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jueves, 19 de junio de 2025

Conversar en Vez de Apabullar

En la sección de Opinión de Noticias de Gipuzkoa se ha publicado este texto en respuesta a la actitud chulesca desplegada por Isabel Díaz Ayuso con respecto a las lenguas de las naciones sin estado:


Euskera, del hoy al ayer

Arantzazu Ametzaga Iribarren

Estupefacta ante la escandalosa conducta de la presidenta de la comunidad de Madrid, mis recuerdos fluyen briosos en mi mente, más estando en un frontón de una ikastola donde numerosos adolescentes, entre ellos mi nieto, se gradúan de bachiller.

Me retraigo, en mi vuelo mental, a los años en que esa ikastola fue levantada con el esfuerzo y la fuerza de una generación, la mía, que no parecía dispuesta a perder el euskera, arrebatado tras siglos de hostigamiento y persecución en todos los ámbitos posibles. Me retraigo más lejos, a mi infancia de Montevideo, al primer exilio americano de mis aitas, en el que la lengua ancestral del pueblo basko me fue entrando entre canciones de Euskal Herria, en los labios de mi aita, hombre de Algorta cuando, agotados los recursos para hacerles perder la lengua primordial, recurrieron al de la burla por su uso o mantener su acento, que todo era punible. 

En los recuerdos de ama estaba estampada la imagen de su madre recitando el rosario en euskera. El exilio de aita se debió a su acción por el euskera y la cultura baska en general. Tradujo al idioma que solo servía para pastores, según frase triste de un escritor argentino. Pues obras de Shakespeare tradujo directamente del inglés al euskera y sin problema, y a los clásicos griegos y a los escritores europeos. Y a Platero y Yo de Juan Ramón Jiménez le dio carta de nacionalidad. Recuerdo su presentación en Montevideo entre gente que no lo hablaba ni escribía, pero que admiraba que el idioma más antiguo de Europa occidental continuara vivo. Por los años 1960, pese a tantos esfuerzos, Amezaga y Monzon se lamentaban por tener que admitir con dolor que el régimen de Franco estaba logrando desmoronar nuestra lengua, nuestra cultura, es decir, pese a la actividad de las ikastolas clandestinas. Y eso afectaba también a la cultura europea.

Los hijos de los exiliados teníamos que remontar nuestras vidas en el aspecto económico de la nada absoluta en países extranjeros que, aunque bien nos acogieron, nada nos dieron gratis. Y así Pello Irujo, entre otros, forjó la tarea de dejar Venezuela, que era un poco nuestra por ese tiempo, y regresar al país de sus aitas, y lograr que su hijo Xabier, de 6 años y alumno de la Ikastola Euskadi Venezuela, pudiera ser admitido en la Ikastola San Fermín porque el nivel del euskera era bajo para la exigencia requerida, porque además tenía que adaptarse a las costumbres y hablares de un país que era suyo pero que se lo habían arrebatado. Las ikastolas funcionaban de forma casi clandestina en aquellos años 70, era un riesgo no solo trabajar para su constitución, sino para lograr que se reconociera su estatus académico. En el campo social de Iruña comportaba un riesgo añadido porque se manifestaba la condición de nacionalismo basko que daba al asunto.

Pero sentada en mi rincón del acto de la ikastola, sonreí porque el esfuerzo no había sido vano. El euskera, ese viejo idioma que desde Irulegi nos saluda con sus más de dos mil años de antigüedad escrita, había llegado a una tercera generación, a una exigencia de ser reconocido como idioma oficial no solo dentro de los estados en que convive, España y Francia, sino de Europa. Es un verdadero lujo que desborda los límites diplomáticos y se inserta en los culturales, que un pueblo que una vez fue reino, desmembrado y conquistado hace 500 años y cuyo idioma popular era el euskera, lo siga manteniendo pese a las graves condiciones que han pesado sobre él.

No se trata de victimismo, se trata de victoria. Lo hemos tenido todo para ser reducidos pero no lo hemos sido. Hijos y nietos de mi generación no solo lo hablan sino lo escriben, se comunican entre sí con las viejas palabras que sus antepasados usaron para entenderse entre sí. Un caso como el del pueblo basko es referencia cierta que ni los imperios valen para someter a los hombres y mujeres a la voluntad de los que por un espacio de tiempo quieren dominar el mundo a su manera. Somos ejemplo de resistencia y de bien hacer, remonte continuo como en el juego de pelota. Constancia de enfrentamiento humano no porque seamos mejores, sino porque somos como somos y hemos aprendido a convivir, comerciar, reír y soñar, pero desde nuestra propia óptica, y eso es un regalo para la humanidad en general. 

Hurgo en Internet y veo que Ayuso proviene del adverbio a continuación, o abajo en la moderna lengua castellana. No se cuál será la próxima acción de una política que intenta ganar votos sin ofrecer un mínimo de diplomacia en su gesto, pero parece que está de moda en los espacio que nos rodean. Quizá ese buen sentir, fluido diálogo y mano tendida que ha significado la política este destacándose, el caso Trump es uno de ellos. Pero siento desgarro porque nos afecta como seres humanos el no poder participar con inteligencia y generosidad con el otro, no poder conversar en vez de apabullar. 





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miércoles, 18 de junio de 2025

Koldo G y la Orden del Mérito

Y ya que estamos hablando de "guerra sucia" y de vascos al servicio de la corona española a los que les molesta mucho que desde la izquierda abertzale se atienda el tema de los inmigrantes como es el caso de Fernando Savater, desde el portal de Diario Red traemos a ustedes el palmarés del que goza Koldo García Izaguirre, involucrado en el caso de corrupción que ya hizo caer al sociata Santos Cerdán.

Es digno de analizar la movilidad social que ha tenido este individuo quien pasó de gamberro al más puro estilo Peaky Blinders a asesor de alta esfera en el régimen borbónico franquista.

Aquí la información:


Koldo y los servicios prestados

De todos los méritos en el currículum de Koldo García, confieso que hay uno que me obsesiona: su Orden del Mérito de la Guardia Civil, en “prestigio del cuerpo y el interés de la Patria” por sus años en Euskal Herria 

Irene Zugasti

A mí las tramas de corrupción españolas me aburren bastante, he de decir. Uno de los logros de este sistema de saqueo y robo estructural que es el régimen político español es precisamente ese: que, entre tanto empresario, tanto político cutre y ordinario, tanta factura, tanto contrato, tanto secundario irrelevante, termines por perder el interés en comprenderlo. Me pasó lo mismo con el spin-off de Juego de Tronos, La Casa del Dragón.

Sin embargo, cuando le coges el gustillo a una trama y tiras del hilo, aparecen personajes fascinantes de esos que sirven para comprender, de verdad, l’sprit des temps, que diría un pedante. Tipos que representan no sólo el bipartidismo español, sino toda su maquinaria, su miseria, su puterío, su inmundicia y su impunidad en las últimas cinco décadas. Y uno de esos personajes es Koldo García.

De Barakaldo para el mundo, Koldo se desempeñó en todo buen agujero lumpen donde alguien como él pudiera prosperar. Ser portero de un puticlub, vigilante de un vertedero o escolta de Nicolás Redondo -ahí es nada-, en realidad, es ser siempre un poco lo mismo: un mamporrero, un muñidor, el cofrade perfecto. Siempre me he preguntado qué puede llevar a alguien que se dice de izquierdas a militar en el PSOE, -más aún siendo vasco- pero cuando he conocido a muchos de sus cuadros se me han despejado las dudas. No hay nada más peligroso que un wannabe psoero de provincias sin miedo al éxito. Digo de provincias sin ánimo de ofender, porque el PSOE capitalino merece un capítulo aparte. ¡Escucha, Leguina!

El caso es que Koldo no es que fuera “socialista” -sea lo que sea eso a estas alturas- es que era probablemente, uno de esos elementos de la guerra sucia en Euskal Herria que puso su corpulencia y su perversión al servicio de la represión política y de la tortura. Digo probablemente, porque cuando Don Koldo Garcia Izaguirre recibió la Orden del Mérito de la Guardia Civil, en la categoría de Cruz con distintivo Blanco, en abril de 2018, nadie explicó muy bien por qué. Ese distintivo se otorga, según la ley 19/1976 "para premiar las acciones o conductas de extraordinario relieve, que redunden en prestigio del Cuerpo e interés de la Patria", si bien, según informaban varios medios, el verdadero motivo del galardón era su trabajo para Interior en Euskal Herria: Koldo García tendría, pues, una trayectoria larga de colaboración en la "lucha por la paz en el País Vasco" sobre todo en los años 90 en Navarra, y también se menciona que “colaboró en la reinserción laboral de exmiembros de ETA” tras su salida de prisión. No hace falta explicar el eufemismo, ¿verdad?

Un tipo genial, este Koldo. Era abril de 2018. Para entonces, quienes condecoraron al colaborador de la Guardia Civil -Interior estaba aún en manos del Partido Popular con Juan Ignacio Zoido como Ministro- ya sabían algunas cosas de su expediente que dudosamente serían merecedoras de ninguna Orden que no fuera la de arresto: en 1991, reventó a porrazos a un vecino del valle de Aranguren (catorce puntos de sutura en la cabeza y varias costillas rotas) porque el buen hombre protestó contra el vertedero de Góngora, que Koldo vigilaba junto a otros compañeros. Un indulto posterior bajo el gobierno de Aznar en 1996 le evitó ir a prisión. ¿Por qué iba el gobierno a indultar a un simple segurata de vertedero? Navarra, 1991. Aten ustedes los cabos. Pero es que Koldo, además, se haría reincidente en eso de apalizar a quien no le simpatizaba: el 11 de julio de 2010, tras ganar España el mundial en Sudáfrica, García participó junto a un Policía Nacional en la agresión a un menor en Iruña que llevaba una camiseta con la palabra ‘Independentzia’. Le sacaron del bar donde entró a ostias y le golpearon en la calle. Al principio, el chaval fue, para más inri, acusado de apología del terrorismo, pero las pruebas y testimonios eran tan evidentes que Koldo y el Policía Nacional fueron condenados a pagar sendas multas de 900 euros por una falta de lesiones. O sea, dos fascistas pasados de cubatas deciden pegar una paliza a un chaval abertzale de dieciséis años y, además, colocarle a él la responsabilidad. Ya, ya: rima con Altsasu, yo también lo he pensado.

Un año después se presentaría a las elecciones municipales como cabeza de lista del Partido Socialista de Navarra-PSOE en Huarte. Desde allí medró en el PSN, se hizo colega de Santos Cerdán, y acabó escoltando a Pedro Sánchez y Ábalos en aquella gira rebelde contra el PSOE caoba en un Peugeot 206. Decía Sánchez de su Ursus navarro, su escudero: “es uno de los gigantes de la militancia en estas tierras navarras. No obstante, este guerrillero de grandes dimensiones físicas, y corazón comprometido, es un referente político en la lucha contra los efectos de la crisis y las políticas de la derecha. Es el último aizkolari socialista”. Hasta sale mencionado en “Manual de Resistencia”, la biografía del presidente, donde narraba como García custodió, como una suerte de ”Hodor” sanchista, los avales de las primarias del partido que le llevarían de vuelta a la Secretaría General.

Luego le llegaría el puesto de asesor en el Ministerio de Transportes de José Luis Ábalos como consejero en Renfe y en los puertos del Estado. No es, sin embargo, su único premio. También colocó a su mujer de secretaria en el Ministerio y puede presumir, según El Plural, de otros reconocimientos, como la medalla de la Comunidad Foral de Navarra y el reconocimiento de la Ertzaintza y la Policía de Pamplona.

El resto es historia -y rabiosa actualidad- y me vuelve a aburrir contarlo. Que si viajes, prostitución, rock and roll y comisiones millonarias con Acciona, negocios con el golpismo venezonalo y saqueo de dinero público en plena pandemia. La derecha se frota las manos con cada nuevo audio, el PSOE tiene cada vez más difícil probar que no tenían Koldos hasta el tuétano de la organización. Pero yo quiero regresar, permítanme, a esa Orden del Mérito, cuyas razones reales todavía desconocemos, aunque las supongamos. De hecho, en algunos medios solicitaron la información relativa al expediente de dicho ingreso en la Orden, pero el Ministerio del Interior -a las órdenes de Grande Marlaska- denegó mostrarla, aduciendo que proporcionar esa información “supone un perjuicio para la seguridad pública”.

Cuando se destapó la trama, en 2022, la Dirección General de la Guardia Civil abrió un expediente para retirarle la Orden, pero la representación legal de Koldo G presentó alegaciones para que no se le retirase su valiosa Orden del Mérito ya que es pronto para concluir que su conducta "haya menoscabado el prestigio del Cuerpo de la Guardia Civil". Y probablemente tengan razón: si la Guardia Civil española se valió durante tres décadas de una persona como Koldo, un cadenero, un mercenario, un fascista que pegaba palizas a jóvenes de izquierdas e independentistas, que participaba de la explotación sexual de mujeres en un entramado de clubes y facturas para blanquear mordidas, que enredaba con dinero público de la mano del bipartidismo corrupto en Navarra que le aupó y mimó, entonces, está claro que los méritos de Koldo están al nivel de los méritos del Cuerpo. Porque ambos son lo mismo. ¿Qué política legítima, que causa justa puede abanderar nadie con engendros así en sus filas, designados como operadores fundamentales de sus fines?

Quizá lo más parecido que podamos tener a la hoja de servicios de Koldo se encuentre en un reportaje grimoso de El Mundo que abre con una foto del tipo, puro y copa en mano, rodeado de Guardias Civiles en clara actitud, digamos, festiva.  Es la Navidad de 1992. Según esta crónica, García lo mismo le encontraba curro a un hijo de un guardia civil que te espiaba un piso franco, te extorsionaba o te chantajeaba. Quién sabe si no torturaría, dada su querencia a las palizas. Un coronel del cuerpo dijo que él y su socio Aldama, -que da para otra semblanza- llegaban a sitios donde los agentes no podían llegar. El periodista de ABC Javier Chicote citó una vez en televisión a Koldo García diciendo que los "tres faros" de su vida eran su padre, José Luis Ábalos y el general Galindo, jefe del cuartel de Intxaurrondo en San Sebastián durante los años 80 y 90, y cerebro de las operaciones de los GAL y condenado en el año 2000 por el caso Lasa y Zabala por los delitos de secuestro y asesinato.

Koldo concentra en sus casi dos metros de carne (y en todas sus horas de audios) la historia de la corrupción del bipartidismo, de la miseria de la política bajuna de puteros y comisionistas que, sin embargo, llegan al gobierno de un estado. Eso es el régimen del 78, con sus concejaluchos y sus asesores, sus Acciona y sus Aldama, sus tenientes y coroneles. García no es sino el símbolo hecho hombre del régimen del 78. Pero dejando las mordidas y comisiones millonarias aparte, cabe preguntarnos por qué todos ellos: un aspirante a Presidente de Gobierno, un Ministro de Transportes, otro Ministro de Interior, el secretario de organización de un partido, la guardia civil, todos, se han servido y se sirven de Koldos para sus fines. Que Koldo se curtiera en la impunidad del aparato represivo del Estado en el País Vasco, además de entre putas, minas, obras públicas, vertederos y comisiones incluidas, no es casual. La guerra sucia contra los independentistas era un buen campo de entrenamiento para los mejores soldados del régimen, y por lo que sabemos hoy, no hace falta remontarse a los 80 para comprobarlo. Es una lástima que nunca lleguemos a conocer, del todo, cuáles fueron sus servicios prestados.

 

 

 

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'Impunes' de Iñaki Egaña

Desde Naiz traemos a ustedes la reseña de Ramón Sola al libro 'Impunes' con el que nuestro amigo Iñaki Egaña establece cuán letal fue la actividad del Batallón Vasco Español como parte de la estrategia de terrorismo de estado implementada por Madrid en contra del pueblo vasco.

Adelante con la lectura:


Egaña arroja luz sobre el BVE, más letal y más impune que los GAL

Aunque estas tres siglas estén hoy más difuminadas que las de los GAL, el Batallón Vasco-Español mató a 40 ciudadanos vascos en un momento histórico crucial: el momento en que se jugaba la partida entre ruptura y reforma tras la muerte de Franco, hasta 1983. Lo describe Iñaki Egaña en ‘Impunes’.

Ramón Sola

’Impunes’ es un libro de pequeño formato que disecciona en 190 páginas la historia trágica y el significado político del Batallón Vasco Español. Todo un «paraguas» criminal que englobaba a otras organizaciones y cuya dimensión ha quedado algo solapada por los GAL, trama más significada políticamente y más reciente, pese a que la primera resultó más sangrienta. Egaña subraya algo que puede sonar sorprendente, sobre todo para las generaciones más jóvenes: cometió más de 600 acciones y provocó 40 muertes, 13 más que los GAL.

Editado por Txalaparta y con prólogo de Josu Urrutikoetxea, el trabajo llega justo 50 años más de la puesta en marcha de esta expresión de terrorismo de Estado. Se prolongaría ocho años, atentando a los dos lados de la muga (e incluso en Venezuela) y no solo contra refugiados, sino incluso de modo indiscriminado (el bar Aldana de Alonsotegi como ejemplo, con sus cuatro víctimas mortales). En sus atentados que sí fueron discriminados no solo atacó a la izquierda abertzale, sino también a sindicatos de obediencia estatal o ikastolas.

Empezó en un contexto muy marcado: los últimos estertores del dictador Franco y la «gran esperanza» de lograr una ruptura. «Hasta la década de los 70 el régimen recurría a todos los tipos de represión porque todo era legal, se hacía con naturalidad. Pero tras el Proceso de Burgos tenían que mantener algo más las formas y comenzaron las fórmulas parapoliciales, como los Guerrilleros de Cristo Rey, siempre con total impunidad», ha apuntado Egaña en la presentación en Donostia.

«Aunque por ejemplo fueran ultraderechistas, había un Estado detrás», ha subrayado Iñaki Egaña, citando como raíz al Seced, luego Cesid y ahora CNI. Un ejemplo claro es el del atentado en Venezuela contra Espe Arana y Jokin Alfonso, puesto que se usó la red de la Embajada española.

En caso de tener que fijar un «señor X» para el Batallón Vasco-Español, Egaña señalaría sobre todo a Manuel Fraga en el origen, «aunque los presidentes del Gobierno y el rey también lo sabrían».

Violaciones, desapariciones...

En su trayectoria el historiador donostiarra ha destacado la importancia del ataque de Montejurra en 1976, porque allí surgió un «magma» de ultraderechistas, mercenarios, fascistas… que luego tuvo mucho desarrollo. Para completar el contexto internacional, eran los tiempos de la Red Gladio, dependiente de la OTAN, y la Operación Cóndor impuesta por Estados Unidos en Latinoamérica, que ponían en práctica nuevos métodos de tortura, desaparición, ejecuciones…

Las violaciones, por ejemplo, habían sido una práctica en la guerra de Argelia, que se importó luego a Euskal Herria en los casos de María José Bravo y Ana Tere Barrueta, a las que además mataron posteriormente. Qué decir de las desapariciones forzadas, aún sin esclarecer en los casos de Eduardo Moreno Bergaretxe ‘Pertur’ (1976), José Miguel Etxeberria Alvarez ‘Naparra’ (1980) y Tomás Hernández (1979).

En los atentados perpetrados en Ipar Euskal Herria aparece un «modus operandi» similar, que se plasma por ejemplo en los atentados contra Josu Urrutikoetxea y José Miguel Beñaran ‘Argala’ (que no sobrevivió). Los realizados en los herrialdes al sur del Bidasoa, por contra, tienen una tipología más variada, y también un carácter más arbitrario. Aunque hay un denominador común entre todos: la impunidad, salvo alguna excepción como la condena a ‘Piti’ y Zabala (‘Triángulo de la Muerte’) o la impuesta a Jesús Hellín por matar a Yolanda González.

Egaña no necesita presentación, entre otras cosas por ser colaborador de GARA-NAIZ hace muchos años. Pero no está de más recordar que ha publicado ya más de 50 libros; no solo históricos, sino también de ensayo o novelas. El libro se presentará en Baiona el próximo miércoles, esta vez con la participación del prologuista, Josu Urrutikoetxea.

 

 

 

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domingo, 1 de junio de 2025

Joseba de Rezola

Es curioso que los jeltzales, caracterizados por su sumisión al PSOE, celebren el legado de hombres que lo sacrificaron todo por la autodeterminación de Euskal Herria.

Les invitamos a leer este reportaje publicado por Deia acerca de la figura de Joseba de Rezola:


Joseba de Rezola, referente intemporal del nacionalismo vasco

El histórico jeltzale Iñaki Durañona reivindicaba en sus escritos la figura del patriota ordiziarra, mano derecha del lehendakari Aguirre, cuyo 125 aniversario de nacimiento se conmemora este año, destacando su compromiso firme con la causa de Euskadi y su legado como ejemplo para las nuevas generaciones

Iban Gorriti 

Un día de verano de 1945, apenas unos meses después del final de la Segunda Guerra Mundial, Joseba de Rezola (1900 -1971) cruzó clandestinamente la muga para llegar a territorio labortano, a Euskadi norte. Fue un retorno cargado de riesgos y marcado por la dureza de aquellos tiempos. “Atravesar la frontera en esas circunstancias era una hazaña casi imposible”, evocaba Iñaki Durañona, histórico miembro de la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi, ya fallecido en 2012, y que fuera mano derecha del lehendakari Aguirre.

Solo dos meses antes, Rezola había protagonizado una espectacular fuga en la estación de Donostia, escapando de la custodia de la Guardia Civil que lo trasladaba desde Madrid. Sin embargo, el hombre que regresaba ya no era el mismo que años atrás visitaba los frentes de batalla o presidía funerales oficiales, como el de José María Korta, jefe del Cuerpo de Capellanes. “Los sufrimientos, las privaciones y la enfermedad contraída en la cárcel de Burgos dejaron una huella imborrable en su salud y en su espíritu”, hacía hincapié Durañona en uno de sus textos dedicados a la figura de un histórico sin fecha de caducidad.

Este episodio marcó el inicio de un exilio que se prolongaría hasta su fallecimiento en Donibane Lohitzune en diciembre de 1971. Pero, ¿quién fue Joseba de Rezola? Para el historiador y testigo directo, “fue una de las figuras más destacadas del PNV antes de la guerra, un patriota íntegro que entregó todo por Euskadi sin esperar nada a cambio”.

Guipuzcoano nacido en Ordizia a principios del siglo XX en una familia profundamente vasca, Rezola fue el mayor de siete hermanos. Tras completar el Bachillerato, estudió Derecho en las universidades de Valladolid y Madrid. Ejerció como abogado en su pueblo natal, colaborando activamente con el PNV en Donostia, y antes de la guerra militar de 1936 llegó a formar parte del Gipuzko Buru Batzar y del Euzkadi BuruBatzar de las siglas jeltzales.

Cuando generales españoles dieron el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, Rezola actuó de inmediato como representante del PNV, integrándose en la Junta de Defensa de Gipuzkoa y ocupando la Comisaría de Guerra. Trabajó estrechamente con diputados nacionalistas y fue considerado fundamental en los cuarteles de Loyola, además de participar en la formación de las milicias vascas, Euzko Gudarostea, junto al a la postre malogrado comandante hondarribiarra Cándido Saseta.

Con la evacuación de Gipuzkoa, Rezola se trasladó a Bilbao, y en octubre de 1936, el lendakari José Antonio Agirre le nombró Secretario General del Departamento de Defensa, cartera que el propio presidente vasco dirigía. Desde entonces, Rezola desempeñó un papel esencial en la organización del Ejército Vasco y en la dirección de la guerra. “Era un colaborador fiel y resolutivo, capaz de afrontar desafíos complejos con coraje y convicción”, valorizaba Durañona. 

Un ejemplo destacado fue la intervención del Ejército Vasco en Asturias, en el ataque a Oviedo, una operación compleja que Rezola –siempre según la visión de Durañona- supo manejar con firmeza. Durante la presentación en Bilbao del libro Entre la Libertad y la Revolución de Agirre, el histórico jeltzale Xabier de Arzalluz definió al lehendakari “como hombre de paz, pero que supo hacer la guerra”. Durañona apuntaba que estas palabras también definían a Rezola: “Fue un hombre de paz, pero supo hacer la guerra y la resistencia con igual determinación”.

Tras la caída del territorio vasco ante el enemigo golpista, Rezola se trasladó a Santander, donde facilitó la evacuación de numerosas personas republicanas. Entonces, fue detenido por la policía local y estuvo a punto de salir en el recordado avión Negus, pero cedió su lugar a un compañero por motivos personales, consciente de que esto le condenaba a un futuro incierto. Finalmente, fue capturado junto al Ejército Vasco en Santoña y condenado a muerte, pena que más adelante le fue conmutada. Pasó por las prisiones de El Dueso, Larrinaga -en Bilbao- y Burgos. 

Durante su encarcelamiento, en 1937, nació su única hija Maite Eder, quien falleció pocos meses después, sin que él pudiera llegar a conocerla. “Un hombre acostumbrado a la dureza de la guerra y la prisión no se inmutó ante su condena, pero lloró amargamente la pérdida de su hija,” evocaba Durañona. Las duras condiciones en prisión deterioraron su salud de por vida.

Tras su liberación en 1943, fue confinado en Madrid con su esposa y se incorporó inmediatamente a la resistencia clandestina vasca, donde fue detenido en varias ocasiones y enviado a prisión. En 1945 volvió a ser capturado en Donostia, pero logró escapar.

Desde el exilio, continuó al frente del Consejo Delegado y de la Junta de Resistencia, manteniendo una comunicación constante con los luchadores en el interior de Euskadi. Trabajó en estrecha colaboración con el lehendakari José Antonio Aguirre, coordinando la acción interna y externa. Durañona destacaba el empeño de su compatriota en utilizar la radio como herramienta clave de propaganda: “Rezola se volcó en conseguir que la emisora vasca funcionara para informar y mantener viva la esperanza del pueblo vasco”, amplificaba. 

Sin embargo, la política francesa cambió y el Gobierno de Pierre Mendes France prohibió la emisora, a pesar de que Georges Bidault la había autorizado inicialmente. Más adelante, Rezola ejerció como Secretario General del Euzkadi Buru Batzar y representó al PNV en congresos internacionales de la democracia cristiana en Europa y América, llevando su mensaje de esperanza a la diáspora vasca en Venezuela y México.

Al fallecer Xabier de Landaburu, fue designado consejero y vicepresidente del Gobierno Vasco en el exilio, cargo que desempeñó hasta su muerte en 1971 colaborando con el lehendakari Leizaola. “Joseba Rezola fue un hombre de gran integridad y compromiso. Su carácter podía parecer duro, pero era exigente consigo mismo y con los demás, siempre predicando con el ejemplo,” enfatizaba Durañona. “Fue –apostillaba- un patriota firme, defensor del diálogo, y convencido de que la libertad de Euskadi llegaría pronto, junto con la justicia social para sus trabajadores”. La vida y legado de Joseba Rezola, a 125 años de su nacimiento, siguen siendo “un referente y un ejemplo para las nuevas generaciones abertzales, un modelo de entrega y sacrificio por Euskadi”. 

 

 

 

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Pelotaris Vascos Jugando como Vascos

No estarán jugando como españoles, tampoco estarán jugando como franceses.

Por primera vez, estarán jugando como vascos.

Y con ese hito, por fin habrá vascos compitiendo como vascos en un deporte inventado por los vascos.

Aquí lo que nos informa El Diario acerca del torneo internacional de Pelota Vasca que se desarrolla en Gernika:


Por fin los pelotaris vascos podrán elegir la verde, además de la roja o la azul

“El enfrentamiento deportivo entre Euskadi y España no vulnera regulación alguna, ni interna ni internacional, y no es sino reproducción de otros habituales entre representaciones de territorios y estados en variados deportes, y ahí están los ejemplos de las naciones británicas, o de Groenlandia e Islas Feroe respecto a Dinamarca, o de Hawai en relación a Estados Unidos, por citar algunos”

David Salinas-Armendariz

Llegó el momento. El torneo de cesta punta 'Liga de Naciones' que se celebra en Gernika del 1 al 6 de junio va a suponer la primera vez en la historia en la que una Selección Vasca de pelota participa de forma oficial en el ámbito internacional bajo el paragüas de la FIPV, principal organismo de este deporte en cuya creación en 1929 ya estuvieron los vascos. Un cambio legislativo lo ha propiciado, pero sobre todo la tenaz voluntad de los y las pelotaris, arropados por los pelotazales de los siete territorios de Euskal Herria, con el apoyo de las instituciones, de lo que ha sido buena prueba la presencia del lehendakari Pradales vistiendo la Verde como el primero de los vascos.

En el campeonato de Gernika estarán las selecciones de las federaciones que integran hoy la Internacional, entre ellas la federación española y también la vasca, que fue aceptada como miembro de pleno derecho el pasado 28 de diciembre. Es cierto que pesa sobre esa decisión asociativa (adoptada por dos tercios de su asamblea, incluidas las federaciones de Francia, Argentina, México o Venezuela) un recurso ante el TAS por parte de las federaciones española y (a su rebufo) cubana, posición, la del ente que hoy preside el navarro Javier Conde, que supone, de suyo, el incumplimiento de la ley española del deporte, que en su artículo 48.2 (el que abre el derecho de federaciones autonómicas a acceder a la representación internacional) obliga a la federación española concernida a aceptar y dar “apoyo conjunto” a la entrada de la autonómica tras el acuerdo con el CSD, que en este caso ya se produjo con carácter previo, como así mismo establece el precepto. 

La federación española no sólo ha incumplido la ley (sin que el CSD le haya conminado expresamente a acatarla, como debiera) sino que ha sacado un comunicado que roza el surrealismo. La española dice participar en Gernika en la competición organizada por la FIPV clasificatoria para los Mundiales del año próximo, pero no le reconoce carácter “oficial” porque dice no estar autorizada por ella misma y por el propio CSD. El desenfoque es tremendo. La federación española parece desconocer que las competiciones oficiales en el calendario de la FIPV las decide ésta, y no una administración pública o una federación concreta, siendo que aquí, además, la española se ha inscrito voluntariamente e incluso sometido al tribunal arbitral de la FIPV (circunstancias que han de tener consecuencias de cara al recurso pendiente). Recordamos que la no autorización de celebración en territorio estatal de una competición deportiva internacional sólo podría obedecer a razones de política exterior, o, pongamos, de salud u orden público, según establece nuestra legislación interna, en la que siempre prevalecerá lo dispuesto en la vigente ley del deporte, no existiendo en este caso prohibición alguna por parte de las autoridades administrativas.

Por otro lado, el enfrentamiento deportivo entre Euskadi y España no vulnera regulación alguna, ni interna ni internacional, y no es sino reproducción de otros habituales entre representaciones de territorios y estados en variados deportes, y ahí están los ejemplos de las naciones británicas, o de Groenlandia e Islas Feroe respecto a Dinamarca, o de Hawai en relación a Estados Unidos, por citar algunos. 

En Gernika se va a poner de manifiesto la posibilidad de que deportistas vascos puedan elegir libremente entre defender distintas camisetas, en esta ocasión las de los combinados de España, de Francia o de Euskadi. Una demostración de convivencia y de normalización, de concreción del derecho a la libre opción por parte de los deportistas, algo asumido en un mundo del deporte donde es posible vestir distintos colores por cuestión de origen y de establecimiento. Lo fundamental es que los pelotaris vascos (que dominan claramente la especialidad) podrán optar, por fin, por la camiseta verde de la Euskal Selekzioa, además de por la roja de España o la azul de Francia. Ese es el ejercicio de pluralidad que conlleva la oficialidad internacional, a la que aspiraban y aspiran mayoritariamente deportistas y sociedad vasca. Menos esencialismos, por tanto, y más normalidad. Y que gane el mejor en la cancha, sea el o la que sea. Porque si lo son pelotaris vascos defendiendo a España también lucirán la txapela.

Lo cierto es que el lunes día 2 de junio veremos saltar al frontón Jai-Alai de la villa foral a los primeros representantes de la Verde en un nuevo e ilusionante camino, tantos años después, hoy en la cesta punta, y en sucesivas citas en las demás modalidades de la pelota vasca, con la vista puesta en los Mundiales que se desarrollarán en 2026 en San Luis, Argentina. Que sirva para un gran impulso a este deporte, de la mano del Ongi Etorri, por fin, a la Euskal Pilota Selekzioa. 

 

 

 

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sábado, 5 de abril de 2025

Trump y Saint-Pierre-et-Miquelon

Pues resulta que las arrogantes balandronadas por parte de Donald Trump han apuntado el reflector hacia uno de los rincones menos conocidos de la diáspora vasca; el archipiélago norteamericano llamado Saint-Pierre-et-Miquelon.

Les invitamos a leer este extraordinario reportaje publicado en el portal de Tiempo Argentino:


Un archipiélago francés con alma vasca en América del Norte: la historia del lugar al que Trump le impuso el mayor arancel del mundo

En el listado de los países afectados por Estados Unidos sorprendió una isla ubicada frente a Canadá, con menos de 10.000 habitantes, que llega al 50% de arancel. Historia de un sitio ignoto para la mayoría, que estuvo atravesado por los conflictos entre Francia y Gran Bretaña, la influencia vasca y la Ley Seca. Y hasta su participación en Peaky Blinders.

Guillermo Lavecchia

Ni China ni Venezuela ni Irán, ni ninguna de las otras «dictaduras comunistas» como las llama el trumpismo, el mileísmo e Infobae. No. El lugar con más aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos en las últimas horas es un ignoto archipiélago francés con alma vasca en América del Norte. Hagamos un viaje por Saint Pierre et Miquelon.

“Los contribuyentes han sido estafados durante más de 50 años –enfatizó Trump en declaraciones en la Casa Blanca–. Pero eso ya no va a suceder más”. A 1973 kilómetros hacia el noreste, los 5808 pobladores de Saint Pierre ni se imaginaban que iban a encabezar la lista de los países más arancelados, junto a Lesoto, un territorio rodeado por Sudáfrica, ambos con 50 por ciento. Bastante más que China, que tuvo un 34%, o la Unión Europea, con 20%, o Nicaragua, con 18%. Acá se puede ver la lista completa.

San Pedro, Miquelon y la influencia vasca

San Pedro y Miquelón (como se la conoce en español) es un territorio francés situado frente a la costa de Terranova, Canadá. Si bien oficialmente debe portar la bandera tricolor de Francia, hay otra bandera no oficial, enarbolada desde 1982, presente en gran parte de las casas del Archipiélago, compuesto por dos islas principales al sur de Terranova.

Esta otra bandera presenta un velero amarillo, símbolo de la llegada del explorador francés Jacques Cartier, sobre un fondo azul que representa el mar. En el mástil, ondea la ikurriña vasca, junto a los emblemas de Bretaña y Normandía para honrar las raíces de la mayoría de sus pobladores.

Como explica Diario Vasco, la huella vasca en estas islas es fuerte y se deja notar incluso en su cementerio, repleto de lápidas con apellidos como Olaizola, Tellechea, Urtubi, Lizarraga o Apestegi: «Su presencia se remonta a la época de la caza de ballenas en aquellas aguas del Atlántico y Miquelón deriva del nombre vasco Mikeleune o Mikel. Así, la ikurriña en esta bandera es un homenaje a a aquellos primeros pescadores europeos que se asentaron en la zona, que al principio solo lo hacían durante la temporada de pesca».

Un archipiélago, tierra de navegantes

Hoy la Isla es una comunidad de Estado único, definida por el artículo 74 de la Constitución de Francia. La política local está estructurada alrededor de un sistema democrático parlamentario dentro de la colectividad de ultramar de Francia. Las islas también envían un diputado a la Asamblea Nacional de Francia y un senador.

Este territorio, cuya capital es San Pedro, es el único francés en América del Norte. Un resto de lo que fue el Virreinato de Nueva Francia que incluía otros territorios como Quebec y Luisiana. Además, forma parte de los Territorios especiales de la Unión Europea (UE).

Es, sobre todo, tierra de navegantes y pescadores. En 1520 llegó el portugués João Álvares Fagundes, que la bautizó como «Las Once Mil Vírgenes» (l’archipel des onze mille vierges). Pero será Cartier en 1536 quien la renombre «Isle Sainct Pierre», en honor al Patrón de los Pescadores. Después se le agregó el término vasco Miquelón a la segunda isla, teniendo en cuenta que los colonizadores fueron en su mayoría balleneros vascos provenientes especialmente de San Juan de Luz.

Hay una tercera isla, Langlade, conocida de varias formas a lo largo de la historia y que hoy está unida a la anterior por un istmo de arena. 

A mediados del siglo XVII ya había población francesa asentada de manera permanente. Las poblaciones originarias que habitaron antes de la llegada de los europeos se relacionan a los esquimales del norte de América, cuyas herramientas halladas se remontan hasta antes de Cristo.

Si bien son islas pequeñas vivieron tiempos convulsionados, sobre todo en los enfrentamientos entre ingleses y franceses. De hecho, los británicos tomaron posesión de San Pedro durante 50 años, hasta 1763. Y volvieron a atacarla en 1778, cuando Francia había apoyado la independencia de trece ex colonias inglesas.

Por 38 años la población pasó de uno a otro bando, la mayoría abandonó las islas, hasta que pasan a ser franceses definitivamente en 1815, con la segunda abdicación de Napoléon. Aunque vendrían años de declive en la industria pesquera hacia finales del siglo XIX, San Pedro y Miquelón tuvo un ascenso económico fortuito de trece años en la primera mitad del siglo XX. ¿Cuándo? Durante la Ley Seca de EE UU, destacándose por el tráfico ilegal de alcohol, especialmente de vino francés importado, por lo que llegaron a contar con la visita del mítico Al Capone en 1927. La Ley Seca terminó en 1933, y junto con la Crisis del ’29, volvió la recesión a las islas. 

Las islas y el nazismo

El 22 de junio de 1940 se firmó el denominado Segundo Armisticio de Compiègne, por el que la Alemania nazi y la Tercera República Francesa ponían fin a las hostilidades. El país galo quedaba dividido en dos partes: una, en el norte y oeste ocupada y administrada directamente por los germanos; otra, en el sur, gobernada por un nuevo régimen adicto al hitleriano con centro en Vichy, al que se concedía el control de los territorios no europeos. 

Islas colonizadas por los franceses como Guadalupe y Martinica habían rechazo ese acuerdo argumentando que se había firmado bajo presión, y se posicionaron a favor de los aliados. Pero San Pedro y Miquelón se puso del lado de los nazis. En plena Norteamérica. La única nazi del continente en ese momento.

Como cuenta La Brújula Verde, la autoridad local la representaba el Administrateur vigente, Gilbert de Bournat, que había sido nombrado en 1936 y contaba con la ayuda del almirante Georges Robert como alto comisionado y comandante en Jefe del Atlántico Occidental (que, además del archipiélago en cuestión, incluía las Antillas y Guyana).

La situación preocupaba tanto a Canadá como a EEUU porque en las islas contaban con una estación de radio y además estaban comunicadas con Europa mediante cables transatlánticos, lo que suponía la posibilidad de facilitar información a los submarinos alemanes sobre condiciones meteorológicas, paso de convoyes y movimientos de buques de guerra, aparte de proveer de pesca a Alemania a través de Francia.

San Pedro y Miquelón estaban demasiado cerca de la estratégica desembocadura del río San Lorenzo, pero recién en diciembre de 1941, tras denuncias de que la emisora de radio del archipiélago colaboraba con los U-boot germanos y la presión de De Gaulle, los aliados invadieron las islas. Fue a las 3 de la madrugada del 24 de diciembre, con 230 marineros armados. El operativo duró 20 minutos. Y no dispararon un solo tiro.

Al día siguiente se organizó una consulta a la población insular en la que la mayoría absoluta (más del noventa y ocho por ciento) votó a favor de unirse también a la Francia Libre.

Sus exportaciones

Como es de esperar, la capacidad exportadora de esta pequeña isla es tan modesta como su tamaño. Su economía se sostiene sobre todo en productos del mar: según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC) exporta principalmente crustáceos procesados, moluscos, y pescado congelado. Además, Estados Unidos no está entre su pequeña pero variada red comercial: Canadá se lleva la mayor parte (2,7 millones), pero también a Irlanda (177.000 $), Francia (165.000 $), Djibouti (155.000 $) o Reino Unido (57.700 $). 

¿Cuál es el motivo entonces de los aranceles? Según la administración de Trump, radica en un solo mes: julio de 2024, cuando una compañía estadounidense adquirió productos de la isla por un total de 3,4 millones de dólares, generando un 99% de déficit. En Francia no descarta pedir la retirada de la empresa yanqui.

El dori es la embarcación tradicional de San Pedro y Miquelón, una especie de variante de la piragua americana. A finales del siglo XIX, época dorada de la pesca del bacalao, supo haber 500 de ellos. Los pescadores fueron abandonando estas embarcaciones por otras más modernas. Pero en Saint-Pierre, un puñado de incondicionales sigue manteniendo la tradición. Se les conoce como los Zigotos, por la asociación que crearon hace más de 30 años.

Las islas también tuvieron sus cinco minutos de fama en el mundo del espectáculo, cuando apareció al inicio de la sexta y última temporada de la serie Peaky Blinders, como escenario de parte de la historia. El primer capítulo comienza con un salto temporal de cuatro años con respecto al final de la anterior temporada. Tommy está en Miquelón y la escena nos sitúa en el bar de un hotel local. El protagonista comienza a hablar en un perfecto francés. Eran los momentos del fin de la Ley Seca.

Quien desee conocer las islas, se recomienda ir a mitad de agosto cuando llevan a cabo las fiestas vascas (los precios de estadía rondan los 94.000 pesos, que hay que pasar a euros, la moneda local). Todos los veranos se celebra un festival vasco con exhibiciones de harri-jasotze (levantamiento de piedras), aizkolaritza (corta de troncos) y pelota vasca.

El año que viene será todo un acontecimiento: celebrarán los 120 años de la construcción del frontón Zazpiak Bat, céntrico monumento y uno de los símbolos más conocidos de las islas. No faltarán los partidos de pelota, músicos, dantzaris, pescado y alcohol. Habrá que ver, en ese entonces, qué es de la vida del mundo, del comercio internacional y los aranceles, cuando el trumpismo ya lleve más de un año en el gobierno del vecino Estados Unidos.

Aranceles a islas donde solo habitan pingüinos

Trump evitó poner aranceles a Rusia, Canadá y México. Y le impuso al resto del mundo, desde Europa hasta América Latina. Incluso territorios aislados, como las deshabitadas Islas Heard y McDonald, que recibieron un 10% de aranceles.

Se trata de un grupo de islas volcánicas deshabitadas cerca de la Antártida, cubiertas de glaciares, con decenas de colonias de pingüinos, los verdaderos habitantes de estas islas, lo que disparó todo tipo de memes como el de la imagen. El anuncio sorprendió a Australia ya que el archipiélago es parte de su territorio, pero es casi inaccesible y no tiene comercio significativo con Estados Unidos.

Otro territorio australiano afectado fue la Isla Norfolk, situada a 1.600 kilómetros al noreste de Sídney y con una población de 2.188 personas. A diferencia del resto de Australia, que enfrenta un arancel del 10%, la isla fue golpeada con un gravamen del 29%.

En el Ártico, Svalbard y Jan Mayen, territorios noruegos con poca o nula población, también fueron incluidos en la lista de aranceles. El archipiélago Svalbard y Jan Mayen, una isla desolada con solo 18 habitantes operando una estación meteorológica y un aeródromo, enfrentarán un arancel del 10%. Nadie vive allí de forma permanente y su economía es nula.

Hasta las Islas Malvinas recibieron arancel: 41%, bastante más que el 10% de Argentina.


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martes, 25 de marzo de 2025

Deportados Vascos en la Memoria

Hay revisionistas que insisten en desvincular a la España de Francisco Franco de la Alemania de Adolf Hitler.

Afortunadamente, ahí están los hecho históricos para demostrar lo contrario.

Ejemplo de ello, los 253 vascos deportados a campos de exterminio nazis tras su participación en la movilización en contra de la sublevación fascista comandada por Francisco Franco y Emilio Mola.

Acerca de ese terrible momento en la historia de Euskal Herria traemos a ustedes este artículo publicado en El Diario:


Nace la Coordinadora por la Memoria de la Deportación Vasca para recordar a 253 vascos en campos de concentración nazis

La coordinadora ha sido creada para “formentar la memoria” de estos deportados y ponerse en contacto con los familiares para que reciban “un reconocimiento que hasta ahora no han tenido”

Maialen Ferreira

José María Azurza Osategui, de Donostia, fue deportado el 3 de abril de 1941 al campo de concentración nazi de Mauthausen y murió el 28 de octubre de ese mismo año. Glorialdo Laza Sarachaga, nacido en Sestao, también fue deportado a Mauthausen el 21 de enero de ese año y murió el 6 de julio. Menos conocidos son los nombres de los campos de concentración nazis de Dachau, a 13 km al noroeste de Múnich, en Baviera, Sachsenhausen, ubicado en la población de Oranienburg, en Brandeburgo o el campo de concentración de Neuengamme en el distrito homónimo de la ciudad de Hamburgo, pero todos ellos también albergaron a vascos deportados allí entre 1940 y 1945. 

En total, 253 personas nacidas o residentes en Euskadi fueron deportadas, de las cuales murieron 113 y se salvaron 125. No se tienen datos de las 15 restantes. Solo hubo 10 mujeres y los 243 restantes fueron hombres, aunque se trata de un reparto “no concluyente”, según ha detallado este lunes en Bilbao Anton Gandarias, sobrino de Anjel Lekuona, exiliado en la Guerra Civil y fusilado en un campo de concentración nazi. El campo de concentración de Mauthausen es el más representativo de la deportación de los vascos. “Desempeñó un papel devastador con el apéndice de Gusen. Casi la mitad de los deportados y dos tercios de los fallecidos fueron asesinados en el lugar”, ha recordado Gandarias.

Lo ha hecho durante la presentación de la Coordinadora por la Memoria de la Deportación Vasca (1940-1945) creada para “fomentar la memoria” de estos deportados y ponerse en contacto con los familiares para que reciban “un reconocimiento que hasta ahora no han tenido”. “Este horror es desconocido. Tal y como se conoce en Europa, este episodio no forma parte de nuestra memoria colectiva”, han rinsistido En la coordinadora, que presidirá el propio Ganarias, forman parte el colectivo Amical de Mauthausen y otros campos y de todas las víctimas del nazismo de España, el colectivo La ilusión de Renteria, el grupo de trabajo Hradischko 1945 Flossenburg, Kepa Ordoki – Memoria Historikoa Bidasoan elkartea, la Asociación Republicana Irunesa Nicolás Guerendiain y los investigadores Etxahun Galparsoro y Joxe Mari Mitxelena. 

Su objetivo es que las víctimas y su s familiares reciban “reconocimiento institucional” y se designen “lugares de memoria para los deportados” en la Comunidad Autónoma Vasca y Comunidad Foral de Navarra. Para ello, ya han puesto en marcha los primeros contactos y junto con el Instituto Vasco de la Memoria (Gogora) se impulsará el proyecto ‘Memoria de la Deportación 1945 – 2025’. Se tratará, según han destacado de “un paraguas de apoyo y coordinación de todas las iniciativas”.

“Más de doscientas personas de Euskadi sufrieron el horror de la deportación entre 1940 y 1945 por defender la democracia en años anteriores. Para entender cómo los vascos llegaron a los campos de concentración del Tercer Reich, es necesario recordar la guerra de 1936, porque es el origen y la causa de la deportación», ha explicado, el historiador y miembro de la coordinadora, Etxahun Galparsoro, que ha detallado que ”la resistencia del frente norte se mantuvo hasta octubre de 1937“. ”Cientos de personas llegaron en barco a la costa de Francia, desde donde fueron enviadas a Cataluña. La guerra duró para ellos hasta febrero de 1939. Los miembros de la resistencia se convirtieron en exiliados en el mayor éxodo jamás registrado en la Península Ibérica. Estos exiliados fueron encerrados por el gobierno de Francia en los campos de “internamiento” que se abrieron en las playas de Argelès-sur-Mer, Saint Cyprien y Le Barcarès. A lo largo de 1939, las autoridades francesas ofrecieron tres opciones: Volver a la España de Franco, exiliarse en otros países (México, Chile, Argentina o Venezuela) o autorizar la contratación en sectores agrarios o industriales, en un contexto de amenaza de guerra“, ha recordado. 

Según Galpasoro, la situación cambió drásticamente cuando Alemania invadió Polonia en septiembre de 1939 y Francia declaró la guerra a Alemania. “El Estado francés necesitaba personas para la guerra y presionó para que los exiliados entraran en el ejército a través de diferentes opciones: La Legión Extranjera, los Regimientos de la Marcha de Voluntarios Extranjeros (RMVE) o las Compañías de Trabajadores Extranjeros (CTE). La mayoría de los exiliados de origen vasco se unieron a las compañías de trabajadores para colaborar en las operaciones de fortificación fuera del frente. En mayo de 1940, poco más de un mes y medio después de los enfrentamientos, la armada alemana Wehrmacht conquistó Francia. Los miembros de las Compañías de Trabajadores Extranjeros fueron detenidos y trasladados a los campos de detención provisionales del denominado frontstalag, a escasos kilómetros del frente, y posteriormente a los stalags”, ha señalado.

A partir de agosto de 1940, los presos con nacionalidad española fueron separados del resto y comenzaron a ser entregados a las SS. Estos prisioneros fueron introducidos en trenes y enviados a un destino incierto. “En ese momento, los republicanos apresados en Francia perdieron su condición de prisioneros de guerra para pasar a ser deportados políticos. El 6 de agosto de 1940 comenzaron a deportar vascos a los campos de concentración de Alemania, con la llegada a Mauthausen, y duró hasta el 6 de mayo de 1945, cuando el último grupo fue liberado en el campo satélite de Ebensee”, ha indicado.

Según ha explicado el historiador, la deportación de los vascos a campos de concentración tuvo dos fases: entre agosto de 1940 y principios de 1942, para los que en 1939 tuvieron que integrarse en el ejército francés y posteriormente se convirtieron en prisioneros de guerra; y desde principios de 1942 hasta mayo de 1945, cuando se deportaron a los resistentes que lucharon contra la ocupación alemana de Francia. “En este periodo llegaron por primera vez los exiliados. Los presos de Mauthausen fueron liberados el 5 de mayo de 1945. Pero al día siguiente, los soldados americanos entraron en Ebensen. En teoría, un centro satélite del anterior, pero en realidad era un campo real en el que había unos 18.000 prisioneros vivos. En este centro se liberó al grupo de los últimos vascos y con él se puso fin a la deportación nacionalsocialista”, ha aseverado. 

La Coordinadora por la Memoria de la Deportación Vasca une así a colectivos con una larga trayectoria en materia de memoria histórica y que, en el tema de la deportación han llevado a cabo seis exposiciones, cuatro libros y publicaciones, 29 conferencias, nueve homenajes, dos reconocimientos institucionales, instalaciones de símbolos, hermanamientos entre pueblos y viajes a los campos de concentración, entre otras actividades. “Aunando capacidades y esfuerzos, queremos llevar a primera línea una realidad que ha quedado relegada. Es imprescindible para pedir la verdad, la justicia y la reparación de las personas que sufrieron la deportación”, ha concluido Gandarias.




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viernes, 17 de enero de 2025

Una Flor Vasco-Venezolana

La plataforma Netflix ha agregado a su lita la película noruega 'Nr. 24' que nos describe las andanzas de Gunnar Sønsteby como líder de la resistencia en contra de la ocupación nazi. El filme contiene escenas que muestran la brutalidad y crudeza de la tortura a la que someten a quienes caen en las manos de los alemanes y sus cómplices noruegos. En respuesta, la resistencia noruega, según nos muestra la cinta, elimina a varios nazis así como a colaboradores y soplones en acciones que van de 1943 a 1945.

Ahora imaginen que de visita en la tierra de tus padres terminas en los calabozos de tortura de un régimen afín en su momento a los nazis, pero es 1961 y dicho régimen ha sido admitido en la ONU por presión de Washington. Mueres antes de enterarte que quien dirigía ese centro de tortura es hoy considerado mártir y héroe por Madrid, personaje que por cierto entre 1939 y 1945 estuvo vinculado a la Gestapo, hablamos de Melitón Manzanas.

Sirva pues este preámbulo para presentarles esto que ha publicado Naiz:


«Flor de Araguaney» o el intento de sobrevivir al infierno de la tortura

Ataramiñe ha presentado este jueves en Gasteiz “Flor de Araguaney”, versión en castellano de la novela “Araguaney lorea”, escrita bajo el seudónimo Martin de Aranezio «en homenaje a María Mercedes Antxeta». Una historia basada en innumerables testimonios y denuncias reales de personas torturadas.

Xabier Izaga

«Este no es el libro que al autor le hubiera gustado escribir», avisa la introducción de “Flor de Araguaney”. «No lo es porque en un principio el objetivo era realizar una crónica donde se relatara con el mayor lujo de detalles lo que sucedió en Donostia con la vasco-venezolana Maria Mercedes Antxeta en el verano de 1961». Podría decirse que el libro consiste en una investigación cuya crónica, ante el contundente silencio con que el autor se ha topado a cada paso que daba, hubo de convertirse en novela. Una novela cuya ficción se desarrolla sobre la base de testimonios y denuncias de torturas reales.

Este jueves, en la librería gasteiztarra Eva Forest Liburutopia ha tenido lugar la presentación de la versión en castellano de la mencionada novela, originalmente “Araguaney lorea”, publicada por Ataramiñe, editorial que desde 2002 se dedica a promover y publicar trabajos creativos de presos, exiliados y deportados políticos vascos. Los responsables de la editorial Jokin Urain y Oier Gonzalez, y la autora de la portada, Arantza Eziolaza Galan, han explicado los pormenores de la gestación del trabajo, «muy duro y crudo pero necesario», escrito por Martin de Aranezio, seudónimo empleado por el autor, «en homenaje a María Mercedes Antxeta. En homenaje a todas las flores de araguaney destruidas».  

La novela saca a la luz el caso de torturas de Maria Mercedes Antxeta, silenciado durante décadas. Venezolana descendiente de refugiados y refugiadas vascas de la guerra del 36, en julio de 1961 vino a Donostia con intención de conocer la tierra de su padre y su madre, y se vio envuelta en los incidentes que hubo en la capital guipuzcoana con motivo del 18 de Julio. Hubo varias detenciones, entre ellas la de la propia Antxeta. Seis días duró su detención, al cabo de los cuales regresó a Venezuela. Sin embargo, 40 días después murió a causa de las torturas padecidas en las dependencias de la Brigada Político Social que comandaba el tristemente conocido Melitón Manzanas.

Ficción basada en hechos reales

En el libro se evoca aquella época, en la que surgió ETA, así como el oscuro mundo policial de Donostia o el panorama sociopolítico de Venezuela, si bien el elemento central de la narración es la tortura, resumida en el crudo relato del infierno padecido por Antxeta, y su enorme esfuerzo por sobrevivir, en ocasiones recurriendo a sus recuerdos de infancia.

En los archivos oficiales de Venezuela y del Estado español no ha sido posible encontrar información al respecto; tampoco hay rastro alguno de descendientes o familiares de la joven, y en su día hubo muy escasas denuncias y noticias al respecto. El único medio de comunicación que denunció las torturas sufridas por María Mercedes Antxeta en 1961 fue el diario “El Nacional” de Caracas, en un editorial rescatado con el fin de «ceñirse lo más posible a los hechos, sobre todo en relación con los tormentos a los que se sometió a Antxeta». Afirma el autor que los métodos de tortura más duros que utilizaron con ella se han reflejado en la historia «tal y como los dio a conocer el diario “El Nacional” en el editorial publicado».

Haciendo de la necesidad virtud, Martin de Aranezio ha suplido la falta de información sobre el caso con la ficción, para ofrecer una mirada integral sobre una lacra que sigue azotando al mundo. Cuenta una historia real, novelada pero basada en numerosos testimonios y denuncias reales de personas torturadas de un pequeño país, Euskal Herria, donde la tortura ha sido habitual hasta hace poco. Precisamente, ayer mismo se hizo pública la convocatoria de la asamblea nacional constituyente de la red de torturados y torturadas de Euskal Herria, que tendrá lugar el 15 de febrero en Donostia, con el fin de exigir su «reconocimiento público, social y oficial».

Jokin Urain, quien se ha encargado de las labores de edición del libro, ha recordado en la presentación esa necesidad de reconocimiento: «En Euskal Herria ha habido miles de personas torturadas, pero no es suficiente cuantificar esos casos, es preciso dotarles de una consistencia, sacándolos a la luz y denunciándolos una y otra vez hasta lograr su reconocimiento. Como afirma el autor, la tortura no es algo de un pasado lejano, sino algo que han practicado con enorme impunidad y con la silenciosa ayuda de muchos».  

Antxeta, Lasa y Zabala...    

La ilustradora gasteiztarra Arantza Eziolaza Galan es la autora de la imagen de portada, y para hacerla intentó ponerse en la piel de Antxeta. El resultado es el rostro de una mujer sufriendo y, debajo, sus manos sosteniendo varias flores de araguaney, el árbol emblemático de Venezuela, que acude a los recuerdos de Antxeta durante su calvario.  

Una denuncia demoledora de la tortura en cualquier época y bajo cualquier tipo de régimen, esa práctica que «no ha sido sino la defensa de los intereses de las clases dominantes en el Estado en cada momento». Martin de Aranezio cita al investigador de la tortura Darius Rejali para referirse a la relación de los Estados llamados democráticos con la tortura: «Según Rejali, todas las peores innovaciones en el ámbito de la tortura se han realizado en el seno de las llamadas sociedades democráticas; denuncia por ello la hipocresía de esos Estados que nos quieren hacer creer que la práctica del tormento es algo del pasado, propio de sociedades no democráticas. En su obra “Torture and Democracy”, denuncia que los Estados democráticos han perfeccionado los métodos de la tortura con el único fin de encubrirla, de que no deje huella en los que la padecen».

Y reflexiona en torno a ese extremo: «¿Podemos creer que existe alguna diferencia entre los tormentos a los que fue sometida María Mercedes Antxeta y otros miles de detenidos de esa época a manos de Melitón Manzanas y sus agentes de la BPS en 1961, y los tormentos a los que fueron sometidos Joxean Lasa y Joxi Zabala en 1983 a manos de la Guardia Civil de Galindo y sus tropas? No existe ninguna diferencia excepto que la primera los sufrió en una época en la que podemos considerar que era 'normal' que ocurrieran, en pleno franquismo, y que Joxi y Joxean sufrieron el tormento con la 'democracia' ya establecida. Los dos casos nos demuestran que, sea en la época que sea, el Estado recurre a la tortura como una de sus principales herramientas para someter a los disidentes o, en el caso de Antxeta, a quien pensaban que lo era».

Por el mero hecho de desear conocer la tierra de sus ancestros, donde encontró la tortura, la misma tortura de cientos de años antes, actualizada. Y la impunidad y todos los aparatos que la hacen posible. Después, la muerte y el silencio. Un silencio que ha roto este libro y que ha de romper quien haya pasado por el infierno de la tortura con un poco más de suerte que Maria Mercedes.

 

 

 

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lunes, 30 de septiembre de 2024

En Memoria de Pakito Arriaran

En el portal de Resumen Latinoamericano han llevado a cabo un importante ejercicio de memoria histórica conmenorando la caída de Pakito Arriaran.

Lo han hecho compartiendo su biografía, misma que aquí les presentamos:


De Arrasate a Chalatenango: hace 40 años caía en combate en El Salvador el militante de ETA Pakito Arriarán

Esta es la historia de Pakito Arriaran, un hombre que era un pueblo en otro pueblo. Fue militante en Euskal Herria y también luchó en El Salvador, donde fue Juancito. Este libro lo componen voces, miradas y memorias alrededor de su figura, y de él extraemos el capítulo que recoge su biografía.

Natural de la localidad guipuzcoana de Arrasate, Pakito Arriaran nació el 22 de abril de 1955, y fue el primogénito de los tres hijos de Kristina Arregi. Procedía de una saga de pelotaris de renombre. Su padre y dos hermanos se dedicaron a este deporte. Arrriaran II, su tío, fue un destacado manomanista y por dos veces campeón de España. Formó pareja en innumerables partidos con Arriaran III, su padre, quedando campeones por parejas en dos ocasiones.

En sus relaciones de cuadrilla (un enorme grupo formado unos treinta jóvenes), fue considerado como “un tipo tranquilo, pacífico, quizás hasta demasiado”. No obstante, el sentimiento abertzale que impregnó a este grupo fue común a Pakito. En torno a los catorce años su mundo se reducía prácticamente a su equipo de fútbol, pero la entrada en el club Batasuna sirvió para que toda la cuadrilla tomara conciencia de una realidad política que estaba a la vista. Además de los guateques, los primeros escarceos amorosos y las primeras medio-trompas, hablaban de Franco, de la Guardia Civil y, cómo no, de ETA y sus acciones.

En 1975, cuando Pakito tenía veinte años, la policía le detuvo en su casa de Arrasate. “Fue el 27 de abril -afirma su madre-. Estaba en vigencia el estado de excepción, que duró tres meses. Hubo muchas detenciones por la zona y aquí mismo se llevaron a muchos jóvenes. Al principio estuvo en Basauri, pero esta cárcel se llenó de tal forma que tuvieron que trasladar a algunos a Carabanchel, y entre ellos al nuestro. En Navidades de ese mismo año salió en libertad, un mes después de morir Franco. Luego cumplió el servicio militar”.

El regreso a casa dura poco tiempo. En 1978, una noche de noviembre, Pakito Arriaran consiguió escapar del cerco policial que rodeaba su casa y pudo llegar a Ipar Euskal Herria. Esa misma noche fueron asesinados en su pueblo Roberto, Zapa y Emili, a manos de la Guardia Civil.

Estancia en Venezuela

Un año después viajó a Venezuela en calidad de refugiado político, y allí, en compañía de otros refugiados vascos, montó una cooperativa para trabajar en la limpieza y mantenimiento de los contenedores de basura.

En aquellos años se organizó en Caracas un comité de ayuda a refugiados vascos, con el fin de atender a quienes tenían que salir de Euskal Herria. En este comité tomaron parte, entre otras muchas personas, Pakito y el matrimonio formado por Espe Arana y Jokin Etxeberria. Esta pareja había llegado desde Euskal Herria a Caracas para trabajar en una empresa, dando cobijo a varios refugiados en su casa. En esa época, noviembre de 1980, varios periódicos venezolanos comenzaron una intensa y sucia campaña en contra de los refugiados vascos. Espe y Jokin fueron acribillados a balazos en su propia casa, en una acción reivindicada por el Batallón Vasco Español (BVE). En días posteriores también fueron tiroteados Pakito y otro refugiado cuando se encontraban trabajando.

Pakito, junto a sus compañeros y amigos, solían ir todas las semanas a jugar a pelota en el frontón de la Euskal Etxea, y cuando había alguna actividad interesante en Caracas, como películas o actuaciones de cantantes o grupos de izquierda, intentaban no perdérselas. Un día vieron una película sobre la guerra de El Salvador que les impactó mucho. Al salir del cine Pakito comentó: “Voy a ir a esas montañas a luchar junto al pueblo salvadoreño”.

Un hombre que era un pueblo en otro pueblo. Este libro lo componen voces, miradas y memorias alrededor de Pakito Arriaran, militante del pueblo vasco y del pueblo de El Salvador en armas, donde fue «Juancito». Las luchas comunes trascienden sitio y tiempo gracias a prácticas donde las ideas toman cuerpo, sellan afectos. Y este alegre joven, quien de Euskal Herria había llegado entero y en…

Su periplo sudamericano tuvo viaje de vuelta a Euskal Herria, con el consiguiente gozo para la familia, que pudo tenerle cerca, al otro lado de la frontera divisoria. “Después de un tiempo -recuerda Kristina Arregi-, nos llamó para comunicarnos su decisión. Nos dijo que no nos íbamos a ver en mucho tiempo y que se iba a Centroamérica; que no nos preocupáramos si no teníamos noticias suyas enseguida”. Su hermano Félix asegura que no le dieron más vueltas al tema. “Fue muy claro. Quería ir allí, veía que tenía un papel que cumplir”.

“Pakito no consentía las situaciones injustas”

A nadie de la familia le extrañó la decisión, al margen de la inquietud que les produjo. Su padre lo resumía de esta forma: “Pakito no consentía las situaciones injustas; sufría con ellas. La diferencia de clases era para él insoportable y, si esto no hubiera sido así, estoy seguro de que no habría seguido el camino que él mismo eligió. Yo creo que realizar un acto de estas dimensiones necesita de algo innato en la persona. No, no creo que sea cuestión de años, ni de vivencias. Es toda una forma de ser, la propia personalidad es la que es decisiva a la hora de optar por una u otra vía. Y el mejor concepto que definía a Pakito era su humanidad. Una humanidad de gigante”.

Esa humanidad de la que nos habla su padre estaba impregnada de un fuerte sentimiento de internacionalismo solidario. Allá donde se encontrara siempre se ponía del lado de las clases oprimidas y desfavorecidas. Polemizaba mucho en política, era muy exigente consigo mismo y con los demás, siempre tenía una crítica constructiva. A su lado, comenta la gente que le conoció, se sentían crecer como personas y revolucionarios porque siempre les hacía reflexionar.

Hacia El Salvador

Pakito llegó de Euskal Herria a Nicaragua en el mes de mayo de 1982, con el consentimiento de su organización para preparar el viaje hacia El Salvador. Permaneció allí preparándolo todo hasta finales de agosto.

A primeros de septiembre llegó a El Salvador. Tuvo que caminar mucho y de noche hasta llegar a los campamentos de Chalatenango. Allí le llevaron al campamento donde estaba la logística, donde permaneció aprendiendo y preparando materiales.

En octubre de 1982 el FMLN comenzó una ofensiva contra la guardia nacional, la policía y el ejército. La guerrilla tomaba pueblos de Chalatenango por la noche y peleaba hasta vencer al enemigo. Así quedaron liberados para la guerrilla la mayoría de los pueblos de la zona. El 28 de octubre la guerrilla tomó el pueblo de la Laguna, y aquí fue donde cayó herido Juan, -que así se llamaba Pakito en la guerrilla-. Una ráfaga de G3 le fracturo la pierna a la altura de la pantorrilla.

Las sanitarias le atendieron, le hicieron la cura y le entablillaron la pierna, después le llevaron en una hamaca a un lugar más seguro. Entonces el ejercito salvadoreño desató una fuerte ofensiva y los heridos fueron evacuados hacia los Hamates, otra parte de Chalatenango.

Amputación de una pierna

En estos primeros años de guerra, quienes trabajaban en sanidad de la guerrilla apenas tenían medicamentos y el material necesario. Después de algunos días se dieron cuenta de que la pierna de Juan se había gangrenado. Los médicos tuvieron que tomar una decisión drástica, y decideron amputarle la pierna para salvarle la vida. Al no tener el instrumental quirúrgico necesario, le cortaron la extremidad por encima de la rodilla con el serrucho de una navaja suiza y, en lugar de suero, le pusieron en la vena agua de coco. La operación transcurrió bien y, aunque le amputaron la pierna, a Juan le salvaron la vida.

Al cabo de unos meses, cuando ya se había recuperado, Juan fue trasladado al campamento de logística, desde donde se llevaba el control de todo el material de guerra, desde los fusiles hasta balas, desde morteros requisados a los soldados hasta materiales para construir minas. También en este campamento había talleres para fabricar granadas y otros materiales de defensa popular.

Juan empezó a trabajar con los compañeros de talleres y más adelante le dieron la responsabilidad de llevar el control de la logística. Apoyado por algunos compitas, tenía que llevar la cuenta de todo el material que tenían, en que tatú (escondrijos hechos bajo tierra) se encontraba cada partida, lo que les faltaba y lo que necesitaban… También tenían que surtir de ropa y botas a los compas guerrilleros; hacer el reparto de dinero para la comida en cada campamento, etc.

Luchó hasta morir

En agosto de 1984, el Frente negoció el canje de algunos soldados que tenía prisioneros a cambio de que dejaran salir del país a varios heridos que necesitaban operaciones especiales. Entonces el ejército entró a las zonas liberadas y varios heridos, Juan incluido, se tuvieron que guardar en cuevas y tatús. En la siguiente ofensiva del ejército contra las zonas liberadas, a finales de septiembre, Juan y la gente no operativa de la logística fueron a esconderse a un charral donde había mucho bosque. El lugar se encontraba abajo de Zapotal, un poco más arriba del río Sumpul.

Al parecer, varios civiles que también buscaron refugio por la zona hicieron fuego, los soldados vieron humo y se percataron de que allí había gente. Empezaron a peinar el monte y los encontraron. Los dos compas que iban con Juan les hicieron frente y hubo una gran balacera, lo que ayudó a que la población civil tuviera tiempo de escapar de una muerte segura. Juan intentó también alejarse monte abajo, pero se le rompieron las muletas y tuvo que seguir arrastrándose. No obstante, los soldados volvieron a peinar el monte hasta que dieron con él. Según dijeron posteriormente, Juan luchó hasta morir haciendo fuego con su pistola y la granada que siempre llevaba encima. Fue el 30 de septiembre de 1984 cuando mataron a Juan y a otros seis compas.

    ¡Por la gran puta! Lo hubiéramos agarrado vivo, pero como no se dejó agarrar, lo tuvimos que matar.

Pasados algunos días, su compañera Laura, un compa salvadoreño y otro vasco enterraron a Juan en el mismo lugar donde lo encontraron muerto. Los tres le cantaron el Eusko Gudariak y La Internacional con los puños en alto, y su compañera recogió unas flores silvestres que había por allí y las colocó encima de su tumba.

 

 

 

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sábado, 14 de septiembre de 2024

Dos Vascos en Venezuela

Pues nada, que el DDR de ETA ha dejado en el paro a más de un impresentable que ya no puede andar por ahí en labores de infiltración y de esquirolaje ni tampoco cuenta por ahora con patente de corso para ir violentando a jóvenes abertzales.

Así que, ante la precariedad laboral, ya se está viendo que por combatir el aburrimiento se están dejando reclutar para llevar su 'expertise' y su 'know how' a otras latitudes.

Ya veremos que sale de todo esto, pero por el momento les dejamos con lo que informa Naiz acerca de lo ocurrido en Venezuela, nación hermana en la que la diáspora vasca pija se ha alineado con los sectores más retrógradas de la oposición.

Lean:


Detenidos en Venezuela dos ciudadanos vascos a los que vinculan con el CNI

Las autoridades venezolanas han detenido a dos ciudadanos vascos, José María Basoa y Andrés Martínez, a quienes vinculan con el CNI español, acusados de integrar un grupo que tenía el objetivo de desestabilizar el país y llevar a cabo atentados contra altos cargos del chavismo.

El ministro del Interior de Venezuela, Diosdado Cabello, ha anunciado la detención de seis personas, entre ellas dos ciudadanos vascos –José María Basoa Valdovinos y Andrés Martínez Adasme–, a los que vinculan con un plan para desestabilizar el país y llevar a cabo atentados «terroristas», también contra el propio presidente, Nicolás Maduro.

Según el ministro, en la operación han sido incautadas más de 400 armas «transportadas desde Estados Unidos», y algunos de los capturados buscaban llevar a Venezuela «un grupo de mercenarios» con el propósito de matar a Maduro, así como a la vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, y a otros dirigentes del chavismo.

El ministro ha asegurado que tanto Basoa Valdovinos como Martínez Adasme «tienen vínculos» con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) español. Aunque lo extraño hubiera sido lo contrario, fuentes del Ejecutivo español citadas por Efe desmienten cualquier relación con los arrestados.

En una comparecencia ante medios públicos venezolanos, Cabello ha explicado que ambos fueron capturados en Puerto Ayacucho, capital del estado Amazonas (sur, fronterizo con Colombia y Brasil).

Según ha informado el ministro, las autoridades han hallado en los teléfonos de los arrestados información sobre sus contactos con una «dirigente» regional del partido Vente Venezuela (VV), a quien le preguntan «cómo hacen para comprar explosivos» y para «contactar grupos que quisieran hacer algún trabajo especial».

Detrás del «tráfico» de las armas, ha indicado Cabello, está el excomisario de la Policía de Caracas Iván Simonovis, quien –ha asegurado– tiene enlaces «directos» en Venezuela con dirigentes de la parte mayoritaria de la oposición, entre los que ha mencionado a María Corina Machado, principal valedora del excandidato presidencial Edmundo González Urrutia, quien ha recibido asilo en el Estado español.

El ministro ha exigido al Gobierno estadounidense, que está «detrás de esta operación», aclarar «el uso de su territorio para traficar armas» con el fin de «derrocar un Gobierno democrático, electo por su pueblo» en los comicios presidenciales del 28 de julio.

Venezuela, ha agregado Cabello, ha estado «bajo asedio constante del imperialismo con sus aliados, que no tienen escrúpulos de ninguna naturaleza y el Estado venezolano ha tenido la obligación de tomar las decisiones para defenderse».

Ataque de falsa bandera

En declaraciones transmitidas por el canal estatal VTV, el ministro ha especificado que «hace algunos días» las autoridades capturaron a «unas personas» –cuyo número no ha detallado– que planeaban «lanzar unas granadas y explosivos en la Embajada argentina donde están, en calidad de refugiados, unos terroristas delincuentes de la oposición».

La residencia oficial de la Embajada argentina está bajo protección de Brasil tras la expulsión de la misión diplomática del país austral, una autorización que, sin embargo, Venezuela revocó el 7 de septiembre al gigante sudamericano.

«Claro, (...) si es atacada la Embajada de Argentina, donde están unos señores y señoras de la oposición, era inmediato que al que iban a culpar era al Gobierno de Venezuela. Ya tenemos algunos detenidos de esta operación», ha reiterado.

Según el ministro, era uno de los planes contemplados en una operación «grande», revelada este sábado, con el fin de generar «caos, violencia y anarquía».

El padre niega vínculos con el CNI

El padre de Martínez, uno de los detenidos, ha afirmado, en declaraciones al diario español ‘El Mundo’, que su hijo y el otro arrestado, ambos de Bilbo, estaban de vacaciones y no son de los servicios de inteligencia de España, el CNI.

Ha explicado que, desde principios de mes, se había perdido el contacto con ellos, por lo que se publicaron alertas en redes sociales para dar la voz de alarma.

Lakua, en contacto con las familias

El Gobierno de Lakua está en contacto con las familias de los dos bilbainos arrestados en Venezuela para «darles apoyo» y poner a disposición «todo lo que puedan necesitar o requerir».

Fuentes del Ejecutivo han explicado a Efe que, a través del área de Acción Exterior, se mantiene abierta la vía diplomática para estar al tanto de la situación de Andrés Martínez Adasme y José María Basoa Valdovinos.

El Ministerio de Asuntos Exteriores ha desmentido que el Estado español esté implicado en una «operación de desestabilización política» en Venezuela y ha rechazado «rotundamente cualquier insinuación» al respecto.

El Consulado español en Caracas y el Ministerio español de Exteriores también están en contacto con las familias de los detenidos.

Madrid niega cualquier vinculación

Fuentes oficiales de Exteriores citadas por Efe lo han negado y han agregado que «el Gobierno ha constatado que los detenidos no forman parte del CNI ni de ningún otro organismo estatal».

«España defiende una solución democrática y pacífica a la situación en Venezuela», han agregado las fuentes oficiales del Ministerio de Asuntos Exteriores citadas por Efe, en un momento de escalada de tensión en la crisis diplomática abierta con el país caribeño.

 

 

 

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martes, 20 de agosto de 2024

Fidel Castro y los Refus

Isidro Esnaola se ha ido a la hemeroteca y ha rescatado esta entrevista al Comandante Fidel Castro que fue publicada por Egin allá en 1985. En la misma, le preguntan acerca de los militantes de ETA que se encontraban refugiados en la isla.

Aquí el artículo para su lectura desde las páginas de Naiz:


Fidel Castro sobre los refugiados vascos en Cuba: «Los etarras no son mercenarios»

En 1985, ‘Egin’ publicó una serie de reportajes sobre el exilio que tituló «Las nuevas rutas del exilio vasco». Como colofón a esa serie, en la última entrega reprodujo parte de una entrevista que la agencia EFE hizo al comandante Fidel Castro, en la que desgranaba el modo en el que los militantes vascos llegaron a Cuba, las condiciones que puso el Gobierno de Cuba o la relación con el PCC.

Isidro Esnaola

Con el PSOE en el Gobierno de Madrid, el Estado francés empezó a colaborar más estrechamente con el Estado español en la persecución de los refugiados vascos en Ipar Euskal Herria. Eran tiempos de los GAL y en septiembre de 1984 se produjeron las primeras extradiciones de refugiados al Estado español. Además, el Gobierno galo añadió la práctica de las deportaciones que llevó a muchos militantes vascos a países lejanos.

En 1985, ‘Egin’ publicó una serie de reportajes sobre el exilio que tituló «Las nuevas rutas del exilio vasco». El 20 de agosto, como colofón a esa serie, en la última entrega el diario reprodujo –en un artículo firmado por el director de ‘Egin’, José Félix Azurmendi– parte de una entrevista que la agencia EFE hizo al comandante Fidel Castro.

Fidel describía a los militantes vascos como «gentes tenaces, persistentes y militantes» y señalaba que entre las condiciones para acogerlos estaban que debía ir voluntariamente y comprometerse a estar un mínimo de seis meses.

Castro reconocía que los acogió por humanidad, porque ellos también fueron perseguidos y sabían lo que significa. También señalaba que el PCC no había tenido reuniones políticas con ellos porque Cuba no tenía intención de ser parte del conflicto entre Euskal Herria y el Estado español.

Cuando en la entrevista se mencionó a Menoyo, un agente de la CIA que estuvo organizando una insurrección contra el Gobierno de Cuba, Fidel lo calificó como traidor, y dijo que no era comparable a los militantes vascos «porque los etarras no son mercenarios, los etarras luchan por convicciones, creen en su nacionalidad y creen en su derecho a la autodeterminación; desde el punto de vista moral ni político, usted no puede despreciar a alguien que luche por esas motivaciones».

Las nuevas rutas del exilio vasco (y 20) | ¿Qué pasa con los etarras, comandante?

José Félix Azurmendi

El 13 de febrero de este año, bautizado en la República de Cuba como el «Año del Tercer Congreso», Fidel Castro concedió una entrevista al director de la agencia española de noticias «Efe», Ricardo Utrilla, y a la periodista de la misma agencia Marisol Marín. En su día, «Efe» proporcionó a sus abonados un resumen de la misma, que fue difundida, entre otros diarios, por este mismo EGIN.    

La conversación ocupaba doce apretadas páginas de «Gramma», órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, que lo dio en versión completa y taquigráfica el 21 de febrero, una semana después. Posteriormente, con el titulo de «Sobre la deuda impagable de América Latina, sus consecuencias imprevisibles y otros temas de interés político e histórico», la Editora Política la hizo pública en un libro de 132 páginas.

Dentro de la «conversación», que es como la denomina «Gramma», hay varias preguntas y respuestas relacionadas con los deportados vascos y con ETA, que recogemos de ella y las transcribimos en su totalidad. Concretamente, lo reproducido ocupa desde las páginas 22 a la 36 del citado libro, y dice así:

RICARDO UTRILLA: ¿Qué pasa con los etarras, comandante?  Parece que ya llevan mucho tiempo aquí, ¿no?

COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO: Bueno, hace días le expli­qué a Cebrián la cuestión de los etarras

R.U.: Sí, pero pasó por encima, no dio detalles de...

F.C.: Sí. Y yo le puedo explicar lo que usted quiera.

Los etarras están aquí a solicitud del Gobierno español. Nosotros no te­níamos interés de ninguna clase en vernos involucrados en eso, pero los franceses arrestaron a algunos etarras y los deportaron a distintos países; se suponía que distintos países de Amé­rica Latina los iban a recibir, entre ellos Panamá. Me parece que Panamá se comprometió a tenerlos allí unos días. Ocurrió después que ningún otro país estaba dispuesto a recibir este grupo de etarras. Entonces, tanto los españoles como los panameños nos so­licitaron insistentemente que los reci­biéramos. Esto para nosotros, de todas formas, entrañaba riesgos porque, como yo decía, no queremos aparecer ni cómplices ni carceleros de los eta­rras.

Los etarras, naturalmente, son gentes que tienen sus ideas; son gentes tenaces, persistentes y militantes. No­sotros no los podemos tener aquí presos. Nosotros no queremos convertirnos en guardianes ni en centinelas de los etarras; tampoco queremos ser cómplices. La posición nuestra es no inmiscuirnos para nada en ese pro­blema de España, es la posición que hemos adoptado y que seguimos rigu­rosamente. Incluso, los etarras han solicitado contactos con nuestro Partido para exponerle sus posiciones, sus puntos de vista, y nosotros, acorde con esa po1ítica, hemos evitado ese tipo de contacto.

R.U.: ¿Entonces no ha habido contactos entre la ETA y el PCC?

F.C.: No, no ha habido contactos entre la ETA y el PCC, como no sean los contactos realizados cuando ellos iban a venir, que se habló de que vinie­ran para acá, ya que una de las condi­ciones que plantearon fue que si ve­nían a Cuba debía ser voluntariamente y no por la fuerza. Se les explicó la situación que había, y que ellos decidieran. Ellos debían decidir libremente. Nosotros no estábamos dispuestos a aceptar los etarras traídos por la fuerza. Planteamos, además, que en ese caso ellos debían comprometerse a per­manecer en Cuba seis meses. El Gobierno español quería un compromiso de mayor tiempo. Incluso se habló de dos años, pero nosotros aceptarnos proponerles a los etarras solo seis meses.

R.U.: Que ya han transcurrido larga­mente, ¿no?

F.C.: Sí, han transcurrido los seis meses.

Es decir, hubo compañeros del Go­bierno que hablaron con ellos y hay funcionarios que mantienen la aten­ción a ellos en el terreno de sus necesi­dades prácticas, o de sus trámites legales, o de cualquier tipo; pero lo que no ha habido es contactos de tipo político, discusiones de tipo político con ello, aunque ellos han planteado sus deseos de exponer su problema.

Eso, desde luego, no tendría nada de particular, e incluso no constituye una falta, ni constituye una agresión a España, que nuestro partido escuche la exposición de sus ideas y puntos de vista, pero nosotros, incluso hemos evi­tado ese tipo de relaciones políticas, para no incurrir en los riesgos de que se nos pretenda implicar en ese pro­blema de España.

Ahora se han cumplido ya los seis meses, efectivamente, pero ellos no han incumplido su compromiso de perma­necer un mínimo de seis meses; tampoco los vamos a expulsar del país. Hay una situación de hecho; no vamos a expulsarlos. Cuando ellos quieran salir del país, tampoco les vamos a prohibir que salgan, ni mucho menos. Si no tienen otro lugar donde estar, por un elemental sentido de humanidad estarán aquí y serán tratados con todo respeto; cuando quieran mar­charse del país, podrán marcharse, es su libertad. Yo no sé lo que ellos piensan en realidad, pero son libres de marcharse del país si lo desean, y si no tienen a dónde ir, nosotros no los vamos a expulsar, ni les vamos a negar la hospitalidad que fue concedida, pre­cisamente, a solicitud de otros gobier­nos; no fue una iniciativa nuestra. Eso es lo que puedo explicarle con relación a este problema.

MARISOL MARIN: ¿Había alguna otra condición de ustedes, aparte de la de estar seis meses?

F.C.: Bueno, seis meses, y que vinie­ran voluntariamente. Es decir, que no los trajeran por la fuerza era la otra condición. El compromiso de estar esos seis meses era el tiempo que les había­mos propuesto. Han pasado ya los seis meses. Les propusimos un breve pe­riodo para que no fueran a pensar que nosotros queríamos tenerlos retenidos aquí. Nosotros les dijimos que los reci­bíamos con la condición de que ellos aceptaran el compromiso de permane­cer seis meses en Cuba.

R.U.: ¿Ellos lo aceptaron?

F.C.: Ellos lo aceptaron, no vinieron aquí por la fuerza, y yo no he tenido noticias desfavorables sobre su comportamiento  en Cuba.

No están presos, me imagino que tengan visitas. Aquí vienen muchos es­pañoles; aquí vienen muchos turistas españoles y me imagino que tengan contactos con los españoles. Nosotros­ no los andamos vigilando, lo que nos interesa es que respeten las leyes de nuestro país, pero todos nosotros hemos sido perseguidos de alguna ma­nera o de otra, hemos estado exiliados o hemos estado presos, y sabemos lo que hacemos todos en esos casos: si es­tamos exiliados, tratamos de mantener los contactos, y cuando estamos presos, tratamos de mantener los contactos, y cuando estamos clandestinos también. Son cosas que no las puede evitar nadie; en realidad, ni es nuestra obli­gación. No son funciones que nos corresponden a nosotros. Me imagino que en otros países vivan algunos de ellos, no sé si por fin México aceptó algunos, si Venezuela aceptó otros.

M .M.: Los están mandando a África. Mandaron los últimos a Togo y Cabo Verde.

F.C.: Si los etarras y también el Go­bierno lo solicitan, nosotros no tene­mos inconveniente en que estén aquí o vengan aquí en las mismas condiciones que vinieron los otros. En eso no creo que haya problemas insalvables.

R.U.: ¿Recibirían más?

F.C.: Miren, yo no me atrevería a darle una respuesta categórica en este momento. Tendríamos que analizarlo, porque siempre hay riesgos políticos. Si de repente todos los etarras vinieran para Cuba, los enemigos de nuestras relaciones con España van a empezar a intrigar y a decir que nosotros somos cómplices de los etarras, o somos res­ponsables de cualquier cosa que hagan los etarras. En realidad, debemos tener en cuenta que tal cosa se  prestaría a una propaganda calumniosa y falsa con nuestro país.

Lo que yo decía: bueno, si no tienen dónde los lleven y fuera necesario un lugar donde se les trate con respeto y las debidas consideraciones humanas, en condiciones de voluntariedad y compromiso mínimo de estancia, pu­diera pensarse en esa solución. No lo estamos ofreciendo, lo digo como una posibilidad. A mí me dicen: quieren mandar a los etarras y no tienen nin­gún  lugar del mundo donde mandar­los, y los van a mandar a Sudáfrica o a cualquier otro lugar por la fuerza, yo analizaría otras alternativas. Sí, he oído decir que los van a mandar a Cabo Verde, yo no sé cuáles serán las condiciones en que estarán allí.

El problema no nos conviene a no­sotros, pero no les tenemos miedo a los problemas, y la razón por la que toma­mos aquella decisión fue por conside­ración a España, consideración a Pa­namá y consideración a los etarras también, porque si bien con los go­biernos de Panamá y de España tene­mos consideraciones políticas, con los etarras podemos tener consideraciones humanas.

Pero no tenemos ninguna responsabilidad con este tipo de problemas, y creo que nadie pueda acusarnos, ni po­drán acusarnos; si lo hacen, lo harán gratuitamente, como de tantas otras cosas que nos acusan a nosotros, pero no tendrán fundamento serio para decir que nos inmiscuimos en asuntos de esta naturaleza en España, porque no pensamos inmiscuirnos.

R.U.: Si le parece, Comandante, pa­samos entonces a los temas latinoamericanos, y empezar  por...

F.C.: No... sí, sí, la respuesta fue un poco extensa, pero usted puede escoger materiales. Quise dar detalles.

Los lemas éstos, ya usted sabe lo polémicos que van a ser, se lo imagina y lo de la OTAN...

R.U.: Sí, el de la OTAN es muv polémico.

F.C.: Yo se lo digo con toda franqueza, ya que usted me lo preguntó.

M.M.: Falta un tema en el apartado de España, que yo creo que es inevitable.

R.U.: ¡Ah! Gutiérrez Menoyo.

F.C.: No se vayan a olvidar de Gutierrez Menoyo, porque se van a buscar un dolor de cabeza.

R.U.: A mí se me había olvidado.

F.C.: ¿Qué quieren que les diga?

R.U.: Bueno, diciéndolo un poco brutalmente, en España se ha llegado a decir incluso, que usted lo retiene como rehén para un eventual viaje España o para un viaje de Felipe aquí...

F.C.: Le voy a decir con toda franqueza: lo de Menoyo no tiene nada que ver con que viaje a España o no viaje a España. Sería absurdo, y estaría contra nuestra dignidad, no le voy a decir solamente contra nuestros principios; contra nuestra dignidad, ponernos a negociar la libertad de alguien con el propósito de hacer una visita, de que me inviten a España.

Ese tipo de acciones que pueden atribuirnos nuestros enemigos, y es lógico que tengan que hacerlo, son completamente ajenas a la historia, al estilo de nuestra Revolución y de su propio estilo. Si nosotros consideramos que un individuo debe estar cumpliendo una sentencia  porque hay razones absolutamente justificadas para ello, ese principio, ese punto de vista no lo cambiamos por nada, ni por todo el dinero del mundo, ni por cien viajes a España, por  supuesto.

Más fácil es que nosotros resolvamos un problema de esta naturaleza por razones de consideración con el Gobierno español, de consideración personal con Felipe, puesto que sabe­mos que atacan a Felipe injustamente, presionan, lo tratan de poner en si­tuación embarazosa con motivo del asunto de Menoyo; únicamente por consideraciones personales a Felipe es que nosotros incluso hemos estado dis­puestos a discutir el asunto. Y a decir verdad, me gustaría en esta cuestión la posibilidad de dar una prueba de consideración personal a Felipe, como hicimos con los etarras que, como le expliqué, fue una prueba de consideración con Felipe, con el Gobierno español, también con el Gobierno de Panamá y, por último, con las personas que han sido objeto de estos arrestos y expulsiones de Francia.

Ahora, hay una razón perfectamente clara por la que nosotros no podemos ceder en la libertad de Menoyo, y, créame, que con relación a Menoyo nosotros no albergamos el más mínimo espíritu de revancha ni de venganza.

Ahí en España está Cubela, por ejemplo, que fue arrestado y sancionado a muchos años por uno de los deli­tos más serios: por haber sido agente la CIA y haber introducido en Cuba las armas, de  acuerdo con la CIA para realizar un atentado contra, es un hecho realmente grave; y hace ya más de cinco años que está en libertad, como muchos otros, y sin que lo haya pedido nadie, les hemos reducido la sanción; los hemos puesto en libertad y están en España o en Estados Unidos o en otros países.

Ahora, Menoyo es el jefe de una or­ganización contrarrevolucionaria, Alfa 66 que actúa desde Estados Unidos, desde Miami, que ha realizado infinidad­ de ataques piratas a nuestras embarcaciones, instalaciones portuarias, que ha filtrado en numerosas ocasiones violentos mercenarios armados en otro país para realizar atentados y sabotajes a lo largo de muchos años. La gente vinculada Alfa 66 fue responsable del repugnante sabotaje al avión de la linea aérea cubana en Bar­bados, que costó la vida a más de 70 personas, entre ellos, el equipo juvenil nacional de esgrima, y Menoyo es el jefe de esa organización. Puedo tener el deseo personal de tener una conside­ración con Felipe, pero ¿debo olvidar los intereses de Cuba y los intereses de nuestro  pueblo? Cuando Menoyo de­sembarcó aquí con un grupo de merce­narios armados, procedente de Estados Unidos y en las inmediaciones de la Base Naval de Guantánamo, cometió con ese solo hecho un delito suma­mente grave.

Yo le advierto que lo que hizo Me­noyo merecía una sanción mucho más alta, sencillamente merecía el fusila­miento; merecía que los tribunales lo hubieran sancionado a la pena capital, porque esos delitos de traición al país, y las cosas que hizo Menoyo contra Cuba y al servicio de una potencia ex­tranjera, son sancionados con las penas más severas. Tenga usted la se­guridad de que fue una expresión de generosidad el hecho de que Menoyo, no obstante la gravedad  de los hechos, la gravedad de su traición, no hubiera sido sentenciado a una pena más rigu­rosa. No hemos sentenciado a un indi­viduo por disidencia política, ideoló­gica, sino a un individuo que desde territorio de Estados Unidos –¡desde territorio de Estados Unidos!– orga­nizó numerosas acciones contra el país, incluso invadirlo; con elementos armados.

Yo puedo tener deseos de ser amis­toso con Felipe y darle pruebas de amistad, pero no a costa de hacer algo que sería difícil de entender por nues­tro propio pueblo. Cuando Estados Unidos nos está amenazando a noso­tros de agresión, y de modo tal que nos ha obligado a movilizar y preparar a toda la población para defender el país a cualquier costo, seria en verdad una tontería incomprensible y sin sentido liberar a Menoyo y enviarlo a Estados Unidos a realizar nuevas fechorías contra Cuba. ¿Qué le explicaríamos después a nuestro pueblo cuando Alfa 66 y Menoyo envíen una infiltración que le cueste la vida a un miliciano, a un obrero, a un soldado cubano? En tanto existan peligros de agresión contra nuestro país por parte de los Estados Unidos, no podemos darnos el lujo de poner en libertad a Menoyo, ex­cepto que haya cumplido su sanción.

Creo que el pueblo español, al que se trata de engañar y manipular bur­damente con este tema, puede entender perfectamente nuestra posición. ¿Qué dirían los españoles si yo le planteara al Gobierno español que pusiera en li­bertad a los etarras que están presos? Ya que vamos a hablar de este tema, vamos a hablar con amplitud. ¿Qué di­rían?

R.U.: Porque fueran de origen cubano...

F.C.: ¿Qué diría el Gobierno español si nosotros le insistiéramos en que pusiera en libertad a los etarras que están presos? A decir verdad, el Gobierno es­pañol puede decir que los etarras son españoles; pero el problema es ese pre­cisamente, que los etarras dicen que ellos no son españoles; que ellos son vascos. Y más todavía: desde el punto de vista moral, un militante etarra es mucho más respetable que Menoyo, porque los etarras no son mercenarios, los etarras luchan por convicciones, creen en su nacionalidad y creen en su derecho a la autodeterminación; desde el punto de vista moral ni político, usted no puede despreciar a alguien que luche por esas motivaciones.

No voy a analizar los métodos que se empleen, si es un método u otro; estoy analizando simplemente las mo­tivaciones. En cambio, Menoyo actúa al servicio de una potencia extranjera, y eso es un acto de traición; Menoyo es algo más que un preso político. Me­noyo es un traidor al país, porque actuó desde Estados Unidos y al servicio de los intereses de Estados Unidos contra Cuba, y los etarras –que yo tenga entendido– no están asistidos por niguna potencia extranjera, ni trabajan al servicio de ninguna poten­cia extranjera, ni son mercenarios. Menoyo es mercenario, ha actuado al servicio de Estados Unidos, al servicio de una potencia extranjera contra el país que lo acogió desde muy joven, contra el país donde vivió, y cuya na­cionalidad y cuyas leyes aceptó y acató.

No se puede comparar a Menoyo moralmente con un etarra. Y si vamos a hablar de esto, y si hay que hablar sobre esto y discutir este tema, estoy dispuesto a discutir con amplitud y profundidad.

Yo creo que a los españoles no les agradaría, ni al Gobierno ni a nadie, que nosotros presionáramos y organi­záramos campañas para que pusieran en libertad a los etarras presos en Es­paña. En eso se ha traducido el caso de Menoyo, con el pretexto de que es descendiente de españoles, en un ins­trumento de presión y campañas contra Cuba, y digo, categóricamente, que a Cuba no se le puede presionar. Si un día la hostilidad y las amenazas de Estados Unidos desaparecen, nosotros estaríamos en más libertad, podría tener más lógica ponerlos en libertad, a él y a otros, porque, repito, no se trata de un acto de venganza o de ani­madversión personal contra nadie. Nunca hemos visto las sanciones de la Revolución como un medio de ven­ganza, sino como un instrumento de defensa de nuestro país.

Menoyo tiene una larga sanción, y le reitero que fue generosa. Se ha que­rido convertir este caso en un medio para presionarnos como una supuesta prueba de amistad. Sí, nosotros tenemos una gran amistad con Felipe, por­que yo, personalmente, le tengo afecto y respeto a Felipe; pero le tengo más amistad a la Revolución Cubana, le tengo mas amistad a nuestro país, y le tengo más amistad y respeto a mi Pa­tria que a cualquier otra persona o país en el mundo.




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