Un blog desde la diáspora y para la diáspora

sábado, 30 de octubre de 2021

Orbea y el San Juan

Para los integrantes de la diáspora vasca que están pensando en visitar Euskal Herria en cuanto la pandemia amaine, aquí les dejamos este magnífico reportaje y video publicado por Sport Life y en el que se pone especial atención en la gran labor que están llevando a cabo los integrantes de Albaola. Y ni qué decir de Orbea y su contribución a la gran tradición ciclista vasca.

Lean ustedes:


Los relatos de senderos de Orbea, por el camino del barco San Juan

No te pierdas las historias que nos relata regularmente Orbea con su serie 'Trail Tales', en esta ocasión estrenan 'From Oak to Anchor', del roble al ancla.

Euskal Herria, Euskadi o el País Vasco. Tierra de hierro y robles ancestrales. Tierra de verdes montañas que se alzan firmes frente al salvaje océano Atlántico. El inalterable poder de los antiguos bosques y las profundas vetas de mineral de hierro equilibran al salvaje y caprichoso océano Atlántico, y este equilibrio de energías impulsa la historia del pueblo vasco.

La historia vasca hunde sus raíces en las brumas del pasado y nadie puede asegurar dónde comenzó. Sabemos que el idioma, el euskera, es una lengua inusual, de las pocas de este tipo que existen en el mundo, que ha sobrevivido a numerosos desafíos y que actualmente tiene una amplia comunidad de hablantes. Los vascos eran balleneros e intrépidos marineros, al igual que pastores y agricultores. Desconocemos cuándo comenzaron a cazar ballenas, pero sí sabemos que dominaban el comercio marítimo a finales de la Edad Media. En el siglo XV, aproximadamente un 80% de las embarcaciones que atracaban en Bristol (Reino Unido) eran vascas y llegaban repletas de mineral de hierro, aceite de ballena, lana de Castilla y vino de Burdeos.

Los vascos necesitaban barcos robustos para poder sobrevivir a la brava mar del Golfo de Vizcaya y la tierra suministraba los materiales perfectos para ello. Las montañas vascas contaban con abundantes yacimientos de mineral de hierro, además de bosques para obtener el carbón vegetal necesario para refinarlo. Asimismo, los bosques de robles y hayas proporcionaban una madera de gran resistencia. El azar también intervino y, en algún momento del siglo IX, un encuentro con los vikingos enseñó a los vascos una forma mejor de construir embarcaciones sólidas y rápidas. El aprovechamiento máximo de sus recursos naturales y conocimientos supuso que la tecnología de construcción naval vasca se desarrollara cada año hasta que llegaron a convertirse en dominadores de esta industria a escala mundial.

Por supuesto, una historia industrial de este calibre deja huellas en la tierra y, hoy en día, todavía se pueden recorrer los antiguos caminos que comienzan en lo alto de las montañas que bordean la costa. Los estrechos y sinuosos senderos que transportaban carbón desde las montañas pueden reconocerse fácilmente por las marcas regulares de tierra chamuscada donde se transformó la madera en carbón vegetal a lo largo de los siglos. Los caminos del hierro son más amplios, con suaves curvas y giros, y a menudo atraviesan túneles en las laderas de las montañas. En estos caminos se extraía el mineral de hierro y se transportaba montaña abajo con carromatos y, más adelante, con pequeños ferrocarriles.

Estos senderos continúan utilizándose y manteniéndose por parte de la comunidad ciclista local y ofrecen fantásticas aventuras en las profundidades de las montañas vascas. Los caminos se han ido erosionando a lo largo de los siglos; ofrecen a los ciclistas rutas frondosas parecidas a toboganes que atraviesan los bosques de robles y hayas y descienden hasta la costa. El uso histórico de los caminos les otorga un carácter singular y, si bien es verdad que a muchos ciclistas les interesa más la ruta que la historia, estas diversas características nos ofrecen una mirada al pasado.

Los caminos del hierro y del carbón vegetal confluyen en la costa, donde el mineral se convertía en hierro y acero utilizando el calor del carbón. Sin embargo, no terminan allí. Desde la costa, se abren en abanico y siguen a las rutas balleneras y comerciales a través de la inmensa extensión de un océano sin caminos trazados. Allí resulta más difícil seguir los caminos, pero no es imposible. Los historiadores pueden rastrear los barcos vascos gracias a registros antiguos, y también las huellas que dejó el idioma en los pueblos de países lejanos. De esta manera, sabemos que los vascos se aventuraron en Noruega muy temprano en su historia y, desde allí, se dirigieron a Islandia. En el siglo XVI, los intrépidos marineros vascos ya cruzaban el Atlántico con frecuencia para comerciar con Canadá. A finales de este mismo siglo, se calcula que 5.000 vascos navegaban por el Atlántico cada año, sin cartas náuticas, y comerciaban de forma pacífica con los pueblos indígenas de América. Cabe destacar que los vascos no padecieron escorbuto durante estas travesías, una enfermedad que todavía se llevaba por delante la vida de marineros británicos y franceses 200 años después. Esto se ha atribuido a su abundante consumo de sidra durante los viajes, una tendencia que todavía puede apreciarse en cualquier bar del País Vasco.

Por lo tanto, los caminos que comienzan en lo alto de las montañas desembocan en la costa y, desde allí, se extienden a lo largo del océano Atlántico hasta Canadá. Hoy seguimos uno de estos caminos, el del barco “San Juan”. Este camino probablemente se originó a mediados del siglo XVI, cuando se taló un árbol y se convirtió en tablones de madera. Al mismo tiempo, se extrajo mineral de hierro de la tierra y se produjo carbón vegetal en lo alto de la montaña. Estos tres ingredientes siguieron nuestros caminos por la montaña, atravesando túneles, cruzando puentes y recorriendo los bosques hasta la costa. Allí, algunos de los mejores artesanos del mundo trabajaron estos materiales y así, poco a poco, nació el San Juan. Medía aproximadamente 16 metros de largo, pesaba 240 toneladas y contaba con 3 mástiles y una tripulación de 60 robustos marineros vascos. Zarpó en 1565 para perseguir a la huidiza ballena franca por todo el implacable océano Atlántico hasta llegar a Terranova. Tras atracar allí, los marineros comerciaron con los indígenas de la zona, les enseñaron un poco de euskera y transformaron la grasa de ballena en aceite. Fue en este lugar donde se produjo la tragedia en forma de tormenta que rompió la cadena del ancla y hundió la embarcación en las frías aguas de Red Bay, Terranova. Allí permaneció durante más de cuatro siglos hasta que fue descubierta en 1978. Gracias al agua fría y a la capa de fango, el barco se conservó perfectamente y, a lo largo de los 30 años siguientes, un equipo de científicos trabajó sin descanso para sacar cuidadosamente algunas de sus partes a la superficie, modelarlas y volverlas a colocar en su tumba submarina.

Como dato interesante, la tripulación sobrevivió al completo y regresó al País Vasco, donde presentaron la primera reclamación registrada de seguro marítimo, que fue aprobada y todos recibieron una compensación por su aventura.

Albaola es la fundación vasca creada para reconstruir el San Juan utilizando los métodos tradicionales y materiales locales. Las labores empezaron en 2013 con la selección y tala de árboles locales; el hierro local se transformó en clavos y los artesanos de la zona comenzaron el meticuloso proceso de reconstrucción del San Juan utilizando técnicas ancestrales que habían caído casi completamente en el olvido. Una vez terminado, el barco seguirá de nuevo las antiguas rutas y se adentrará en el otro lado del Atlántico para recrear aquella fatídica travesía de 1565. Mientras tanto, los riders locales seguirán recorriendo los caminos que serpentean desde las cumbres de las montañas vascas hasta la orilla del Atlántico, desde donde surcan las olas hacia costas lejanas adonde no podemos seguirlas.


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Egaña | El Bucle de Erandio

Para que se entienda que la brutal represión ejercida por el estado español en contra del pueblo vasco muchas veces poco tuvo que ver con el ejercicio del derecho a la autodeterminación traemos desde su perfil de Facebook este texto de Iñaki Egaña:


El bucle de Erandio

Iñaki Egaña

En el otoño de 1969, dos hijos de Erandio entonces barrio de Bilbo, murieron por disparos de la Policía española. Desde 1968 sus habitantes habían efectuado muchas y variadas protestas por el ambiente irrespirable que les envolvía. En los últimos meses, el Ayuntamiento de Bilbo y que acababa de estrenar alcaldesa en la persona de Pilar Careaga, les hizo varias promesas para arreglar la polución. Pero sus palabras eran de pega. Postureo. La nube tóxica del día 28 de octubre fue la gota que colmaba el vaso. Como en otras ocasiones, los vecinos salieron a la calle.

Esta vez la Policía los recibió con balas de plomo. Anton Fernández Elorriaga, Delfino Valverde, de 18 años, Manuel Castrillo y Ricardo Bengoa fueron heridos de gravedad por fuego real. Anton Fernández falleció a los quince días. La versión oficial acudió a la mala fortuna en el caso de Anton “herido al disparar la Policía al aire para disipar la manifestación”. No citó, en cambio, a los otros heridos que recibieron los tiros cuando corrían, por la espalda.

Al día siguiente Erandio volvía a la calle para protestar por la polución atmosférica que enredaba su población. De nuevo la Policía disparó contra los congregados. De madrugada, Jesús Murueta volvía a su casa. En el frente, un piquete de la Policía Armada apostado junto al paso a nivel ferroviario. Cuando llegó a la altura del grupo policial, dos balas le atravesaron el cuerpo. Los dos disparos habían sido realizados a menos de dos metros de distancia, según la autopsia. Eran las cinco de la mañana cuando Murueta fue trasladado agonizante a un hospital de Bilbo, donde poco después falleció.

Las muertes y la actuación policial, utilizando una estrategia de guerra para frenar la protesta vecinal, encendieron los semáforos de la marmota franquista. La alcaldía de Bilbao, reunida en urgencia, evitó citar el exceso policial, y para ello realizó una inspección que identificó a las causantes de aquellos gases tóxicos, elevando su propuesta de cierre para dos de ellas. Se trataba de las empresas Indumetal y Remetal. Como “sospechosas” quedaban DowUniquinesa, Olarra SA y Metalquimica.

Indumetal, se negó al cierre, alegando dos cuestiones que parecen haber traspasado al tiempo, hasta 2021: que “no vertía gases nocivos, sino sólo humo” y que “en España no existen normas legales sobre la polución atmosférica”. La dirección de Indumetal tomó por estúpida a la población de Erandio al señalar que el humo no contiene elementos químicos.

Surgida en la década de 1950 por familias de Neguri como los Churruca, Guzmán y Liperhide, patas negras del franquismo, Indumetal se rehízo en el suculento negocio del reciclaje. En 2018, diez de sus empleados fueron detenidos (según la prensa) o citados (según la empresa) por actividades irregulares, acusados de que su planta de Erandio esparcía, como en 1969, sustancias nocivas: plomo, cadmio, cobre y zinc. Europol habría seguido sus importaciones no declaradas desde Alemania, Francia, Portugal e Italia. Hoy, dirigida la empresa por Ignacio Echeberria Monteberria, también enlazado en la gestión de BBK y CajaSur y antiguo diputado del PNV en las Cortes españolas, Indumetal sigue en el ojo del huracán, denunciada por las asociaciones vecinales Erandioko Auzokoa Herrikoi Elkartea, Herri Bideak Kate Barik y la Asociación de Madres de Padres del Colegio Goikolanda, como una de las empresas que contaminan Erandio.

Remetal también fue reconvertida en la gestión de chatarras y el reciclaje, siendo adquirida por una empresa alemana, Befesa que puso a Asier Zarrionandia de consejero y presidente de sus distintas marcas. Gestionan anualmente, según su información, más de 1.300 miles de toneladas (¿un millón?) de residuos, acero y aluminio en mayoría. Su sede sigue en Erandio. Y sus emisiones han sido denunciadas reiteradamente por las asociaciones vecinales. En 2015 cinco trabajadores de Remetal fueron ingresados en el Hospital de Cruces tras sufrir diversas quemaduras, en un aparatoso accidente laboral.

La cuestión actual no trata únicamente la memoria de 1969 y el recuerdo de Anton Fernández y Josu Murueta, sino también sobre las denuncias de aquellos años y su continuidad en este fin del primer cuarto del siglo XXI. Y es que, en este escenario, se ha producido una evitable conjunción: los mismos actores contaminantes, junto a los nietos de aquellos apaleados en época franquista.

Porque hace un par de años supimos que Erandio es la ciudad más contaminada entre las elegidas para un estudio europeo que se centraba en el Estado español. Fueron 24 poblaciones las seleccionadas para la experiencia. Cuando llegan a Madrid ¿sienten la asfixia por una contaminación? Es cuatro veces menor que la de Erandio. Según el citado trabajo, fomentado por la Fundación Ivercivis, Erandio duplicaba la polución detectada a la segunda ciudad más contaminada, Barcelona. Las partículas contaminantes más numerosas en el aire de Erandio eran el cadmio, el níquel y el plomo.

Es conocido que el tabaco, la obesidad y la diabetes son factores de riesgo. Y para ello, las autoridades sanitarias hacen campañas destinadas a combatir esos riesgos. También sabemos que el cadmio y el plomo son contaminantes que provocan enfermedades respiratorias y cánceres, en especial el de páncreas. Centenares de estudios lo certifican. Pero en este caso las campañas brillan por su ausencia. Sabemos, con la pandemia de la Covid 19 que nuestros dirigentes priman los beneficios económicos de las grandes compañías sobre la salud.

El fin de octubre es un día especial en Erandio. De recuerdo por los crímenes de Anton y Josu. Aunque no como escusa sino como evocación, apuntar que esas dos muertes salvaron otra, la de un joven de la cercana Ondarroa. Andoni Arrizabalaga se encontraba en el corredor de la muerte, condenado por un tribunal fascista. El régimen no se atrevió a calentar más el ambiente y un día después de los sucesos de Erandio conmutó a Andoni, Itziarren sema, la pena capital.

 

 

 

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Década de Terror en Nafarroa

Y hablando de las víctimas del terrorismo de estado español así como de la impunidad de la que han gozado tanto los autores intelectuales como los autores materiales de decenas de atentados en suelo vasco, aquí les compartimos este reportaje que nuestro amigo Danilo Albin ha dado a conocer en las páginas de Público:

 

Los tribunales dejaron sin aclarar cerca de 80 atentados parapoliciales en Navarra entre 1975 y 1985

Las campañas de ataques realizadas por grupos como el Batallón Vasco Español, Comando Adolfo Hitler o Antiterrorismo ETA en la Comunidad Foral durante la Transición se saldaron con total impunidad: según denuncian distintos informes y corroboran las víctimas, los casos fueron sistemáticamente archivados en los juzgados. Los grupos que cometieron esos ataques contaban con la complicidad o incluso participación directa de miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Danilo Albin

El navarro Josu Imaz podría presumir de haber nacido tres veces. La primera, el 8 de mayo de 1957 en Altsasu. La siguiente, el 17 de diciembre de 1981, cuando tuvo la buena idea de no abrir una sospechosa caja de puros que le habían enviado a casa y que, según comprobó después un experto, contenía 100 gramos de explosivo plástico. Volvió literalmente a nacer dos años después, cuando le pareció que había algo extraño en su coche. Era Goma-2, estaba dentro del vehículo y tenía la potencia necesaria para hacerle volar por los aires.

Imaz tiene un currículum de atentados contra su persona que le convierten en un sobreviviente, pero no en una víctima: al menos hasta ahora, el Estado no ha considerado que aquellos ataques, perpetrados e ideados con la clara finalidad de matarle, le hayan hecho merecedor de la categoría de víctima del terrorismo.

Hoy no es víctima ni tampoco tiene un victimario concreto, con sentencia de por medio, al que señalar. Tanto el intento de asesinato con el paquete bomba –que coincidió además con un envío idéntico de explosivos a un concejal de Herri Batasuna en el vecino municipio de Etxarri-Aranatz– como el atentado con Goma-2 en su vehículo no fueron aclarados por los tribunales. "Solo hubo impunidad", apunta este navarro de 64 años desde Lakuntza, donde reside en la actualidad.

Los atentados que sufrió Imaz estuvieron precedidos de pintadas contra la librería de su familia y de amenazas en formato de octavilla, lanzadas en Altsasu por manos tan anónimas como las que poco después pretenderían acabar con su vida. Una hoja lanzada por el pueblo señalaba a este militante abertzale –había sido detenido por la Guardia Civil en 1980, tras lo cual denunció torturas, y pasó seis meses en prisión– como uno de los "responsables y colaboradores de ETA en Alsasua".

Su caso está hoy recogido en el informe titulado El terrorismo desconocido. Atentados terroristas de extrema derecha en Navarra (1975-1985), presentado por el Gobierno de la Comunidad Foral que dirige María Chivite (PSN) y elaborado por historiadores de la Universidad Carlos III de Madrid.

Los investigadores identificaron 23 atentados de lo que denominaron "terrorismo de ultraderecha", concepto bajo el que incluyeron acciones cometidas por el Batallón Vasco Español (BVE), Guerrilleros de Cristo Rey, Comando Adolfo Hitler o Terrrorismo AntiETA, entre otras organizaciones. Añadieron además un atentado mortal a cargo del GAL: el asesinato de Ángel Gurmindo Lizarraga, natural de Olazti (Navarra), en la localidad vascofrancesa de Hendaia en febrero de 1984.

En total, el documento –que fue presentado por el Gobierno de Navarra en febrero pasado y que posteriormente ha sido objeto de actualizaciones– señala que esa veintena de acciones terroristas dejaron un saldo de tres muertos, ocho heridos y una persona desaparecida (se refieren al caso de José Miguel Etxeberria, Naparra, natural de Pamplona y secuestrado en el sur de Francia en junio de 1980. El acto fue reivindicado por el BVE.

El estudio reconocía además que resultaba imposible cuantificar el número de personas amenazadas por ese tipo de terrorismo debido a la "diversidad de actos", entre los que cita expresamente "pintadas, daños a locales, paquetes-bombas, explosivos en vehículos, etcétera".

Poco después de que se conociera ese informe, la plataforma memorialista Sanfermines 78 Gogoan dio a conocer una valoración, publicada en la sección de opinión del diario Gara, en la que advertía que el número de atentados era mayor. En tal sentido, remarcaba que el libro La guerra no declarada. Terrorismo de Estado en Euskal Herria, editado en 2014 por la asociación Euskal Memoria, había documentado "78 atentados cometidos por grupos de extrema derecha".

"No se trata de agresiones de poca monta, sino que están perfectamente detalladas y contrastadas: atentados con bombas y explosivos, ametrallamientos, ataques con cócteles molotov, incendios provocados, palizas a cargos electos, violaciones...", señalaba Sanfermines 78 Gogoan.

Más allá de las diferencias en torno al número de atentados, hay un aspecto en común para la mayoría de los casos: la ausencia absoluta de esclarecimiento judicial sobre lo ocurrido. "Cuando las víctimas denunciaban, se hacía una investigación corta, la cerraban y punto", resume a Público el profesor Ignacio Pérez Macías, uno de los autores del informe entregado al Gobierno de Navarra.

"En otros casos no denunciaban –señala el investigador–, porque los antecedentes eran disuasorios y había cierto hastío entre estas personas: para qué voy a denunciar si luego no pasa absolutamente nada".

De hecho, el informe sobre estos casos registrados en Navarra destaca que "los actos terroristas de extrema derecha tienen como una de sus peculiaridades el escaso éxito de las investigaciones policiales y judiciales para determinar a sus autores y cómplices". "En algún caso, las investigaciones pudieron determinar a los autores, pero fueron eximidos por aplicación de la Ley de Amnistía o por indultos", remarca.

"Terrorismo de Estado"

El historiador Iñaki Egaña, uno de los mayores expertos en torno a la represión salvaje sufrida en Navarra desde 1936, advierte que el denominado "terrorismo de ultraderecha" no fue otra cosa que terrorismo de Estado. De hecho, sostiene que hubo una continuidad entre la represión que se vivió en ese territorio  durante el franquismo y las acciones contra militantes abertzales producidas a partir de 1975.

"Cuando llega cierta época que exige una mayor pulcritud en algunas cosas, esa represión legal se convierte en ilegal o paralegal, pero eso no es el comienzo ni el fin de nada: se trata de una continuidad. Lo único es que sucede es que Franco está muerto, y lo que cambia es el escaparate", sostiene Egaña. En tal sentido, cree incorrecto hablar de terrorismo de ultraderecha, "salvo que consideremos que la ultraderecha está implantada en el Estado".

En torno a este punto, el estudio de los investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid cita expresamente el informe de la Oficina de Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco que recogía precisamente que "la Triple A, el Batallón Vasco Español y los Grupos Armados Españoles eran grupos bien organizados de extrema derecha que actuaban con un importante nivel de tolerancia, cuando no de complicidad, con importantes sectores
de los aparatos policiales de la época".

Mercenarios

En esa línea, Sanfermines 78 Gogoan advertía precisamente en su artículo sobre "las evidentes connivencias y complicidades que se daban entre los grupos de extrema derecha y los cuerpos policiales". "Una de las consignas que se gritaban en la calle en las concentraciones y manifestaciones de protesta por aquellas acciones era: 'De noche incontrolados, de día uniformados'. Esta frase resumía perfectamente la percepción popular de quién estaba detrás de aquellos atentados", apunta.

"A la gente que en los años cincuenta la detenían en la calle, la llevaban a un descampado, le pegaban una paliza y amenazaban a su familia, en los años setenta lo que hacen es quemarle la casa o quemarle el coche, y luego reivindicarlo con alguna de las distintas siglas, mientras que para la fase más dura se van a incorporar mercenarios pagados por el Estado", señala por su parte Egaña. Casi cuarenta años después, Josu Imaz y otras víctimas de ese terrorismo de Estado siguen pidiendo justicia.

 

 

 

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viernes, 29 de octubre de 2021

Al Margen de la Sociedad

Ya que estamos con el tema de la presencia celta y el particular sincretismo cultural que se generó en Euskal Herria, toca poner sobre la mesa todo aquello del Halloween y de la "noche de brujas", así como la particular conceptualización que de las brujas se hace en Euskal Herria.

Para ese ejercicio hemos traído a ustedes esta reseña publicada por el Diario Vasco:


Mujeres en los márgenes: en todos los lugares, en todas las épocas
exposición

La fotógrafa bilbaína Bego Antón expone en la sala Artegunea su indagación en el imaginario de la brujería y varias prácticas femeninas que rompen con la 'normalidad'

Alberto Moyano

En algunas zonas de Estados Unidos, Inglaterra y Canadá hay certámenes de danza entre mujeres que bailan coreografías con sus perros. En Islandia, la mayor parte de la población cree en elfos, hadas y otros seres. En Finlandia, hay niñas y adolescentes que imitan la doma clásica y el salto sobre un caballo de juguete. Todas estas personas que llevan a la práctica la máxima de que «la imaginación es el territorio de la libertad absoluta» con las protagonistas de la exposición 'Sobre brujas, perros, elfos y otras realidades fantásticas' que la fotógrafa Bego Antón (Bilbao, 1983) inaugura este sábado en el Kutxa Kultur Artegunea. La muestra, comisariada por Érika Goyarrola, que ocupa los dos pisos de la sala de Tabakalera y que estará abierta al público hasta el 13 de febrero, concluye con una amplia serie fotográfica que recrea el mundo de las llamadas 'brujas' de Euskal Herria y la persecución que sufrieron hace 400 años.

El hilo que recorre toda la exposición es el registro fotográfico de otras tantas prácticas femeninas «que se salen de la normatividad social», explicó la comisaria. 'Sobre brujas, perros, elfos y otras realidades fantásticas' se articula en torno a dos ejes: lo mágico, presente en las secciones dedicadas a la brujería en Euskal Herria y a los seres mitológicos de Islandia, y lo fantástico, a través de «aspectos extraordinarios y poco comunes, como son el 'hobbyhorse' finlandés y el 'Musical Canine Freestyle' estadounidense. Érika Goyarrola destacó «la mirada sin juicios» de Bego Antón sobre actividades que podrían ser objeto de «burla o sorna. Bego las dignifica».

Desmitificación de la 'bruja'

Bajo el título de 'Haiek Danak Sorginak' (2017-2021), esta primera serie aborda el lugar que ocupan las brujas vascas en el imaginario colectivo. En este punto, Antón descubrió que las únicas referencias históricas procedían de sus perseguidores, los inquisidores, y que las únicas fuentes primarias correspondían a los interrogatorios. Y fue a partir de ahí donde comenzó a fotografiar puestas en escena y recreaciones de lo que estas mujeres relataban bajo coacción y torturas. Una desmitificación de la figura de la 'bruja' que incluye representaciones de rituales en los bosque, momentos de trance, liturgias en comunión con la tierra y escenas que certificarían las acusaciones -como una mujer amamantando un sapo fruto de sus relaciones carnales con el Diablo- centran buena parte de este apartado, que cuenta con abundante documentación histórica.

Al igual que las otras tres secciones de la exposición, 'Haiek Danak Sorginak' es el resultado de una intensa labor de investigación por parte de Bego Antón. De hecho, la artista reconoce que «la fotografía es mi herramienta y una excusa, pero lo que más disfruto es el propio proceso y de la investigación». Antón se apuntó a una escuela de Elfos en Reikiavik para preparar la serie islandesa 'The Earth is Only a Little Dust Under Our Feet' (2013-2018) y a lo largo de varios viajes a la isla documentó el universo mitológico del territorio.

Para la serie 'Everybody Loves to ChaChaCha' (2015), se adentró en el Musical Canine Freestyle, en el que mujeres y perros ejecutan coreografías que ilustran el estrecho vínculo afectivo que les une. La exposición incluye varios vídeos que acompañan a las fotografías -todos realizados en Estados Unidos- y que dan cuenta de una práctica en la que los participantes no compiten entre sí, sino consigo mismos.

Finalmente, 'The Gallop' (2021) registra un fénomeno «único en el mundo»: el 'hobbyhorse' y la comunidad de niñas y adolescentes que se forja en torno a este deporte finlandés, consistente en imitar la doma y el salto sobre un caballo de juguete. Son las propias jóvenes las que se ocupan de todo, sin la intervención de ningún adulto: desde la construcción de su 'caballo' hasta la organización de torneos, pasando por los cursillos, la gestión de las cuentas de fotos en Instagram. Una práctica que «combina imaginación y ejercicio físico -explicó la fotógrafa- y que está estigmatizado ya que las participantes llevan una doble vida para evitar 'bullying'».

Además de las visitas comentadas y talleres familiares, la exposición se completa con la proyección el 19 de noviembre (18.30 horas en la sala Imanol Larzabal de la C.C. Lugaritz) de la películas 'Häxan' (1922), de Benjamin Christensen. El 20 de noviembre la propia Antón impartirá una masterclass sobre 'Técnicas para fotografiar lo invisible' (de 10.30 a 17.30 en el Medialab de Tabakalera, previa inscripción en la web). Por último, el 17 de diciembre la artista conversará con Sabina Urraca en la Sala Ruiz Balerdi de la cuarta planta del Centro de Cultura Contemporánea (inscripción previa en la web). 




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jueves, 28 de octubre de 2021

Calabazas y Huella Celta

Y bueno, ya que estamos hablando del Arimen Gaua y del Gau Beltza, traemos desde Naiz este reportaje que aporta más información acerca de esta festividad, herencia de la presencia celta en la península.

Lean ustedes:


La festividad celta que dejó huella también en Euskal Herria

Los pueblos celtas, a partir del siglo XIII a.C., extendieron en toda Europa el Samhain, la fiesta del fin del verano donde se juntaban el mundo de los vivos y el de los muertos y que ha perdurado hasta fechas recientes, ahora suplantada por Halloween, la versión norteamericana.

Joseba Salbador

A nadie se le escapa ya que la costumbre de disfrazarse y de colocar calabazas iluminadas en la víspera del 1 de noviembre no es originaria de EEUU. Gracias a la labor de difusión realizada por antropólogos y colectivos culturales, sabemos que en Euskal Herria también existió –y hasta no hace tanto tiempo– la costumbre de celebrar la festividad de los muertos, «Animen gaua» o «Gau beltza». Lo que no es tan conocido es que esta fiesta pagana llegó a Euskal Herria de la mano de los celtas, pueblo indoeuropeo que también trajo, por ejemplo, el lauburu.

Hasta hace pocos años, la irrupción de las calabazas iluminadas en la víspera del 1 de noviembre se asociaba a una costumbre foránea, procedente del otro lado del Atlántico y con un componente comercial muy marcado. Es por ello que muchos rechazaban que niñas y niños vascos se disfrazaran ese día para pedir dulces con la frase «truco o trato» (trick or treat).

Pero hete aquí que muchos de nuestros mayores comenzaron a recordar que en su infancia también recogían calabazas y nabos, vaciaban su interior para darles forma de rostro humano y, con una vela encendida en su interior, los colocaban en zonas de paso para asustar al vecindario. Hay incluso quien recuerda cómo se disfrazaban y recorrían los caseríos para pedir castañas.

Pero, ¿cómo es posible que a ambos lados del Atlántico se haya mantenido una costumbre tan similar? La explicación está en la influencia de los celtas, que extendieron en toda Europa el Samhain, la fiesta del fin del verano, y que terminó llegando al continente americano.

El celta era un pueblo indoeuropeo que comenzó a extenderse por toda Europa en el siglo XIII a.C., especialmente en Gran Bretaña, Irlanda, Bretaña y norte de la Península Ibérica. En Euskal Herria, primero lo hicieron en las zonas llanas de Araba y Nafarroa, y a partir del siglo V a.C. –segunda Edad del Hierro–, en los castros de las zonas altas de Gipuzkoa y Bizkaia, donde perduraron hasta la llegada de los romanos.

Los celtas utilizaban un calendario propio, regido por los ciclos lunares y solares, y cuya máxima representación podría ser el lauburu o trisquel de cuatro cabezas, un símbolo que representa al sol en movimiento y que fue adoptado por el pueblo vasco como propio. En dicho calendario, el Samhain constituía la fiesta más importante, algo así como el año nuevo celta, ya que representaba el fin del ciclo de la cosecha y el inicio de la época de los fríos. La celebración no tenía una fecha concreta, ya que se regía por el calendario lunar, y se prolongaba durante tres jornadas.

Honrar a los muertos

En esta fiesta se honraba también a los muertos, ya que tenían la creencia de que cuando llegaba ese día, la linea que separa el mundo de los vivos y de los muertos desaparecía y los espíritus deambulaban con total libertad. Una creencia que coincide con los akelarres que se celebraban en torno a cuevas y megalitos de la Edad de Hierro, considerados como la puerta de entrada al más allá.

Es por ello que se encendían hogueras para guiar a casa a los espíritus de los seres queridos y para ahuyentar a los malignos. Los disfraces que se utilizan esa noche también tenían el objetivo de confundir a los espíritus.

La costumbre de utilizar calabazas iluminadas se enmarcaría también en ese empeño por alejar los malos espíritus y atraer a los buenos, utilizándolos como linternas para señalarles el camino. La expresión «truco o trato» provendría del trato que ofrecían los espíritus a los viandantes con los que se encontraban en su camino.

Tras la romanización y la llegada de la Iglesia católica, se decidió cristianizar esta costumbre pagana del equinoccio de otoño. En el año 835, el papa Gregorio IV hizo que se cambiara el día de Todos los Santos, que hasta entonces se celebraba en mayo, al 1 de noviembre, para hacerlo coincidir con esa fecha.

A falta de más estudios sobre el tema, todo parece indicar que esa costumbre ha perdurado desde entonces en numerosas localidades de Bizkaia, Gipuzkoa, Araba y Nafarroa. En Mutriku, por ejemplo, existe constancia de que ya a principios del siglo XIII se celebraba la fiesta «Gaba Beltza», con calabazas en calles y viviendas.

En la cuenca del Deba, era costumbre asar castañas esa noche, y en pueblos como Oiartzun, Hernani, Urnieta, Andoain o Zizurkil se han utilizado hasta épocas muy recientes calabazas con velas para asustar a la gente.

En algunos pueblos del Goierri guipuzcoano, como Altzo, se utilizaban las argizaiolak para alumbrar el camino a los espíritus, las mismas que aún hoy día se siguen utilizando con esa misma finalidad en el interior de la iglesia de Amezketa.

En Bizkaia, se han recogido testimonios en localidades como Bermeo o Berriz, donde se colocaban calabazas encendidas en el campanario de la iglesia.

Y en Nafarroa, también se utilizaban calabazas y nabos en comarcas como Ameskoa, mientras que en amplias zonas de Baztan-Bidasoa y valle de Artzibar se realizaban rondas para recoger castañas y nueces. En los valles de Ollo, en Eugi y en Zubiri, los más jóvenes recitaban la frase: «Xanduli Manduli, Kikirriki, écheme nueces por aquí». Y en Iruñerria, a los jóvenes que hacían la cuestación por las casas se les llamaba «txinurri».

Un viaje de ida y vuelta

Estas costumbres han perdurado también en la mayoría de los pueblos de influencia celta, como en Galicia, donde aún pueden verse en muchas zonas rurales, en Asturias, León o Portugal, y fuera de la Península en países como Irlanda, desde donde se exportó al otro lado del Atlántico, pero ya en el siglo XIX, época de mayor emigración de irlandeses a EEUU y Canadá.  

Los pueblos anglosajones denominaban esta fiesta como All Hallow's Eve (Víspera de Todos los Santos), término de origen escocés que derivó en la contracción Halloween que conocemos en la actualidad y que no comenzó a popularizarse en Estados Unidos hasta mediados del siglo XX.

Paradójicamente, en Euskal Herria, fue en esa misma época cuando comenzaron a apagarse las calabazas, al considerarse una cosa de niños y, por tanto, de poca importancia. Pero ha tenido que ser la potente industria audiovisual norteamericana la que ha vuelto a introducir esta tradición en Euskal Herria, eso sí, después de un largo viaje de ida y vuelta a través del Atlántico y en el que ha perdido totalmente su relación originaria con la naturaleza y con la vida.

«Animen gaua», una tradición que comienza a recuperarse pueblo a pueblo

En Euskal Herria son muchas las localidades que están tratando de recuperar la festividad de «Animen gaua» o «Gau Beltza» tras conocer que nuestros mayores lo celebraban hasta no hace tantos años y, en algunos casos, como reacción a la proliferación de fiestas de Halloween.

Ondarroa y Lekeitio son dos municipios vizcainos en los que se está recuperando la tradición, mientras que en Mutriku, diversos colectivos y el Ayuntamiento organizan desde hace varios años la fiesta «Gaba Beltza», en la que los participantes desfilan vestidos de negro y con antorchas para recordar la leyenda de Talaixako Mamua, que llamaba a la puerta de las casas que no habían colocado la calabaza.

Siguiendo la cuenca del Deba, en localidades como Eibar, Ermua o Soraluze se organiza el Gaztainerre, donde se celebra la fiesta en torno a una afari-merienda con castañas asadas y que se repite también en localidades como Arrasate o Aretxabaleta.

En la comarca de Oarso, son los centros escolares los que tratan de recuperar esta tradición, con la colaboración de la asociación Euskaltzaleen Topagunea. Así, las calles de Pasaia, Oiartzun o Errenteria vuelven a verse calabazas durante la celebración de «Animen Gaua».

Unas iniciativas en las que ha tenido mucho que ver la publicación del trabajo "Itzalitako kalabazaren berpiztea" (2018) de los antropólogos Jaime Altuna y Josu Ozaita, en la que se recogen numerosos testimonios a lo largo y ancho de Euskal Herria. O la labor de divulgación llevada a cabo por el también antropólogo y periodista Oier Araolaza.

Pero los colectivos que tratan de recuperar esta tradición ponen también su empeño en eliminar los elementos foráneos que se están adhiriendo a la fiesta, sobre todo su carácter consumista. Así, además de recuperar las frases que se utilizaban en las rondas por las casas, quieren recuperar también el sentido que se daba antes a la muerte, como una cosa natural y mucho más interiorizada en las familias que ahora, donde se trata de ocultarla.




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Gau Beltza

En las hojas del calendario ya están casi encima Halloween, el Día de Muertos y el Día de Todos los Santos.

Sin embargo, en Euskal Herria, así como ha terminado por restituir a Olentzero frente a Santa Claus y los Reyes Magos, también se invita a revivir Gau Beltza y Arimen Gaua.

Lean este excelente reportaje del Diario Vasco:


Gau Beltza se extiende por Gipuzkoa frente a Halloween

Suzko Akerra, el txistu y las velas precederán al día de Todos los Santos, ante la llegada de las costumbres norteamericanas

Elisa Belauntzaran

Gau beltza o Arimen gaua. La noche negra o de las almas no es una invención norteamericana, hasta hace pocas décadas era habitual que la tarde-noche del 31 de octubre, la víspera del Día de Todos los Santos, los chavales asustaran a mujeres y niñas también en Gipuzkoa. Era una costumbre muy extendida en muchos pueblos hasta mediados del siglo XX. Sobre todo en las zonas rurales y en los caseríos se mantuvo la tradición de vaciar calabazas, patatas y remolachas para introducir velas la víspera del día de Todos los Santos. Ese día, las familias comían castañas y los niños salían a pedir. En muchos casos, los niños también iban pidiendo de casa en casa. Nada de 'trick or treat' y pocos caramelos, pero siempre caían algunos cutixis, tampoco eran mal botín.

Lo de vaciar las calabazas lo hacían durante todo el otoño, pero la costumbre se intensificaba durante los días de los muertos y las ánimas. Según cuentan era habitual que los chicos vaciaran calabazas a las que les solían hacer unos ojos y boca, colocaban en su interior una vela encendida.

Después, las situaban en lugares escogidos, rincones oscuros, y esperaban a que las mujeres que habían acudido al rezo del rosario en la iglesia salieran. El objetivo no era otro que asustarlas haciéndolas creer que se trataba de un ánima errante o de los ojos del mismo demonio. Creían que en estas fechas las almas de los difuntos regresaban a casa, y encontrarse con una de esas calabazas iluminadas en un camino a oscuras provocaba grandes sustos. Solo imaginarlo provocaba auténtico pavor a todas ellas y divertía a los traviesos jóvenes, que después se ganaban una buena reprimenda en sus casas, porque no estaba nada bien visto, pero...

Ahora, es más habitual que entre nuestros jóvenes se escuche más la palabra 'Halloween' (contracción del inglés All Hallows' Eve, la tarde de Todos los Santos) que Gau beltza o Arimen gaua a la hora de referirse a la noche de este domingo, pero son muchas las ikastolas y asociaciones que están recuperando las costumbres euskaldunes en torno a esta fecha. Aquí hacemos un repaso por algunas de las actividades programadas para estos días.

Urnieta | Cuentacuentos, 'Saria-ziria', castañada

Magale Salestarrak Ikastetxea hace un llamamiento al pueblo de Urnieta para que los vecinos se acerquen a la plaza San Juan disfrazados. El alumnado cobrará especial protagonismo esa noche. Para ello, además de llevar los trajes que eran habituales en esa noche en la localidad, realizarán cuentacuentos, el juego 'saria-ziria' para repartir caramelos así como una castañada, entre otras actividades.

Desde la ikastola quieren animar a la ciudadanía a disfrazarse, para lo cual, por supuesto, sería con prendas basadas en la vieja tradición vasca. «Lo haremos tal y como nos lo han contado las y los mayores que hacían en su época, es decir, como los disfraces que preparaban en los caseríos. ¿Cómo? Con viejos trapos de casa y la cabeza tapada con un saquito», explica Nerea Lizartza, profesora y organizadora.

Bergara | Talleres infantiles donde elaborar disfraces y calabazas

Los preparativos para la noche de ánimas 'Gau Beltza' del día 31, avanzan con la celebración a lo largo de toda la semana. Por la tarde se han realizado talleres en los soportales de la Casa Consistorial de Bergara. La formación trata sobre disfraces y vaciados de calabazas. El viernes 29, desde las 17.30 horas, y el sábado 30, desde las 11.00 horas, se podrán disfrutar de estos talleres. Para que el próximo 31 se tenga todo listo para disfrutar de una auténtica Gau Beltza.

Bergara | Los sustos, trucos y disfraces de Gau Beltza con música y teatro

La tradición de la noche de ánimas en víspera de la jornada dedicada a los difuntos adquiere en los últimos años, con el impulso del Halloween, el formato y denominación de Gau Beltza. Serán la música, el teatro de calle y las visitas guiadas las protagonistas de un programa de fin de semana que se pone en marcha este viernes.

Esta tarde a las 17.30 y el sábado a las 11.00 horas en los soportales de la Plaza desarrollarán talleres para niños y niñas donde confeccionar disfraces o vaciar calabazas, que después utilizarán para iluminar la noche con una vela en su interior. Tradición esta última que en el barrio de Ubera y otros puntos se recuerda que se mantuvo hasta las primeras décadas del pasado siglo.

El sábado a las 18.30 horas en la Plaza los dos coros infantiles de Musika Eskola presentan la canción 'Kalabera'. Un tema con camposantos y esqueletos muy apropiado para estas fechas. Las sesenta voces del centro y otros niños y niñas que se sumen disfrazados interpretarán la canción acompañados de trikitilaris. A la conclusión chocolatada preparada y repartida por la asociación de jubilados San Joxepe.

Poco después, a las 19.30 horas, se pone en marcha la representación teatral de calle 'Su danborrak' a cargo de la compañía Deabru Beltzak. Un espectáculo que mezcla música, pirotecnia y efectos especiales a lo largo del recorrido.

Arrasate | Visita guiada para conocer la celebración de 'Gaba baltza'

Las visitas serán el sábado 30 (10.00 en euskera y 11. 00 en castellano) con salida desde la plaza del ayuntamiento de Arrasate y 55 minutos de duración. Es necesario realizar la inscripción previamente llamando al teléfono 943 252 000 del BAZ o en la web www.arrasate.eus/ezagutu.





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Las Tres Falsedades de Casado

Al españolismo le puede importar menos el que las medidas excepcionales emprendidas en contra de los presos independentistas vascos sea precisamente lo que les califica como presos políticos.

Sabedores del cheque en blanco otorgado por la comunidad internacional, continúan enfangando el proceso de paz y reconciliación iniciado hace ya diez años.

Naiz nos informa que el pepero Pablo Casado la ha emprendido en contra del colectivo de presos políticos vascos a sabiendas que la resolución de este tema forma parte del tercer componente del DDR de ETA, la reintegración.

Miren con lo que salió el señorito:


Casado anuncia una propuesta de ley contra los presos vascos basada en tres mentiras

El presidente del PP, Pablo Casado, ha anunciado este martes que su partido impulsará una ley contra los presos vascos basada en tres falsedades: prescripción, beneficios y homenajes.

Ramón Sola

El líder del PP, Pablo Casado, ha anunciado este martes que el Grupo Popular presentará una proposición de ley en el Congreso para que no haya «ni un beneficio más a los etarras si no se arrepienten y colaboran en esclarecer 300 asesinatos que siguen impunes». Además, ha subrayado que esa iniciativa planteará «acabar con los ‘ongi etorri’, homenajes a asesinos» y se rematará con la demanda de que «los delitos de ETA no puedan preescribir».

Hay, por tanto, tres argumentos falsos en el soporte de esta iniciativa.

Por un lado, resulta evidente que los presos y presas vascas no disponen de «beneficios» sino que al contrario se les han aplicado una legislación y una práctica de excepción, que en la actualidad se traduce sobre todo en la persistencia del alejamiento para más de la mitad (siguen fuera de Euskal Herria, aunque menos lejos que antes) y en el bloqueo del paso de segundo a tercer grado (obstaculizado por la Audiencia Nacional, como ha denunciado un informe de Behatokia y tratará precisamente este miércoles el Parlamento de Gasteiz).

En cuanto a los ongietorris, la falacia es doble, dado que por un lado se presentan por parte de Casado como «homenajes a asesinos» y por otro se obvia que en la actualidad ya casi ninguno tiene carácter público. Es algo que han reconocido organizaciones como Covite y a lo que el Foro Social Permanente ha puesto cifras: dos de 25 en lo que que va de 2021.

Por lo que respecta a la «prescripción», también es mentira: la realidad es que la Audiencia Nacional sigue obstaculizando el retorno de exiliados vascos a los que intenta juzgar por atentados de los años 70 u 80. Un caso conocido y reciente es el de Jaione Jauregi, entregada por Bélgica y actualmente encarcelada para ser juzgada por atentados de hace 40 años.

«Como Macron pactando con los de Bataclan»

Pese a ser seguramente conocedor de todo ello, el presidente del PP ha defendido sus iniciativas en estos términos: «A los etarras, ni un solo beneficio penitenciario»; «Los ongi etorris siempre se acaban celebrando»; y «no puede ser que haya 300 familias que no sepan siquiera quién mató a su padre o secuestró a su hermano» (algo que nada tiene que ver con la prescripción sino con la falta de pruebas).

A ello ha añadido que lo que ocurre entre el Gobierno de Pedro Sánchez y EH Bildu «no pasa en ningún lugar del mundo». «¿Alguien se imagina a Draghi pactando con las Brigadas Rojas a las que acaba de hacer un acto de repudio solemne como nunca había hecho Italia? ¿Alguien se imagina a Macron pactando con un partido político que justifica la matanza del Bataclan? ¿Alguien se imagina a Biden pactando con una asociación que justifique los atentados de las Torres Gemelas?», se ha preguntado.

El jefe de la oposición ha censurado que el expresidente Jose Luis Rodríguez Zapatero y el expresidente del PSE Jesús Eguiguren reivindiquen a Otegi «como hombre de paz» tras lo que ha acusado al coordinador general de EH Bildu de «secuestrar» y «disparar». «¿Cómo es posible que este señor se siente a negociar los PGE? Es una inmoralidad que tiene que acabar ya», ha remachado.

 

 

 

 

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miércoles, 27 de octubre de 2021

Cronopiando | Nunca Debió Haberse Producido

El expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero ha llevado a cabo una declaración que circula en redes. Y es que resulta bastante llamativo que por un lado eche abajo la versión oficial de la derrota policial de ETA mientras que por el otro refrende el tema del paso por comisarías de miles de ciudadanos vascos -se quedó corto, dijo diez mil cuando la cifra ronda en los cuarenta mil-, antesala, sabemos bien, de la práctica sistemática de la tortura en contra de los militantes del independentismo vasco.

Y es que además, esta declaración de Rodríguez Zapatero contrasta con la actitud beligerante adoptada por el PNV en general e Iñigo Urkullu en particular con respecto a la declaración del 18 de octubre por parte de la izquierda abertzale en la que se toma una posición con respecto al daño causado.

Habiendo establecido lo anterior, les compartimos el Cronopiando de Koldo que ayuda a poner el tema de la declaración del 18 en contexto.

Lean:


Nunca debió haberse producido

Koldo Campos Sagaseta | Cronopiando

El golpe militar fascista en el 36 que frustrara la república refrendada en las urnas por el pueblo, nunca debió haberse producido; las decenas de miles de muertos que provocara aquel sangriento alzamiento de canallas y el expolio que hiciera de los bienes asaltados, nunca debió haberse producido; la brutal dictadura militar franquista que gobernara desde entonces hasta el 78 negada a cualquier atisbo de piedad o cordura, nunca debió haberse producido; el respaldo de la Iglesia Católica al golpe de Estado y la santificación que hiciera del régimen militar y bajo palio que surgiera del mismo, nunca debió haberse producido; el exilio de cientos de miles de españoles, de vascos, de catalanes, de gallegos por el mundo, nunca debió haberse producido; las desapariciones y asesinatos a cargo de las cloacas del Estado durante más de medio siglo de represión nunca debieron haberse producido; la tortura en todas sus malditas expresiones nunca debió haberse producido; la impunidad con que el Estado sigue amparando el crimen y homenajeando a sus sicarios, nunca debió haberse producido; la corrupción de la justicia hasta la náusea, nunca debió haberse producido; la monarquía que impusiera el caudillo y cuya fetidez ya ni siquiera asombra, nunca debió haberse producido; “España” nunca debió haberse producido.

(Preso politikoak aske)

 

 

 

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martes, 26 de octubre de 2021

Un Elefante Demográfico

Les recomendamos ampliamente la lectura de este reportaje dado a conocer en las páginas de Naiz:


El cambio demográfico, un elefante en la habitación

Adaptarse al cambio demográfico, con una acusada caída de la natalidad y un alumnado más diverso, es uno de los grandes retos del sistema educativo, donde la inequidad, la segregación y la brecha socioeconómica apuntan a la necesidad urgente de cambios.

Iker Bizkarguenaga

El modismo inglés elephant in the room (elefante en la habitación) es una expresión metafórica que hace referencia a una verdad evidente que es ignorada. También se aplica a un problema o a un asunto espinoso que es obvio pero del que nadie quiere discutir, y se basa en la idea de que si bien sería imposible pasar por alto la presencia de un elefante en una habitación, las personas que se hallan en esa estancia fingen que el paquidermo no está ahí porque han elegido no encarar el problema que este hecho acarrea.​ Sin embargo, esa presencia tan grande se vuelve incómoda para los involucrados, a quienes resulta cada vez más complicado no atender o hablar del asunto.

Algo así ha venido sucediendo con el cambio democráfico y el avejentamiento de la población que están alterando la composición de la sociedad vasca sin que casi nadie haya querido reparar públicamente en él. Tampoco desde las instituciones, quizá porque el descenso de la natalidad es, en gran medida, consecuencia de la precariedad de una generación que vive al día. Sin estabilidad económica y laboral, para mucha gente es una quimera tener hijos. Tanto que, por ejemplo, según datos del Eustat, en la CAV se ha regisistrado una caída de nacimientos del 64% en los últimos 45 años. Eso es algo que ya se está notando y que se va a notar más en los próximos años en diversos ámbitos. Y por supuesto, también en el de la educación.

Así lo pone de relieve el documento “Evolución sociodemográfica del alumnado en Euskadi”, elaborado por Silván & Miracle, que se hace eco del acelerado retroceso que se ha producido en la cifra de nacimientos desde 2011 a raíz del estallido de la crisis de la primera década de este siglo, y que advierte de que «mientras que el mercado de trabajo no sea capaz de integrar a la juventud y mejore sus condiciones, todo apunta a que Euskadi no recuperará los datos de natalidad previos a la crisis». Es por tanto un factor de transformación con el que el ámbito de la educación se va a ver obligado a lidiar.

«Va a ser un reto, porque cambia la configuración del sistema educativo. El descenso de la natalidad, va a mostrar una sociedad diferente a la que conocemos, donde la pirámide poblacional se está dando la vuelta y se observa un clarísimo envejecimiento de la población», expone a GARA la politóloga Eva Silván, que ejerce la dirección de la firma que ha llevado a cabo este análisis. Recuerda, al respecto, que la CAV es el segundo territorio de Europa más envejecido y con menor incide de natalidad, y destaca que donde primero se refleja el descenso en los alumbramientos es en el sistema educativo.

«Esto cambia la conformación de las aulas tal como las entendíamos hasta hace unos años; el número de alumnos y alumnas va a ser menor, y va a suponer la necesidad de replantearse los centros educativos que hacen falta para atender a ese alumnado», indica.

Mayor diversidad en las aulas

Ese cambio, además, no va a ser solo cuantiativo, pues el perfil del alumnado también está cambiando. El descenso poblacional no está siendo homogéneo; entre las personas procedentes de otros lugares del mundo el número de nacimientos crece significativamente. De hecho, si no fuera por ese colectivo el desbalance demográfico sería peor.

Así, según se expone en el análisis, citando fuentes de Eustat, si en el año 2000 los niños y niñas nacidas de madres de fuera del Estado español apenas representaban el 2% del total, en 2019 ya suponían el 27%. Este es un dato que ayuda a anticipar cómo va a ser el alumnado de los centros educativos de la CAV en los próximos años. «Pasamos de un alumnado diverso como resultado de la inmigración que se produjo desde otros territorios a Euskadi, a tener ahora una diversidad aún mayor, y el sistema educativo se enfrenta al reto de tener que gestionarla garantizando la igualdad de oportunidades y la movilidad social, que al final es el objetivo del sistema educativo», destaca Silván.

El perfil demográfico también se nota en la elección de los modelos educativos. En este sentido, es algo sabido que en la educación pública el porcentaje que representan los alumnos y alumnas de familias procedentes de fuera es mayor que en la educación privada/concertada, pero es llamativo que esa disparidad sea más importante si se tienen en cuenta los modelos lingüísticos.

Así, mientras en el modelo D público el 8% de los alumnos y alumnas procede de familias de fuera del Estado –5% de primera generación y 3% de segunda generación–, el porcentaje se eleva hasta el 44% en los modelos A y B públicos –33% de primera generación y 11% de segunda generación–. Es decir, el alumnado de origen extranjero en los modelos A-B es cinco veces y medio más numeroso que en el modelo D, donde el euskara es la lengua vehicular. Estamos hablando en ambos casos de educación pública, de modo que tal diferencia no se explica por factores estrictamente socioeconómicos.

De hecho, en los modelos A y B privados los alumnos y alumnas de familias extranjeras son el 10%, es decir, representan un porcentaje mayor que en el modelo D público.

Mientras, en el modelo D privado la tasa es del 4%, la mitad del modelo D público, pero menos de la mitad que en el A-B privado. A tenor de los datos, y respecto al origen familiar del alumnado, el modelo lingüístico es un factor de diferencia mayor que el carácter público/privado de los centros, aunque esta variable también influye mucho.

Modelos en imparable declive

Preguntada al respecto, Silván constata que «hay un proceso de salida de las familias autóctonas del modelo A y B, y una apuesta muy clara por el modelo D, independientemente que sea público o concertado», mientras que, al contrario, «hay un efecto de concentración del alumnado de origen extranjero, bien de primera o de segunda generación, que opta por el modelo A y B, sobre todo muy ubicado en dos territorios: en Álava, en Vitoria, y en Bizkaia en algunos municipios de la Margen Izquierda».

Según apunta, la concentración de ese colectivo en el modelo A y B puede deberse a dos circunstancias paralelas: la primera, que al haber ido abandonando la población local estos modelos lingüísticos y al haber optado prioritariamente por el modelo D, «en los momentos de matrícula viva, que son las incorporaciones al sistema educativo por la llegada de población de otros lugares con el curso escolar ya iniciado, donde quedan plazas disponibles es en los modelos A y B, y ese puede ser uno de los motivos por el que se matriculen ahí». La otra razón sería que estos alumnos y alumnas pueden tener familiares o conocidos que también están matriculados en esos centros. «El efecto proximidad, amistad o familiaridad con los entornos donde se ubican estos centros dice mucho del porqué de la concentración de este alumnado en un modelo lingüístico que, además, puede sentir como más sencillo, porque hay una mayor socialización o porque sus iguales estudian allí», apunta.

Sea por la razón que sea, este es un hecho que se produce en un contexto de imparable declive de los modelos A y B. Por ejemplo, el modelo A ha perdido el 82% del alumnado en 25 años, y en 2018 solo representaba el 8,5% del sistema educativo de la CAV, y un porcentaje menor en los cursos de primaria.

De hecho, según se indica en el documento de Silván & Miracle, en el curso 2017/2018 solo había once municipios con alumnas y alumnos matriculados en modelo A, la mayoría en educación secundaria, mientras que en educación infantil la matriculación es simbólica. Con estos datos en la mano, surge la duda de qué habría sido de este modelo, casi íntegramente en castellano, si ese colectivo no se hubiera matriculado en él.

Socioeconómicamente vulnerables

Ocurre, además, que los modelos A y B públicos no solo son receptores de gran parte del alumnado originario de fuera del Estado, sino también de quienes se hallan en una situación socioeconómica más vulnerable.

Así, como se destaca en el análisis sociodemográfico, si bien en general los centros públicos concentran un porcentaje mayor de alumnado vulnerable, y ocurre en los tres modelos lingüísticos, los centros de modelo D tienen un alumnado «más diverso», mientras los modelos A y B son los que cuentan con porcentajes mayores de alumnado en situación de vulnerabilidad. En este sentido, destaca el modelo A público, que tiene un 80% de alumnado en el nivel más bajo del índice socioeconómico y cultural (ISEC).

Tenemos, por tanto, a gran parte del alumnado de origen migrante y al más vulnerable socioeconómicamente concentrados en modelos donde, además de que no se les garantiza un conocimiento mínimo de euskara, lo que ya es un fuerte hándicap de partida, se da la mayor tasa de repetición ­­–el 50% de alumnos y alumnas ha repetido al menos una vez en los modelos A y B de la red pública, según los datos de los colegios que participaron en PISA en el informe de 2018, por el 19% en el D público, el 16% en AB privado y el 7% en el D privado– y donde la expectativa de seguir estudiando a medio plazo entre el alumnado adolescente es la más baja.

Cabe preguntarse, a tenor de estas cifras, si la concentración, por el motivo que sea, del alumnado vulnerable en modelos donde las perspectivas son menos halagüeñas, y a los que el grueso de la sociedad está dando la espalda de forma rotunda, no está propiciando que se perpetúe su situación de vulnerabilidad, y si no se le está hurtando a esos estudiantes la posibilidad de progresar.

Preguntada al respecto, Silván recuerda que una de las funciones del sistema educativo es «limar las desigualdades de origen y poner a los niños y niñas en una situación de igualdad», y explica que «cuando un porcentaje elevado del alumnado de características socioeconómicas bajas se concentra en un tipo concreto de centro educativo, la complejidad en esos centros se incrementa y hace más difícil el aprendizaje». Y es que esa situación más precaria se traduce en menor acceso a la cultura, a la lectura y a las actividades extraescolares y de refuerzo que potencian las capacidades del alumnado.

A su juicio, la CAV se enfrenta a «dos grandes retos» en el sistema educativo: uno sería el de «la concentración o segregación del alumnado en determinados centros», y el otro «es el de los resultados», es decir, «si los resultados son suficientes para garantizar la movilidad social o para incorporarse al mercado laboral». Y constata que lo que se aprecia analizando el último informe PISA es que los mayores índices de repetición se dan precisamente en los centros de alta complejidad, los de modelo A y B y públicos.

En este sentido, cree que en los debates que va a haber estos meses en torno a la Ley de Educación va a ser importante «tener en cuenta por un lado cómo va a afectar el descenso de la natalidad, y que la natalidad se esté incrementando sobre todo en colectivos que acaban en gran medida en los modelos A y B». «O se mejora la oferta educativa en esos centros o se eliminan los modelos lingüísticos», expone, apostillando que «estrategias va a haber varias, y cada partido político las está poniendo sobre la mesa».

«Pero hay una cosa que es evidente –concluye la directora del estudio–, así lo dicen los datos, y es que en este tipo de centros el alumnado está repitiendo más que el que se matricula en el modelo D, sea público o sea privado. Por tanto, la característica sociodemográfica de los centros determina mucho el resultado académico del alumnado». Que el sistema que emerja de la nueva Ley de Educación deje de propiciar esas diferencias asoma como uno de sus retos ineludibles.




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Lúpulo y Manzanas

Desde Noticias de Navarra traemos este artículo acerca de uno de los productos más característicos de Euskal Herria, la sidra. Pero esta vez en una nueva/antigua versión.

Lean por favor:


'Iparla', la reinvención de la sidra con lúpulo

El erratzuarra de adopción Ander Barrenetxea, de la sidrería Oialume Zar de Hernani, recupera la refrescante bebida

Fernando Anbustegi

Ander Barrentxea es un joven hernaniarra, unido desde hace muchos años a Baztan, a donde viaja a menudo con su familia, con Erratzu como última estación. En Baztan, y en Euskal Herria, muchos lo conocerán por verlo con su atabal, amenizando las calles de los pueblos en diversos pasacalles. Otros muchos lo conocerán por la sidrería familiar que gestiona en Hernani, Oialume Zar.

La música y la sidra son dos de los pilares de la sidra, dos pilares arraigados en Hernani y Baztan, con mucha tradición. Lo que quizás mucha gente desconocerá, probablemente, es que Ander Barrenetxea ha creado una sidra con lúpulo, que hasta hace poco el propio Barrenetxea desconocía que había existido con anterioridad muy cerca de su casa, en Hernani.

Hace tres años, Ander leyó un reportaje en el que Iñaki Sanz-Azkue, hablaba de una bebida refrescante que producía Antonino Pagola en Hernani en los años 50. Antonino, del caserío Orkolaga de Hernani, elaboraba, la bebida valiéndose del lúpulo de las plantaciones situadas en la ribera del Urumea.

Desconocía la bebida y también el hecho de que existían plantaciones de lúpulo cerca de su casa. Le llamó mucho la atención y pensó que debía probar a mezclar la sidra con el lúpulo.

Poco después, mientras repartía sidra en Villabona, vio una planta de lúpulo, algo que lo sorprendió. Eso lo animó más, y siguió indagando. En esas estaba cuando en el Sagardo Forum, en el Kursaal, probó una sidra de Galicia que le causó una grata impresión. Era una sidra con lúpulo. Fue la guinda para convencerlo a hacer la prueba.

Ander comenzó a hacer la prueba en septiembre del año pasado con la nueva cosecha de manzanas. Antes, había conseguido el lúpulo en Bidarrai, Baja Navarra, porque conoció a Martín Lemaire, autor de la cerveza Arkatza, a través de un amigo. Él hace también el lúpulo y la cebada. Barrenetxea comenta que "se tomó mi idea con sorpresa porque nunca le ha tocado que alguien le pida el lúpulo para hacer sidra". Con las manzanas y el lúpulo se puso manos a la obra, calculando la forma y las cantidades, pues, Antonino Pagola no dejó receta, y sus familiares desconocían cómo la hacía.

A pesar de ello, Barrenetxea señala que "logramos crear una sidra con lúpulo refrescante bastante rápido".

El resultado es Iparla, un nombre que tiene su explicación. Se trata de un monte entre Erratzu y Bidarrai, y a su vez, es un juego de palabras, teniendo en cuenta que la cerveza con gran cantidad de lúpulo es del tipo IPA (India Pale Ale).

Se trata de una bebida "curiosa, especial. Es sidra, pero tiene un punto de cerveza. Es una bebida refrescante, diferente, con algo más de graduación que la sidra, de 7,5".

Ander subraya que "no ha inventado nada nuevo. Hace muchos años que se elabora sidra con lúpulo. Además, en la época en la que leí el reportaje de Iñaki, estaba de moda lo de hacer cervezas artesanas, lo de echar el lúpulo. Otros mezclaron sidra y cerveza. Y entonces pensé, ¿por qué mezclar las dos y no la sidra directamente con el lúpulo?".

En esta mezcla predomina la sidra, que no pierde su sabor, pero Iparla tiene ese toque del lúpulo. Tiene más carbónico que la sidra tradicional, porque hace una segunda fermentación, dentro de la botella. "En lo demás", concluye Barrenetxea, "no tiene mucha diferencia".

Lúpulo en Euskal Herria

Antonino Pagola puso una plantación de lúpulo en 1945, promovido por la Dirección General de Agricultura del Gobierno español, porque las fábricas de cerveza del estado no podían abastecerse como hasta entonces del lúpulo proveniente, en su mayoría, de Alemania.

En 1949 comenzaron a proliferar más plantaciones de lúpulo, y para 1950 en Hego Euskal Herria había 20.000 plantas de lúpulo, a cargo de 225 agricultores. También se establecieron en Bizkaia, en el norte de Álava y en Goizueta, y también en los valles de Baztan, Arakil y Pamplona.

En comparación con las zonas de cultivo del estado español, sin embargo, las cifras de Hego Euskal Herria fueron bajas. Por ejemplo, en Gipuzkoa entre 1945 y 1958 las plantaciones se mantuvieron en 10 hectáreas, pero enseguida comenzaron a reducirse y desaparecieron para 1968. En Navarra, las plantaciones desaparecieron en 1966. 




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Luchar por lo Imposible

La clase trabajadora vasca, castigada por el neoliberalismo, siguió de cerca la larga huelga de la plantilla de Tubacex.

Desde la página Viento Sur traemos a ustedes esta valoración de la misma:


Tubacex: Luchar por lo que nos decían que era imposible

Edu Ibernia | Delegado de ELA y portavoz del comité de empresa de Tubacex

Hemos tenido que luchar durante ocho meses, con sus días y noches, y con momentos tan duros como cuando nos tocó llamar a las personas que habían sido incluidas en la lista de despidos para comunicarles de primera mano la noticia; momentos en que también sale a la luz la entereza de estas personas que a pesar de todo, nos agradecieron el gesto y nos animaban a seguir luchando. También hemos tenido que soportar cacheos y golpes de la Ertzaintza que ha sido utilizada por la dirección como una policía privada. Yo mismo he sido cacheado antes de las reuniones como si fuese un delincuente y no un delegado que defendía el puesto de trabajo de sus compañeros y compañeras. Hasta el director general del SEA Juan Ugarte nos acusó de comportarnos como la ‘mafia siciliana’, pese a que el TSJPV dejó en evidencia que el único que falseó sus cuentas fue la empresa.

Quisieron hundirnos, provocarnos, dividirnos. Pero respondimos con determinación y coherencia. Porque desde el primer momento teníamos claro que la dirección quería aprovechar la situación coyuntural generada por la pandemia para empeorar las condiciones de trabajo definitivamente y despedir a parte de la plantilla. Desde ELA asumimos el reto de organizar la respuesta y plantar cara a la dirección que ejecutó el despido de 129 compañeras y compañeros. Porque cada despido es un drama. Por eso salimos a la huelga con el objetivo de no volver hasta que el último despedido fuese readmitido. 236 días después lo logramos.

La organización de la plantilla y el apoyo de toda la comarca que nos ha acompañado con movilizaciones históricas ha sido fundamental. Nunca estaremos suficientemente agradecidos a los diferentes comités de empresa, asociaciones, comercios… tanto de Aiaraldea así como de toda Euskal Herria por el apoyo recibido.

La experiencia y coordinación de nuestro sindicato también ha sido otro pilar fundamental para garantizar la continuidad de la lucha. Gracias a los más de 100.000 afiliados y afiliadas de ELA y a su aportación mediante las cuotas, la huelga se ha sostenido con la caja de resistencia; herramienta crucial para mantener el conflicto. Además, cabe destacar el trabajo realizado por el servicio jurídico y el gabinete económico: han sido determinantes a la hora de desmontar los argumentos de la empresa y demostrar que la dirección falseó las cuentas.

Fuimos capaces de sostener la huelga incluso con un recurso que podía echar por tierra la sentencia favorable del TSJPV y permitir a jueces de Madrid que facilitasen el despido de nuestros compañeros y compañeras. A pesar de todo, continuamos con la huelga y hemos conseguido lo que algunos decían que era imposible: la retirada del recurso y que la empresa desistiera en su empeño por despedir forzosamente a 128 personas.

El acuerdo que puso fin a la huelga tiene cuestiones que nos parecen incongruentes, como el aumento de jornada. Una empresa que aseguraba no tener trabajo suficiente ahora apuesta por aumentar la jornada. Entre los años 2022-2024 no habrá aumentos salariales, pero una vez pasado ese periodo recuperaremos la jornada anual y lucharemos por recuperar nuestros salarios. Son medidas coyunturales que hemos tenido que asumir para lograr nuestro principal objetivo: que todos y todas volvamos al trabajo, demostrando que en Tubacex no sobra nadie.

Además, la decisión de ELA fue adoptada por la asamblea de las personas afiliadas, el principal colectivo que sostuvo la huelga, y al que correspondía democráticamente decidir cuándo y en qué condiciones debía ponerse fin a la huelga.

Asimismo, la lucha de Tubacex habría sido imposible sin el apoyo a todas nuestras familias, que han sabido entendernos y nos han apoyado de manera incondicional. Gracias también a nuestra afiliación, a la plantilla y a toda la comarca. Y especialmente me gustaría agradecer el trabajo que han realizado mis compañeros de la sección sindical de ELA, que siempre han estado a la altura manteniendo siempre un discurso coherente y claro: que aquí no sobra nadie.

La lucha siempre merece la pena. Por eso, esta es una victoria de todas y de todos.





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lunes, 25 de octubre de 2021

Entrevista a Arantzazu Ametzaga

Es vital para la diáspora vasca mantener viva la memoria, no olvidar ni por un momento los distintos hitos que han provocado las migraciones desde Euskal Herria hacia distintos puntos del planeta, se cual haya sido el motivo para buscar nuevos horizontes; desde la presión económica hasta la genocida persecución ideológica.

En ese sentido, traemos a ustedes esta entrevista y reseña literaria dada a conocer por Noticias de Álava:


“Merecemos recuperar como pueblo vasco todo lo que nos han ido quitando”

Arantzazu Ametzaga (Buenos Aires, 1943) novela el viaje de los exiliados vascos –sus padres entre ellos– en el ‘Alsina’, escapando de la represión franquista

Paula Etxeberria Cayuela

Cartas desde la libertad relata a través de la intimidad que permite el género epistolar el periplo de los cerca de 90 vascos que se vieron obligados a dejar su tierra sin renunciar a su verdadera lucha por conservar y cultivar su identidad.

Este es un libro vinculado a su propia historia, al viaje de sus padres.

–Sí, les marcó. Escribí las crónicas hace más de veinte años, y me parecía que tenía que escribir más del Alsina, porque es un buque insignia. Era un barco dividido en primera, que lo ocuparon los judíos; segunda, donde iba la parte republicana española presidida por Alcalá Zamora; y los vascos estaban en tercera, en la bodega. Había un orden muy preciso, estaban muy organizados, sobre todo los vascos. Y este libro no solo es el testimonio de mis aitas, sino de la familia Basterretxea, la familia Bilbao, la familia del lehendakari Aguirre... Me he relacionado con todos ellos, he tenido acceso a cartas maravillosas.

¿Qué suceso del 'Alsina' destacaría por encima de todos?

–Lo que más les conmocionó a todos fue cuando el 14 de abril, Día de la República, le llegó a Alcalá Zamora a Dakar la notificación de que le habían quitado la nacionalidad, el título de abogado, todas sus propiedades... Era un hombre derrotado, más anciano que sus años. Todos se conmovieron y se dieron cuenta de las manos espantosas en las que estaban. Hay otros episodios de cómo Hemingway quiso salvar el Caribe de los submarinos que podían entrar por el Canal de Panamá... Novelado, pero todo real.

¿Cómo definiría a los vascos y las vascas del 'Alsina'?

–Fue gente excepcional. Los Basterretxea, la hermana del lehendakari, de un temple y una valentía tremenda; y gente más anónima, Dolores Bilbao dando a luz en el barco a la deriva; Telesforo Monzón, que escribió un libro en el barco... Mi aita escribió un libro de poemas en euskera. Monzón, lo que luego habría de ser su famoso Urrundik; Tellagorri había escrito un libro ya que lo presentó en La Habana, Cuba. Para ellos Euskadi significaba abrir a las nuevas generaciones un concepto nuevo de país, con una lengua que tiene mucho valor; y dejarla morir era de locos, anticultural.

¿Por qué ha elegido el género epistolar para contar este periplo?

–Una de mis primeras novelas, que publiqué con Ttarttalo, fue Veinticinco cartas para una guerra y he vuelto al género epistolar porque me parece una comunicación más fluida, más íntima y cercana. Quería exponer el contraste entre una exiliada y una persona que no había conocido el exilio.

¿Qué fue lo que les mantuvo vivos?

–Mi aita era un enamorado del euskera. Fue un profesor de euskera, también en el Alsina. Porque los vascos dimos clases de euskera, eso parece que lo llevamos en el gen. Según las últimas informaciones históricas de Javier Irujo, Bilbao sufrió 2.000 bombardeos en lo que va del 36 al 37. Nunca hablaron de ello. Lo que querían es que sus hijos siguiéramos reclamando por la causa de Euskadi porque era justa. Ellos habían perdido una guerra pero no había perdido una gran batalla. Creían en la democracia y la libertad. Y eso les iluminó la vida y evitó el horror de la derrota.

Y continuaron con esa lucha en tierras americanas.

–Sí, ya había pasado un prodigio semejante con los vascos de las carlistadas del siglo XIX que fundan al llegar a la Argentina el famoso centro vasco Laurak Bat de Buenos Aires. Pero es que los vascos del 37 que llegan a Venezuela en el 40 repiten el mismo fenómeno. Y un centro vasco es un sitio donde se imparte euskera, dantzas; donde hay una bolsa de trabajo para que ningún vasco esté sin empleo; y compran parcelas del cementerio, porque un vasco que muere hay que enterrarlo con dignidad. Donde van, se repiten los pasos de ayuda, colaboración y compañía.

¿Qué significado ha tenido y tiene el exilio en su vida?

–Viví el exilio de mis aitas que iba a ser corto porque Franco iba a caer, pero duró 40 años. La gran mayoría murió esperando volver a Euskadi. Mi generación se levanta entre el amor a América y las ganas de reivindicar que somos vascos, desterrados. Porque mis aitas habían dejado Euskadi porque estaban entre el paredón de fusilamiento o escaparse. Te va creando una especie de dualidad: eres americana pero eres vasca. Mi marido Pello Irujo y yo, al tener nuestro primer hijo, quisimos evitarle que tuviera esa pena. Encontrarme con Euskadi no fue nada fácil, significó dejar muchas cosas buenas, y al mismo tiempo gané otras cosas buenas.

Su novela trae a la contemporaneidad un drama, el de los emigrantes, que no deja de repetirse.

–Me duele porque entiendo lo que tienen que estar pasando. Me afectan muchísimo los de Nicaragua, Salvador, Guatemala. Todos los del Alsina llegaron a América y fueron recibidos muy bien, porque el vasco tenía muy buena fama. Se habla de la palabra de vasco. El exilio vasco fue muy provechoso. Y contar esta historia es hacerlos vivir un poco. Esa lucha por algo que creían justo y por lo que estaban condenados. Y ha resultado que tenían razón, que se puede aprender el euskera. Lo daban por muerto...

¿Cuál sería su deseo?

–Que el euskera sea más visible, que esté donde debe estar. Es la lengua de Nafarroa. El centro común, la idea de un Zazpiak Bat para mí es muy importante. Tenemos un tejido cultural riquísimo. Tenemos cosas para reclamar, lucir y enseñar. Yo me siento orgullosa del pueblo vasco, porque a pesar de que nos han dado unos y otros, y dentro de nosotros tuvimos también los beamonteses en Navarra, creo que somos un pueblo que merece la recuperación de todo lo que le han ido quitando. Menos mal que no lo hemos perdido del todo.

El libro

Título. Cartas desde la libertad

Editorial. Alberdania

Páginas. 226

Precio. Papel: 19,40 euros. Ebook: 12,99 euros

Argumento. La autora construye la novela a partir de un hecho histórico, el viaje del Alsina y del Quanza, barcos en los que viajaron sus propios padres, a través de catorce misivas que Alazne envía a su prima, que decidió quedarse en Algorta y terminó por casarse con un falangista. La primera de las cartas está datada el 12 de enero de 1941 en el puerto de Marsella, y la última, el 27 de marzo de 1942. 




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domingo, 24 de octubre de 2021

Por los Presos en Donostia

La prensa internacional se ha dado a la tarea de dar a conocer la gran movilización en favor de los presos políticos vascos aún en prisiones de los estados español y francés.

Antes no se había dado cobertura a este tipo de manifestaciones solidarias y pareciera que lo que es diferente en esta ocasión es que se cumple el décimo aniversario del inicio de un proceso de paz obstaculizado por París y Madrid que como fruto tangible ha traído el desarme y desmovilización de ETA, lo cual dejaría el tercer componente en todo proceso de DDR, la reintegración, como tarea pendiente.

O puede ser que lo que ha llamado la atención ha sido la presencia de una delegación catalana en la manifestación que ha recorrido avenidas y calles de Donostia.

O ambas.

El caso es que por ahora les dejamos con esto que nos informa La Jornada:


Marchan en el País Vasco para pedir liberación de los presos de ETA

Armando G. Tejeda

Decenas de miles de personas se manifestaron en las calles de San Sebastián para exigir al Ejecutivo español, del socialista Pedro Sánchez, que lleve a cabo cambios en la ley y la política penitenciarias para favorecer la liberación de los 200 presos de la organización armada vasca ETA que todavía cumplen condena. La protesta la encabezaron los líderes del independentismo de izquierda vasco y catalán, Arnaldo Otegi y Oriol Junqueras, a la que además se sumaron destacados líderes de Unidas Podemos (UP) en Euskadi.

Con aplausos y vítores recibieron en las calles de San Sebastián a los dos referentes del separatismo vasco y catalán, a los que aplaudieron y animaron a seguir trabajando para hacer realidad la secesión del Estado español. Pero la protesta tenía un motivo específico y al que se sumaron decenas de miles de personas que viajaron de todos los rincones del País Vasco para convertir las calles de la capital guipuzcoana en una fiesta reivindicativa.

Por primera vez, además, se sumaron representantes del nacionalismo conservador tanto de Euskadi como de Cataluña, con emisarios del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Junts per Catalunya (JxCat, los antiguos convergentes). En el frente de la protesta iban, además de los propios dirigentes de la izquierda abertzale también algunos de los políticos catalanes que fueron juzgados y condenados por llevar a cabo la declaración unilateral fallida de independencia de octubre del 2017 y que fueron liberados gracias a un indulto del Ejecutivo español. Entre los presentes estaban Junqueras, Dolors Bassa, Carme Forcadell, Raül Romeva y Josep Rull.

Junqueras reconoció la valentía en los pasos dados por la izquierda abertzale para sembrar la paz, destacando la declaración de Otegi y Arkaitz Rodríguez del pasado lunes, que consideró que se trata de “una declaración que reconoce el dolor causado por la acción armada y que busca el diálogo y la negociación para la resolución del conflicto político”.

Tanto los líderes catalanes como los vascos y los manifestantes centraron sus reivindicaciones en exigir un cambio tanto en la política como en la legislación penitenciaria para que sean puestos en libertad los 200 presos de ETA que siguen en prisión y que algunos de ellos formaron parte de la cúpula militar de la organización o pertenecieron a los comandos que perpetraron los atentados más recientes y violentos. Pero las reivindicaciones se centran en la aplicación de parte de la política penitenciaria hacia los militantes de ETA, al sostener que “con la aplicación de una política penitenciaria ordinaria, más de un tercio de estos presos y presas, hoy estarían en sus casas”.

 

Por cierto, le recordamos al corresponsal de La Jornada Armando Tejeda que ETA ya no existe y que no tiene en su poder a ningún preso. Los presos están privados de su libertad por obra de la Audiencia Nacional, ergo, son presos de la Audiencia Nacional, no de ETA.

 

 

 

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