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miércoles, 31 de enero de 2018

Carnavales 2018 en Euskal Herria

Los Carnavales 2018 desembarcan en Euskal Herria y Deia publica esta nota al respecto:


La tradición de los zanpantzar recorre Zubieta, Aurtitz e Ituren

L.Santamaría

El primitivo rito del hombre enfundado en los más sorprendentes ropajes, ahuyentando espíritus malignos y furias adversas, o implorando a golpe de cencerro el retorno de la luz, el calor y la vida, volvió a hacerse patente ayer en Ituren, entre el murmullo de las aguas de la regata del Ezkurra y el imponente Mendaur protector. El grupo unido y rítmicamente ruidoso, la trinidad de joaldunak de Zubieta, Aurtitz e Ituren, recorrió otra vez más los viejos caminos, las calzadas de adoquín trabajado por maestros canteros que ya ni existen, y cruzando el puente de Lasaga se adueñó imponente de la Herriko Plaza iturendarra.

Un total de 88 joaldunak (se recuerda de nuevo que ellos nunca han aceptado el nombre de Zanpantzar para el grupo o zanpantzarrak para sus integrantes) entre mayores y txikis absolutamente mentalizados y dispuestos a seguir lo que vieron hacer a padres y abuelos, y han oído de más lejanos antepasados, interpretaron al unísono su incesante ritmo binario y volvieron a hacerse admirar por centenares de visitantes y enorgullecerse a sus convecinos, en una jornada plenamente soleada y luminosa de las que, si bien aisladas, son propias del invierno del País del Bidasoa.

La voz plural joaldunak quiere decir “los que tienen (o llevan) joare”, que es igual a cencerro, una esquila tremenda de bovino en este caso. Este instrumento de percusión, no y sí musical, es propio de pueblos ganaderos y pastoriles en todo el espacio que decimos rural del universo mundo y desde la Edad del Hierro, como no podía serde otra forma, ha servido y sirve para localizar e identificar al ganado doméstico y propio allá en las extensas praderas o laderas del monte en las que se encuentre pastando.

No habrá ganadero o pastor que no sea capaz de aguzar el oído y conocer el sonido familiar de sus vacas o de sus ovejas, y en todo el carnaval rural europeo, cuanto más al norte y este y hacia el frío, no faltan comunidades que continúan en sus prácticas ancestrales tan asombrosamente parecidas. Los cencerros tienen sus definiciones distintas según sus tamaños y usos en Euskal Herria (dunba, punpa, polunpa, kalaxka, zintzarri, en euskera) y tiene su máxima expresión en estos pueblos (villas) y barrio de Malerreka.

Ayer tocaba a los joaldun de Zubieta girar visita a sus vecinos y a medio camino, en el barrio de Aurtitz que es lugar de sólidos y competentes almuerzos a base de caldo, huevos duros cocidos y piper opilak (tortas típicas de harina, huevos y mucho azúcar que les ofrecerán hoy en Zubieta), se encontraron para marchar todos con los de este barrio y los del pueblo hasta Ituren. La llegada fue tan espectacular como acostumbra con 32 joaldunak (28 mayores y 4 txikis) de Zubieta, 20 adultos y dos chavales de Aurtitz y 24 mayores y 10 niños de Ituren, un total de 88 que hacen uno de los números más elevados de las últimas décadas y un ruido metálico de cobre bruñido como el que fabricaba Erramun Joakin, el Iturengo Arotza eterno que popularizó Mikel Laboa.





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