Ya decíamos nosotros que allá en julio de 2017 a Estefanía Beltrán de Heredia se le notaba incómoda al ser cuestionada acerca del Caso Cabacas pues es bien sabido que el PNV ha hecho lo que ha podido para asegurar la más completa inmunidad tanto a los responsables políticos (Francisco López y Rodolfo Ares) como a los autores intelectuales y materiales involucrados en la muerte a mansalva de Iñigo.
Con este reportaje publicado por Gara se podrán dar una mejor idea del por qué de la incomodidad:
El miércoles tendrá lugar el primer juicio relacionado con la muerte de Iñigo Cabacas, pero no buscará esclarecer la muerte del hincha del Athletic, sino que dilucidará la demanda de «Ugarteko» que pide 250.000 euros a la abogada de la familia, a GARA y a NAIZ por «daños y perjuicios» por publicar la grabación de sus órdenes y su identidad.Iñaki Soto - Iñaki IriondoEl miércoles, a las 9.30, comenzará en la sala de vistas número 13 de los juzgados de Bilbo el primer juicio relacionado con la muerte de Iñigo Cabacas a causa de un pelotazo en la cabeza disparado por la Ertzaintza el 5 de abril de 2012, mientras festejaba la victoria del Athletic contra el Schalke 04 y el paso de su equipo a la semifinal de la UEFA Europa League.Casi seis años después de aquella fatídica noche, lo que se dilucidará esta vez en los tribunales no serán todavía las responsabilidades por haber segado la vida del joven basauritarra en una actuación policial que, según la Audiencia de Bizkaia, «infringió las más elementales reglas de la prudencia y la proporcionalidad». Lo que se va a juzgar es la demanda de «Ugarteko» –el mando que ordenó por radio «entrar con todo» en el callejón– contra la abogada de la familia de Iñigo Cabacas, Jone Goirizelaia, contra NAIZ, contra GARA, contra el director del periódico, Iñaki Soto, y contra su periodista Iñaki Iriondo, a los que acusa de daños a su honor y su intimidad que cifra nada menos que en 250.000 euros.Las quejas de «Ugarteko»En su demanda, «Ugarteko» afirma que las declaraciones de la abogada ante los medios y las informaciones publicadas por GARA y NAIZ son «el detonante de su deterioro de salud, y del cercenamiento de su carrera profesional».En lo relativo a la salud, aduce tabaquismo, un notable incremento de peso y de las tasas de colesterol. A esto añade que, entre otras cosas, recibió tratamiento siquiátrico y sicológico durante dieciocho meses, quedándole importantes secuelas, daños personales, morales y pérdida de su capacidad de ocio, aislamiento social, ansiedad al oír en voz alta su nombre y apellido, fobia a eventos y miedo a ser reconocido y agredido, depresión y tranformación de la personalidad».Sobre su trabajo asegura que supuso el fin de su carrera profesional, sufrimiento por una situación injusta, pérdida de confianza y seguridad en sí mismo, traslado forzoso de su puesto de trabajo y anulación de su mando efectivo sobre 120 personas.Grabaciones e identidadLas acusaciones contra NAIZ, GARA, su director y su periodista se sustancian en la publicación de las conversaciones de radio de la noche en la que hirieron mortalmente a Iñigo Cabacas, en las que se le escuchan a «Ugarteko» afirmaciones como «(23.33.41) Con las cuatro furgonetas entren a la herriko y corten los incidentes, y manténganse allí para que no haya más incidentes»; «(23.36.08) Estamos cargando y tenemos detenidos, necesitan apoyo»; y cuando un mando sobre el terreno dice que la situación está controlada, insiste con un tajante «(23.40.26) A ver, le repito las órdenes para que queden bien claras. Se lo acabo de comunicar al suboficial de grupo que está trabajando. Entren al callejón con todo lo que tenemos, entren a la herriko, controlan la situación y los que haya que puedan ser posibles agresores se les controla o se les echa, y se toma toda la posición. Y entonces estará la situación controlada».Mención aparte merece que cuando un agente advierte a «Ugarteko» de que hay un herido tendido en el suelo y al parecer inconsciente (probablemente Iñigo Cabacas) diciéndole que no sabe si «es de un pelotazo o se ha desmayado, no sé», el mando le contesta con un despectivo «vale, vale, se habrá desmayado» en un tono difícil de describir por escrito, pero que se comprueba perfectamente en la audición de las grabaciones.En su demanda, «Ugarteko» se queja también de que GARA y NAIZ le identificaran posteriormente con su nombre y sus apellidos, lo que acrecentó sus males. Además en el texto aduce una suerte de persecución personal, por atribuirle responsabilidades en la muerte de Iñigo Cabacas cuando no está imputado en esa causa.Sobre las grabaciones«Ugarteko» y su abogado aseguran sobre las grabaciones de los mensajes de radio que «en lugar de emitir de modo íntegro los archivos obrantes en el sumario», GARA-NAIZ eligen parte de ellos para hacer un «montaje» de «los hechos, de manera que, sacados del contexto total que conforman los 133 archivos, diseñan una realidad y una sucesión de hechos totalmente distinta a la real el día de autos».En su escrito de defensa, los abogados de GARA y NAIZ responden que este diario «no ofrece la transcripción íntegra de las conversaciones, lo que sería ajeno a cualquier concepto periodístico e incompatible con los usos habituales en los medios de comunicación, puesto que muchas de esas conversaciones carecen de valor noticioso». Pero constatan que «GARA ofrece una edición de esas conversaciones, una antología del conjunto de audios de los que dispone, en orden cronológico y sin ningún tipo de manipulación que distorsione su contenido, conservando en todo momento el principio de veracidad, para que sus lectores y quienes escuchen las grabaciones tengan información para hacerse una idea propia de lo acontecido aquella fatídica noche».Añaden que, contrariamente a lo que decía inicialmente el demandante, GARA ofreció una cronología detallada de la comunicación por radio.Número e identidadEn cuanto a la queja por haber dado a conocer la identidad del demandante, la defensa sostiene que en el momento de la publicación (2-12-2013) «Ugarteko» es un personaje público, sobre el que giraba buena parte de la instrucción por la muerte de Iñigo Cabacas y de las informaciones que sobre ello se publicaban en todos los diarios. Recuerda que protagoniza, aunque sea a su pesar, un episodio con una dimensión social tremenda. También lo es porque ostenta una responsabilidad en un servicio público cuya labor en ese episodio estaba siendo investigada por los tribunales, algo lógico tanto por las consecuencias de lo sucedido –ha muerto un joven– como por las circunstancias –el fallecimiento se debe a un pelotazo lanzado por un policía a corta distancia–.Aclaran, además, que fue otro el medio que dio a conocer primero el número policial de «Ugarteko» –3316– y que para conocer su identidad bastó con consultar el Boletín Oficial del País Vasco, donde el Departamento de Interior lo publicó en distintos momentos.GARA y NAIZ no hicieron otra cosa que periodismo, dar a conocer hechos y datos veraces, contrastados y relevantes.Mantuvo su sueldo y categoría tras cambiarle de puesto«La angustia, depresión, pérdida de ocio y aficiones, pérdida de relaciones, cercenamiento de su carrera profesional… son patologías que por el sufrimiento que causan no pueden ser resarcidas ‘in natura’, por lo que habrán de ser resarcidas ‘en especie’ en este caso: mediante indemnización económica y mediante la retirada de todo tipo de noticia que relacione al Sr. Larrea con el fallecimiento [de Iñigo Cabacas]». Y «Ugarteko» ha cifrado ese resarcimiento «en especie» en 250.000 euros.Antes, en febrero de 2016, en el obligado «acto de conciliación», había intentado cobrar o negociar una indemnización de 777.000 euros, a lo que la abogada de la familia, NAIZ, GARA y los periodistas se negaron. Lo que no aclara la demanda es por qué la petición de 777.000 euros se cambia por la de 250.000. Es preciso recordar que, si la familia de Iñigo Cabacas pudiera acogerse a la recurrida ley de víctimas policiales, la máxima indemnización a la que podría acogerse sería de 135.000 euros.En su demanda, «Ugarteko» asegura que por las informaciones publicadas por GARA, además de perder la salud, había visto cercenada su carrera profesional. Afirma haberse visto perjudicado por su traslado forzoso a otro puesto de trabajo en el que dice haber quedado relegado «a archivar carpetas».Según el texto presentado por su abogado ante los tribunales, «por resolución de la directora de Recursos Humanos de 25 de abril de 2013, [‘Ugarteko’] fue apartado del servicio de seguridad ciudadana, confiriéndole comisión forzosa para el desempeño de funciones que le encomiende el Viceconsejero de Seguridad». Pero el demandante cortó a su conveniencia esa cita puesto que, según una respuesta remitida por el Departamento de Seguridad al Parlamento, el letrado omitió explicar que las funciones que se le encomienden debían ser «acordes con su categoría, percibiendo las retribuciones equivalentes a la del puesto de trabajo» que ocupaba con anterioridad. Es decir, durante estos años ha seguido cobrando lo mismo que en su cargo anterior.Además, según las fechas que ofrece el propio demandante, los efectos en la salud que padece «Ugarteko» son anteriores a que en diciembre de 2013 fuera identificado por este diario.
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