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sábado, 20 de agosto de 2016

Urge Irse

Les presentamos la editorial de Gara con respecto a las más recientes aventuras del Cid Rajoyador:

24 horas después de haber protagonizado uno de sus ya famosos esperpentos («podemos aceptar muchas condiciones...o no»), Mariano Rajoy cambió radicalmente de personaje y compareció vestido del político conservador que lleva bajo el disfraz, para anunciar que empezará a andar por la alfombra tendida por Albert Rivera hacia Moncloa. Resulta evidente que Rajoy no es ese dirigente intelectualmente limitado que a menudo aparenta. Pero de ahí a que hoy parezca un líder sagaz y competente hay un gran trecho: el que marca la incompetencia del resto. Un reflejo de la tremenda crisis de un Estado al que ya no parece gustarle tanto de dónde viene, pero menos aún sabe adónde va.

Ahora que parece llegarse al punto de inflexión, se ve más claro que Rajoy ha sido acusado de estatismo e incluso ridiculizado por ello, pero en realidad son sus rivales los que han permanecido absolutamente parados, a la espera de acontecimientos. Ocho meses después de las primeras elecciones, el PSOE de Pedro Sánchez sigue atrapado por sí mismo; el Podemos de Pablo Iglesias ha pasado de la máxima expectativa y las enérgicas sacudidas al tablero (en aquella primera reunión con el Rey) a la depresión y el conformismo más absolutos; y, mirando a Euskal Herria, del PNV aún nadie podría decir si está más cerca de apoyar un Gobierno de Rajoy o el frustrado de Sánchez. Todo ello aderezado de una incesante carrera de disparates: presidenciables que rechazan la investidura tras ganar en las urnas, votos «en B», cambalaches para trampear grupos parlamentarios... a la espera de la traca final, en la que caben ya cualquier hipótesis, incluida la del transfuguismo.

El colmo del despropósito es que hasta enemigos del PP hayan acabando tragando que la peor de todas las opciones era llegar a unas terceras elecciones. En España quizás hoy muchos respiren aliviados al ver un gobierno en el horizonte; desde Euskal Herria, el balance de este proceso solo refuerza las ganas de irse cuanto antes.





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