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lunes, 12 de diciembre de 2016

Zibechi | Los Feminicidios y el Narco

Desde que en Ciudad Juárez se comenzara a hablar de "las muertas" el fenómeno del feminicidio ha ido a la alza en el mundo pero con mayor incremento tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo en América Latina.

Según nos informa Raúl Zibechi en este escrito publicado en el portal Lado B, el asunto no es ni espontáneo ni fortuito.

Vean:


Aranzazú Ayala Martínez

Los feminicidios y el narco son parte del sistema, no una desviación de este: con esta afirmación provocadora inició el escritor, pensador y activista uruguayo Raúl Zibechi la charla “Retrocesos y horizontes. Una agenda urgente en materia de Derechos Humanos”, en la Universidad Iberoamericana Puebla.

Durante la conferencia realizada en el marco de la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos el 10 de diciembre, Zibechi dijo que no basta con decir que los Derechos Humanos están siendo violados y que la agenda para las autoridades sería tal, porque esa agenda no se va a cumplir.

Para entender lo que está pasando ahora con el control del Estado y el respeto a los Derechos Humanos, el escritor se remontó a la historia de Latinoamérica: primero había un Estado de bienestar, a la “latinoamericana”, seguido de un Estado soberano, seguido de una etapa donde el Estado apenas y se preocupaba por la población. Pero en la década de los 70 hubo un desborde social desde abajo, un desborde de las formas tradicionales de control.

El uruguayo explicó los cambios sociales son un ejemplo del crecimiento de las ciudades, con el desborde de la trama humana. Cuando las ciudades crecen sin orden, las formas tradicionales del disciplinamiento aplicadas por el Estado ya no funcionan. Esto, refiriéndose al control de espacios cerrados como fábricas, oficinas, etc. Pero, ¿qué se hace para controlar a la población que vive fuera de estos espacios cerrados? La disciplina ha dado paso a otras formas de control a cielo abierto, dijo Zibechi. Para quienes viven dentro de la formalidad y la trama urbana, uno de estos métodos es la tarjeta de crédito con el endeudamiento.

Y para quienes viven en la zona del “no ser”, donde los derechos y la humanidad no son respetados, empiezan a tallarse otras formas de violencia para controlar: paramilitares, narcos, feminicidios.

“Hago la pregunta al revés: ¿qué pasaría con esos jóvenes de los sectores populares pobres si no hubiera narco ni feminicidios, dónde estarían?”, cuestionó Zibechi. Dijo que el sistema aprendió a utilizar al narco contra los sectores populares como una forma de disciplinamiento y control en espacios “a cielo abierto”, en cada caso con una lógica particular.

Antes los Derechos Humanos tenían un valor y se disputaban ante el Estado y el capital, se conseguían victorias. Ahora, dijo el escritor, se ha creado una amplia gama de emprendimientos para sobrevivir y para hacer respetar los Derechos Humanos. “La pregunta es: cómo trabajamos los DDHH, la autoprotección de la vida que es nuestra sobrevivencia cuando el estado sólo nos manda violencia?”. Ahí mencionó ejemplos de lo que se hace en varios países de Latinoamérica, desde la recuperación de fábricas hasta las organizaciones autónomas indígenas.

Pese a estas nuevas formas de organización y defensa, dijo que la gente no va a dejar de reclamar ni exigirle al Estado, ni tampoco de señalar las violaciones a los Derechos Humanos. “Eso se hizo durante décadas y se seguirá haciendo, lo seguiremos haciendo, pero eso no alcanza”, dijo Zibechi. Las estrategias de la sociedad han cambiado. Durante años la clase obrera organizada en sindicatos, estudiantes, campesinos, tuvieron la lógica de la demanda al Estado, pero el sistema muta desde 1968, generando nuevas formas de hacer valer los Derechos.

También las formas del Estado cambiaron: para controlar a los habitantes de los espacios a cielo abierto ha usado también políticas sociales, todas relacionadas a la “integridad de vida”. Y las formas de dominación, dijo Zibechi, se han complejizado.

En el tema específico de los feminicidios, el pensador dijo que este fenómeno es parte del control a cielo abierto. No hay una razón ni una explicación sencilla que revele por qué se está matando a las mujeres. “¿Cuándo sucedió que el cuerpo de la mujer no es sólo matado sino descuartizado?”, se preguntó. Ejemplificó con el descuartizamiento de Tupac Amaru: cuando lo descuartizaron, descuartizaron también a un pueblo entero. La violencia contra la mujer no es sólo material sino simbólica, es hacer en una y enviar un mensaje a todas.

Lo que se ve hoy en día no es el patriarcado de antes, es otra cosa, dijo. Lo de hoy es “una violencia que llama a todas las mujeres y sobre todo las jóvenes a “quédense en cama tranquilitas, no molesten. Ni en la maquila, ni saliendo de su barrio, ni vistiéndose como putas”, dijo. Los que asesinan a las mujeres no las ven como seres humanos, sino como cualquier cosa que se puede matar y descuartizar. En esta realidad no sólo local sino nacional y regional, no hay gobierno ni fuerza política que pare los feminicidios.






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