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sábado, 10 de agosto de 2019

Altsasu y el Galante Indulto

Cuando insistimos en que los actos de violencia perpetrados por el régimen español en contra del pueblo vasco constituyen una estrategia de terrorismo de estado  lo hacemos porque hay sobradas pruebas del involucramiento de distintas instituciones del estado en dichos actos.

Más aún, hay contubernio entre los distintos actores y para muestra el botón del que nos habla esta nota en Público. Para los poco versados en el tema puntualizamos y lo dejamos claro; José María Aznar del PP indultó a José Barrionuevo y Rafael Vera, ambos amiguetes de Felipe González, del PSOE.

Sí, lo leyó usted bien, dos partidos políticos que en el escenario político español aparecen confrontados el uno con el otro en su día colaboraron para dotar de ciertos privilegios a quienes trabajaron conjuntamente para hacer la tarea sucia de sembrar el terror en un pueblo que apostaba por su autodeterminación.

¿Cómo podía un español de bien como es José María Aznar permitir que dos héroes permanecieran en la cárcel por hacer lo que él mismo gustosamente hubiese hecho? 

Si lo anterior lo contraponemos con el manejo del caso Altsasu podremos entonces ver claramente el panorama y entender el porque se insiste tanto desde el campo soberanista vasco en hacer valer la designación de 'preso político' a todo aquel vasco que haya terminado en algún calabozo español a consecuencia de las medidas represivas implementadas por Madrid en Euskal Herria.

Y el vasco no es el único caso, recordemos lo que está sucediendo en Catalunya.

Para la reflexión.

Pero por ahora los dejamos con la información:


José Barrionuevo, Rafael Vera y Julen Elgorriaga abandonaron la prisión poco tiempo después de ser condenados por delitos vinculados con la guerra sucia.

Danilo Albin

Hubo un día en el que un ex presidente del Gobierno fue a la puerta de una cárcel para despedir a uno de los suyos. El 10 de septiembre de 1998, Felipe González se desplazó a la centro penitenciario de Guadalajara para darle el último abrazo al ex ministro del Interior José Barrionuevo y al ex secretario de Estado de Seguridad, Rafael Vera, condenados por su responsabilidad en una de las obras del GAL: el secuestro de Segundo Marey.

Pocos meses después, González ya estaba en disposición de volver a abrazar a sus compañeros. Si bien habían sido condenados a diez años de cárcel, Barrionuevo y Vera salieron a la calle en diciembre de 1998. 

Sus nombres, íntimamente ligados a la historia de la guerra sucia contra ETA, son apenas dos ejemplos de aquellos casos de gran impacto mediático en los cuales sus protagonistas recibieron un trato diferente al dispensado a los jóvenes de Altsasu. Tres de ellos - Adur Martínez de Alda, Jokin Unamuno y Oihan Arnanz- cumplen este sábado mil días en prisión por la pelea de bar en la que se vieron involucrados dos guardias civiles fuera de servicio.

Barrionuevo y Vera se beneficiaron de un indulto parcial que les otorgó el Gobierno de José María Aznar. La medida del Ejecutivo del PP también afectó a otros tres condenados por el secuestro de Marey: el ex secretario general del PSE de Bizkaia Ricardo García Damborenea, el ex gobernador civil Julián Sancristóbal y el ex jefe superior de la Policía de Bilbao, Miguel Planchuelo.
 
11 meses

Por su parte, el ex gobernador civil Julen Elgorriaga, condenado en una primera instancia a 71 años de prisión por su vinculación con el asesinato de los jóvenes Lasa y Zabala en 1983 -el Supremo aumentaría posteriormente la condena a 75 años- fue puesto en libertad en julio de 2001 por motivos de salud. Solo había cumplido 14 meses de cárcel. Adur Martínez de Alda, Jokin Unamuno y Oihan Arnanz llevan ya 33 meses encerrados.






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