasar esa página, se necesitaban militantes de un cierto recorrido. No fue más que pasar esa página. Muchos otros también podían haber dado este último paso, pero es cierto que muchos compañeros y compañeras se han quedado en el camino.

La espina del proceso de 2005

Fue nombrado interlocutor para una segunda fase de las conversaciones en Argel, que finalmente no llegó, en marzo de 1989. Tras la fallida negociación entre ETA y el Gobierno de Aznar, ya en la cárcel, volvió a ser nombrado interlocutor de cara al futuro; a decir verdad, de forma bastante simbólica, ya que no quedó la más mínima posibilidad. En 2005, entonces sí, fue interlocutor para llegar a acuerdos con el Gobierno de Zapatero y, finalmente, de 2011 a 2013, estuvo en Noruega a la espera de que se constituyera la mesa de diálogo.

Cuatro ejemplos y cuatro modelos diferentes, destaca el propio Urrutikoetxea. Sin embargo, este hilo nos ha brindado una oportunidad única para analizar la actuación de ETA en materia de negociación y, sobre todo, sus vicisitudes a través de la opinión del tantas veces nombrado interlocutor.

Parece un gran currículum y por eso, en primer lugar, Urrutikoetxea ha querido aclarar que ni en 1989 ni en 1999 tuvo una participación directa; no conoció suficientemente esos intentos. En 1989 otro preso le comunicó el nombramiento tras su aparición en los medios y, en 1999, leyó en Alcalá Meco, en GARA, que había sido designado delegado. Ha echado mano del humor a la hora de describir estas situaciones.

En particular, se centra en el proceso de 2005, una espina que se percibe enseguida que lleva clavada en su interior. Ha utilizado muchas veces la afirmación de «yo me lo creía», sobre todo cuando le hemos planteado alguna duda. En resumen: «Si a mí me preguntan personalmente, tengo que decir que, si tengo alguna frustración, porque me lo creía y porque pensaba que ese era el momento, esa es la del proceso de 2005. Esa era la oportunidad, nuestra oportunidad. Quizá, si hubiera seguido más a fondo y más de cerca lo que pasó en Lizarra-Garazi, quizá no les diría que para mí la mayor oportunidad fue la de 2005. Quizá les diría que fue la de Lizarra-Garazi, pero no la conocí lo suficiente».

Intencionadamente o no, no ha hecho demasiadas alusiones a las maniobras de los estados español y francés, a su escasa voluntad, a la represión utilizada. Se da por descontado. Hay pocas dudas sobre todo ello. Las respuestas de Urrutikoetxea tienden a analizar las posiciones mantenidas desde su lado.

A la hora de hablar de negociación desde un punto de vista bilateral, ha explicado una teoría de los irlandeses: 'La teoría de la campana', dice mientras dibuja una campana con los dedos en el aire. «El inicio de un proceso cuesta, es difícil, el enemigo golpea, la represión va en aumento, vas avanzando y llega un momento en que la relación de fuerzas está de tu lado, en un punto. Si sigues a partir de ahí, esa correlación de fuerzas favorece al otro». El otro, desde luego, es más fuerte porque tiene una estructura de Estado. «No es fácil, claro, pero se trata de que cuando hay un cierto equilibrio en esa correlación de fuerzas, entonces, pongas todas las fuerzas que tienes para negociar con quien tienes delante».

Considera que, en esa antesala del proceso de 2005, ETA no estaba en ese punto, no estaba en esa lógica después de varios meses de desestabilización. Porque la actuación de las fuerzas policiales había controlado en parte a la organización y había habido bastantes caídas. A punto de viajar a Ginebra, la víspera, en junio de 2005, Urrutikoetxea se reunió con un representante de la dirección y ya no sintió la sintonía que tenía meses antes, porque en la negociación que iba a comenzar no estaba asegurado el «freno de mano» por parte de la organización.

En todo caso, viajó a Ginebra y la negociación dio resultado. Se llegó a un acuerdo. El alto el fuego lo anunció ETA en marzo de 2006, Zapatero hizo una declaración y hubo varias reuniones ese año, aunque determinadas cosas seguían sin ponerse en marcha. Urrutikoetxea no estaba de acuerdo con la línea de ETA porque «caía en todas las trampas y entraba a todos los capotes puestos por el Gobierno, como toros, a ciegas». Explicaba en la mesa lo que le decía ETA, pero no estaba de acuerdo con su rumbo. A finales del verano decidió dejar la mesa. Solo lo comunicó a la dirección de ETA. A los mediadores se les dijo que tenía «problemas personales». También los representantes del Gobierno español [Javier Moscoso, José Manuel Gómez Benítez y Jesús Eguiguren] preguntaron qué había ocurrido, y recibieron la misma respuesta. Ya sin responsabilidades ni relaciones políticas, se instaló en el departamento de Ariège, en Occitania. En un ambiente rural, ayudando a los campesinos; en el anonimato, con una vida lo más normal posible, pero con muy pocas relaciones con la familia.

¿Por qué volvió entonces en 2011? ETA le llamó y le presentó el cambio de estrategia producido, la hoja de ruta elaborada a través de los mediadores internacionales y el plan de la Conferencia de Aiete. «Me explicaron todo el esquema». Los mediadores y los representantes noruegos también querían su presencia. De 2011 a 2013, estuvo junto a David Pla e Iratxe Sorzabal en las inmediaciones de Oslo a la espera de que se constituyera la mesa de diálogo. Celebraron reuniones y efectuaron distintos trabajos, pero no acudió ningún representante del Gobierno español ni del francés. Allí permaneció hasta que se agotó la posibilidad de llevar a cabo las conversaciones. Posteriormente, volvió al ambiente rural anterior, hasta que ETA, que ya había logrado encauzar su desarme y su último debate, le volvió a llamar para que leyera el comunicado final junto con Marixol Iparragirre.

«Hay que utilizar todos los instrumentos para conseguir esa República Vasca»

¿Qué recuerda de la Ipar Euskal Herria que conoció en los años 70 y 80?

Al principio mantuvimos la distancia porque no conocíamos la situación, pero enseguida empezamos a movernos. Yo tuve la suerte de entrar en la salsa, alrededor de la Enbata, con los refugiados que ya había. Los que estaban en Bélgica venían a pasar el verano. Txikia [Eustakio Mendizabal], Txomin [Iturbe] y otros se fueron a vivir al interior, ya que, impulsada por la organización, se dio una expansión de los refugiados. Desde el principio me empapé de la situación en Ipar Euskal Herria. El primer año, empecé a trabajar en una panadería de Sara; allí trabajaba Txapela, que se puso en huelga de hambre y yo le sustituí. Allí hablaba con todo cristo, y también en Donibane Lohizune, con toda su gente. Quizá es mucho decir con toda la gente; sería más adecuado decir con los abertzales.

La sociedad y los electos de Ipar Euskal Herria han tenido un papel destacado en el final de ETA. ¿Diría que han tenido un papel decisivo?

Más que al final, la sociedad civil ha dado un paso importante en toda una fase de este proceso. Ha sido, además, un comportamiento ejemplar. También ha sido ejemplar respecto a Hego Euskal Herria, aunque hay que contextualizar las cosas; por ejemplo, la represión no ha sido la misma en un sitio que en otro. Ha sido ejemplar, pero no solo de cara a nosotros mismos, sino también de cara a otros procesos en el mundo. Ver al 90% de esa sociedad civil a favor del proceso, así como de otras reivindicaciones populares, es muy meritorio.

Sin embargo, muchas veces son ignorados por París.

Sí es destacable el poco caso que el poder centralista hace de lo que ocurre en Ipar Euskal Herria en relación con las reivindicaciones que, en general, cuentan con tanto apoyo. Así está siendo también en el caso de la superación de las consecuencias del conflicto. Basta recordar lo que pasó en Luhuso; qué ridículo hizo el ministro del Interior con sus declaraciones. Esto nos demuestra que tenemos que seguir en ese camino, pero quizá debemos prestar atención a los hilos que hay en París y en la escena internacional, moviéndolos para advertir de la responsabilidad del Estado francés. El problema no es solo del Estado español. Y, además, el Estado francés ha colaborado desde 1945, entonces con Franco. La lucha contra el ‘terrorismo’ es una excusa; los estados se apoyan en función de otros intereses.

En el libro de memorias 'Así fue', Xabier Arzalluz relata una reunión que mantuvo con ETA en la primera mitad de los 80. Explica que Txomin Iturbe, Eugenio Etxebeste y usted estaban presentes para hablar de la Alternativa KAS. No hubo acercamiento y la división de Xiberta continuó. Tras la época de Lizarra-Garazi, hoy en día se aprecia un distanciamiento entre el independentismo de izquierdas y los jelkides. ¿Cómo ve esa relación? ¿Qué sería deseable? ¿Qué cree que habría que hacer?

Es cierto que hablamos de la Alternativa KAS. No sé por qué, no sé qué dije, pero, al parecer, se quedaron con la idea de que «con Txomin se puede hablar, pero con Josu... ese es un rojo, un marxista». Eso fue, al menos, lo que nos llegó a través de Gorka Agirre, al que veíamos con frecuencia.



Con el PNV habría que hacer un pequeño ejercicio, poniéndole delante de su espejo. Jean Paul Sartre, en el libro de Gisèle Halimi sobre el Proceso de Burgos, habla de una hipotética situación en la que dice que, si nosotros avanzáramos, el PNV se convertiría en representante del Estado. Es decir, el PNV es un partido de Estado. El PNV se mueve cuando se le mueve su caserío, cuando se preocupa, como ahora. Hoy, en la práctica, es un partido del Estado español. No obstante, no diría que con el PNV no se puede hacer nada. Yo vuelvo a lo de siempre: nuestro camino es largo, y para hacer avanzar el velero vamos a necesitar de todas las velas, y si se dieran algunos pasos... El PNV tampoco es un partido monolítico. Si hay soberanistas, también hay que contar con ellos porque vamos a necesitar de todas las velas.

EH Bildu ha adquirido un gran protagonismo, de forma llamativa en el Congreso español. Ha habido un cambio de panorama, ha supuesto también un cambio respecto a la tradición de la izquierda abertzale.

Es una situación nueva y, con el norte claro, hay que utilizar todos los instrumentos necesarios para conseguir la República Vasca. Otra cosa es cómo se equilibra el trabajo institucional y el movimiento popular. Y yo me hago la siguiente pregunta: para que el desequilibrio no se produzca, ¿no habrá que pisar, de forma positiva, el acelerador para dotar a la militancia de la izquierda abertzale y a toda la gente de EH Bildu de las herramientas necesarias para que sea más participativa en el proceso? Lo digo desde la distancia, con las limitaciones de información que tengo.

¿Cómo ve ahora la resolución del conflicto y la liberación nacional que han guiado su militancia?

El enemigo quiere que nos limitemos a las consecuencias del conflicto, y agotemos ahí nuestras fuerzas. No quiero decir, ni mucho menos, que no se deban trabajar expresamente estas áreas –el trabajo de la sociedad civil en el desarme, las iniciativas con los presos y otras–, pero hay que hacerlo dentro de un proceso general. De todas formas, repito: hablo desde la distancia, pero así veo las cosas.

Tener más de 200 presos, eso da que pensar...

Claro, claro; pero yo creo que nos equivocaríamos si dijéramos que ahora hay que poner toda la fuerza solo en eso. Es lo que quiere el enemigo, que tú, en lugar de recorrer el camino para construir la República Vasca, dejes eso de lado. También para atender a la urgencia que suponen los presos, también para avanzar en la resolución de las consecuencias del conflicto, hay que compaginar el trabajo a realizar en los diferentes ámbitos.

¿Cómo mira al futuro de Euskal Herria?



Con mucha esperanza. Me acuerdo de la juventud. Tienen algunas ventajas, pero también factores extremadamente negativos. Este mundo globalizado tiene enormes aspectos pesimistas y negativos. De todas formas, estoy con mucha confianza, y por eso doy mucha importancia a cierta responsabilidad que tenemos quienes nos ha tocado vivir otra época. Esa responsabilidad la sitúo precisamente en la transmisión. Y no se trata de construir nuestro futuro, la República Vasca, mirando hacia atrás. Con el pasado no construiremos nada. Construiremos hacia adelante, con futuro, pero tenemos que comunicar a esos jóvenes las lecciones de nuestra trayectoria. Aun siendo de otra época, serán útiles para hoy y para mañana.

 

 

 

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Cronopiando | "Ahí les Va"

Nuestro amigo Koldo Campos le dedica su Cronopiando a una joven periodista rusa que habla en un castellano latinoamericano exquisito y que con la misma exquisitez se dedica a desmontar los bulos mediáticos que se maquilan en los grandes consorcios informativos y que están destinados a mantener en marcha la estrategia propagandística en contra de los países a los que Washington consideran enemigos... o por lo menos contrincantes, a saber; Rusia, Cuba, Venezuela, China, etc

Adelante con la lectura:


“Ahí les va”

Koldo Campos Sagaseta | Cronopiando

Ahí les va Inna Afinogenova, joven periodista rusa que escribe y conduce el segmento con que titulo esta columna y que, de un tiempo a esta parte, se ha convertido en uno de esos pocos espacios que aparecen en los medios y redes a los que debo la constancia de que sigue habiendo vida inteligente.Y en el caso de la periodista rusa la inteligencia se da con rango de excelencia tanto como guionista como conductora. En unos cuantos minutos, sentada en un sofá frente a la cámara,de manera sencilla,amena, con una naturalidad que se agradece, nos enseña a mirar las noticias que no vemos y a ver las que miramos, nos lleva de la mano a algo que se llama pensamiento para que no se nos oxide la criticidad y, además, lo hace con un maravilloso sentido del humor, entre irónico y socarrón, que igual se hace presente en el rigor analítico del texto, como se expresa en la lectura y puesta en escena de los minutos que dure el segmento.

En estos días, la revista Semana publicaba una “nota de embajada” relacionando a la periodista rusa con un plan ruso de “interferir” en Colombia. La respuesta de Inna me encantó: “Si pudiera “interferir” pedagógicamente en la persona que le dio clases de periodismo a quien escribió esa ¿noticia? ¿columna de opinión? ¿editorial?… en fin, lo que quiera que sea ese engendro, sí que lo haría”.

(Preso politikoak aske)



Algunos ejemplos:

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La consulta de Guaidó fue tan inclusiva que votaron personas sin saberlo (y algunas sin pulso)


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“Putin ofreció 10.000 soldados a Cataluña” afirman en medios españoles (y tememos que se lo creen)





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Módulos Familiares para los Presos

Son las fechas de fin de año, de un año muy complicado debido a las exigencias propias de las medidas asumidas para tratar de contener la pandemia del SARS CoV-2 y sus variaciones.

Si para la población en general eso ha significado tener que lidiar con circunstancias adversas ahora traten de imaginar lo que han tenido que vivir los familiares de los represaliados políticos vascos, especialmente los menores de edad.

Ante este escenario, la sociedad vasca ha pedido una vez más que se apliquen medidas humanitarias más acordes al proceso de paz y reconciliación iniciado ya hace una década.

Esto es lo que nos informa Noticias de Gipuzkoa referente al tema:


Sare pide un módulo familiar en las prisiones de Euskal Herria

La red ciudadana denuncia que la situación de "los niños de la mochila" se ha visto "agravada aún más" por la pandemia

La red ciudadana Sare ha pedido este sábado junto a la cárcel de Martutene en Donostia que se ponga en marcha un "módulo de familia en Euskal Herria" para presos de ETA con hijos, así como el acercamiento.

Varios cientos de personas han tomado parte en una kalejira entre Martutene y el barrio donostiarra de Loiola en apoyo a los hijos de presos y presas. En declaraciones a los medios, el portavoz de Sare Iñaxio Artola ha explicado que el objetivo de esta iniciativa es denunciar, una vez más, la situación de "los niños de la mochila", que se ha visto "agravada aún más" por la pandemia de Covid-19.

En este sentido, ha apuntado que "ya son casi diez meses el tiempo que llevan sin estar o estando muy poco con su padre, madre o ambos", ya que "alejamiento, más Covid-19", les deja "huérfanos". Por ello ha reivindicado que "los presos tienen que estar en Euskal Herria cerca de sus familias" y que, "aún siendo presos, puedan seguir siendo padre y madres" como así "la Ley permite".

También ha pedido la creación de "un módulo de familia en Euskal Herria", ya que "no existe ninguno" en sus prisiones, para que estos niños, "algunos de los cuales están en Aranjuez porque aún no han cumplido tres años, puedan tener un módulo dentro de Euskal Herria".

La kalejira, organizada por Sare, ha comenzado con villancicos y la intervención del payaso Porrotx en el barrio de Txomin Enea, junto a la prisión de Martutene, para discurrir hasta la plaza de Loiola, en el citado barrio donostiarra.

 

 

 

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sábado, 26 de diciembre de 2020

Egaña | El Año de la Pandemia

Estamos cerrando el 2020, un año muy complicado que quedará en el ideario colectivo por varias generaciones.

Aquí lo que nuestro amigo Iñaki Egaña nos tiene que decir al respecto:


El año de la pandemia

Iñaki Egaña

Se nos ha ido un año especialmente complicado, con la aparición de una enfermedad infecciosa causada por un coronavirus y convertida en pandemia que ha agravado la ya desequilibrada situación planetaria. El cambio climático apenas ha remitido con los confinamientos, las diferencias sociales se han agrandado, la especulación financiera campa a sus anchas y la crisis civilizatoria continúa su inapelable trayectoria. A pesar de los innegables avances, la sociedad vasca sigue colonizada colectivamente y forma parte de esa tendencia eurocentrista, patriarcal y consumista que identifica a Occidente. La descolonización de nuestras mentes tiene aún un buen trecho por recorrer.

La pandemia crujió nuestro espacio de confort y alentó el recuerdo de los apocalipsis medievales. “La peste” de Albert Camus nos trajo un fragmento de realidad que se repitió con una exactitud poco literaria: “Las plagas son una cosa común, pero es difícil creer en las plagas cuando las ve uno caer sobre su cabeza. Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras y, sin embargo, pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas”.

La frivolidad inicial de algunas instituciones vascas y agentes políticos, con mención especial a Nekane Murga y Andoni Ortuzar, que llamó peyorativamente visionarios a quienes sugerían urgencia en las respuestas, fueron superadas por la improvisación y la espera a que los actores económicos se pusieran al frente de la gestión de la crisis. He tenido la impresión, demasiadas veces, que nuestros voceros hablaban de epidemiología o de cómo afrontar la crisis sanitaria y económica con la misma ligereza que el horóscopo nos señala nuestro destino.

El desarrollo ha sido lamentable: más de 4.000 muertos en Euskal Herria (3.700 oficiales y varios centenares sin contabilizar, pero con síntomas compatibles). De ese total la mitad en residencias de mayores, una auténtica sangría que ha recordado al darwinismo social, la eugenesia moderna. Algo se ha hecho rematadamente mal para convertir al país que Víctor Hugo llamó “tierra bendita”, en uno de los territorios del planeta con mayor número de muertes, estadísticamente, por causa de la covid.

El mito del oasis vasco, destrozado por la pandemia, tuvo los flecos permanentes y ya habituales de la corrupción que había cerrado 2019 con la sentencia del caso de Miguel con penas de prisión para miembros de la antigua dirección del PNV de Araba, en la calle a la espera de la decisión del Supremo que se alargará a 2022. En febrero de este año, un antiguo senador del PNV y también jefe de la Hacienda de Gipuzkoa fue condenado a siete años de cárcel por delitos contra lo público. Su partido obstaculiza cualquier iniciativa para combatir con mayor eficacia la corrupción y el fraude fiscal. Sus votaciones en contra son legendarias, en Gasteiz y en Madrid.

El colapso del vertedero de Zaldibar es el paradigma de las malas prácticas sistémicas, donde lo público arropa a lo privado desde detrás de las bambalinas. Joaquín Beltrán sigue desaparecido casi un año después, mientras que el repunte en las muertes en el tajo sorprende en un año en el que parte de su trayectoria ha estado matizada por la actividad exclusivamente esencial. Ya sabemos que ha sido una farsa, porque tan esencial era la elongación del topo en Donostia, como la continuidad en la construcción de hoteles, como los últimos retoques a una incineradora, la de Zubieta, que se inauguró sin los permisos pertinentes. La economía, la de una elite por cierto no la del interés general, está por encima en prioridades como la sanidad, la sociabilidad, el reparto equitativo, la solidaridad… y la humanidad. La pandemia ha hecho más ricos a los ricos, más pobres a los pobres. Y ese 25% de pequeños negocios y locales que ha quebrado o quebrará, será abducido por gigantes que los adquirirán a precio de saldo y aumentarán su monopolio y con ello la expansión de otro virus, el del capitalismo especulativo, también letal.

La gestión de la pandemia ha rescatado la Ley Mordaza, criticada por quienes tienen asientos de poder en Iruñea, Gasteiz y Madrid, pero que sigue vivita y colendo, dando aire a esas fuerzas de seguridad que se arropan en sus letras represivas para justificar su arrogancia. Miles y miles de denuncias se han apretado una detrás de otra, tanto por incumplir las normas de sanidad impuestas para atajar el coronavirus, como para defender este injusto estado de cosas. La insolencia policial que se ha reflejado en la actuación de la Ertzaintza en el Casco Viejo de Donostia estos días nos ha devuelto a los años de plomo. Y luego se quejan de su escasa popularidad. Sigue vigente, al menos en mi entorno, aquella descripción que hizo Jack London en uno de sus relatos: “¿Qué quién soy? Pues soy Frisco Kid. ¿Y qué hago? Mire, creía que era un poli de paisano y a mí se me llevan los demonios cuando tropiezo con esa gente”.

No quiero parecer un agorero. Entre los escombros hay brotes, como el de la última encuesta Naziometroa, el sentimiento de independencia mayoritario entre nosotros, con el añadido de “si mejora la situación económica”. Recordar que el afecto, la adhesión y el sentimiento brotan como la vida, también en lugares inhóspitos. Aquel párrafo de esa historia que nos contó Gabriel García Márquez, el amor entre dos ancianos, fue antológica: “Un hombre que no fuera Florentino Ariza se hubiera preguntado qué podía depararles el porvenir a un anciano como él, cojo y con la espalda abrasada de peladuras de burro, y a una mujer que ya no ansiaba otra felicidad que la de la muerte. Pero él no. Él rescató una lucecita de esperanza entre los escombros del desastre, pues le pareció que la desgracia de Fermina Daza la magnificaba y la rabia la embellecía”.

Y para aquellos a quienes la pandemia les descoloca, una conclusión, la de Jean Tarrou, protagonista en “La peste de Camus”: “¿Qué hacer para no perder el tiempo? Sentirlo en toda su lentitud”. Tenemos que reinventar nuestras vidas. 





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miércoles, 23 de diciembre de 2020

Cronopiando | Gota a Gota

Con su más reciente Cronopiando -traído a ustedes desde Naiz, nuestro amigo Koldo endereza algunos entuertos lingüísticos de uso comun entre los amigos de la prensa afín al régimen.

Lean:

Gota a gota

Koldo Campos Sagaseta | Cronopiando

Parafraseando a Bertold Brech, hay hombres que luchan un tiempo y son buenos; hay hombres que luchan mucho tiempo y son muy buenos; pero hay los que luchan toda la vida... esas son las mujeres.

Aquí lluvia se dice txirimiri; aquí campeón se dice txapeldun; aquí tapa se dice pintxo; aquí peque se dice txiki; aquí incineradora se dice complejo medioambiental; aquí vertedero se dice planta de clasificación de residuos; aquí televisión pública se dice «telebatzoki»; aquí corrupción se dice clientelismo; aquí Partido Popular se dice PNV.

Había un rey tan sabio, tan inteligente, tan honesto y tan prudente que, en su primer decreto, instauró la república y, por si se arrepentía, se guillotinó.

Consultar un diccionario puede ser peligroso y el de la Real Academia Española de la Historia lo confirma: «Francisco Franco fue un general valeroso y católico que participó en un golpe de Estado contra un gobierno caótico». Mientras las cunetas del Estado español siguen guardando sus memorias, la historia que nos cuentan se nos llena de ecuánimes dictadores de objetivos procedimientos que nos legaron equitativos cadáveres de neutrales responsos.

(Preso politikoak aske)




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Los Juristas y el Caso Bateragune

Desde Naiz traemos a ustedes esta información con la que le damos seguimiento al caso Bateragune y el particular día de la marmota que viven los vascos desde hace décadas:



Juristas catalanes y vascos denuncian de modo simultáneo el «caso Bateragune»

Bilbo y Barcelona han acogido de manera simultánea la presentación de un manifiesto en contra de la resolución del Tribunal Supremo de repetir el juicio del «caso Bateragune». En Barcelona, los encargados de leer el texto han sido abogados relacionados con los tres partidos independentistas.

Marcel Pena

Asociaciones de abogados y juristas catalanas y vascas han presentado este martes un manifiesto en el que expresan su «estupefacción» por la resolución del Tribunal Supremo que ordena la repetición del juicio contra Arnaldo Otegi, Miren Zabaleta, Sonia Jacinto, Rafa Díez Usabiaga y Arkaitz Rodríguez por el «caso Bateragune».

Dado el gran número de adhesiones obtenido en Catalunya, la presentación ha tenido lugar de manera simultánea en el Colegio de la Abogacía de Bizkaia, en Bilbo, y en el Colegio de la Abogacía de Barcelona. En el caso de la capital vizcaína, la presentación del manifiesto ha corrido a cargo de Amaia Goirigolzarri y Arantza Isasmendi, mientras que en Barcelona las tres sensibilidades del independentismo catalán (nucleadas políticamente en JxCat, ERC y CUP) han estado representadas puesto que le han dado lectura Jaume Alonso-Cuevillas, Núria Sánchez y Eva Pous.

El manifiesto denuncia que el pronunciamiento de repetición del juicio es «realmente inaudito» y subraya que «la determinación del defecto de la tutela judicial por parte del Tribunal de Derechos Humanos nunca antes había dado lugar a la repetición de un proceso acusatorio».

«Con una Administración de Justicia colapsada con sus males endémicos, con una pandemia que está devastando vidas y economía, en el preludio de una crisis de todavía inevaluable magnitud, la Administración de Justicia tiene que actuar de forma neutral respecto al debate político», consideran, y advierten que «la ejecución de una sentencia de Estrasburgo que favorece a los recurrentes no se puede volver en su contra».

Junto a ello, el escrito apunta que «nadie puede ser juzgado por los mismos hechos por los que ya ha sufrido condena» y expresa su preocupación por «la utilización de la potestad jurisdiccional de forma singular en atención a determinadas personas». Finalmente, piden que «se garanticen los derechos fundamentales de todas las personas, incluidos los de carácter procesal, sin distinción por motivos ideológicos».

Asociaciones firmantes

El manifiesto ha conseguido una quincena de apoyos fuera de Euskal Herria, de los que muchos provienen de Catalunya. Así, encontramos asociaciones de juristas y abogados como la Coordinadora de l'advocacia de Catalunya, l'Associació de Juristes de les Terres de l'Ebre per les Llibertats o el grupo de juristas del mundo académico por el derecho a decidir Col·lectiu Praga.

Además, otros sindicatos y asociaciones europeas de países como el Estado francés, Alemania, Holanda, Bélgica, el Estado español, Italia, Turquía, Grecia o Kurdistán también han mostrado su apoyo al manifiesto.



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martes, 22 de diciembre de 2020

De Brujas a Brujas

Las festividades derivadas de la observación que en la antigüedad las sociedades humanas hicieron del Solsticio de Invierno han traído a nuestros días manifestaciones contemporáneas de ritos tal vez ya olvidados.

También significa la aparición de personajes de las distintas mitologías que estaban relacionados con los meses más oscuros del año en el hemisferio norte.

Pero también, desde el ascenso de los chamanes al poder de corte absolutista y tras la invención de las religiones monoteístas, estas fechas han significado auténticas vejaciones para generaciones de mujeres.

En ese sentido Euskal Herria ha sido uno de los territorios castigados por el oscurantismo religioso que buscaba a toda costa eliminar los vestigios "paganos"... aunque aquí también se materializó en la persecución a las mujeres por el hecho de no encajar en el marco teórico impuesto por El Vaticano.

Dichas circunstancias han terminado por inspirar distintas expresiones artísticas y culturales hasta llega a nuestros días y adoptar el lenguaje audiovisual.

Establecido lo anterior, les compartimos este artículo dado a conocer en El Salto:


¡Más akelarres!

Las hogueras vuelven a estar encendidas. Akelarres por doquier. Sorginak por todas partes. Hay un resurgir del interés tanto académico como artístico y popular por la memoria de las brujas. Ensayos, exposiciones y películas pugnan por (re)interpretar desde la sensibilidad contemporánea el fenómeno, unas veces con rigor divulgativo, otras incurriendo en excesos y mitificaciones.

Jon Artza

“El poder de las mujeres es real, las brujas son reales. Todas las mujeres son brujas, lo sepan o no” Cailee Spaeny, intérprete de Jóvenes y brujas.

En nuestro contexto vasco el evento más destacado de esta nueva oleada de brujomanía cultural ha sido la presentación de la película Akelarre, del director argentino Pablo Agüero, en la pasada sección oficial del Festival de Cine de San Sebastián. Una coproducción vasca, estrenada con gran éxito en salas de Euskal Herria, que rescata el título de la película homónima de Pedro Olea, Akelarre, de 1984, la cual nos proporciona un significativo contraste.

Respecto de la primera Akelarre, avanzamos en el planteamiento general, pero sin despegarnos de algunos vicios en el enfoque histórico del fenómeno. En ambas hay una denuncia de la caza inquisitorial; en la primera Akelarre, con matices socio-políticos un tanto anacrónicos y una interpretación, sin mayor fundamento, de la brujería como paganismo; en la nueva Akelarre, al menos, con una muestra de la brujería como una completa fabulación que imagina una inopinada Sherezade forzada por el miedo a las torturas. Pero, en ambas, sobre todo en esta nueva Akelarre, domina una mirada complaciente hacia cierto público desinformado al poner el acento en la juventud de las brujas, cuando rigurosas investigaciones, como la de Amaia Nausia, demuestran que las víctimas eran generalmente viudas o solteras de edad avanzada.

Lamentablemente, pese a los treinta y seis años transcurridos entre ambas películas, no nos hemos librado todavía de cierta romantización de la figura de la bruja, que tiene su deriva en la moda actual, con un cierto sesgo comercial, como el que muestran libros del tipo Los secretos de las brujas (Errata Naturae, 2020), una superficial combinación de reivindicación y superchería con bonitas ilustraciones, el perfecto regalo navideño. Persiste una al parecer irresistible tendencia mixtificadora wiccana a la hora de mostrarla como sacerdotisa proto-feminista. Pero una cosa es que, gracias a la mirada feminista, hayamos podido desvelar ciertas claves ocultas de la caza de brujas y otra muy distinta que queramos convertir a pobres ancianas ajusticiadas en feministas medievales avant la lettre.

Akelarre, producción modesta pero con cierto empaque estético, tiene en su tramo final, en torno a la escenificación de una suerte de performance como sabbat inventado, su mayor aportación, pero no consigue cuajar su desarrollo a la hora de explicar el fenómeno porque carece de hipótesis de fondo. Algo que también le ocurre a la exposición Maleficium. Navarra y la caza de brujas. Siglos XIV-XVII, comisariada en el Archivo de Navarra por Jesús Mª Usunáriz, profesor de Hª Moderna en la Universidad de Navarra y editor del monográfico Akelarre: La caza de brujas en Pirineo. Siglos XIII-XIX (RIEV, 2012). Frente al grotesco enfoque del último pabellón navarro de FITUR, con su akelarre turístico, hay que saludar el esfuerzo de esta línea expositiva, lo cual no es óbice para señalar sus contradicciones y carencias.

Maleficium es una exposición sobria, documental, basada en la presentación de incunables y actas procesales cuyo evidente afán pedagógico no le impide incurrir en algunos excesos escenográficos: en la entrada, sobre un ejemplar del clásico Tratado antibrujeril del juez Pierre de Lancre, se cierne una nube de escobas voladoras (que podría pasar por un poema objetual de Joan Brossa) y en la sala gótica, sobre los paneles, sus arcos ojivales en penumbra, se proyectan sombras evocadoras de llamas o murciélagos, bajo una siniestra música dodecafónica. La esencia divulgativa de la exposición queda así distorsionada por un envoltorio demasiado sugestivo.

No obstante, el mayor problema de la exposición es de concepto, ya que el origen de la caza de brujas se atribuye directamente a la tratadística de la época, sin intentar si quiera ilustrarnos con las teorías explicativas que han ofrecido numerosas especialistas que la han investigado. Obviamente, un fenómeno complejo y duradero en el tiempo como la caza de brujas no puede ser atribuido solo a la mentalidad de la época o a la fabulación literaria de cuatro teólogos alucinados.

Falta, en definitiva, una gran exposición, rigurosa y completa, a partir de una hipótesis coherente, sobre la caza de las brujas en Euskal Herria en el contexto europeo. Iniciativas locales, más allá de bienintencionados despliegues visuales como el del Museo de las Brujas de Zugarramurdi, tampoco han podido satisfacer esta carencia, ya que siguen ancladas en la obsoleta teoría del matriarcalismo vasco.

Akelarre y Maleficium, dos propuestas estimables pero claramente insuficientes, que necesitan de otra mirada crítica, al tiempo más ambiciosa y más rigurosa. Cuando desde el ámbito de la ficción la cartelera se ve inundada regularmente por sugestivas ficciones como los remakes de Las brujas (de Roald Dahl) y de Jóvenes y brujas, cualquier contrapunto creativo o racional es bienvenido. En este sentido, hay que destacar el enfoque feminista de la exposición Sorginak! ¡Brujas! en el Museo de Arte e Historia de Durango, organizada por EmPoderArte AIMA, o la exposición El Diablo, tal vez (El mundo de los Brueghel), clausurada recientemente en el Museo San Telmo, que nos puede ofrecer pistas acerca de cómo combinar el atractivo del arte y el enfoque académico.

Después del hito que supuso el I Encuentro feminista sobre la historia de la caza de brujas celebrado en 2019 en el centro social Katakrak, en torno al enfoque materialista, anticolonial y feminista de Silvia Federici, cualquier incursión en torno a la brujería puede ser legítima y disfrutable a nivel estético, pero ya no nos sirve como divulgación e interpretación del fenómeno de la caza de brujas.

La fantasía y el realismo de las brujas de cine

Las brujas han tenido fortuna en el cine ya desde los tiempos de las películas mudas. Y, aunque su figura ha sido sobre todo recurrente en el género fantástico, que da por hecho su existencia artística, no siempre ha sido así. El cine danés nos ha ofrecido, ya desde sus primeros tiempos, una mirada tan descreída como atormentada. Así, la película documental Haxan. La brujería a través de los tiempos (Benjamin Christensen, 1922), propone una explicación naturalista del fenómeno: las brujas son histéricas. Y en Dies Irae (C.T. Dreyer, 1943), introducen a través de un intenso drama romántico matices socio-políticos.

Por su parte, el cine del este de Europa nos ha proporcionado una mirada crítica sobre el fanatismo religioso, como en la polaca Madre Juana de los Ángeles (Jerzy Kawalerowicz, 1961), la checoslovaca Martillo para las brujas (Otakar Vávra, 1970) o la rumana Más allá de las colinas (Cristian Mungiu, 2012), sobre un brutal caso real de exorcismo reciente.

El crisol (Nicholas Hytner, 1996), basada en la obra teatral de Arthur Miller, supone una de las pocas excepciones rigurosas en el cine comercial posterior que, insistiendo en la venganza doméstica en un contexto puritano, evoca la ‘caza de brujas’ del macartismo.

Por último, la valiente ópera prima I Am Not a Witch (Rungano Nyoni, 2017), ironiza sobre la problemática social de la brujería africana, un drama todavía vigente. Lamentablemente, Nollywood, la poderosa industria cinematográfica nigeriana, está produciendo baratas películas sobre brujería como Fin de los malvados que, financiadas por sectas protestantes, alientan la represión, especialmente de niños y niñas considerados brujos caníbales.

Por otra parte, David J. Skal, en su investigación sobre Halloween, ha destacado el papel del personaje de la bruja mala del oeste en el musical El Mago de Oz (Víctor Fleming, 1939), referencia cultural de la comunidad LGTBI, como responsable de fijar el icono de la bruja malvada de nariz ganchuda y sombrero puntiagudo. Pero no todo el cine fantástico es solo disfrutable estéticamente pero despreciable como lectura sociológica, especialmente, el más reciente: el trío de brujas rebeldes que elimina al mismo diablo en Las brujas de Eastwick (George Miller, 1987) ha sido reivindicado por la feminista Mona Chollet, The Witch (Robert Eggers, 2015) supone una visión crudamente naturalista que solo su final fantástico estropea y Suspiria (Luca Guadagnino, 2018), el remake del clásico giallo de Dario Argento, plantea la pervivencia de un terrible culto matriarcal.

En este sentido, numerosas series recientes de perfil fantástico, emitidas en plataformas de Internet, recuperan la figura de la bruja: Las escalofriantes aventuras de Sabrina, El descubrimiento de las brujas, American Horror Story (Coven), Salem, Luna Nera, Marianne, Siempre bruja, La peor bruja, etcétera. Aprovechando la nueva ola gótica, de Harry Potter a las muñecas Monster High, la bruja se ha convertido en un icono definitivamente sexy.

En el contexto del cine español, que tuvo una temprana incursión fantástica en La caverna de la bruja (Segundo Chomón, 1906), salvo alguna excepción como The Witches Mountain (Raúl Artigot, 1973), film maldito rodado en inglés, solo el cine vasco se ha interesado por el tema. La pionera fue Akelarre (Pedro Olea, 1984), en la que se plantea la lucha de una suerte de paganismo abertzale contra la opresión feudal y la Inquisición española. Posteriormente, Las brujas de Zugarramurdi (Alex de la Iglesia, 2013), una astracanada con guiños feministoides, insiste en un popurrí de los peores tópicos. El reciente estreno de Akelarre (Pablo Agüero, 2020) nos confirma que el cine de brujas, ya sea realista o fantástico, ofrece la mirada de cada época, pero también que a su equívoco imaginario le falta una mirada más situada y materialista sobre un fenómeno complejo. 




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