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miércoles, 15 de marzo de 2017

Madrid y la Inmunidad a Torturadores

Después de leer este artículo publicado en Gara a nuestros visitantes les quedará muy claro que la tortura utilizada en contra de la militancia vasca por parte de los aparatos represivos del estado español está perfectamente dimensionada por el los borbónico-franquistas. La utilizan descaradamente a sabiendas de que cuentan con la complicidad de los consorcios trasnacionales de noticias, por países a los que les unen convenios y tratados comerciales, por líderes de opinión que como auténticos tontos útiles se han tragado la campaña de intoxicación que Madrid ha diseñado con respecto al derecho a la autodeterminación de las naciones aún bajo su dominio colonial.

Así pues, cuando alguno de sus torturadores termina enfrentando a un juez - como en el caso de los cuatro encausados por la denuncia de Sandra Barrenetxea-, tanto el torturador como el juez como todos los involucrados en el proceso saben perfectamente bien que todo el asunto es parte de una puesta en escena, de una farsa, de una oportunidad más que tiene el régimen para violentar los derechos de las víctimas de su estrategia represiva.

Aquí lo tienen:


Los guardias civiles acusados por las torturas a Sandra Barrenetxea negaron en la primera sesión del juicio que se sigue en la Audiencia de Bizkaia maltrato hacia la detenida. Ante un sala repleta de compañeros, dijeron que «el trato fue correcto, como a cualquier otro detenido».

Agustín Goikoetxea

Arrancó en la Sección Primera de la Audiencia de Bizkaia el juicio contra cuatro guardias civiles responsables de la custodia de Sandra Barrenetxea a raíz de su detención en setiembre de 2010 junto a otras ocho personas por su militancia en Ekin, a los que acusa de agresión sexual, torturas y lesiones. Los agentes contaron con el respaldo de alrededor de un centenar de compañeros que ocuparon casi en su totalidad la sala donde se desarrolla la vista oral hasta el viernes.

Lo más destacado de la primera sesión se centró en las cuestiones previas formuladas por las partes, donde la Sala que preside la magistrada Reyes Goenaga Olaizola, acompañada de Alfonso González-Guija Jiménez y Juan Manuel Iruretagoyena Sanz, resolvió que las pruebas documentales y periciales que se pretendían añadir a la causa eran «innecesarias» al estimar que tienen «suficientes» elementos de juicio. Entre ellas, la toma en consideración de informes elaborados por guardias civiles en función de peritos.

Asimismo, al renunciar la acusación particular a reclamar en esta fase del proceso una indemnización por la responsabilidad civil subsidiaria del Estado, queda fuera de la vista oral la abogada del Estado. La Sala, que reconoció que Barrenetxea tiene derecho a ejercitar las acciones civiles o renunciar a las mismas en la vía penal, también apuntó que tiene la posibilidad de hacerlo en la jurisdicción civil cuando lo estime oportuno.

El tribunal avanzó que permitirán que se efectúe esa reserva de acciones civiles «en las conclusiones provisionales y no en las definitivas», como planteaba Macarena Olona, la letrada jefe del Estado en la CAV. Anunció recurso y dijo que solicitará una multa para Jone Goirizelaia, abogada que representa los intereses de Sandra Barrenetxea, por «mala fe procesal».

Resultó curioso, durante la exposición de los motivos para añadir nuevos documentos, que Fiscalía, Abogacía del Estado y defensa de los agentes trataran de desacreditar la propuesta de la acusación particular de incluir informes que desarbolan la tesis policial de que los detenidos reciben órdenes de ETA para denunciar malos tratos, diciendo que se buscaba «convertir el juicio en una causa general sobre la tortura». Informes en sentido contrario fueron los presentados por la defensa de los agentes, lo que llevó a la Sala a rechazarlos.

Una vez resueltas las cuestiones previas, comenzó la vista oral con el interrogatorio a los cuatro guardias civiles, para los que la acusación particular pide penas que suman 19 años de cárcel por agresión sexual, torturas y lesiones mientras Fiscalía y defensa solicitan su libre absolución al estimar que no cometieron delito ni falta.

Sin sorpresas

Todos rechazaron contestar a las preguntas de la acusación. Jorge Rodríguez Iglesias, que dijo haber custodiado a Barrenetxea desde su llegada a la Dirección General de la Guardia Civil hasta que fue puesta a disposición de la Audiencia Nacional, negó el relato de la joven. «Niego absolutamente todos y cada uno de los delitos. El trato fue correcto, como a todos los detenidos, en todo momento», señaló, añadiendo la respuesta de manual de que velaron «por el cumplimiento de todos sus derechos y su seguridad hasta su puesta a disposición judicial».

José Carlos Arranz Marina, que según explicó a la presidenta de la Sala viajó junto a Barrenetxea desde Bilbo a Madrid, afirmó que es «falso» que la desnudaran de cintura para arriba en el traslado «dejándole los pechos al descubierto», tal y como ha manifestado reiteramente la denunciante.

A preguntas del fiscal, Fernando Huete Chaparro dijo no conocer a una persona que Barrenetxea aseguró en su denuncia que llamaban «Garmendia». Este guardia civil, que tuvo contacto con la detenida desde su llegada a las dependencias policiales en Madrid, manifestó que la joven presentaba «el estado que puede tener una persona que lleva toda la noche de registros domiciliarios y un viaje de Bilbao a Madrid, pero nada reseñable respecto a otro tipo de evidencia».

Negó todos los extremos del relato de la denuncia y, al igual que el primero de sus compañeros, comentó que «el trato fue correcto, como a cualquier detenido que hace la Guardia Civil, y en ningún momento hubo ninguna actuación irregular».

En cuanto a Rubén Villalba Carnerero, que tuvo su primer contacto con Sandra Barrenetxea en la toma de manifestación en el cuartel en su calidad de instructor de las diligencias, explicó que la joven «estaba como todas las personas que llevan varios días detenidas: agotada. Pero –añadió– no tengo conocimiento ni de golpes, ni de malos tratos, ni ella dijo nada cuando estaba en presencia del letrado», en referencia al abogado de oficio que acudió para asistirla.

Una concentración pide que cese la impunidad para los torturadores

Si el interior de la sala donde se desarrolla el juicio estuvo ayer atestada de guardias civiles dispuestos a arropar a los cuatro acusados, en el exterior del Palacio de Justicia de Bilbo, al mediodía, tuvo lugar una concentración, convocada por Sortu, en la que se reivindicó que cese la impunidad para los torturadores, actuando «contra los victimarios y contra sus responsables políticos». La tensión en la sala fue manifiesta, con algunos empujones para poder acceder a ella, y una de las asistentes sufrió iniciada la sesión un desmayo, que obligó a trasladarla a un centro hospitalario, sin consecuencias.

Un centenar de personas participó en la movilización detrás de una pancarta con el lema ‘‘Inpunitateari Stop!’’, que se repetirá a lo largo de la semana, hasta que finalice la vista oral en la Audiencia de Bizkaia. Además, hoy, a las 19.30, en la plaza del Arriaga, se ha convocado otra concentración bajo el lema ‘‘Inpunitaterik ez! Hemen torturatzen da! Aitortza, erreparazioa, ez errepikatzeko bermeak’’.

Hoy es un día clave, ya que está citada a declarar en calidad de testigo Sandra Barrenetxea, que será la primera. Para arroparla, se ha hecho un llamamiento a acudir al Palacio de Justicia antes de que comience la sesión del juicio, prevista para las 10.00. En los previos, se ha destacado la firmeza del relato de la joven y su denuncia, que, pese a los tres archivos, ha logrado sentar en el banquillo a cuatro de los responsables del operativo en el que fue detenida en la madrugada del 14 de setiembre de 2010 por la Guardia Civil.

«Sandra, sabemos que vas a encontrarte con tus torturadores. No bajes la mirada, son ellos quienes deberían bajarla por lo que te hicieron, por lo que nos hicieron», le pidieron a Barrenetxea el sábado pasado a la conclusión de la manifestación que recorrió el centro de la capital vizcaina, en la que participaron 3.000 personas.







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