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sábado, 24 de agosto de 2019

Mil Marchas en Una

Traemos a ustedes la crónica que El Diario ha publicado con respecto a la marcha organizada por los colectivos y plataformas altermundistas que se han dado cita en Euskal Herria como respuesta a la Cumbre del G7 llevándose a cabo en Miarritze.

La crónica nos deja entrever el malestar de los integrantes del infame bloque negro, grupúsculo que continúa anulado tanto en el estado francés como en suelo vasco en donde por cierto, una auténtica lucha antifascista se ha desarrollado durante los últimos ochenta y tres años, sin los postureos típicos de quienes creen que fumar marihuana y romper una vidriera de un banco van a cambiar las cosas.

Lean ustedes:


"La contracumbre llama a destrozar el capitalismo mientras cuidan los bancos con voluntarios. La incoherencia es ésa"

Iker Rioja Andueza / Maialen Ferreira

Poco antes de que el reloj marcara las once de la mañana, en un parque cercano al puerto de Hendaya, decenas, cientos, miles de personas -más de 10.000, según la organización- se han congregado para iniciar una gran manifestación internacional hasta Irún, al otro lado de la frontera hispanofrancesa. Ha sido el gran acto final de la contracumbre ante el G7 que se celebra desde este sábado en la cercana localidad vascofrancesa de Biarritz y que ha acarrerado un impresionante operativo policial. De manera festiva y pacífica, han convergido durante tres kilómetros decenas, cientos, miles de reivindicaciones diferentes unidas contra las "desigualdades", en clara alusión al lema oficial de la cumbre.

Muchos de ellos eran 'gillet jaunes', los chalecos amarillos que en los últimos meses han tomado las calles de Francia. Antes de la manifestación, un grupo abundante de ellos, con su característica prenda puesta y con monigotes con las caras de los siete líderes reunidos desde este sábado en la cercana Biarritz, cantaban en francés 'On ne lâche rien', todo un himno reivindicativo.

Uno de ellos era Juan Pedro, que cubría el recorrido en bicicleta. En su caso, es un activista que ha llegado a Hendaya desde el Pirineo central. "Yo soy chaleco amarillo. Es un movimiento muy popular que ha nacido y se ha expandido. No hay personas militantes, sólo la lucha del pueblo", reseña orgulloso y reclamando el fin de un túnel bajo el Pirineo para unir España y Francia. Al otro lado de la muga lo que genera oposición son las infraestructuras impulsadas por el Gobierno vasco y algunos presentes han pegado carteles para anunciar una movilización contra la consejera Arantxa Tapia. 

Cerca del lugar de la conversación con Juan Pedro, en una recoleta playa junto a la bahía del Txingudi, repleta de pequeños veleros varados, Oxfam también ha querido representar su propio G7 con siete activistas vestidos con cabezas caricaturizadas de Donald Trump, Emmanuel Macron, Angela Merkel y el resto de líderes mundiales. Los 'dignatarios', en bañador, hacían castillos de arena o jugaban a la pelota, que resultaba ser un globo terráqueo. Según su portavoz, Robin Guittard, el objetivo era ironizar sobre lo inservible de la cumbre: han venido a la bonita ciudad balneario de vacaciones.

"Hemos puesto a nuestros siete líderes del G7 como si estuvieran en la playa porque nos dijeron hace un año que iban a hacer una cumbre para hablar de la crisis y la desigualdad en el mundo pero lo que estamos viendo es que esta cumbre probablemente no va a tomar las acciones necesarias para cambiar el sistema económico, social y político que ha permitido que exista esta crisis", explica el activista, que propone más impuestos a las multinacionales y más inversión en educación, sanidad y cooperación.

Muchos manifestantes han clamado por la defensa de la tierra con el Amazonas muy presente. "No hay planeta B", había escrito a mano en una camiseta blanca uno de los manifestantes más jóvenes, que rondaba los 10 años. Había también banderas feministas y en defensa de los derechos LGTBI+. Sindicatos franceses como la CGT sectoriales defendían sus luchas propias. Alguno pensaba en los problemas que causan las casas de apuestas.

Dos personas llevaban también banderas republicanas españolas. Formaban parte de un pequeño contingente de miembros del PCE y de IU desplazados para la ocasión. Una docena de ellos ha llegado desde La Rioja en un viaje de más de dos horas. Entre ellas, Henar Moreno, portavoz parlamentaria. "Entendemos que es el momento de estar aquí reivindicando que otra manera de hacer política en el mundo es posible", ha explicado Moreno.

Otros partidos como EH Bildu han secundado la movilización. 'ABC' ha publicado la fotografía de David Pla, uno de los jefes de la extinta ETA, con el líder de Sortu, Arkaitz Rodríguez. La izquierda abertzale ha tratado de capitalizar la contracumbre del G7 para internacionalizar su mensaje independentista y de apoyo a los presos de ETA, a los que ha definido como "presos políticos".

Los derechos de los migrantes también han estado presentes en la marcha, más en una comarca fronteriza en la que la Policía francesa ha levantado estos años un verdadero muro para evitar la entrada de extranjeros, lo que ha incluido 'devoluciones en caliente'. Kepa Olaiz, de Ongi Etorri Errefuxiatuak, y sus colegas vestían mantas cubrecadáveres y llevaban barcas hinchables para denunciar las condiciones en que las personas de África cruzan a Europa. "Están malgastando dinero en cosas como el G7 y aquí cada día los migrantes pasan la frontera y no hay ni un local ni ningún recibimiento oficial. Llevamos tiempo intentando que se tomen en serio estas cuestiones", protestaba Olaiz. Otros reclamaban derechos para Palestina. O para los congoleños. El "nadie es ilegal" era un consenso bastante extendido.

La marcha ha terminado en Ficoba, el recinto ferial de Irún. Debido al fuerte calor, los manifestantes han buscado sombra y bebidas y la organización ha tenido que pedir más dedicación para poner a la contracumbre internacional un broche dorado. Más de 100 organizaciones han secundado una agenda de actividades que, sin contar la manifestación, han reunido a unos 6.000 asistentes, según un portavoz de la organización.

En un pequeño escenario en el que se ha bailado un aurresku y un portavoz de los chalecos amarillos ha gritado proclamas contra el Gobierno de Macron muy aplaudidas por los presentes que comprendían francés. El manifiesto final se ha leído en francés, castellano y euskara -hay también versión en inglés ante la abundancia de medios de todo el mundo- y ha destacado la importancia de "confluir" y "desarrollar cooperaciones múltiples a partir de lo local" para "responder mejor" a retos globales. El texto incluía un guiño al trabajo de los 'gillet jaunes' en Francia.
Sin Policía en Francia y sin incidentes

Aunque se había especulado con que se produjeran incidentes -el ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska, había aludido a posibles "infiltrados" y Francia había realizado operaciones preventivas en los días previos-, la marcha se ha desarrollado en un ambiente festivo, con música 'reggae' en ocasiones y cánticos anticapitalistas en otros momentos. La abundante presencia de la Policía francesa en la zona se ha apartado del curso de la marcha y, salvo un helicóptero, los antidisturbios han parecido estar escondidos en las calles de Hendaya.

La ciudad, eso sí, parecía estar esperando esos mismos disturbios ya que casi todos los comercios estaban cerrados e incluso con sus cristaleras protegidas con tablones de madera. Había muy pocos vecinos paseando y el tráfico era casi inexistente. Unos de los pocos que se han cruzado con la manifestación han sido un matrimonio de Vitoria y sus hijas, que estrenaban vacaciones en la costa vasca como dejaban entrever sus maletas. "Trump no nos va a fastidiar el plan", comentaba el padre. La gran masa sólo se ha detenido al pasar por una calle con varias oficinas bancarias e inmobiliarias. Dos hombres, armados de una plantilla y un 'spray', han realizado pintadas en las paredes.

En general, la organización ha dispuesto a decenas de personas -identificables por llevar un brazalete verde- para velar por la seguridad. Muchos de los voluntarios se han apostado en los puntos que podían ser más críticos, como esa zona de bancos o la estación de Hendaya, conocida por ser la del encuentro histórico entre Franco y Hitler y que estaba empapelada con carteles anarquistas contra el fascismo. "La contracumbre llama a destrozar el capitalismo mientras cuidan los bancos con voluntarios. La incoherencia es ésa", razonaba uno de los manifestantes.

Así las cosas, las primeras dotaciones visibles han sido las de las furgonetas de la Brigada Móvil de la Ertzaintza estacionadas junto a la frontera hispanofrancesa. Algunos manifestantes les han saludado con silbidos y gritos de 'A.C.A.B.', pero en ningún momento ha habido tensión. La Policía vasca ha usado también un dron que ha llamado la atención de los presentes. Las Fuerzas de Seguridad del Estado han sido movilizadas pero no se han dejado ver en ningún momento.






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