Existe una conexión futbolística muy especial entre Euskal Herria y la Unión Soviética -hoy Rusia- y de eso ya hemos hablado en ocasiones anteriores.
También les hemos compartido información acerca de los niños de la Generación Gernika que terminaron refugiados en la URSS y que ya no pudieron, en su mayoría, regresar a su terruño dadas las terribles complicaciones de la Segunda Guerra Mundial y el afianzamiento del franquismo por parte de los fascismos estadounidense, francés e inglés.
Pues bien, desde el portal Lucha de Pases traemos a ustedes este interesante artículo acerca de tres niños vascos que tuvieron que huir de Euskal Herria y que se convirtieron eventualmente en estrellas del futbol soviético.
Aquí sus historias:
Los niños de la guerra y el fútbol soviéticoEn 1937, más de 35.000 niños tuvieron que escapar de la zona republicana en el Norte de España ante el avance de las tropas franquistas. Casi 3.000 de estos “niños de la guerra” fueron acogidos en la entonces U.R.S.S, Ruperto Sagasti fue uno de ellos. De «niño de la guerra»huído de Bilbao, pasó a ser estrella del Spartak de Moscú en los años 50. Tras retirarse,después de una grave lesión, se convirtió en catedrático de fútbol en el Instituto Central de la Cultura Física en Moscú. Miembro del equipo técnico de la URSS en el mundial de 1986, allí protagonizó un incidente con el juez de línea español Victoriano Sánchez Arminio, al que acusó de fascista, ante la cuando menos desequilibrada actuación arbitral que supuso la eliminación de los soviéticos en el recordado partido de octavos contra Bélgica. Al final de sus días trabajó de agente e informador futbolístico, siendo el responsable de traer a míticos jugadores soviéticos como Dassaev o Kutnesov al fútbol español. Anualmente, en Moscú se celebra un torneo de fútbol en su honor.
Otro ejemplo fue el de Agustín Gómez, de Rentería, que llegó a ganar la copa con el Torpedo de Moscú en 1952, jugando también en la selección soviética en lso Juegos Olímpicos de Helsinki ese mismo año. Finalmente, recaló en España, entrenando al Real Unión de Irún,donde fiel a sus ideas, reorganizó el EPK-Partido Comunista Vasco, hasta que que fue detenido en 1961 por la policía franquista. Ante la campaña de protestas en la URSS y la presión del gobierno soviético, fue liberado después de haber sido torturado.Tras la invasión de Checoslvaquia, se enfrentó a Carrillo, defendiendo una línea prosoviética, por lo que fue expulsado del Partido.
Juantxo Usatorre,hijo de un teniente coronel del Ejército republicano fue otro niño de la guerra que vistió la zamarra de la CCCP, en este caso, siendo zaguero del Dynamo de Minsk en los años 60. Estos casos nos ponen ante el espejo de la tragedia de miles de niños refugiados, que perdieron y siguen perdiendo su hogar por una guerra, aunque en estos ejemplos, el fútbol supuso una vía de superación. Preservemos su memoria.
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