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miércoles, 19 de abril de 2017

Esos Españoles que Liberaron París

El asunto sería poético de no ser por que tomó lugar durante la gran tragedia generada por el fascismo europeo, misma que significó la muerte de millones de seres humanos.

Reflexionemos, decenas de españoles expulsados de su patria por el franquismo fueron la punta de lanza para liberar la capital del país vecino que les había traicionado ocho años antes. Del país que los volvería a traicionar.

Les invitamos a leer este reportaje publicado en El País:


Madrid recuerda a los republicanos españoles que entraron en París en agosto de 1944

Fernando Schwartz

El 24 de agosto de 1944, a las 21.24, la Nueve desembocó en la plaza del Ayuntamiento de París. Dos minutos después las campanas de Nôtre Dame empezaron a sonar y, poco a poco, se les fueron uniendo las restantes campanas de París en un concierto atronador y entusiasmado. Los parisinos, incluidos 4.000 españoles de la Resistencia, alzados en armas contra los ocupantes desde días antes, celebraban la liberación.

Hasta llegar allí, al centro mismo de la capital, la Nueve, una compañía de 150 curtidos soldados republicanos españoles montados en 22 semiorugas americanas y tres tanques Sherman, sin apoyo de ningún tipo había atravesado medio París, el París aún ocupado por 20.000 soldados alemanes. Llegando desde el sur, se había plantado en el Ayuntamiento para anunciar al Consejo Nacional de la Resistencia que pocas horas después llegaría el grueso de la 2ª División Blindada de la Francia Libre, la División Leclerc. Al día siguiente tuvieron tiempo de llegar hasta el hotel en donde el general Von Choltitz, gobernador alemán, tenía instalado su cuartel general, y exigir y obtener su rendición.

Salvo en el jeep de Raymond Dronne, capitán francés de la Nueve, sobre cuyo motor figuraba la inscripción Mort aux cons, muerte a los idiotas, en la mayor parte de los semiorugas figuraban en mayúsculas blancas nombres como Guadalajara, Ebro, Brunete, Teruel, España Cañí…, recuerdos de batallas de la Guerra Civil española. Esos mismos semiorugas, cada uno con un banderín de la tricolor republicana, flanquearon al general De Gaulle cuando dos días después bajaba a pie por los Campos Elíseos celebrando la victoria.

Los de la Nueve, derrotados en la Guerra Civil española, habían entrado en Francia por el Pirineo o huido a Argelia desde Alicante. Habían sido internados como enemigos en infames campos cercanos a la frontera o en el desierto y de ahí habían conseguido unirse a las unidades en formación de la Francia Libre, una de ellas el mítico Regimiento de Marcha del Chad al mando del general Leclerc. Su marcha por Francia hacia París como punta de lanza del Ejército norteamericano había sido espectacularmente valiente y eficaz. Iban a por Hitler y Mussolini; luego volverían a por Franco. Pero, sobre todo, luchaban por la libertad.

Pero algo se torció en la misma mañana del desfile por los Campos Elíseos: los españoles desaparecieron de la instantánea. Tardarían décadas en recuperar el lugar heroico que les correspondía. Y es que para De Gaulle era fundamental que fuera el Ejército francés quien reconquistara París antes que nadie. Solo soldados franceses. Ni españoles, ni legionarios, nadie más. Tenía que ser una gesta francesa.

Por eso la Nueve desapareció de la historia durante décadas, sobre todo de la historia de la conquista de París (y de la Resistencia). Es revelador que el 25 de agosto el periódico Libération con el titular Ils sont arrivés (¡han llegado!) llevara en la portada una foto con solo tres personajes, uno de los cuales era el teniente Granell, el primero en llegar a la plaza del Ayuntamiento. Fue la última vez que fue retratado un español; dijeron que era el capitán Dronne.

Pero una periodista española, Evelyn Mesquida, tozuda y decidida, rescató la epopeya de la Nueve y la acabó imponiendo a la flaca memoria de Francia. Rastreó a los supervivientes, los entrevistó, reconstruyó su gesta y lo contó en un libro La Nueve, los españoles que liberaron París. Tuvo la fortuna de toparse con una concejal del Ayuntamiento de París, Anne Hidalgo, ella misma hija de padres españoles exiliados. Con ella, en 2004 consiguió que la ruta que siguió la Nueve desde la Porte d’Italie hasta el Ayuntamiento fuera jalonada por 12 placas conmemorativas. Y con ella, ya de alcaldesa de París, consiguió que Francia reconociera públicamente el heroísmo de aquellos luchadores instalando un Jardín de los Combatientes de la Nueve a la vera misma del municipio parisino. Suprema ironía: en mayo de 2015 lo inauguraron los Reyes de España en París, rindiendo homenaje a 150 héroes republicanos.

Hoy, con la inauguración del Jardín de los Combatientes de la Nueve, se reproduce la escena en Madrid… pero sin los Reyes. Y el último superviviente de la compañía, Rafael Gómez, estará presente en el reconocimiento de la gloria de sus compañeros.






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