Vaya que se le ha soltado la lengua a José Ignacio Munilla quien en una conferencia nos ha hablado de los migrantes, de los musulmanes buenos y los musulmanes malos, de los refugiados de primera y de segunda... y de como ETA atentó en contra del mismísimo Dios Padre Todopoderoso Creador de la España Una y de Todo lo Visible y lo Indivisible.
Habló de tantos temas según nos relata este artículo en El Diario que parece ser no tuvo tiempo de hablar de los sacerdotes acusados de pederastia, suponemos que por lo importante del tema lo dejó para otro momento... ¿o será que todavía no encuentra vínculo entre estos depravados hombres de Dios y los malos malosos malérrimos berri-etarrak?
Lean ustedes:
El obispo Munilla cree que "cuando se viven determinados ideales de forma fanática, se acaba viviendo una pseudoreligiosidad"El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha asegurado que la acogida de Europa a los "flujos migratorios" que llegan de países en conflicto "no debe ser ciega" y se debe "discernir". Asimismo, ha afirmado que ETA ha hecho un gran daño "no solo a las víctimas, sino a la religiosidad" de la juventud vasca. "Cuando se viven determinados ideales de forma fanática, se acaba viviendo una pseudoreligiosidad".Munilla ha tomado parte en las XII Jornadas de Católicos y Vida Pública celebradas n Bilbao, donde ha participado en una mesa redonda junto a los obispos de Bilbao y Vitoria, Mario Iceta y Juan Carlos Elizalde.En su intervención, Munilla ha realizado un recorrido por los pontificados de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco que, a su juicio, se deben leer "conjuntamente". En este sentido, ha definido el pontificado de Juan Pablo II como el de la "esperanza", por haber permitido ver "un futuro para una Europa diferente". Asimismo, ha destacado el pontificado de Benedicto XVI a la hora de hacer frente al "relativismo y la pérdida de valores".Por otro lado, ha considerado "sorprendente" que países como Kuwait o Arabia Saudí, que tienen como vecinos a naciones que sufren la crisis migratoria, tengan sus fronteras "absolutamente cerradas", cuestión que ha enmarcado en una "estrategia y voluntad"."Están dispuestos a subvencionar la construcción de mezquitas en Europa pero no admiten a un nuevo musulmán entre ellos", ha criticado, para añadir que la clave por parte de los países europeos pasa por dar una "respuesta equilibrada".En esta línea, ha afirmado que existe el "reto" de "discernir" entre el "islam fundamentalista del moderado" y ha reconocido que la comunidad islámica de San Sebastián le ha pedido que interceda ante las autoridades para que un imán de tendencia moderada tenga permiso de residencia."Cuando el Papa Francisco hace un llamamiento a la acogida de la inmigración, si alguno entiende que es un llamamiento a no discernir se equivoca. La generosidad no tiene que ser ciega, tiene que ser discernida. El riesgo existe y los matices hay que incluirlos", ha valorado. No obstante, ha asegurado que los flujos migratorios en la actual Europa van a permitir "sacudir nuestra mediocridad".En este contexto, ha manifestado que la "herejía" de nuestro tiempo está en "contraponer fe y caridad", y ha alertado del riesgo de que "la alternativa sea fundamentalismo o relativismo".En su opinión, Europa está cayendo en la "trampa de escenificar nuestra reacción frente al fundamentalismo no creyendo en valores objetivos". "La única respuesta posible al fundamentalismo es creer en nuestras raíces y valores. Si uno no cree en su identidad, es fagocitado", ha indicado, para añadir que la "alternativa al fundamentalismo no es el relativismo, sino creer en nuestras raíces cristianas".Crisis de refugiadosEl prelado ha criticado además que la "crisis de los refugiados" está generada por la "intervención errática de Occidente". "Se ha hecho un seguidismo absurdo, entrando como un elefante en una cacharrería en países como Irak o Siria", ha añadido.Por ello, ha considerado que Europa tiene "un deber moral de acogida", consecuencia de que Occidente es "culpable y causa de los ciclos migratorios". Además, ha recordado los bajos niveles de natalidad que se dan en Europa y ha considerado que los flujos migratorios representan una "gran oportunidad".De este modo, y cuestionado por los corredores humanitarios de la comunidad de San Egidio, y la voluntad del lehendakari, Iñigo Urkullu, de impulsarlos en Euskadi, el prelado ha valorado los "contactos" mantenidos al respecto con el Ejecutivo vasco, pese a tratarse de una competencia del Gobierno central.No obstante, ha incidido en que existe "disposición y voluntad" de coordinación para poder "vehicular" esta posibilidad. "Existe la posibilidad, pero poner la letra pequeña tiene su proceso de complejidad", ha confesado.Por su parte, el obispo de Bilbao, Mario Iceta, ha defendido la necesidad de educar en virtudes y afectos, y ha reivindicado la unidad de "cuerpo y espíritu" del ser humano frente a la ideología de género que "no da relevancia al dato biológico" y considera al cuerpo como algo "despersonalizado".Asimismo, y cuestionado por los casos de transexualidad en la infancia, ha apostado por "acoger, respetar y acompañar" a estas personas de cara a orientarlas.ETAPreguntados los tres obispos por el descenso en las cifras de práctica religiosa en Euskadi, José Ignacio Munilla ha indicado que el mapa religioso de España "ha cambiado completamente" de tal forma que en actualidad "el norte es menos religioso que el sur y las ciudades más religiosas que los pueblos".Respecto a las causas de estos cambios, ha advertido de que el "dinero corrompe" y ha incidido en que "el norte de España ha sido más rico que el sur", lo que "introduce formas de vida secularizantes"."El tema de las ideologías también es un factor clave. ETA ha hecho un gran daño no solo a las víctimas, sino a la religiosidad de nuestra juventud", ha subrayado. En su opinión, cuando se viven "determinados ideales de forma fanática, se acaba viviendo una pseudoreligiosidad".Por su parte, Juan Carlos Elizalde ha sostenido que un "nacionalismo bastante exacerbado, y pasa también en Cataluña, junto a una Iglesia muy en sus fronteras nacionales que no mira a Roma y a la Iglesia universal, desfigura el horizonte vocacional". Por ello, ha defendido una Iglesia "universal" frente a una Iglesia "narcisista que mira hacia sí misma".
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