Lo que nos faltaba, de todas las reacciones irresponsables con respecto al proceso de autodeterminación emprendida por parte del pueblo catalán la que definitivamente se lleva el premio es la de Jorge Mario Bergoglio, actual dirigente de El Vaticano.
Parece increíble que el argentino haya tenido el mal tino, tomando en cuenta el largo historial de la Iglesia Católica en lo que respecta al respaldo de regímenes autoritarios y genocidas, de hacer declaraciones en contra de lo que los catalanes han construido de forma pacífica y democrática.
Así pues, consideramos nuestro deber recordar a Bergoglio que fue precisamente uno de sus predecesores, Achille Damiano Ambrogio Ratti -conocido como Pío XI- quien se encargó de fraguar el golpe de estado militar en contra de la Segunda República Española con la ayuda de Benito Mussolini y Adolph Hitler. En el conflicto armado subsecuente resultó aniquilada la entonces recién formada República Catalana, como olvidar el fusilamiento de su president, Lluís Companys, en 1940, tras haber sido entregado a Francisco Franco por parte de la Gestapo.
De aquellos polvos, los actuales lodos.
Habiendo dicho lo anterior, difícilmente se puede hablar de que los movimientos de autodeterminación que están activos actualmente en Europa puedan llegar a fragmentarla, no es que los estados-nación que de ellos emerjan puedan llevarse sus territorios a África o a Asia. Lo que debiera de pedir Bergoglio, si tan preocupado está, es que las instituciones supra europeas designen comisiones encargadas de encontrar la manera de eliminar de una vez por todas todos los resabios colonialistas del imperialismo europeo decimonónico -mal llamado nacionalismo- y que en un ejercicio democrático incluyente, se borren las fronteras que en la práctica ya se han eliminado para que así los pueblos atrapados en los diferentes estados nación actuales, en algunos casos divididos por fronteras arbitrarias que poco respeto mostraron cuando fueron dibujadas con los límites identitarios y culturales, puedan integrarse armónicamente a dichas instituciones.
Recordamos a Bergoglio que Europa se jacta de ser la luz de mundo, la campeona de los derechos humanos, sociales y políticos, la salvaguarda de la democracia. Pues que ponga todo lo anterior en práctica al momento de lidiar con las justas demandas de autodeterminación de catalanes, vascos, galegos, andaluces, bretones, corsos, sardos, escoceses, galeses... por mencionar algunos.
Les dejamos pues con esta nota publicada en La Jornada:
El papa Francisco está preocupado por la "fragmentación" de Europa, afirmó este sábado el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, en lo que parece ser una alusión a la crisis en la región de Cataluña, cuyo Parlamento aprobó el viernes una resolución para proclamar su independencia, declarada ilegal por España."El resultado del referendo británico el año pasado y la tendencia a la fragmentación que está golpeando al continente han llevado al Santo Padre a considerar la necesidad urgente de promover una reflexión más amplia y más centrada en Europa como conjunto, así como en su futura dirección, incluso más allá de los límites de la Unión Europea (UE)", señaló Parolin en un discurso publicado este sábado.Entre los problemas en Europa que "preocupan" al pontífice, Parolin mencionó la crisis económica, la migración, el avance del populismo y el "regreso del nacionalismo".En su discurso, llamó a los líderes de la UE a crear empleo, recibir inmigrantes y trabajar por la paz, al tiempo que sugirió a los cristianos "ver la política como un noble espacio para procurar el bien común y no como una plataforma de poder".El papa Francisco afirmó que los cristianos pueden ayudar a conformar el futuro de Europa al promover el diálogo político, "especialmente donde es amenazado y donde prevalecen los conflictos". Dijo a líderes eclesiales y políticos que en lugar de promover un diálogo, como es su obligación, la política actual "se ha vuelto un foro para choques entre fuerzas opuestas".También mencionó la prominencia de grupos extremistas que "tienen la protesta en el centro de su mensaje político, sin ofrecer (...) un proyecto constructivo".
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