Un blog desde la diáspora y para la diáspora

lunes, 7 de julio de 2014

Mujeres Inmigrantes

El neoliberalismo expolia las riquezas de los denominados países periféricos en favor de las poderosas economías de los países centrales.

No dejan nada.

Después, las élites de los países centrales actúan sorprendidas cuando a sus "puertas" llegan oleadas de habitantes de esas regiones del mundo que precisamente ellos, los civilizados y cultos capitalistas sumieron en la más angustiante miseria.

Antes, quienes migraban eran los hombres para enviar dinero a las familias que quedaban atrás, hoy, entre los ejércitos de desafortunados que marchan al norte donde todo es abundante, cada vez se ven más mujeres y niños. El norte, incluyente, los criminaliza a todos por igual.

Es por ello que les compartimos esta nota publicada en El Mundo:



Un grupo de parlamentarios vascos viaja mañana a Melilla con el objeto de analizar la situación de las mujeres refugiadas e inmigrantes en la ciudad autónoma. La representación del Parlamento Vasco está compuesta por tres miembros de la comisión de Derechos Humanos, Igualdad y Participación Ciudadana y un letrado de la Cámara de Vitoria, según ha informado esta institución en una nota de prensa.

Junto a ellos también viajan representantes de la Comisión de Ayuda al Refugiado en Euskadi (CEAR-Euskadi), del Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe (Universidad de Deusto) y de Ikuspegi-Observatorio Vasco de Inmigración (UPV-EHU).

Durante la visita, que durará hasta el próximo viernes, los representantes vascos se reunirán con diferentes instituciones públicas y organizaciones sociales que trabajan en el ámbito de la atención y acogida a personas inmigrantes y refugiadas y se entrevistarán con mujeres en tránsito o asentadas en la ciudad autónoma.

El viaje ha sido organizado por CEAR-Euskadi en el marco del proyecto "El camino sin fin: huellas de mujeres en la frontera sur".  




Esperemos que los de CEAR-Euskadi entiendan por frontera sur la frontera del estado español, la nuestra está en el Ebro, y no, no queremos ver vallas ahí.




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