En Noticias de Gipuzkoa se ha publicado este texto en reconocimiento al legado que nos ha dejado Piarres Charritton:
Un referente del euskara
Adolfo Arejita
El académico de número y emérito Piarres Charritton (1921-2017), natural de Hazparne (Lapurdi), puede ser considerado como un referente principal en el devenir de la lengua, cultura e identidad vascas en el territorio de Ipar Euskal Herria, así como en la defensa de aspectos importantes de la comunidad vasca de ese territorio, como son la Iglesia vasca, la institucionalización del mismo y el desarrollo de los estudios vascos.
Gran conocedor de la tradición literaria del siglo XX de Iparralde, buen conocedor y continuador de la obra de escritores e investigadores, precursores y contemporáneos, de la lengua y literatura vasca del siglo XX, puede ser considerado, particularmente desde el punto de vista de nuestra lengua y literatura, un referente sólido en el desarrollo cultural contemporáneo de Ipar Euskal Herria, especialmente en el aspecto lingüístico y literario. Hombre de espíritu práctico, proyectaba sus conocimientos hacia el futuro, promoviendo la inquietud en las generaciones jóvenes.
Pertenece a una generación que tuvo la suerte de aprender por transmisión natural un euskera íntegro y sólido en su localidad natal, variedad que fue enriqueciendo desde sus años de formación como seminarista en su entorno próximo (Hazparne, Uztaritz, Baiona), llegando a un conocimiento profundo de la gramática y la literatura moderna de los dialectos de Iparralde.
Codiscípulo del cardenal Etxegarai, amplió sus estudios de Teología y Filosofía en Roma y París. Prueba palpable de su inquietud intelectual son los dos doctorados que realizó. Entre las grandes cualidades de Charritton cabe resaltar su habilidad oratoria y gran elocuencia. La retórica formaba parte de sus estudios de juventud, pero sus capacidades naturales para la oratoria y comunicación oral eran extraordinarias. Fue un buen orador, gran comunicador, con una lenguaje fluido, vivo y expresivo. Quienes hemos tenido el privilegio de oírle hablar en público, somos testigos del placer que producía en sus oyentes.
Charritton poseía una memoria asombrosa, así como una gran capacidad para entrelazar personajes, hechos, ideas que pudieran alguna vinculación histórica. Era profundo conocedor de las personas, familias, pueblos de Iparralde, de la comunidad vasca en general, y de las relaciones familiares, sociales, históricas, políticas o del signo que fueran. Podría decirse que era una de esas personas selectas que tenía un conocimiento humano amplio y profundo a la vez de las comunidades de ese territorio y los vínculos existentes entre ellos.
El País Vasco peninsular lo conocía muy bien, tanto a nivel de estructuras e instituciones políticas, universitarias y culturales, además de eclesiásticas. Mantenía una red amplia de relaciones y amistades a muy distintos niveles: institucionales y políticos, educativos y universitarios, culturales y asociativos, profesionales, y personalidades relevantes de todo el País Vasco. Este entronque con Hegoalde ha sido duradero y constante.
Su vocación vasquista y su ética cristiana le impulsó a sensibilizar y promover a las generaciones jóvenes al estudio e investigación de materiales, editados o inéditos, de la literatura vasca, así como a la consolidación de las débiles infraestructuras culturales de Ipar Euskal Herria, como Euskaltzaleen Biltzarra.
Su vinculación con Euskaltzaindia, además de ser antigua (1950), se ha mantuvo de forma continuada y activa hasta muy recientemente, colaborando con numerosas aportaciones verbales y escritas en los plenos, comisiones, congresos o jornadas. Su discurso de ingreso en la Academia estuvo dedicado a la figura central de los estudios lingüístico-literarios de Iparralde de su época, Pierre Lafitte, considerado como su gran maestro.
Charritton mantuvo durante toda su vida una relación particular con su población natal. No es extraño, pues, que la figura y la obra de Pierre Broussain, nacido también en Hazparne, y su contribución a los estudios vascos ocuparon una parte importante de su atención, especialmente dentro de su prolongada vinculación con la Academia Vasca. Entre otros aspectos estudió y dio a conocer la relación epistolar de aquél con R. M. de Azkue. Dentro de esta relación cabe interpretar también su aproximación a los tres bertsolaris de Bordaxuri del siglo XIX.
Variedad del euskera
Las numerosas observaciones de tipo lexicográfico, gramatical o literario en los plenos y comisiones de Euskaltzaindia estaban frecuentemente relacionadas con su registro próximo del euskera de su entorno, razón por la que eran referencias seguras. Cabe decir lo mismo de los académicos de su generación ya fallecidos de Ipar Euskal Herria como J. Haritschelhar o E. Larre. Tanto a Charritton como a los académicos históricos de Iparralde les ha caracterizado ser fieles representantes de la variedad del euskera.
El estudio biográfico o de la producción literaria de escritores próximos a él en el tiempo y en el espacio, o de las generaciones que le han precedido, fueron particularmente foco de su atención. Sus cualidades de buen escritor las puso de manifiesto en numerosos artículos y libros de ensayo, en sus creaciones literarias, y particularmente en sus trabajos de traducción.
Con la pérdida de Charritton el euskera, particularmente el de Iparralde, pierde una de los pilares sólidos y referencias de su generación, de la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI.
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