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jueves, 10 de julio de 2014

La Gran Farsa III

A partir del 4 de julio hemos estado publicando notas acerca de la gran farsa que es ese país con descripción pero sin nombre, los Estados Unidos de América, país al que por ignorancia o por conveniencia muchos consideran adalid de la democracia y de los derechos humanos.


Pues bien, la cosa no para allí, también está el tema de las condiciones que ha impuesto a sus vecinos geográficos, en este caso, a México, país del cual ocupa más de la mitad del su territorio. Aquí tienen la nota publicada en la página de Emeequis:




El historiador mexicano-estadunidense David Dorado Romo documentó en su libro In Ringside at the Revolution: An Underground Cultural History of El Paso and Juarez (Al margen del campo de batalla en la Revolución: Una historia de la cultura oculta de El Paso y Juárez) cómo en las décadas de 1920 y 1930 los nazis fueron inspirados por el trato que los estadunidenses habían estado dando a sus vecinos del sur desde 1917.

La historia de la añeja brutalidad sistemática del Departamento de Inmigración de Estados Unidos contra los mexicanos quedó registrada en ese libro, cuya reseña titulada “How America inspired Third Reich”, publicada por el portal británico The Week en 2008, ha sido revivida por las redes sociales en estos días, a propósito de las denuncias sobre maltrato y hacinamiento de migrantes latinamericanos —sobre todo menores y mexicanos— que logran entrar sin documentos a territorio estadunidense.

The Week resalta del libro de Romo que los visitantes mexicanos eran obligados a desnudarse y ser sujetos de “investigaciones” (en busca de homosexualidad, bajo IQ y “deformidades físicas” como dedos redondeados) y de “desinfecciones” con varios fumigantes tóxicos, incluidos químicos como la gasolina, el queroseno, ácido sulfúrico, DDT y, a partir de 1929, con Zyklon-B (ácido cianhídrico), ni más ni menos que el mismo que se usó para el Holocausto en los campos de concentración nazis.

La justificación dada para la fumigación era el temor a una epidemia de tifus. Sin embargo, en 1916, el año anterior a la instauración de tales “baños”, sólo dos casos de tifus ocurrieron en el barrio más miserable de El Paso.

“Este es un enorme agujero negro en la historia”, dijo Romo en entrevista con The Week. “Desafortunadamente yo sólo poseo historias orales y otra evidencia anecdótica sobre los efectos dañinos de los nocivos químicos que usaron para desinfectar y despiojar a aquellos que cruzaban la frontera entre EU y México —y éstos incluyen la muerte, defectos de nacimiento, cáncer, etcétera—. La lista bien puede crecer hacia las decenas de miles. Es increíble que nadie, después de tantos años, haya intentado documentar esto.”

Lo que Romo sí tiene es la escandalosa prueba de la influencia que las técnicas de administración de la inmigración estadunidenses inspiraron al pensamiento nazi. El autor cita un escrito de Hitler de 1924: “La Unión Americana en sí misma (…) ha establecido un criterio científico para la inmigración (…) haciendo que la capacidad de un inmigrante para poner pie en el territorio americano sea únicamente dependiente de, por un lado, requisitos raciales específicos y, por el otro, cierto nivel de salud física del individuo mismo.”

En 1938, tres años antes de la primera muerte debida al plan genocida de la Solución Final, el químico nazi Gerhard Peters publicó un informe completo en la revista científica alemana Anzeiger fur Sahahlinskund sobre la planta de “desinfección” de El Paso. Incluyó en el infiorme dos fotos y algunos diagramas de la maquinaria usada para rociar el Zyklon-B en vagones de ferrocarril. Peter procedió a obtener la patente alemana para el Zyklon-B.

Debe notarse que aunque los estadunidenses rociaban a sus víctimas con químicos tóxicos, restringieron el uso del Zyklon-B a los transportes y la ropa. Sólo podemos imaginar los efectos que tuvo en los miles de mexicanos de todas las edades, quienes después de ser expuestos a un baño en DDT o en gasolina, eran enviados a casa con ropa empapada en Zyklon-B.

El libro de Romo —resaltaba The Week en 2008— llegó en un momento en que la inmigración de mexicanos está entre los problemas políticos prioritarios para Estados Unidos. Hay más de 12 millones de personas indocumentadas en EU según el conteo oficial y probablemente el número real se acerque al doble de esa cantidad. “Entre las soluciones que ha apoyado la derecha en ese país se cuenta la propuesta de construir un ‘Muro de Berlín’ de más de 3 mil kilómetros a lo largo toda la frontera”.

Pues bien, el muro es hoy una realidad, tanto como la imparable migración hacia Estados Unidos desde las zonas más pobres y azotadas por la violencia del narcotrafico en América Latina.



De allí la insistencia de los estadounidenses por distanciarse de los nazis insistiendo en que ellos ganaron la Segunda Guerra Mundial, cuando en realidad la retrasaron pues soterradamente apoyaban al régimen de Adolph Hitler.

Y bueno, hablando de la actualidad, es Washington quien da apoyo mediático, militar y diplomático a Israel en su desbocada embestida genocida en contra de Palestina. Como colofón, para muros de la ignominia, este:








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