Ocho activistas valencianos acusados de antisemitismo por un abogado que defiende nazis aguardan la sentencia final.
Tres jóvenes alemanes también enfrentan la posibilidad de terminar tras las rejas por su apoyo al movimiento BDS.
Una académica estadounidense fue cesada por negarse a firmar un documento que la obligaba a no ser crítica con Israel.
Una payasa llamaba seres de la oscuridad a cinco internacionalistas franceses que piden se cancele el Festival Eurovisión programado para celebrarse en la entidad artificial sionista.
Joan Manuel Serrat llamaba acertadamente acto político a un concierto en la frontera colombo-venezolana pero se olvidaba que él mismo ha protagonizado actos políticos en contra del pueblo palestino.
Ahora llega el mismísimo Benjamin Netanyahu a dejar claro cuan acertados han sido los unos y cuán equivocados -por no decir hipócritas- han sido los otros.
Les invitamos a leer lo que se reporta desde El País:
El primer ministro radicaliza la campaña electoral al relegar el papel de la minoría árabeJuan Carlos SanzBenjamín Netanyahu aguardó hace cuatro años hasta la misma jornada electoral —“los árabes están votando en hordas”, alertó a fin de reforzar la movilización de sus partidarios—, antes de disparar la artillería pesada. Cuando aún quedan cuatro semanas para los comicios legislativos del 9 de abril y los sondeos reflejan que su partido, el conservador Likud, está siendo superado por la coalición centrista Azul y Blanco, el primer ministro israelí ha vuelto a arremeter contra la principal minoría del país.“El Estado de Israel no pertenece a todos sus ciudadanos, sino solo al pueblo judío”, proclamó el domingo Netanyahu al inicio de la reunión semanal de los ministros del Gobierno, en una declaración política que viene a discriminar a una quinta parte de la población del país.“Por supuesto, el Estado respeta los derechos individuales de todos —judíos y no judíos por igual—, pero solo es el Estado nación del pueblo judío”, advirtió el mandatario. “Los demás pueblos, nacionalidades y minorías ya tienen representación nacional en otros Estados”, aseguró en respuesta a la polémica que ha mantenido en las redes sociales durante el fin de semana con la actriz y modelo israelí Rotem Selah, quien había publicado en su cuenta en Instagram el comentario: “También hay ciudadanos árabes en este país”.Netanyahu suele expresarse a través de su página en Facebook, que ha recibido 2,5 millones de me gusta, y de Twitter, en donde suma 1,5 millones de seguidores. También replicó a la popular estrella desde la red social en la que priman las imágenes. En Instagram solo es seguido por 554.000 usuarios frente a los 824.000 de la celebridad televisiva. “¿Cuándo demonios algún miembro del Gobierno transmitirá al público ante las cámaras que Israel es un país para todos sus ciudadanos y que cada persona nace igual: los árabes también”, había dejado escrito Selah.El diputado de la minoría árabe israelí Ayman Odeh tuiteó poco después su reconocimiento por el gesto de la actriz: “Hace falta un gran valor para decir en el Israel de 2019 que la democracia exige que el Estado sea para todos sus ciudadanos y que los árabes necesitan contar con plena ciudadanía”.
Elección entre Bibi y TibiEl líder del Likud intenta agitar la campaña contra su principal rival en las urnas, el exgeneral Benny Gantz. Netanyahu reitera que los ciudadanos deben elegir entre Bibi (su popular apodo) y Ahmed Tibi, líder del principal partido árabe que concurre a las legislativas. “Un Gobierno de Gantz con apoyo de los árabes socavaría la seguridad”, alerta a los votantes judíos el primer ministro.Netanyahu ha invocado durante el debate digital la ley básica (de rango constitucional) del Estado nación judío, aprobada el pasado mes de julio por los partidos que han apoyado en la legislatura que ahora termina a su Gobierno, considerado el más conservador en la historia de Israel. Para la minoría de origen palestino (cerca del 20% de los 8,8 millones de israelíes) y para las comunidades drusa y circasiana (2%), la legislación es vista como una consagración de su discriminación, que codifica su condición de ciudadanos de segunda clase.La norma niega por exclusión a las minorías el derecho a la autodeterminación, que queda explícitamente reservado al pueblo judío. Privados de identidad propia, los palestinos que permanecieron dentro de las fronteras de Israel tras su creación en 1948 y sus descendientes ven también cómo su lengua materna árabe queda relegada frente al hebreo, único idioma oficial reconocido.Los padres fundadores de Israel, con David Ben Gurion a la cabeza, se esforzaron en preservar el carácter democrático del Estado en la Declaración de Independencia, en la que se asegura “la completa igualdad de derechos políticos y sociales para todos sus habitantes, sin diferencia de credo, raza o sexo”, y se garantiza “la libertad de culto, conciencia, idioma, educación y cultura”.La ley que proclama un Estado nación solo para judíos, que ahora esgrime Netanyahu en plena campaña electoral, suscitó la preocupación de la Unión Europea, que difundió este comunicado en el momento de su aprobación: “La democracia y la igualdad, incluidos los derechos de las minorías, son derechos clave que definen nuestras sociedades. Israel también debe respetarlos”.
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