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sábado, 10 de agosto de 2019

La Magia de la Sidra Vasca

Desde Noticias de Gipuzkoa traemos a ustedes este artículo acerca de un tema muy particular:


Sagardoetxea de Astigarraga propone una visita a Pasaia para conocer la relación entre la sidrea y el mar

Aitziber Muga

El museo de la sidra de Astigarraga, Sagardoetxea, entre su oferta de actividades organiza una visita al museo Albaola ubicado en Pasai San Pedro, donde se está construyendo la réplica del ballenero del siglo XVI, Nao San Juan. El objetivo de esta salida es dar a conocer la vinculación de la sidra con el mar.

La mayor actividad de los balleneros vascos se produjo entre los siglos XIV y XV, pero cuando la ballena franca comenzó a desaparecer del Golfo del Bizkaia, los pescadores tuvieron que ir en busca de este preciado cetáceo hasta las costas de Terranova (Canadá).

La pesca de la ballena era muy rentable, por lo que merecía la pena pasar largas temporadas en alta mar. La principal fuente de ganancia estaba en la grasa del animal, que posteriormente se convertía en aceite, a la que se la denominaba saín. Se utilizaba en el alumbrado y su ventaja era que ardía sin desprender humo ni dar olor. Además, los filamentos o barbas del enorme mamífero constituían uno de los escasos materiales flexibles de la época. No obstante, la carne apenas se consumía en la península, pero se salaba y se vendía a los franceses. Por último, también se aprovechaban sus grandes huesos que servían como material de construcción, adorno y para la elaboración de muebles.

Antes de emprender el largo viaje hasta la zona de Red Bay de la península de Labrador (Canadá), entre otros productos, la bodega del barco se cargaba con un gran número de barricas de sidra. Se calcula que de media cada marino consumía unos tres litros de sidra al día.

Esta ingesta de zumo de manzana fermentado evitaba que los pescadores vascos enfermaran de escorbuto, una dolencia causada por la falta de vitamina C que provocaba inflamación de las encías y hemorragias. Era una enfermedad muy común entre los marineros debido a la falta de fruta fresca y hortalizas en su dieta. No obstante, la sidra, al estar hecha de zumo de manzana, suplía la carencia de la vitamina C, lo que no ocurría con los marineros nórdicos, ya que bebían cerveza.

Todo ello lo explicarán en la Factoría Marítima Vasca Albaola, donde se podrá disfrutar en directo de la construcción con técnicas de carpintería de ribera del siglo XVI de la réplica de la Nao San Juan.

Esta embarcación construida en Pasaia es un ejemplo de los primeros buques de carga transoceánicos que zarpaban del País Vasco hacia Terranova. Este reflejo del esplendor y hegemonía mundial de la industria marítima vasca se hundió en la costa de Canadá, en Red Bay en el año 1565.

400 años después, en 1978, un equipo de arqueólogos canadienses lo descubrió y tras 30 años de estudio va a ser posible reconstruir este barco mercante, símbolo del Patrimonio Subacuático de la UNESCO. 






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