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miércoles, 17 de mayo de 2006

Askapena | Divide y Vencerás (I)

Este escrito viene en el boletín periódico de Askapena.

Nos pareció muy interesante, he allí el porque lo reproducimos aquí.

Disfrútenlo:



Navarra, divide y vencerás (I)
Todavía no ha comenzado ningún proceso, ni de normalización ni de pacificación. Pero la mera posibilidad de que esto ocurra ha desatado una tormenta política en Navarra que no ha hecho más que comenzar. Es seguro que la tensión incrementará a medida que avancen los acontecimientos. Pero ¿por qué sucede esto?

Una cierta perspectiva histórica

Navarra no sólo forma parte de Euskal Herria sino que se configuró en la Edad Media como el Reino de Navarra o Vasconia y, como tal, fue reconocido por la diplomacia internacional. En 1512 Navarra era el pequeño reino de los vascones que se lo disputaban las dos potencias vecinas: Francia y España. Esta conquistó la mayor parte del territorio y se instaló en Iruñea. La resistencia navarra se prolongó durante nueve años y en 1521 el ejercito de los navarros fue derrotado y aniquilado. El proceso de conquista, asimilación y sometimiento fue progresivo y violento. Las élites navarras aceptaron de buen grado su integración a España y sacaron provecho de su sometimiento. En el corazón de Navarra siempre ha existido un fuerte sentimiento vasco, de sorda resistencia al imperialismo español. Sentimiento que, tanto éste como sus colaboradores locales han tratado de negar y, al mismo tiempo, de combatir.

La historia reciente
En la configuración del actual mapa de Euskal Herria tuvieron una importancia capital los hechos más recientes. En Navarra tuvo un gran arraigo el movimiento monárquico conocido como "Carlismo". Durante el s. XIX se enfrentó en tres guerras consecutivas al Estado centralista. Los carlistas perdieron las tres guerras y, con ellas, el ejercicio de los fueros y de los derechos históricos.

En los primeros años del s XX hubo varios intentos de confluencia entre los sectores carlistas y los sectores vascos que fueron muy mal vistos por la derecha navarra. Esta no cejó hasta conseguir que los carlistas, dirigidos por terratenientes navarros, se desvincularan del pueblo vasco y se aliaran con la derecha más reaccionaria. En 1936, cuando se produce el levantamiento fascista contra la República, esta alianza funciona. Los sectores tradicionalistas que durante el s XIX se habían enfrentado al ejército español, intervienen en la sublevación militar franquista como aliados necesarios de los sublevados. Los carlistas aportaron miles de voluntarios para consolidar el golpe, dar cobertura a la represión contra la sociedad civil republicana y lanzarse a luchar contra los vascos en el frente norte. Una fractura terrible entre hermanos que marca y condiciona nuestra historia actual.

La historia contemporánea

Muere el dictador en 1975 y el franquismo diseña un plan de reforma política para poder perpetuarse. Las fuerzas políticas clandestinas son legalizadas tras aceptar la reforma del Estado. Pero la reforma encuentra una resistencia muy fuerte en "el Norte". En 1959 ETA comienza a practicar la lucha armada y cataliza un sólido movimiento popular de resistencia. Prevalecen las reivindicaciones nacionales con un importante componente social. En Navarra se produce al mismo tiempo un fenómeno de resistencia también significativo: Ha surgido con fuerza una izquierda navarra que aglutina las reivindicaciones sociales con un marcado componente nacional vasco. Era muy probable que ambos movimientos confluyeran en base a dos ejes: autodeterminación y socialismo. Si ese hecho se producía, las consecuencias para el postfranquismo serían gravísimas: Euskal Herria emergería como realidad nacional, se consolidaría un sujeto político diferenciado y socialista y, en consecuencia, la reforma franquista fracasaría.

El Estado comprende que debe de impedir por todos los medios esa fusión, convierte el control de Navarra en cuestión de Estado y recurre a dos estrategias confluyentes: la represión y la división. Las fuerzas policiales golpean sin compasión a sectores estratégicos: En setiembre de 1975, cinco militantes antifranquistas (ETA y Grapo) son fusilados. El 1 de mayo de 1976 los carlistas celebran su tradicional romería a Montejurra; de forma imprevista se produce un tiroteo protagonizado por personas apostadas en el monte que esperaban a los romeros. El resultado, 2 muertos en una acción combinada de la policía y la extrema derecha. La información oficial habla de enfrentamiento entre facciones carlistas diferentes. La realidad fue otra: se desvertebra a un sector del carlismo que rechazaba a los Borbón y, sobre todo, se desmantela a los sectores monárquicos que se iban decantando por la autodeterminación y el socialismo. En los Sanfermines de 1978 la policía revienta las fiestas de Pamplona matando a un activista e hiriendo a otros muchos. Todos estos golpes represivos combinados garantizan la reconducción de la reforma a los parámetros diseñados por el régimen.

La segunda gran operación de la reforma franquista es la división político administrativa. Ofrecen parcelas de poder a las respectivas burguesías para que faciliten la división territorial en los territorios que controlan: el PNV acepta ser mayordomo principal en la Comunidad Autónoma Vasca dando por buena la separación de Navarra. Esta maniobra claudicante le permite gestionar y repartir las parcelas de poder que le son cedidas mediante el traspaso de competencias. Las elites navarras se organizan en 1978 como fuerza de derecha vinculada a la derecha española y crean la Unión del Pueblo Navarro (UPN). Se proclaman exclusivamente navarros pero son una terminal de la derecha española. Su objetivo es el de ejercer de caballo de Troya para acabar con el sentimiento nacional vasco que late en amplios sectores de la sociedad navarras. Son enemigos viscerales del euskera y apelan a la "defensa de Navarra frente al intervencionismo vasco". Provocan reacciones viscerales y agresivas en sus bases sociales que se sienten cada vez más cómodas colaborando con el imperialismo. El PSOE entra en el juego: da por buena la partición, renuncia a la exigencia de autodeterminación que defendió en los primeros años de la reforma y se acomoda para poder ser alternancia en el gobierno de una España unificada. El desplazamiento estratégico del PSOE entrega el Gobierno de Navarra a una de las ultraderechas más agresivas de todo Europa: UPN

Se reabre un debate cerrado en falso
La nueva situación política reabre un debate cerrado en falso. La derecha navarra se lanza al monte. Pero, de ello, daremos cuenta en otro «Paso a paso».




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